martes, 24 de julio de 2018

Dimensiones Del Ser


Cuando nos referimos a los procesos de crecimiento y desarrollo humanos, con mucha frecuencia, recurrimos a utilizar metáforas espaciales para explicarlos. Sabemos que una metáfora es utilizar una cosa por otra, como, por ejemplo, decir “labios de rubí” en lugar de “labios rojos”.

Al describir los procesos mentales y aquellos que están relacionados con el crecimiento y desarrollo del ser humano, frecuentemente usamos metáforas espaciales, las cuales nos indican no sólo la orientación, sino también el tipo de proceso al que estamos haciendo referencia. No es extraño, pues, que hablemos de “las dimensiones” de la mente, de la “profundidad”, de la “altura”, del proceso de “interiorización, etc.

En sentido estricto las descripciones anteriores no son reales, ya que la mente es a dimensional, es decir, no tiene dimensiones espacialmente hablando. Sin embargo, como metáfora, dichas descripciones nos ayudan a entender mejor estos aspectos y pueden ser verdaderamente útiles.

Es frecuente que el desarrollo humano se plantee como un proceso que tiene que ver con “profundizar” en nosotros mismos, aunque también, en otros casos utilizamos el término de “expandir” la consciencia.

A pesar de lo que pudiera parecer, dichos conceptos no son antagónicos, sino que más bien son complementarios, porque tienen la capacidad de hacer enfocar la atención hacia diferentes modos de procesar información pero persiguen una finalidad común, la autorrealización.

La metáfora de profundidad hace referencia a la posibilidad de llegar a las partes más hondas del ser. Tiene conexiones con lo no consciente, con el  mundo subterráneo, con la sombra, con lo reprimido, etc. Básicamente, desarrollarnos en profundidad viene a ser algo así como llegar a la raíz, a nuestras zonas más recónditas. Y esto nos ayudará en nuestro proceso de desarrollo personal.

Sin embargo, hay que señalar que, si sólo progresamos en profundidad, correremos el riesgo de olvidar hacerlo hacia otras dimensiones del Ser. Es decir, además de profundizar (crecer hacia abajo) habría que “ascender” (crecer hacia arriba).

Es por eso que resulta especialmente útil plantearse la dimensión de la “altura del ser humano”, ya que hace referencia a procesos de crecimiento y elevación hacia planos superiores de consciencia.

Otro aspecto interesante de estas metáforas espaciales se refiere a la “interiorización”, lo cual significa pasar de fuera a dentro, de lo exterior a lo interior, de lo periférico a lo más íntimo de nosotros mismos.

Pero este proceso de interiorización no puede transcurrir ajeno a otro proceso, el de “expansión”, mediante el cual, a la vez que interiorizo, expando mi consciencia hacia límites más allá de lo habitual y cotidiano. Es por tanto una dinámica comparable a la sístole y diástole cardíaca, (interiorización – expansión).

Así que, visto globalmente, podríamos decir que nuestro crecimiento ha de ser multidimensional, ya que habrá de incluir arriba-abajo, dentro-fuera así como la dialéctica en la relación entre el sí mismo y los demás.

Tal vez por eso, cuando crecemos multidimensionalmente abrimos la puerta del profundo misterio del ser humano que nos hace trascender nuestros límites aparentes. Ampliar dichos límites es, sin duda, el proceso necesario para acceder a la sabiduría, para descubrir que no estamos limitados en esencia, sino en la concepción que cada uno de nosotros tiene de sí mismo.

Y podremos darnos cuenta de que, tanto en profundidad como en altura, cuando la consciencia reflexiona sobre sí misma, cuando se produce un Insight, ampliamos nuestros propios límites individuales trascendiendo lo meramente personal (recordemos que “persona” significa “máscara”) para adentrarnos en la dimensión Transpersonal del Ser (más allá de la máscara).

Llegados a la experiencia de que cuerpo y consciencia corresponden no a dos cosas separadas sino a los aspectos cuánticos de una misma realidad y que, ambos, están conectados y regidos por la propia energía del ser humano, no podemos sino traspasar las fronteras de nuestras limitaciones cotidianas para introducirnos en la senda evolutiva del progreso y desarrollo humano.

Cuando una persona se encuentra en este estadio, no por la mera lectura de un libro o unos apuntes, sino cuando llega a él desde la vivencia integrada y plena, se puede decir que ha despertado al desarrollo espiritual. Desde este punto de vista, existe, en lo que se refiere a los niveles elevados y profundos del ser, un momento en el que de lo puramente psicológico se pasa, sin solución de continuidad, a lo espiritual.

