martes, 4 de julio de 2017

Inspiración: Frases Para Continuar


Muchas veces cuando quiero superar situaciones difíciles, encontrar un poco de inspiración o motivación para seguir adelante, o simplemente encontrar algo que me haga recordar cuáles son las cosas que importan en mi vida; muchas veces recurro a las frases célebres de grandes personas.

Esas pequeñas pistas de sabiduría dejadas atrás por personas que ya van más adelante en este camino.
Son una excelente forma de -como me gusta llamarle- tomar conocimiento prestado.  Aprender de los errores y éxitos de otras personas para acortar mi propio aprendizaje… eso explica también mi adicción por tomar cursos y programas en internet (así como crear e impartirlos)  que me ayuden a encontrar esos atajos a las cosas que quiero tener y experimentar en mi vida.

Cuando te das cuenta que puedes utilizar el conocimiento de otra cabeza que no es la tuya, y combinarlo con tus propias ideas y experiencia, encuentras soluciones que antes no veías.

Adquieres un nuevo entendimiento de porqué suceden las cosas y qué actitud tomar para darles solución y movernos para adelante hacia experiencias nuevas y más emocionantes.

Aquí quiero compartir contigo 7 dichos que te inspirarán y espero que de alguna forma puedan ayudarte en tu día a día en este camino nuevo hacia tu éxito personal…

7 Frases que te harán reconsiderar lo que piensas y haces todos los días…

1.  “He fallado más de 9000 tiros en mi carrera.  He perdido casi 300 partidos.  26 veces confiaron en mí para hacer el tiro que ganara el partido, y fallé.  He fracasado una y otra vez en mi vida.  Y es por eso que he tenido tanto éxito.    -Michael Jordan

2.  “Trata a las personas como las tratabas al principio de la relación… y nunca habrá un fin”  – Tony Robbins

3.  “Si sigues haciendo lo que siempre has hecho, siempre tendrás lo que siempre has tenido”  – Anónimo

4.  “No sé cuál sea la clave para el éxito… pero la clave para el fracaso es tratar de darle gusto a todos”  – Bill Cosby

5.  “Si supieras cómo va a ser el viaje antes de iniciarlo, nunca aprenderías nada”  – Anónimo

6.  “Si durante un año haces las cosas que otros no están dispuestos a hacer, podrás vivir el resto de tu vida como otros no pueden vivir”  -Anónimo

7.  “Tu tiempo es limitado, así que no lo desperdicies viviendo la vida de alguien más”  – Steve Jobs



Habituarnos A Ser Constantes


Cuántas veces nos desviamos de nuestro objetivo principal, incluso preferimos hacer cualquier otra cosa, antes que lo que tenemos pendiente.
¿Por qué? ¿Por qué retrasamos algunos proyectos o acciones?

A veces retrasamos entregas importantes de proyectos o pendientes, por:
            *Miedo al fracaso
            *No saber por dónde empezar
            *Desinformación del proceso a seguir
            *Predisposición a que será difícil
            *Relajar el trabajo respecto a la fecha de entrega
            *Evadir la realidad
  
Lo que alguna vez fue una idea de proyecto genial, en la cual tenías mucho empeño en trabajar, se está convirtiendo en una pesadilla.
  
¿Cuándo fue que cruzamos ese límite entre el entusiasmo, y el fastidio?
  
Y todo por no tener un plan de acción y una correcta administración del tiempo.
Es tan fácil dejar para mañana lo que podemos hacer hoy, pero es difícil lidiar con el estrés y la culpabilidad cuando se está acercando la fecha límite de cumplimiento.

¿Cómo cambiar este horrible hábito?
Muy fácil, para un gran cambio, necesitamos comenzar con un pequeño paso. Sabemos que de la noche a la mañana no sucederá lo anterior, ya que se necesita perseverancia y sobre todo actitud para cambiar las cosas, pero paulatina y constantemente lograremos ver la diferencia en un periodo de tiempo no muy largo.

Es muy importante alejarse de distracciones, como ruidos, televisión y si no es tan necesario el internet para lo que estamos trabajando, es mejor trabajar sin conexión o por lo menos alejarnos de las redes sociales. Como consejo se puede establecer un espacio especial para trabajar, y al escogerlo, debemos fijarnos que tenga, luz, ventilación y muebles adecuados para realizar nuestras actividades.

Otro factor importante es el de crear rutinas, ya que al momento de fijarte una hora específica para trabajar en los pendientes y mantener este hábito, tu cerebro se irá acostumbrando a que es momento de empezar a trabajar; de la misma forma es importante establecer un horario de termino, para crear rituales que nos permitan identificar la transición de una actividad a otra.

Finalmente debemos considerar que la postergación implica un alto grado de estrés, lo cual puede resultar muy agotador en nuestras vidas.


Microuniverso: Introspectiva Personal


Siempre suele decirse que las mejores cosas no cuestan dinero. Bien es cierto que viajar nos aporta experiencia y una forma excelente de abrirse al mundo, de conocer culturas. Pero en muchas ocasiones hacemos las maletas para escapar. Comprar un billete, una semana de hotel, un circuito turístico… pagamos para huir, descansar y alejarnos de lo que somos diariamente y de nuestras obligaciones.

Es lo que  a veces se llama “cultura de la evasión”. Escapar momentáneamente de lo que somos y de nuestros problemas sociales. Y en ocasiones ni tan solo nos hace falta sacar un billete a otro escenario para evadirnos, lo hacemos a menudo a través de la televisión, de las redes sociales… desconectar para descansar.

No es algo malo, en absoluto. Pero de vez en cuando, estaría bien practicar también otro tipo de viajes. Como un viaje interior. Te invitamos a ello…

El viaje interior o introvertido
¿Qué es un viaje introvertido? Extraño nombre para una aventura interesante. No hace falta desplazarse a un lugar físico. No necesitas maletas ni ningún vendedor de humo prometiéndote escenarios de ensueño a precios increíbles. Ese viaje a otro lugar, es un trayecto hacia lo interno, hacia la intro-versión.

Te advertimos que es un viaje arriesgado e integrador, donde pueden existir los miedos, donde ahondarás en tus propios mapas. Un terreno psicológico a la vez que espiritual donde adquirir conocimiento de ti mismo. ¿Cuánto tiempo hace que no piensas en ti mismo? Las obligaciones diarias, el trabajo, las personas de nuestro alrededor, esas por quien vivimos, por quien sufrimos y a quien amamos.

Nuestro escenario social y personal es importante, imprescindible. Pero también lo es nuestro microuniverso emocional.

¿Cómo te sientes actualmente? ¿En qué etapa de tu vida te encuentras? ¿Has alcanzado tus aspiraciones, has tocado con tus dedos la forma de tus sueños? ¿Qué necesitas para ser feliz? El viaje interior es un trayecto habitado por preguntas a las que encontrar respuesta. 

Alcanzar el autoconocimiento no siempre es fácil, requiere tranquilidad y la voluntad por girar la mirada hacia uno mismo.


Si tu realidad no se ajusta a lo que sueña tu mente, tal vez debas replantarte algunas cosas en tu vida.