Y lo realmente fascinante de este tema es que desde el principio de los tiempos y hasta nuestros días, han existido seres humanos que afirman haber recorrido este camino. Y además enseñan que se puede aprender y, por si fuera poco, han dejado métodos por escrito.

Lo anterior es una buena noticia, pero no hemos de olvidar que una de las características que no deja lugar a dudas de que uno se encuentra en ese nivel de desarrollo transpersonal, es que dicha vivencia trascendente de la realidad ha de transformar al sujeto. La transformación positiva de cada persona en un individuo más autónomo, libre y feliz, irradiando dichas cualidades a su ambiente, son las pruebas fehaciente que deberíamos tomar como testigos ciertos de que el proceso se ha realizado.

Cosas bonitas puede decir cualquiera, pero transformarse positivamente como ser humano y, al mismo tiempo, mejorar el mundo que nos rodea, sólo puede llevarse a cabo desde la autenticidad del desarrollo interior.


lunes, 23 de julio de 2018

Puertas Abiertas


Llega una oportunidad de hacer algo diferente a lo que has estado haciendo hasta el momento (me refiero a cambio de estilo, temática, ambiente, etc...), muchos tiemblan al cambio y permanecen en su zona de confort. 

Sin embargo, esas oportunidades de cambio que se nos presentan, muchas veces son maneras de expandirse uno y sus talentos. Por supuesto aplica a muchas cosas. Un estudiante de mecánica que le ofrecen escribir una columna en algún blog, un artista gráfico que encuentra una oportunidad de trabajar montando una página web, una estilista que tiene la oportunidad de dedicarse a maquillaje también, o Un Director de Arte que consigue su trabajo de ensueño, pero en otro país.

Se trata de destrezas adicionales a las cuales les abrimos nuestras puertas y aprendemos de ellas. Haciéndolas nuestras y usándolas para nuestro beneficio.
Si antes sólo dibujabas personajes de cómics, ahora podrías ilustrar automóviles y convertirte en un diseñador industrial. Un publicista que se convierte en escritor de blogs sobre comida. En fin las posibilidades son infinitas. Es todo cuestión de apertura espiritual y mentalidad abierta para abrazar el cambio.

En estos tiempos de economía difícil, esta mentalidad te proveerá maneras diversas de sobrepasar los obstáculos económicos. Piénsalo.


Adultez


En algunas sociedades, el adulto o la etapa de adultez, se alcanza en conjunto con las responsabilidades que se llevan al mando, cuando ya se tiene una familia formada, se tienen mayores responsabilidades, categoría dentro de la sociedad y se vale por sí mismo, sin embargo, este no siempre se suele cumplir, ya que pueden existir personas en la etapa adulta que aun continúen viviendo con sus padres, estudiando una carrera universitaria o no tengan una familia conformada.

El concepto de adultez es percibido, en líneas generales, por lo que se supone representa, es la capacidad para tomar decisiones y hacerse responsable de las consecuencias que acarren las mismas, aunque no vayan de acuerdo al tiempo cronológico que la vida misma ha señalado.

Cambios físicos: El aspecto toma un poco más apariencia de madurez, no suelen ser tan pronunciables como los ocurridos en la adolescencia, pero la piel comienza su proceso degenerativo.

Alcance de metas: La mayoría de las metas y logros que las personas suelen alcanzar en la vida, están estrechamente relacionadas con el periodo de adultez. 

Las mayorías de las carreras universitarias culminan justo en este periodo, las familias se conforman aquí, la mayor producción de dinero igual, por lo que considerada una de las etapas de mayor generación de beneficio por parte de los humanos.

Vida social: Al igual que en la etapa de juventud, las relaciones amistosas pasan por un proceso de limpieza, son menos frecuentes los grupos enormes de amigos, y las pandillas, en cambio, los grupos más reducidos e íntimos juegan un rol más significativo.

Estabilidad: La estabilidad en la adultez está mucho más sólida que en las etapas anteriores, se alcanza un punto de mayor producción y crecimiento personal, si bien no se presenta en la mayoría de las personas, es una generalidad.

Matrimonio y paternidad: Los matrimonios son más frecuentes en este periodo de vida que en los otros 6, la paternidad igual, aunque en los últimos tiempos, las estadísticas han cambiado su balanza situándola en la etapa de juventud e incluso, en la etapa de adolescencia.
Sexualidad: Una de las etapas en la vida donde las personas pueden mostrar sus gustos e inclinaciones sexuales es en la adultez, la independencia juega un papel importante en la elección de los adultos.

Enfermedades: Si bien a cualquier etapa de la vida de las personas se puede presentar enfermedades, es la adultez avanzada se comienza el proceso degenerativo, la fuerza y vitalidad comienzan a decaer y se comienzan a tonar los rasgos de la ancianidad, sin embargo, cada uno de estos aspectos, va muy estrechamente relacionado con el estilo de vida de la persona.


Finalmente, la adultez es, al igual que la juventud, una de las mejores y más provechosas etapas de vida de las personas, es aquí donde se condensan la mayor cantidad de experiencia que les ayuda a forjar y consolidar aspectos como la personalidad y los gustos o tendencia hacía áreas específicas, por ello, aunque exista biológicamente un punto de corte establecido, no todas las personas se sitúan en esa regla, sino que se convierten en casos atípicos dentro de lo normal.

Saber Hacer

Saber, saber ser y saber hacer es la ecuación que en los nuevos tiempos traza y define el camino que nuestros estudiantes deberán irremediablemente recorrer si desean convertirse en profesionales actualizados, competentes y responsables.

Al descomponer esta ecuación, la palabra “saber” hace referencia al conocimiento científico impartido, siendo este la base de la formación profesional; “saber ser” hace referencia a las condiciones humanas que son intrínsecas a la persona y que deberían ser fundamentales, pues se refiere a aptitudes y comportamientos en función de las reglas de la ética y de la humanidad, también se refiere al sentido de responsabilidad.


“El saber hacer” hace referencia a la habilidad que debe poseer un profesional para ejercer bien su trabajo. Esta ecuación se conoce pedagógicamente bajo el nombre de aprendizaje por desarrollo de competencias y es el camino o la tendencia que se impone cuando se desea formar profesionales bajo los parámetros del mundo de hoy.

Integridad Y Coherencia


La integridad supone un valor vital para poder prosperar en el camino de la vida. Es el compromiso factico entre pensamiento y acción. Nada de verdadero valor y crecimiento puede ser obtenido sin la aplicación constante y decidida de un propósito integro, es decir, aquel que está en consonancia con nuestros más profundos pensamientos.

La realidad circundante nos muestra un modelo fluctuante de la existencia. Los parámetros de valor oscilan como si de estaciones se tratase. Nada tiene un valor imperecedero, genuino e inherentemente positivo. El comportamiento integro queda suplantado por patrones de “conveniencia”. 

Nuestras actitudes se amoldan a lo que la circunstancia demanda o requiere, produciendo así maneras de ser camaleónicas, poco integras y consistentes. ¿Y qué es lo que genera esta pobre actitud en los demás y en ti mismo? Una enorme desconfianza.

Por otro lado, abunda una manera de ser generalizada en las personas, las cuales, pregonan una serie de actitudes y pensamientos, pero modelan otros absolutamente distintos. Podríamos llamarlo el síndrome de la inconsistencia y la deshonestidad.

Establecen una serie de parámetros o códigos sobre los cuales cimientan su existencia, pero las distintas personalidades que “tienen” que adoptar según las circunstancias y los ambientes, modifican claramente su visión. Dejamos de ser nosotros mismos, para vivir una vida sin protagonismo, dejamos de ser coherentes con nuestra más profunda visión para satisfacer las demandas de otros. 

Dejamos de ser íntegros y verdaderos en cada una de nuestras intenciones para ser personas que se muevan en la frontera de lo políticamente correcto.

Puede ser que esta actitud nos ahorre algunos disgustos y nos permita contentar a la gran mayoría de personas, pero en el fondo de nuestro ser sabemos que no estamos actuando conforme a los dictados de nuestro corazón.

Se produce un grave desajuste de nuestra integridad. Cuanto mayor sea la diferencia entre nuestras acciones y nuestros valores, peor funcionará nuestra vida y menos felicidad obtendremos de ella. ¿Cuál es la razón de esto? La razón es que tus palabras no van acompasadas por tus actos.

Se produce un potente conflicto interno, ya que no podemos eludir el mensaje de nuestra conciencia, la cual nos insta a seguir nuestro particular camino hacia la realización. Puedes ignorar o no tener en cuenta aquello que sabes que debe hacerse, pero jamás puedes mitigar la voz de tu conciencia.