Y es que, ahí está el riesgo del viaje interior. Nos hace abrir puertas que en ocasiones duelen, nos obliga a recorrer un mapa que no siempre es lineal, sino que está trazado a base de retrocesos y extraños recovecos por descubrir de nosotros mismos.

La Excelencia


Una de las cualidades principales de una persona excelente es tener patrones altos para sí misma. 

Ella exige de sí el mejor desempeño. Siempre busca superarse. No acepta hacer solo lo que es bueno, sino solamente lo mejor – y sabe que lo mejor de hoy será lo bueno de mañana. 

Ella no pierde de vista sus competidores, pero su principal motivador no son ellos. Sabe que guiarse por los competidores no es liderar. Su mayor competidor es ella misma. Sus metas son dictadas por los patrones que ella determina.

Y claro, esta cualidad principal – tener altos patrones- dicta su comportamiento y responde la segunda pregunta: ¿Qué hace una persona excelente? Aquí van diez cosas:

Piensa grande
Es disciplinada en su comportamiento
Es obstinada por su éxito
Odia el fracaso
No pierde tiempo con tonterías
Se asocia con personas excelentes
Detesta asociarse con personas mediocres
No desprecia los detalles
Acepta críticas que la ayuden a mejorar
Hace preguntas inteligentes
Teóricamente, primero usted tiene que ser excelente, para después hacer cosas excelentes. Pero lo contrario también funciona. Si decide hacer las cosas con excelencia, y persistir consistentemente en eso, eventualmente usted se convertirá en una persona excelente.

La subida es empinada. Pocos llegan allá. Pero la vista es maravillosa.



lunes, 3 de julio de 2017

Esfuerzo Y Constancia


Desengáñate. Nada importante te llegará sin esfuerzo. Millones de personas juegan todos los días a la lotería y otros juegos de azar y mueren sin haber tenido "suerte". Gánate tu suerte, llame o no llame a tu puerta. Reivindícala por derecho propio.

Desarrollar una gran capacidad de esfuerzo es lo que te permitirá continuar a pleno rendimiento mientras que otros tirán la toalla. Podrás plantearte metas y retos que otros sólo se permitirán soñar, renunciando a aspirar por considerarlos inaccesibles.

Desarrollar tu capacidad de esfuerzo en el estudio exige progresividad y constancia. Si quieres desarrollar un músculo para hacer flexiones, sabes bien que de nada te sirve esforzarte mucho un día o dos.. Hay que empezar por pocas y cada día hace una o dos más.. muchos días. Eso es lo que tendrás que hacer para desarrollar tu capacidad de esfuerzo en el estudio. Empieza por poco porque al principio te costará mucho trabajo concentrarte. Cada día añade un poco de tiempo más, hasta alcanzar el tiempo que necesitas para preparar bien tus asignaturas. Al final, lo harás como si nada... "sin esfuerzo". Lo que a otros les costará una barbaridad, tu lo harás muy fácilmente.

Habrás conseguido una cosa muy importante. Tu mente te dirá ante cualquier reto: sí, puedo.

La constancia
Imáginate que la vida es una gran maratón. Al principio algunos saldrán muy deprisa y te dejarán atrás. Tu saldrás relativamente despacio, a un paso y ritmo constante... Al pasar unos pocos kilómetros empezarás a sobrepasar a los "fanfarrones". Ellos sudando y agotados, sin poder seguir tu ritmo. Tú al mismo ritmo y paso que cuando empezaste la carrera, fresco, dispuesto a llegar al final.

Imáginate lo que hace una semilla de una sequoia. Todos los días crece un poco. Al principio le cuesta muchísimo trabajo. Un brote muy tierno debe romper la propia semilla, abrirse paso en la dura tierra, llegar a la superficie... Todos los días crece algo, casi imperceptible... Pero todos los días... Al cabo de años la semilla se ha convertido en un árbol gigante de 112 metros de altura y una docena de metros de diámetro.

La constancia en el estudio es fundamental. No dejes de estudiar. Tómalo con un entrenamiento. Ejercita tu cuerpo y mente cada día. No dejes largos períodos de tiempo sin hacer nada: estarás entrenando tu cuerpo en la vagancia -la gran enemiga del esfuerzo-. Si quieres realmente llegar a ser un campeón en el estudio, entrénate aunque sea una o dos horas sábados, domingo, vacaciones, etc. El día tiene 24 horas; sólo dos horas de estudio al día no te impedirán divertirte, pasarlo bien y hacer un montonazo de cosas que te gustan.
Cómo controlar tu esfuerzo y constancia

Tienes que hacer, al igual que los deportistas, un plan de entrenamiento. Y deberás llevarlo a cabo a rajatabla. En el cumplimiento de tu plan debes ser inflexible. Deberás controlar que cumples cada hora, cada minuto y que lo haces rindiendo bien, sin autoengañarte.

Para controlar tu esfuerzo y constancia debes hacer planes para estudiar diarios y semanales. Planifica tu entrenamiento día a día. No improvises. La mente humana pierde mucha energía si cada día se sume en la incertidumbre de tener que decidir. Acuéstate cada noche sabiendo lo que vas a hacer mañana. Durante el sueño tu cerebro se prepara. Te levantarás mentalizado y dispuesto a cumplir el Plan.

Y por supuesto, aunque no logres al principio tus metas incluso tengas "mala suerte", NO TE RINDAS NUNCA. Recuerda que tu mente ya conoce cómo fracasar. Ahora debes enseñarla a cómo triunfar con un gran músculo de esfuerzo y constancia.


Hugo W Arostegui

Intoxicación Emocional


Me siento vulnerable, me enfado con facilidad y de vez en cuando siento la necesidad de marcharme y dejarlo todo. Paso del interés a la indiferencia en una milésima de segundo, pues tan pronto me apetece llevar a cabo un proyecto como que me aburre soberanamente.

Vivo en una montaña rusa constante, la risa y el llanto me acompañan y me desestabilizan en los momentos más inesperados. Me cuesta un gran esfuerzo separar mis preocupaciones presentes y pasadas y la inseguridad reina mi vida.

Reacciono con frecuencia de forma desproporcionada y no consigo exponer con claridad mis pensamientos y emociones, lo que me está trayendo muchos problemas. Además, tan pronto no me siento a gusto con nada ni con nadie como que me ahogo porque siento una profunda necesidad de tener a alguien que me lleve de la mano…  

¿Te identificas a ti o a alguien de tu entorno en estas palabras? Este podría ser perfectamente el discurso de una persona bajo los efectos de la intoxicación emocional. Muchos de nosotros comprendemos cuáles son los efectos de una intoxicación por alcohol, nos parece claro que las percepciones se alteren, que la capacidad de reacción se deteriore, que el pulso cardíaco se ralentice

Pero, ¿somos capaces de interpretar la intoxicación emocional?
Si estás pasando o has pasado por momentos de gran carga emocional es probable que estés intoxicado. Las causas son diversas  puesto que somos seres emocionales en nuestra totalidad pero, en cualquier caso, la intoxicación emocional es la consecuencia de no otorgarnos un tiempo diario para cultivar nuestro interior.