Es en la reflexión interna de este pensamiento cuando la integridad entra en juego. Tomas conciencia de que no puede haber felicidad, crecimiento y contribución, si tu manera de ser no se ajusta a tus valores y visiones más profundos. 

Es aquí́ cuando se produce el cambio necesario hacia la verdadera realización. Te conviertes en aquel que actúa según lo que piensa, que lidera con el ejemplo de la acción.


domingo, 22 de julio de 2018

Cumplir Con Lo Prometido


Una promesa implica el cumplimiento de un compromiso, bien sea con uno mismo o con otra persona. Cumplir con lo prometido es beneficioso para ambas partes: para el prominente porque se siente bien consigo mismo al haber cumplido con su voluntad y haber llevado a cabo su logro personal y para el promisario (beneficiario) porque ve cumplido lo que inicialmente se le había ofrecido.

Cuando cumplimos nuestras promesas ganamos en credibilidad y hacemos que los demás aumenten la confianza en nosotros y nos vean como personas más fieles, leales y responsables, lo que se traduce en un incremento de nuestra autoestima. Por el contrario, si fallamos e incumplimos lo que hemos prometido nos presentaremos ante los ojos de los demás como personas desleales, poco comprometidas e irresponsables, en las que no confiar demasiado porque no sabes si van a responder. Quizás por no disponer de tiempo suficiente, bien porque nos arrepentimos a última o porque consideramos después de hacer la promesa que no es lo suficientemente importante como para cumplirla, el perjuicio de faltar a nuestra palabra hace mella en nuestra reputación y daña nuestra autoestima.

Si ya resulta hiriente para los beneficiarios cuando no se cumple una promesa, imagínate lo que supone para un niño que un padre prometa algo que después nunca lleva a cabo. El impacto negativo, la decepción, frustración y desilusión que puede llegar a generar en un niño el incumplimiento de una promesa por parte de sus padres hace que mengüen la confianza depositada en ellos, e incluso su autoridad.

Además, este hecho puede repercutir gravemente en la autoestima del infante hasta el punto de sentir que sus padres no le quieren lo suficiente como para validar su palabra. Como ya hemos mencionado anteriormente, los niños tienden a copiar modelos de conducta, por ello hemos de intentar cumplir con todo aquello que prometemos o al menos procurar que nuestras promesas no generen demasiadas expectativas para que la caída después sea menos dolorosa.

Sigue estos consejos si tienes compromisos con tus hijos: Si tienes una o varias promesas recientes, cúmplelas sin dejar pasar más el tiempo. Si últimamente has incumplido alguna recuerda pedir disculpas sinceras y enmendar el error con alguna recompensa de otro tipo. Sé lo más honesto posible y si prevés que no vas a poder cumplir una promesa explícale con franqueza a tu hijo las razones. Un argumento lógico y razonable a tiempo seguro que amortiguará la decepción. Si vas a prometer algo a tus hijos, reconoce primero tus capacidades y sé lo más realista posible. 

No prometas alcanzar la luna y las estrellas si solo vas a llegar a contemplarlas. Controla tus impulsos de prometer, especialmente si quieres recompensar a tu hijo por un gran logro conseguido.

Cuando prometas, especifica, concreta y deja claro el objeto de la promesa para que no haya malos entendidos ni falsas expectativas que pueda crear mayores desilusiones.

Las promesas que le hagas a tus hijos han de ser sinceras y no por presión social, como por ejemplo el hecho de ver que otros padres les compran cosas a sus hijos, o por el sentimiento de culpa, por ejemplo ante un divorcio. Ellos tampoco han de presionarte para que les prometas algo.

Hazle saber a tus hijos que las recompensas fruto de las promesas son un extra adicional y no la norma a seguir.
   
Siempre es mejor que prometas poco pero lo lleves a cabo a que les hagas muchas promesas y te quedes a mitad de camino en todas. 

Antes de abrir la boca y formular una promesa piénsalo muy bien: a quién vas a prometer algo, cuál va a ser el objeto de la promesa y si piensas honestamente que vas a ser capaz de cumplirla.


Integridad Humana

El concepto de integridad, que deriva del término de origen latino integrîtas, hace hincapié en la particularidad de íntegro y a la condición pura de las vírgenes. Algo íntegro es una cosa que posee todas sus partes intactas o, dicho de una persona, hace referencia a un individuo correcto, educado, atento, probo e intachable.

Una frase que puede funcionar para mostrar más claramente el significado último del concepto que nos ocupa es el siguiente: “Eva era una persona admirada por todos y especialmente por una gran cualidad que poseía, su integridad, que la hacía ser equilibrada, honesta, justa y ante todo defensora de las injusticias”.
Puede hablarse, por ejemplo, de la integridad moral. Esta se reconoce como una cualidad humana que le da a quien la posee la autoridad para decidir y resolver por sí misma cuestiones vinculadas a su propio accionar. La integridad moral está también aceptada como un concepto de orden jurídico y todas las constituciones democráticas vigentes lo consagran como un derecho fundamental.

En este caso con el citado concepto de integridad moral lo que viene a establecerse, por tanto, es que una persona en cuestión sea defensora a ultranza de sus derechos, pensamientos, ideas y creencias en base a los cuales no sólo actúa de un modo u otro sino que también basa sus comportamientos.

Tal es la importancia que tiene aquella citada clase de integridad que estamos abordando que la legislación de países como España lo engloba dentro del desarrollo de sus normativas y leyes. Así, por ejemplo, en la Carta Magna de la citada nación se protege a aquella como un derecho fundamental. Y eso sin olvidar que también a nivel internacional existen tratados muy diversos que también hacen lo propio con la integridad moral y que condenan todos los actos que puedan atentar contra la misma tales como la tortura, los tratos inhumanos o las penas crueles.

Por otra parte, la integridad personal permite nombrar a la totalidad de las aptitudes que puede llegar a reunir un ser humano. Una persona íntegra se destaca por no conformarse con una única actividad sino que recorre distintos campos del saber.



Las Buenas Personas


¿Cansado del trepa, del que espera que tropieces para hacerse con tu puesto, del que sabes que te pone buena cara y al girarte te está poniendo verde, del que solo piensa en él mismo y carece de empatía? Esto es la selva. La experiencia nos dice que hay deshonestos, desleales, corruptos, imbéciles, desagradecidos, oportunistas, imitadores y un sinfín de especímenes que a veces no sabes ni cómo clasificar.

Pero tú no eres así, por eso estás leyendo este artículo. Tiendes a replantearte tu forma de ser y actuar porque cada vez que te comportas conforme a tu escala de valores y eres benevolente, alguna de esas fieras te hace dudar.

Mucha gente te dirá: "Tú es que eres tonto, de bueno eres tonto de remate, así no llegarás a ningún sitio porque siempre habrá uno que te quiera hacer daño. Espabila que este mundo es para los listos".

Pues queridos, yo me he llevado en la vida un palo detrás de otro, y los que me quedan por recibir. Pero me niego a sucumbir al poder de los insensibles, a los que practican la crítica despiadada porque es la única herramienta que tienen para hacerse valer. No serían nada si no desacreditaran a quien bien intenta ganarse la vida. Son unos amargados, que necesitan contagiar su ira y avinagramiento al resto de la humanidad. Porque cuando los demás comparten y son generosos, la rabia les mata por dentro. Y si pudieran, desaparecerían del mapa y se desintegrarían con tal de perderse tu victoria.

¡No desistas! Ni se te ocurra, no te cambies de bando. ¿Y sabes por qué? Porque hay cambios que en lugar de enriquecerte, te empobrecen y te convierten en tan mediocre como los buitres. Lo bueno de ser bueno, es que en algún momento tiene su recompensa, y el que es como tú, te descubre, se pega a ti y generas sinergias. Yo he conocido a gente maravillosa, con ganas de compartir, de sumar, de ofrecerse. Y solo por esto, vale la pena cualquiera de las puñaladas recibidas.

Si buscas que tus actos tengan un efecto bidireccional, igual equivocas el objetivo. Aquí no se trata de recibir, sino de comportarte de forma honesta y coherente con tu escala de valores. Nada más. No busques recoger, solo sembrar. Tarde o temprano, algo vuelve a ti. Porque la buena gente se siente cómoda con los de su misma escala de valores y poco a poco se irán encontrando.



sábado, 21 de julio de 2018

Constructores Del Mañana

"Los hombres amontonan errores en sus vidas
y crean un monstruo al que llaman destino”.
John Hobbes

"Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras.
Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos.
Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos.
Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino."
Mahatma Gandhi

"Debemos obrar,
no para ir contra el destino,
sino para ir delante de él".
Hebbel

"El hombre es el verdadero creador de su destino.
Cuando no está convencido de ello, no es nada en la vida".
Gustavo Le Bon

Muchas personas creen que la vida es una cuestión de azar, que las experiencias y oportunidades que se presentan espontáneamente, además de ser gratas sorpresas, son lo mejor manera de vivir y de crecer personalmente. Este tipo de personas confían más en los eventos externos y por esa razón esperan a que las cosas sucedan.