Dar pase libre a nuestras reacciones emocionales sin pasarles un filtro mental limita nuestra capacidad de comunicación y de avance. Es frecuente que nos encontremos con situaciones a las que no sabemos responder como consecuencia de nuestro intoxicación. Digamos que estar emocionalmente intoxicado te impide pensar antes de hablar y tomar perspectiva  sobre lo que acontece.

“Debes tener siempre la cabeza fría, caliente el corazón y larga la mano” dijo Confucio.

Una reacción en caliente hace que nos controlen nuestras emociones y estallen nuestros impulsos, por lo que no seremos nosotros mismos si actuamos en ese momento.

Al “temor a soltar” yo lo definiría como vértigo emocional; este no es más que el miedo en estado puro, el miedo a enfrentarnos con el vacío que la pérdida genera. Es el miedo al duelo por la pérdida de nuestro amor por el sacrificio y de nuestra debilidad por el masoquismo.

Te sientes irritable si te sales del guión que has preestablecido para tu vida y sientes que, si te desvías provocarás una hecatombe que desequilibrará por completo tu vida. No te sientes capacitado para seguir con tu vida si abandonas esos hábitos o personas que permanecen a tu lado pero, aun así, sabes que algo en relación a ellos no va bien.

Tenemos que entender que cuando estamos bajo la influencia de nuestras emociones e inseguridades  nos deterioramos enormemente. No estamos interpretando las cosas con precisión y somos muy propensos a decir o hacer cosas que podemos lamentar más adelante


domingo, 2 de julio de 2017

El Condicionamiento Del Grupo


Las personas vivimos en sociedades y, dentro de estas sociedades, pertenecemos a varios grupos en los que aspiramos a ocupar un lugar (tener un significado como parte del grupo). La pertenencia a estos grupos implica que tengamos una identidad social de cada grupo al que pertenecemos. 

De este modo, podemos decir que contamos con dos identidades, la identidad personal y la identidad social.

Dentro de estos grupos a los que pertenecemos, normalmente, buscamos destacar. Queremos ser personas importantes dentro del grupo. Esa necesidad se denomina búsqueda de significado. La búsqueda de significado es un deseo fundamental de importar, de ser alguien, de tener respeto.

Dado que los grupos sociales a los que pertenecemos están inmersos dentro de una cultura, la búsqueda de significado nos va a llevar a intentar alcanzar los logros que la cultura valora. Esto es, aquello que culturalmente consideramos importante, que además suele coincidir con aquello que las demás personas de nuestra cultura y grupo social admiran.

Para que se establezca el proceso de buscar significado, el establecimiento de una meta es lo primero. La búsqueda de significado se despierta por alguna circunstancia y, en respuesta, uno inicia una búsqueda de los medios para alcanzar ese objetivo. Para ello se recurre al grupo social que sea más importante para la persona, el cual espera que el individuo adopte sus normas y valores mientras que le ofrece aceptación y respeto.

La importancia del grupo en el significado
El significado va a depender de lo que el grupo piense. Por ello, el significado se basa en la realidad compartida del grupo. Una vez que la motivación de buscar significado se despierta, la atención se dirige al grupo para saber cuáles son las normas que el grupo exige en diferentes circunstancias. 

Para que se despierte la búsqueda de significado tiene que darse alguno de estos tres casos: que perdamos significado, que exista la percepción de que podemos perder significado o que se nos presente una oportunidad de ganar significado.

La búsqueda de significado tiene dos consecuencias inmediatas: el efecto de empoderamiento al verse a sí mismo como parte de una entidad más grande y fuerte; y el efecto de sacrificio, la disposición a seguir las normas del grupo y/o actuar en su nombre sin importar el precio.

En consecuencia, cuando la ideología del grupo es justificadora de la violencia, esta búsqueda puede impulsar el apoyo de la violencia en nombre del grupo. Por el contrario, cuando la ideología del grupo es tolerante y benevolente, puede fomentar conductas conciliatorias y prosociales.

Como hemos dicho, la pérdida de significado o la oportunidad de ganar significado motiva un cambio dentro del grupo. Este cambio implica que el grupo social va a ser más importante para nosotros y vamos a estar dispuestos defender al grupo pagando un mayor precio. 

En caso de que nuestro grupo acepte de alguna forma la violencia o la incluya en su ideología, defender al grupo puede implicar usar la violencia. Tómese como ejemplo los grupos ultras de los equipos de fútbol.

De este modo, podemos comprender cómo se da un proceso de radicalización. Piénsese en una persona que se une a un grupo ultra. Esa persona, en algún momento puede estar motivado a buscar significado, a ser un miembro importante del grupo de ultras. 

Dado que el grupo acepta la violencia, esta persona va a considerar que el uso de la violencia le puede llevar a ser una miembro más importante para el grupo.

Si el objetivo propuesto, ser un miembro más importante dentro del grupo, es más relevante que otros objetivos que pueda tener, el uso de la violencia puede convertirse en el día a día de su vida.

Como se ha visto, la búsqueda de significado puede conducir a la radicalización. El querer ser importantes y destacar dentro de un grupo social que de alguna forma justifica la violencia puede convertirnos en radicales. Sin embargo, y afortunadamente, los grupos que justifican la violencia no son la mayoría y la búsqueda de significado también puede conducir a ser miembros importantes en grupos comprometidos con valores no violentos.



Círculos

 
Es fundamental saber cuándo termina una etapa de la vida porque si permanecemos demasiado tiempo en ella, perdemos la alegría y corremos el riesgo de que todas las cosas bonitas que hemos vivido, se tiñan de gris. Tal es el caso, por ejemplo, de las relaciones de pareja. Cuando una relación está herida de muerte, prolongar su final a menudo solo sirve para sacar lo más negativo de cada persona, haciendo que nos quedemos con un mal sabor en la boca.

Por eso, es importante aprender a cerrar círculos, o capítulos de nuestra vida, que es lo mismo. Se trata de dejar ir a personas o experiencias que en su momento tuvieron sentido pero que ya no lo tienen. Se trata de poner un punto final para poder pasar página y abrirse a las vivencias nuevas. Por supuesto, no es fácil.

El vértigo emocional del pasado
El pasado forma parte de nosotros, ha contribuido a que seamos lo que somos. No podemos simplemente enterrarlo porque, antes o después, resurgirá. Por eso, es fundamental aprender a hacer las paces con esa historia. Solo cuando asumimos y aceptamos esas experiencias, nos liberamos de su peso para continuar nuestro camino.

En este sentido, un experimento realizado en la Universidad de Harvard nos desvela el enorme poder que tienen las experiencias que no asumimos sobre nuestro bienestar. Estos psicólogos trabajaron con personas que habían sufrido un trauma y vieron cómo se graban las huellas dolorosas en nuestro cerebro.

A cada una de estas personas, le leyeron una descripción de su experiencia traumática. Mientras tanto, escaneaban su cerebro. Así se pudo apreciar que quienes sufrían estrés postraumático, 

reaccionaban de manera diferente. En práctica, se activaban zonas como la amígdala, relacionada con las respuestas emocionales de miedo, y la corteza visual. Sin embargo, el área de Broca, relacionada con el lenguaje, no mostraba una gran actividad
.
Este y otros estudios similares nos desvelan que cuando no aceptamos un hecho doloroso, este se mantiene activo en nuestro cerebro y cada vez que lo recordamos, lo revivimos como si fuera una situación real. 