Son personas que creen en las coincidencias y que el universo les tiene preparado un gran futuro, sencillamente porque sí.
Según este tipo de personas, sólo tienes que “darle tiempo al tiempo" y resistir las inclemencias de tus problemas en la vida. Al fin y al cabo, “después de la tormenta llega la calma”, así que lo mejor que puedes hacer es soportar las dificultades actuales, porque tarde o temprano, "vendrán tiempos mejores" para ti.

El destino que está escrito especialmente para ti te encontrará y ya no tendrás las complicaciones que tienes ahora, después de todo “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”, así que algún día, quieras o no, tus inconvenientes terminarán.

Sencillamente, las cosas extraordinarias de la vida aparecen de forma inesperada, tú simplemente tienes que estar –de una u otra manera- preparado para hacer uso de los buenos momentos que el destino te está ofreciendo o te ofrecerá, mañana mismo o en un par de años.

A toda esta verborrea fantasiosa e idealista, me opongo rotundamente.



Decisiones


Todas las cosas que nos ocurren en la vida son resultado de alguna decisión. A veces son decisiones pequeñas, que podemos tomar sin apenas darnos cuenta: ¿voy por la derecha o por la izquierda?, ¿cruzo la calle o sigo andando por la acera?, ¿entramos en este bar o mejor vamos a otro? Otras veces pueden ser decisiones mucho más trascendentales: ¿acepto su propuesta de matrimonio o es demasiado pronto?, ¿me arriesgo y me dejo llevar con ese chico que me gusta?, ¿debería hacerme donante de órganos?

Decidimos qué queremos aprender, a qué nos queremos dedicar, en qué queremos invertir nuestro tiempo y con quién deseamos compartirlo. Decidimos qué deporte practicar y cuándo, decidimos qué queremos comer o beber, elegimos qué libros queremos leer, qué películas queremos ver y qué música queremos escuchar, y también decidimos qué queremos hacer con lo que hemos leído, visto o escuchado. Y al elegir, nos hacemos responsables de las consecuencias positivas y negativas que nuestras elecciones nos puedan traer.

Nosotros decidimos, y lo hacemos libremente, por lo que debemos asumir los riesgos, costes y consecuencias de dichas elecciones. Y nosotros las aceptamos, pero seguramente cada uno de nosotros no ha podido evitar pensar alguna vez qué habría pasado en nuestra vida, o cómo sería si nuestra decisión hubiera sido diferente. Si en vez de tomar el camino de la derecha hubiéramos tomado el de la izquierda, o si nos hubiéramos dado la vuelta y salido corriendo sin elegir ninguno de los dos.

Porque echando la vista atrás, ¿cómo sería tu vida ahora, si en un momento dado no hubieras tomado la decisión de irte a estudiar a otra ciudad o a otro país; si en vez de irte a un importante núcleo cultural hubieras decidido quedarte en tu pequeña ciudad de provincias? Quizás ahora, en vez de ser una persona independiente que no necesita ni depende de nadie, con estudios, un trabajo, amigos de todas partes del mundo y libre para hacer lo que quiera, serías una persona sin mayores horizontes. O puede que no.

Y es que aunque muchas veces no sepamos cómo una decisión puede cambiar el curso de nuestra vida, nos guste o no, esta está condicionada por cada elección que hacemos. Porque como decía Joseph O'Connor: "La vida consiste en una serie de pequeñas decisiones".


Así que, si la vida es el recuerdo de nuestras decisiones, entonces no podemos cambiar lo que somos, pero sí que podemos elegir lo que seremos. Elige bien.

Descubrir Tu Vocación

“Allí donde se cruzan tus talentos y las necesidades del mundo, está tu vocación”. – Aristóteles

¿Cuál es tu vocación? ¿Qué estás llamado a hacer? ¿Qué carrera profesional escoger? ¿Qué especialidad? ¿A qué nicho dedico mi blog? . . .