El problema radica en que no hemos cerrado ese capítulo, no le hemos encontrado un sentido a la experiencia y, por ende, no hemos podido convertirla en una experiencia narrativa más de nuestras vidas
Hasta que no logremos cerrar ese círculo, esa experiencia continuará provocando dolor y sufrimiento. De hecho, nos puede sumir en una especie de vértigo emocional que nos impide mirar con claridad al futuro y cicatrizar las heridas.

Aprender a desprendernos de lo que nos daña
Existen miles de razones por las cuales nos aferramos al pasado pero en su base siempre se encuentra el miedo a lo desconocido y nuestra tendencia a mantenernos en la zona de confort. Aunque suene contradictorio, nos asusta más dar el próximo paso, que seguir sufriendo en el punto en el que estamos.

Sin embargo, no podemos vivir el presente con un pie en el pasado. Lo que sucedió, sucedió, hay que desprenderse de su influjo porque de lo contrario, no podremos crecer como personas. 

De hecho, crecer no implica solamente apropiarse de nuevas habilidades, conocimientos y conocer nuevas personas sino que significa, fundamentalmente, desprenderse. Para ganar algunas cosas, debemos desprendernos de otras. Y eso significa que debemos tener el coraje para cerrar ciclos de nuestra vida y dejar atrás personas o experiencias que aunque en su momento nos brindaron mucha felicidad, pero que ahora no son más que un lastre para nuestro crecimiento.

¿Qué debemos dejar ir?
- Todo lo que nos daña y genera un sufrimiento innecesario.
- Todo lo que nos arrebata la felicidad y hace que muramos un poco cada día, apagándonos lentamente.
- Todo lo que nos mantiene atados al pasado a base de falsas esperanzas.
- Todo lo que no tiene sentido en nuestra vida y no encaja en nuestra nueva visión del mundo.
- Todas las personas que nos han abandonado y que no desean que formemos parte de su vida.
- Todos esos lugares en los que ya no nos sentimos a gusto y a los que solo acudimos por deber o por hábito.
- Todas esas costumbres, creencias y actitudes que son un obstáculo para la nueva etapa de la vida que vamos a afrontar.

Cerrar círculos de la vida no es un final, es más bien el principio de algo nuevo.

Hugo W Arostegui



Las Ilusiones


Es preferible sentirse desilusionado por no haber conseguido un objetivo concreto, que carecer de ilusión. A continuación te ofrecemos algunos consejos para fomentar o recuperar la ilusión:

¿Te has planteado alguna vez si en tu vida haces lo que te gusta o lo que debes? ¿Crees que haces aquello que realmente deseas? Es importante que la respuesta a estos interrogantes sea afirmativa. En caso contrario, deberías plantearte cómo hacer que lo sea. Seguro que algo puedes cambiar.

Intenta que las personas que te rodean te refuercen de alguna manera o valoren más tus esfuerzos. 

No se trata de prepotencia, sino de quererse a uno mismo. Así por ejemplo, si consideras que tu trabajo está mal remunerado, hazlo saber a tus jefes. Lo que nos pagan por lo que hacemos se relaciona con el valor que sentimos que le dan los demás. Otro ejemplo tiene que ver con las relaciones sentimentales; si consideras que tu pareja no te valora, y no te dice explícitamente las cosas que haces bien, no dudes en decírselo y pedirle que lo haga. Tal vez tu pareja no sea consciente de cómo te afecta su falta de atención.

Plantéate unas metas en la vida con expectativas reales en cuanto a plazos y herramientas para conseguirlas (aprender un idioma en un plazo de tiempo determinado, prepararte para participar en una carrera, organizar con tu pareja ese viaje soñado…).

Piensa en los objetivos, pasos o submetas que debes realizar antes de llegar a tu meta final, y refuérzate o felicítate cada vez que consigas uno de ellos.

Los fracasos debes encararlos con el mayor sentido del humor posible. Piensa qué puedes hacer tú para que no se vuelvan a repetir, e intenta explicar tus fracasos como algo temporal, específico y controlable por ti.




Visionarios


Visionario es un adjetivo que suele emplearse para calificar a la persona que, gracias a su creatividad, su imaginación o sus conocimientos, logra prever qué ocurrirá en el futuro. El concepto, de este modo, se asocia a una cierta visión de los acontecimientos que están por venir.

Por lo general se llama visionario a todo aquel que, de alguna forma, se adelanta a su tiempo. Tomemos el caso del dueño de una estación de radio que, mientras todos sus competidores invertían en antenas, él decidió volcarse a la transmisión vía Internet. Así, su radio fue la primera estación de su ciudad que, a mediados de la década de 1990, empezó a transmitir su programación a través de la Red. Teniendo en cuenta el desarrollo del sector y que más tarde el resto de las estaciones se sumaron a la tendencia, puede decirse que dicho hombre fue un visionario.

No existe una fórmula mágica para convertirse en visionario, así como tampoco es posible obtener un talento por medio de la voluntad: se trata de algo con lo que se nace, y de hecho muy pocas personas lo tienen. Por otro lado, no basta con tener una determinada habilidad, sino que es necesario trabajar para desarrollarla y poder hacer uso de ella con mayor precisión y efectividad.

De Steve Jobs también podemos decir que los mejores proyectos en los que colaboró no se produjeron de un día para el otro, sino que surgieron de una mágica combinación de la observación del mercado y de ideas innovadoras para ofrecerle algo que aún no hubiera en circulación.

La visión de algo que no tiene precedentes no siempre conduce a un cambio profundo en la sociedad, pero tampoco es correcto decir que si no lo consigue entonces no se trata de algo verdaderamente valioso.

A lo largo de la historia algunas personas se apresuraron a presentar sus ideas innovadoras al resto de la gente, o bien lo hicieron de la manera equivocada, y esto generó que no triunfaran, e incluso que fueran criticadas con severidad o que se pusiera en duda su talento. Sin embargo, en ciertos casos no hizo falta más que tiempo para que la situación se revirtiese, y esas ideas finalmente encontraran su lugar en el plano de las grandes creaciones.


De esto podemos inferir que los grandes visionarios no solo han tenido ideas brillantes y adelantadas a su época, sino que también han sabido mostrarlas, aunque les haya tomado varios intentos. Como parte de la visión debe existir el contexto social e histórico, el conocimiento de las herramientas que necesita el entorno para comprenderla y aceptarla

Mente Creativa


La mente creativa es inherente a todo ser humano y la puedes utilizar para pensar en buenas estrategias que te lleven a cumplir objetivos de diferente naturaleza.

La creatividad es un don magnífico con el que cuentas y debes utilizarlo para tu beneficio. Solo que hay ciertos comportamientos que no favorecen la creatividad, por ejemplo el cerrarse a nuevos métodos para llegar a un resultado y suponer que la forma actual de hacer las cosas es la mejor.