Se puede decir de muchas formas pero el problema es el mismo: no sabemos qué camino es el adecuado para nosotros.

Algunas personas encuentran la respuesta de forma clara en una etapa temprana de su vida. Otros, en cambio, no sentimos que ninguna dirección nos atraiga lo suficiente como para descartar otras posibilidades.

Este segundo grupo, el de los “indecisos”, es el más numeroso.

Sí, todos nos dedicamos a algo concreto pero eso no quita que sigamos teniendo un dilema interno. Qué remedio, o elegimos un camino o nos quedamos de brazos cruzados.

Esta entrada es para ayudar al indeciso a encontrar su camino.

Nada Es Permanente
Ya lo dijo Buda: “lo único permanente es el cambio”.

No tengas miedo por elegir hoy un camino, estés seguro de tu elección o no.

Nada te obliga a seguir un camino (una profesión o especialidad) de por vida.

Las personas somos seres complejos y nuestras inclinaciones cambian con el tiempo. Lo que hoy te puede parecer tu vocación “mañana” ya no lo es, o ya no lo es como solía serlo.

Me explico: no hay razón para atarnos toda la vida a una elección que hemos hecho en el pasado y que ya no nos satisface como antes.

No tengas miedo al cambio. Si alineas tu camino con tu “yo” interno no puedes estar equivocado. Elige con el corazón.

Si nada es permanente tampoco tiene por qué serlo tú vocación.

Dicho esto, cierto grado de permanencia en tus decisiones es necesario. Las cosas buenas llevan tiempo y las profesiones y los negocios, como las cosechas, necesitan tiempo para dar frutos.

La estabilidad es deseable. Lo importante es que NUNCA te veas atrapado en la falsa idea de que siempre habrás de hacer lo mismo durante toda tu vida.

Hacer algo que no te satisface significa frustración e infelicidad. Siempre puedes elegir.

Siempre puedes cambiar de rumbo.

Evolución De La Capacidad De Pensar


Cada uno de nosotros puede imaginarse a un hombre y puede también pensar en el hombre.
Imaginarse a un hombre significa referirse necesariamente a su porte, color, manera de ser, etc.; cuando imaginamos a un hombre necesariamente lo individualizamos, nos referimos a un hombre determinado, con características individuales, propias. Para ello nos servimos de las imágenes.
Para pensar en un hombre “No” nos preocupamos si es alto, bajo, gordo, blanco, negro. Al pensar en el hombre tomamos solamente en cuenta las características comunes y profundas, caracteres que son aplicables a todos los hombres, en el pensar del hombre se opera con ideas y conceptos.
La diferencia entre imaginar y pensar deriva del hecho de que en el primer caso operamos con imágenes y en el segundo lo hacemos con conceptos (el concepto es un contenido de la conciencia, fruto de abstracción y generalización.
La formación de conceptos en el niño tiene lugar ya en los primeros años. De una vaga comprensión de la situación global, el niño pasa a la aprehensión gradual de las semejanzas y diferencias existentes en las cosas o situaciones concretas. 

Entre los dos y los cuatro años se elevan del nivel concreto al nivel abstracto. Cuando el niño es capaz de expresar verbalmente lo referente a los objetos o personas que lo rodean, utiliza ya conceptos abstractos.

Naturalmente que el niño en este periodo de su vida utiliza conceptos simples. La capacidad de operar con conceptos más complejos, como ser conceptos científicos, matemáticos o filósofos, aparece más tarde con la mayor madurez y la mayor experiencia. Esto tiene lugar en la adolescencia, aunque numerosos psicólogos sostienen que dicha capacidad ya aparece a los ocho años en el niño normal.
Ciertos conceptos abstractos son difíciles de ser captados por el niño. Así el concepto del tiempo lo capta difícilmente. La aprehensión de este concepto esta penetrado de afectividad. El tiempo que transcurre agradablemente es corto para el niño, mientras es largo si lo pasa con desagrado. 
La relación entre causa y efecto no la capta el niño ni sabe aplicar principios generales a situaciones específicas.
Solo alrededor de los siete u ocho años, el niño empieza a captar las relaciones entre causa y efecto. Con el desarrollo mental el niño comienza también a evaluar sus propias acciones y a juzgar el punto de vista de otras. Comienza a formular sus propias afirmaciones sobre los hechos reales y presenta argumentaciones cada vez más lógicas. A los once o doce años, el niño comienza el raciocinio deductivo y muestra la capacidad de formular y criticar las hipótesis.
En general la experiencia ha demostrado que el niño que se muestra inteligente a esta edad, si conserva su salud, se mantendrá con igual capacidad en la adolescencia y en el periodo de la juventud y de la madurez.
La llegada de la adolescencia se caracteriza por dos aspectos desde el punto de vista del desarrollo intelectual.
La inteligencia del adolescente se concentra sobre determinados problemas. 
Eso permite descubrir en el adolescente los intereses particulares que juegan un papel muy importante en la orientación vocacional y profesional del joven. 
Además es el periodo dialéctico en la vida del muchacho donde exige las razones del de todo, es la edad razonadora por excelencia. En este periodo el adolescente capta también con claridad la noción de la ley.
La creatividad hace referencia a esa capacidad innovadora del hombre que no surge de una deducción matemática o lógica.