Las historias de éxito que te pueden dar mucha inspiración están basadas en el uso de la mente creativa. Estas personas buscaron la manera de establecer una diferencia y pensar en una idea innovadora que cambiara los conceptos tradicionales y lo consiguieron.

La mente creativa dará los momentos ¡Eureka! O de gran inspiración normalmente después de un proceso muy bien estructurado para cumplir lograr una meta. Cuando no existe orden y perseverancia es difícil que la mente creativa se manifieste.

¿Cómo explotar la mente creativa?
Para ello puedes aplicar diferentes estrategias, lo más importante es que tengas muy claro cuál es tu objetivo. A partir del resultado que deseas y haciendo una administración del tiempo inteligente poco a poco vas organizando tus ideas hasta volverlas fantásticas, algunos consejos para lograrlo son los siguientes:

Trabaja en la amplitud de tu visión:
A veces se piensa que es sencillo tener una visión amplia del mundo para ver excelentes oportunidades. Pero en la práctica esto no sucede de esa forma porque tú te has entrenado para observar ciertas condiciones específicas de acuerdo a la educación en valores y principios que recibiste en tu hogar así como las influencias del ambiente. 

Para salirte de esas formas tradicionales tienes que inclinarte al cambio de una manera paulatina, lee cada día otras ideologías, intenta comprender las otras perspectivas y jamás utilices los prejuicios, aprende a tener una mente abierta. 

Después de un tiempo tendrás una mayor apertura de tu mente a la creatividad y lo verás en la práctica.

La mente creativa se pone muy activa cuando tienes una meta y no apartas tu mirada de ella, en donde cada día pones una marcada dedicación para avanzar en ese camino, necesitas ser una persona flexible para aprender a ver más lejos de lo tradicional. 

Cuando quieres triunfar cada circunstancia te deja una enseñanza, puedes responder algunas preguntas como las siguientes: ¿por qué estoy teniendo tantos obstáculos?, ¿por qué se dio este imprevisto?, ¿cuáles serán las causas de los bajos resultados? Ahí tendrás que llegar a la conclusión que estás cometiendo algunas fallas que te impiden llegar a tu mente creativa.

Tienes que despertar tu creatividad, así, de pronto, puedes percibir esa gran inspiración que te permitirá avanzar aceleradamente y completar tus objetivos.


Hugo W Arostegui

sábado, 1 de julio de 2017

Comunicaciones


A veces nos preguntamos por qué un ser humano no puede vivir en soledad. Quizás la respuesta se pueda encontrar en un sinfín de canciones de diversos autores e idiomas o también en gran cantidad de libros teóricos que cuentan que la comunicación existe porque hay un emisor que emite un mensaje y un receptor que lo recibe según su universo de percepciones, con la participación de otros elementos no menos importantes como el código, el ruido que afectará al mensaje, el canal por el cual se emite el mensaje y la tan conocida retroalimentación, o más conocida como feedback en palabras sajonas, de parte del receptor. 

Sin embargo, lo más importante aquí es destacar que los seres humanos nos comunicamos porque nacimos para vivir en relación con otros, ya que tenemos el instinto natural y la necesidad de transmitir ideas, proyectos, pensamientos, sensaciones, sentimientos y tantas otras cosas más que nos permitan relacionarnos entre nosotros.

La comunicación tiene un origen histórico de millones de años atrás. Desde su surgimiento, el hombre ha buscado las más diversas formas de comunicar sus ideas y pensamientos. En la era prehistórica, los trogloditas, además de comunicarse por medio del lenguaje verbal y no verbal, lo hacían también a través de dibujos petrográficos sobre salientes de roca en las cavernas, pintando los cráneos de osos o también los caparazones de tortugas. 

Miles de años después, los faraones egipcios fueron los primeros en crear jeroglíficos y descubrir el material con el cual se podían dejar impresos gran cantidad de escritos de la época. Así, la llegada de la escritura, descriptiva y no alfabética en este caso, permitía que dos personas que hubieran leído el mismo material se encuentren conectadas y se `comuniquen´. Continuando a lo largo de la historia, la creación de la imprenta en los inicios del Renacimiento dio comienzo a cierta masificación de los libros de lectura en otras clases, más allá de la nobleza. A su vez, la creación de los medios de comunicación tradicionales como los diarios, la radio y la televisión sin dudas también han marcado fuertemente la historia de las comunicaciones.

Estos son sólo algunos ejemplos representativos, pero sin dudas que existen muchos otros casos que se pueden citar. 

De todas formas, aquí también es importante tener en cuenta que el ser humano no es el único ser vivo que se comunica de diversas formas, sino todo lo contrario; los animales han tenido, y aún tienen obviamente, diferentes formas de comunicarse, ya sea para transmitirle a otro par el surgimiento de alguna fuente de alimento, como así también con motivos de defensa propia o de su familia, para marcar su territorio o con fines de apareamiento entre las especies. Así es que en el reino animal existen diversas formas de señales de comunicación, que podríamos caracterizar brevemente de la siguiente manera:

• Señales químicas: surgen a través de la emisión de diversas sustancias químicas llamadas feromonas que vuelan a través del aire, afectando al sentido del olfato y del gusto. Así por ejemplo, la abeja reina produce una feromona especial que limita el desarrollo de los ovarios de las abejas obreras.

• Señales acústicas: se dan por medio de la transmisión de sonidos específicos que afectan al sentido de la audición, como suele suceder entre las ballenas que quieren comunicarse a grandes distancias.

• Señales visuales: generalmente consisten en movimientos bruscos, mayor coloración de determinadas partes del cuerpo del animal o inclusive en la producción de destellos luminosos en ciertos animales. Tan solo por mencionar algunos ejemplos podemos hablar de las mariposas que cambian su color para atraer a las hembras o ciertos tipos de bailes de algunas aves en momento de apareamiento.

• Señales táctiles: ocurren mediante el contacto a través de la piel o partes exteriores de los seres vivos, la vibración de ciertas partes del cuerpo, la generación de ondas en la superficie del agua o ciertos golpes sobre cuevas u otras superficies terrestres, llegando así a la comunicación táctil. Estos casos se da por ejemplo con los machos topos que golpean su cabeza contra las paredes de sus cuevas para comunicarse entre ellos.

Asimismo, existen algunas diferencias entre el lenguaje humano y el animal que no se debería de pasar por alto; el primero posee una estructura de doble articulación que el segundo no, es decir la comunicación humana está conformada por expresiones lingüísticas con contenido semántico y sonidos carentes de significado propio. Otra diferencia surge en el punto en que el lenguaje animal es innato e instintivo, surgiendo como reacción a estímulos externos, mientras que el lenguaje humano es creativo, ya que se aprende y combina permanentemente elementos preexistentes para generar nuevas formas de comunicación.

Más allá de estas diferencias lógicas, es importante resaltar cómo este entretejido de comunicaciones tanto humanas como animales permiten resaltar el valor de lo que hoy se llama comunicaciones multisensoriales y en las cuales la creatividad del lenguaje humano adquiere una relevancia aún mayor como vehículo generador de nuevos contenidos por llegar al consumidor. Al mismo tiempo, esto permite demostrar que a medida que el mundo ha ido evolucionando así lo ha hecho la comunicación. Históricamente el modelo de comunicación, y particularmente el de las Relaciones Públicas, ha sido caracterizado dentro de los siguientes modelos por diversos autores como Grunig y Hunt en su libro Managing Public Relations (1984):


Compromiso Y Dedicación


La importancia del compromiso y la dedicación en nuestro día a día
Completar lo que empezamos, cerrar ciclos de la mejor manera y cultivar nuestra claridad e impecabilidad nos llevan a disipar el caos y traer calma y claridad a nuestro mundo.

Cada vez que nos embarcamos en algún proyecto personal o un nuevo objetivo -no importando cuán grande o pequeño pueda parecer- es muy importante imprimirle un alto grado de compromiso, dedicación y propósito para su buen desarrollo y cumplimiento.

Comprometernos con aquello en lo que ponemos nuestra imagen, nuestro nombre y energía es fundamental, Una vez asumimos nuevos desafíos, esto debiese convertirse en nuestra tarea principal, ya que entra en juego nuestro sentido de responsabilidad y el uso coherente y generoso de nuestros dones y talentos.

La falta de compromiso en nuestra vida es sinónimo de caos y, desde mi experiencia, es, en esencia, solamente miedo disfrazado de distintas formas: Miedo a fracasar, a explorar aspectos desconocidos en nosotros y a ser más. Es aquí cuando comienzan a aflorar la falta de claridad, la tendencia a “dejar para mañana lo que podemos dejar para pasado mañana”, el desgano y la falta de dirección, entre otras variantes nocivas para nuestra integridad personal.

Cada vez que nos embarcamos en algún proyecto personal o un nuevo objetivo -no importando cuán grande o pequeño pueda parecer- es muy importante imprimirle un alto grado de compromiso, dedicación y propósito para su buen desarrollo y cumplimiento.

Comprometernos con aquello en lo que ponemos nuestra imagen, nuestro nombre y energía es fundamental, Una vez asumimos nuevos desafíos, esto debiese convertirse en nuestra tarea principal, ya que entra en juego nuestro sentido de responsabilidad y el uso coherente y generoso de nuestros dones y talentos.

La falta de compromiso en nuestra vida es sinónimo de caos y, desde mi experiencia, es, en esencia, solamente miedo disfrazado de distintas formas: Miedo a fracasar, a explorar aspectos desconocidos en nosotros y a ser más. Es aquí cuando comienzan a aflorar la falta de claridad, la tendencia a “dejar para mañana lo que podemos dejar para pasado mañana”, el desgano y la falta de dirección, entre otras variantes nocivas para nuestra integridad personal.

Tomar responsabilidad es adquirir conciencia de la grandeza de quienes somos, del lugar en donde estamos y de la necesidad de tomar el control de nuestros propios actos prestigiándolos lo más posible. El verdadero compromiso comienza siempre con nosotros; por tanto, para poder recibir más y mejores cosas, debemos partir por casa.

Esforzarnos un poco más e ir más allá de lo que habitualmente tenemos planificado fortalece nuestra energía interna y nos brinda una gran sensación de plenitud y satisfacción. Nos damos cuenta de que tenemos una capacidad de dar mucho más grande de la que imaginamos. 

La dedicación, la preocupación por los detalles y dar lo mejor de nosotros –y más- es un excelente hábito a cultivar. Esforzarnos un poco más e ir más allá de lo que habitualmente tenemos planificado fortalece nuestra energía interna y nos brinda una gran sensación de plenitud y satisfacción. 

Nos damos cuenta de que tenemos una capacidad de dar mucho más grande de la que imaginamos. La dedicación, la preocupación por los detalles y dar lo mejor de nosotros –y más- es un excelente hábito a cultivar.

¿Cuántas veces nos quejamos de que no tenemos tiempo y no podemos dedicar horas a las actividades más importantes? Aquí se hace presente un ejercicio de conciencia a realizar que tiene que ver con nuestra tendencia a querer abarcar demasiadas cosas, sin comprometernos demasiado con ninguna, y con nuestra verdadera noción de distribución del tiempo. 

En este sentido, aprender a decir que no y reorganizar nuestras tareas priorizando las más fundamentales nos permite imprimir la dedicación que merece cada una de  las acciones que dependen de nosotros.

La importancia del compromiso y la dedicación es un aspecto esencial en nuestro cotidiano. Completar lo que empezamos, cerrar ciclos de la mejor manera y cultivar nuestra claridad e impecabilidad en cada una de nuestras esferas de acción nos llevan a disipar el caos y traer calma y claridad a nuestro mundo. 

El momento para hacernos cargo es, siempre, ahora.


Vale La Pena


Es fundamental vivir la vida dando lo mejor de nosotros. 

Revisa esta lista de algunas de las cosas por las que vale la pena luchar, y que sin duda nos reconfortarán y harán felices a lo largo de nuestra vida: Es fundamental vivir la vida dando lo mejor de nosotros. Revisa esta lista de algunas de las cosas por las que vale la pena luchar, y que sin duda nos reconfortarán y harán felices a lo largo de nuestra vida: 

No existen las metas fáciles. Una meta es un punto de realización que exige esfuerzo y sacrificio de nuestra parte. No hay emprendimientos que valgan la pena que no necesiten de un cierto nivel de esfuerzo y constancia. No solamente hagas las cosas que te resulten fáciles, pues vale la pena luchar por aquello de lo que te creas capaz.

La transformación y el crecimiento personal pueden llegar a ser extremadamente gratificantes, sobre todo si el proceso se ha basado en la honestidad y la verdad. Puede ser que la honestidad no sea fácil, pero vale la pena luchar por ella, no olvidemos que no hay mayor libertad que lo verdadero.

Vale la pena luchar por evitar la envidia y los celos, ya que estos nos impiden ser auténticos. Cuando nos comparamos permitimos que la envidia y los celos nos dominen. Ambos sentimientos son poco saludables para la mente, solo producen inconformismo, por lo que no hay que invitarlos a pasar cuando toquen a nuestra puerta.

Sí existe el amor a primera vista, pero sólo perdurará si lo hacemos con un compromiso propio. Siempre habrá alguien ahí fuera por quien vale la pena luchar. No porque sea una persona perfecta, sino porque justamente sus imperfecciones la convierten en la persona adecuada para ti.

Un error no tiene por qué gobernar nuestra vida, a no ser que se lo permitamos. Si erramos, vale la pena luchar por aprender de nuestras equivocaciones, somos falibles e imperfectos. Además no hay que olvidar que el presente es la oportunidad que tenemos para no cometer los mismos errores. 
Debemos perdonarnos por haberlos cometido.

Vale la pena luchar por la sinceridad, ya sea en los pensamientos, palabras o acciones. la buena voluntad debe nacer aunque nadie nos vea, pues es así como se alcanza la verdadera paz espiritual. Sé una de las personas que hacen una diferencia real en el mundo tomando la decisión de hacer aquello en lo que crees y no lo que resulta más fácil.

Hugo W arostegui



Aunque No Se Valore Lo Que Aportamos


A veces nos lamentamos de la falta de reconocimiento de nuestro esfuerzo y otras nos quejamos de no haber llegado a donde nos habíamos propuesto y todo eso y en distinta medida, es lo que nos produce el estrés o falta de interés por las cosas, especialmente en el trabajo.

Hay personas que por naturaleza dan todo desde el principio y curiosamente son las que más reproches suman, ya que al querer llegar a todo, seguro que hacen algo mal o medianamente bien y ese resultado es normalmente por el que la gente les va a juzgar.

Hay otras que hacen “lo justo” y aunque hagan las cosas de forma correcta, ahí se quedan en la mediocridad y a veces también se arrepienten de no haber dado ese paso que les haría ser reconocidos por dar un valor añadido.

También y según la forma de hacer las cosas hay algunos que trabajan deprisa, sin fijarse en el detalle, para poder hacer más y otros que su excesivo perfeccionismo les hace ir muy lentos y a veces deterioran por el exceso cuidado de la forma, el fondo de la cuestión.

La fórmula ideal es casi imposible, pues todos tendemos a colocarnos en un determinado perfil, pero sin embargo, hay técnicas que nos ayudan a todos a llegar a una fórmula mixta que nos ayuda a que nuestro trabajo no solo sea más efectivo sino que esté mejor considerado.

Lo primero que debemos analizar son las fechas en las que tenemos que tener terminado el trabajo y si con un horario normal, podemos llegar a ellas. Lo habitual es que sean varias cosas y si somos capaces de dar a cada una el trato merecido y llegar a tiempo, significa que nuestra estructura es buena y que estamos bien organizados, pero la realidad suele distar de esto y nos tiramos de cabeza a lo primero y vamos según nuestra forma de llegar, sin analizar mucho como lo estamos haciendo.

Si vemos que no nos da, es importante saber delegar o saber decir que no. Es siempre mejor avisar con tiempo, que no decir al final que no pudimos.... .

Priorizar es fundamental pero no solo en el orden, sino en el grado de dedicación que cada cosa merece. A veces tenemos que renunciar a la perfección si lo que aportamos es ·digno” o a la precipitación y dejar de llegar a todo, si los errores van a impedir la apreciación del contenido. 

En cualquier caso y a pesar del agobio, el análisis inicial, la asignación de tiempos y de dedicación es fundamental para que el resultado de nuestro esfuerzo no solo sea el adecuado sino que no nos lamentemos por la visión que los demás tengan de nuestra adecuación, haciendo que nuestro esfuerzo no solo no sea recompensado, sino que ni siquiera lo valoren dado el resultado obtenido.

A todos nos gusta que nos reconozcan el trabajo realizado, pero lo más importante es que nosotros mismos nos sintamos orgullosos de lo que con nuestro esfuerzo hemos conseguido.

Hugo W Arostegui



Las Emociones, Tanto Las Nuestras Como Las Otras


La sabiduría es el arte de aceptar aquello que no puede ser cambiado, de cambiar aquello que puede ser cambiado y, sobre todo, de conocer la diferencia.”

“Preocuparse por algo así es una tontería”. “No merece la pena”. “No tienes motivos para estar triste”. “Anda, deja de llorar”. “Tienes que superarlo”. ¿Cuántas veces hemos escuchado frases así, dichas con la mejor de las intenciones?

Nos han dado esos consejos y nosotros los hemos dado también. Parecen buenos y sensatos. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando intentamos aplicarlos? No funcionan, no logramos encontrar la fórmula mágica.

Por desgracia, nuestras emociones no siguen órdenes ni cumplen nuestra voluntad. No basta con querer cambiar lo que sentimos. Los sentimientos están ahí y no cambian fácilmente.

Además, es muy posible que nos sintamos frustrados. Sentirse bien se convierte en una obligación, y al no poder cumplirla, acabamos peor de lo que empezamos: nos sentimos torpes, culpables, creemos que cualquiera puede manejar sus emociones menos nosotros.

Es evidente que de ese modo se crea un círculo vicioso que cada vez nos hunde más en la negatividad. Cuanto mayor es la obligación de estar bien y no dar importancia a las cosas, más grande se hace el problema en nuestra mente y peor nos encontramos.

Una cita que a menudo se atribuye a Einstein,  aunque no se sabe si realmente la pronunció es: “Si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo”. Pertenezca o no al genio científico, lo cierto es que es una frase muy inteligente.

¿Cómo se sale de un círculo vicioso? Dando un paso diferente. En este caso, podríamos preguntarnos qué pasaría si cambiáramos las frases y consejos que hemos visto al principio.  De hecho, este planteamiento se ha puesto en práctica desde las terapias de tercera generación, como el Mindfulness o la Aceptación y Compromiso.

Observa y acepta
En lugar de luchar contra las emociones negativas, probemos a aceptarlas. Eso no implica resignarse a que nunca cambiarán, sino más bien darnos permiso para sentirlas. Sí, estoy triste, sí, esto es importante para mí y me preocupa.

Observarnos con la mente abierta, sin juzgarnos, porque los juicios siempre terminan por declararnos culpables. Sin esforzarnos en una lucha continua, porque luchar nos agota y nos deja a la deriva.
Tus emociones son válidas

No hay emociones buenas ni malas, todas forman parte de lo mismo, todas nos hacen humanos.  Y es humano tener altibajos y cambios emocionales, esa es la corriente de la vida y ya sabemos la inutilidad de nadar contracorriente.

Considera válidas a todas tus emociones, siéntelas sin luchar por cambiarlas. Aprenderás a identificarlas, a comprenderlas (las tuyas y las de los demás), a tomarlas en serio. También verás que siguen su propio curso y que terminan pasando, dejándose paso unas a otras de forma continua.

La aceptación no sirve solamente para ayudarte a ti. Cuando alguien se sienta mal, prueba  también esta técnica. Ponte en su lugar, acompáñale, siente junto a la otra persona. Empatiza y acepta sus emociones como válidas.

Si te pide consejo, puedes dárselo, pero no juzgues. No le hagas sentir equivocado y torpe. Ofrécete a acompañarle, a hablar si lo necesita o a respetar su silencio. Vive la experiencia emocional y deja que la otra persona la viva.


Superándonos


Están los que usan siempre la misma ropa
Están los que llevan amuletos.
Los que hacen promesas.
Los que imploran mirando el cielo.
Los que creen en supersticiones.
Y los que siguen corriendo, cuando les tiemblan las piernas.
Los que siguen jugando, cuando se acaba el aire.
Los que siguen luchando, cuando todo parece perdido;
Como si cada vez fuese la última vez
Convencidos de que la vida misma es un desafío.
Sufren.
Pero no se quejan
Porque saben que el dolor se pasa,
El sudor se seca,
El cansancio termina,
Pero hay algo que nunca desaparecerá:
La satisfacción de haberlo logrado.
En sus cuerpos, hay la misma cantidad de músculos.
En sus venas, corre la misma sangre.
Lo que los hace diferentes, está en su espíritu.
La determinación de alcanzar la cima,
Una cima a la que no se llega superando a los demás
Sino superándose a sí mismo.

ANONIMO.


Subiendo La Cuesta

Hace ya centenares de siglos que Sófocles dijo que “el éxito depende del esfuerzo”. Hoy en día pocos dudan de tal expresión. Pero sí que, al ser una sentencia tan absoluta, surgen preguntas a su alrededor. ¿Valoramos más lo que cuesta más? ¿Qué precio tenemos que pagar por los sueños que nos afanamos en cumplir?

En realidad, es muy sencillo decir “esfuérzate con todo todas tus fuerzas y lograrás tus sueños”. Pero ¿qué hay luego? ¿Realmente valoramos ese logro en su justa medida y esa valoración la mantendremos siempre? … Y después, una vez que nos damos cuenta de que quizás el reto nos va a costar más de lo que habíamos prevista, ¿es sensato echar el resto? Veamos qué dicen algunos expertos sobre aquello que valoramos.

“Jamás el esfuerzo desayuda a la fortuna”
-Fernando de Rojas-

¿Valoramos más lo que más cuesta?
Me gustaría comenzar explicando la posición que defiende el neuropsicólogo Sergio Lotauro. Este especialista ha dedicado años de trabajo a buscar respuestas sobre lo que valoramos especialmente y por qué. Además lo ha hecho con personitas de una edad sorprenderte para la que acostumbran a tener los participantes en experimentos de psicología.

Muchas de sus ideas se basan en un curioso estudio llevado a cabo con bebés hace años. En el mismo se les facilitaba a los niños dos juguetes llamativos a cierta distancia. La diferencia radicaba en que para alcanzar uno de ellos, no había obstáculo, mientras que para llegar al otro había que superar una barrera transparente de acrílico.

El dato curioso es que aunque pueda parecer una locura, todos los niños trataron de conseguir el juguete que era más complicado de alcanzar. De hecho, buscaban cualquier método para superar la valla y alcanzar el ansiado premio, por más esfuerzo o energías que tuvieran que gastar en el proceso.
Así, podríamos preguntarnos si esa pasión por lo difícil o lo inalcanzable -que mostramos en algunas ocasiones- es una decisión propia o, por el contrario, estuviera en nuestra misma naturaleza. ¿Está dicha conducta implícita en nuestro propio ADN?

Ahora bien, que algo parezca inalcanzable no significa que lo sea. Por lo general, nadie llega hasta donde está por casualidad o porque se lo regalaron. Es evidente que cuanto más elevada es la meta, más compleja es de alcanzar. Sin embargo, no por ello imposible. De hecho, que lo haya logrado alguien es la mejor prueba de que es posible.

Según estos especialistas, antes de de buscar un objetivo es recomendable hacerse ciertas preguntas. ¿Realmente sé que meta busco alcanzar? ¿Es valiosa de verdad para mí? ¿Por qué ansío con tanta fuerza ese logro? ¿El precio será muy elevado? ¿De verdad tengo la decisión de pagar el enorme esfuerzo que costará?


Lo que valoramos no siempre se mantendrá en el tiempo. De hecho tú mismo te darás cuenta, si miras al pasado, de que hay logros que en su día valoraste de una determinada manera y hoy lo haces de otra. En este sentido podríamos decir además que el tiempo actúa con una cierta justicia, suele realzar las metas pero también la cantidad de esfuerzo invertido, de manera que rara vez cambia el sentido de la balanza.

Perseverancia


La perseverancia es un esfuerzo continuo. Es un valor fundamental en la vida
para obtener un resultado concreto; siempre es gratificante iniciar un proyecto,
existe una gran ilusión, sueños y esperanzas.

Ese proyecto puede ser iniciar un nuevo ciclo escolar donde comenzarán resistencias y problemas.

En esta nueva experiencia conoceremos personas que no nos agradan, o las exigencias podrán
ser agotadoras; entonces necesitamos tener la perseverancia bien asimilada para
no ser derrotados y tener la satisfacción de haber luchado por llevar a cabo las
actividades necesarias para alcanzar lo que nos propusimos.

Con la perseverancia se obtiene la fortaleza y esto nos permite no dejarnos llevar
por lo fácil y lo cómodo.

Cuando hablamos de este valor, valdría la pena tomar un papel y ver nuestros propósitos     para revisar si los estamos cumpliendo.

Por otro lado, a veces no conocemos realmente a fondo nuestras capacidades para poder establecer objetivos que realmente podamos alcanzar.

Cualquier meta que emprendamos, debe de estar acompañada de los medios que
vamos a utilizar para conseguirla, y pensar qué nos hace falta para alcanzarla.

Estas herramientas son nuestras habilidades, posibilidades y conocimientos, y
pensar cómo aplicarlas. La perseverancia requiere sentido común y pensar que tal
vez no lo logremos de inmediato; sin embargo es importante volverlo a intentar,
porque la perseverancia brinda estabilidad, confianza y es un signo de que
estamos madurando o tomando conciencia de nuestra responsabilidad ante las
cosas.

Necesitamos estar preparados para enfrentar los retos que el mundo actual
presente, con un compromiso pleno y decidido para cumplir con nuestra vocación
con entrega y espíritu de servicio.



La Conciencia De Ser


¿Qué se requiere para ser feliz? Las personas responden a esta pregunta de muchas maneras: cosas materiales como el alimento, la ropa y el abrigo; relaciones personales e íntimas como la pareja, familia y amistades; o actividades de salud y placer como viajes, ejercicios, deportes, bailes, cenas y espectáculos. Sin embargo, está comprobado que la verdadera esencia de la felicidad yace en nuestro interior, en el concepto que uno tiene de la vida, en la actitud, valores, creencias y reglas que poseemos.

La mayoría de nosotros pasamos la vida buscando la felicidad en algo ó en alguien, sin darnos cuenta que todos los elementos necesarios para ser realmente felices se encuentran dentro de nosotros, en nuestro Ser. Vivimos la vida con una conciencia del ser dormida, permitiendo que nuestro subconsciente e inconsciente manejen nuestras acciones y emociones a través del ego.

Cuando despertamos nuestra conciencia del ser, y asumimos total responsabilidad de nuestras vidas, comienza a surgir el milagro de la felicidad, sin dramas, sin excusas. La palabra “Responsabilidad” proviene de dos palabras: Response (respuesta) y abilidad (habilidad). Responsabilidad significa: La habilidad que cada uno de nosotros posee para responder ante cualquier situación. No es lo que sucede lo que nos hace felices o infelices, es cómo actuamos o reaccionamos ante ese suceso lo que determina nuestro estado de ánimo. 

El manejo de las emociones está directamente relacionado con la conciencia del Ser.

Vivir con una conciencia activa del Ser es vivir en presente. Es reconocer el pasado como lo que es: experiencias y vivencias positivas y negativas que nos han permitido llegar a lo que somos hoy. Es comprender que el futuro aún no existe, y que sólo nos ofrece un mundo de posibilidades. ¿Quiere decir que no debemos hacer planes o establecer metas? ¡Absolutamente NO! Debemos siempre tener metas congruentes con nuestra esencia y propósito de vida, sabiendo que al vivir entregado en el presente estamos atrayendo todo aquello que anhelamos y que está en sintonía con el orden divino.

Recuerda que Dios nos ha dado el regalo del Hoy y del Ahora; por eso se llama “Presente”.