En los niños de seis a ocho años se les puede educar y enseñar a tener cierta originalidad y a no conformarse con lo típico.
Los ejercicios para estimular la creatividad se basan en propuestas de carácter abierto, permitiendo multiplicidad de respuestas, y los padres debemos aceptar preguntas divergentes y curiosas y admitir nuevas ideas.
Resolviendo de muchas maneras diferentes los problemas facilita el pensamiento productivo frente al reproductivo o repetitivo.
Que el pensamiento es creativo quiere decir que construimos nuestra realidad de acuerdo a nuestros pensamientos y creencias. Estos pensamientos básicos se forman en la primera infancia, en el nacimiento e incluso en la vida intrauterina. 
Por eso la búsqueda, identificación y reconocimiento amoroso de los pensamientos y creencias es básico para la transformación de nuestra realidad.


Conectarse Con La Vida


Hay momentos en los que la claridad se reduce y la confusión aumenta. No se discierne bien cuando la actividad mental nos mantiene ocupados con pensamientos negativos, inútiles y que debilitan. En esos momentos se ha desconectado del poder interior de cada uno y se está más expuesto a ser vulnerables a las influencias externas. Entonces cuesta encontrar las soluciones adecuadas que liberen de las presiones y de los obstáculos.

Es bueno no precipitarse y saber esperar a que se disuelvan las nubes. Entre los hábitos y el parloteo mental es fácil dejarse llevar por los impulsos. Es preferible fortalecer la voluntad para no ser una marioneta de los impulsos, hábitos, ni los deseos compulsivos.

Para lograrlo, cada día puede proponerse realizar algo o concentrarse durante un rato meditando o caminando. Observe cómo usted mismo boicotea su propósito, pero aun así ejercite su voluntad: haga lo que se ha propuesto. Por ejemplo, ¿cuán a menudo consume información cada día?, ¿cuántos minutos por hora?, ¿por qué consume información con tanta frecuencia?, ¿qué porcentaje de la información le nutre y cuánta es una pérdida de tiempo y de energía? Ejercite su voluntad: “Esta semana sólo miraré el correo electrónico, las noticias y webs dos veces al día”, y decida cómo va a reemplazar ese tiempo con su creatividad. O bien, “a tal hora cada día de esta semana voy a desconectar el teléfono durante 15 minutos y voy a relajarme y a pensar en algo inspirador que me conecte con lo que me da vida”. Pensar en algo que le revitalice, que le recuerde lo que es esencial y tiene sentido para usted. Elija una acción que implique desarrollar su voluntad.







viernes, 20 de julio de 2018

Pensamiento Profundo


“Hoy en día imperan las relaciones con desconocidos a los que se les llama “amigos” y se establecen vínculos que difícilmente tendrán tensión o dificultades, por ello del mismo modo que inician se diluyen y desaparecen; son por sí mismos superficiales e irreales e incluso, ponen en riesgo la esencia y el sentido real de la comunicación que humaniza y engrandece la facultad superior del hombre”

Desarrollar la capacidad para obtener una respuesta común y universal sobre los problemas globales del mundo, pero que al mismo tiempo resulte atinente a los contextos regionales y responda a las necesidades sociales, económicas, políticas y culturales, es uno de los desafíos de la educación que se promueve mediante la profundidad de pensamiento e imaginación, para ello es importante comprender que la globalización en aras de extender el conocimiento y desarrollar vínculos simétricos de vinculación, ha privilegiado la inmediatez y superficialidad del conocimiento sobre el sentido minucioso y laborioso de su construcción, lo que ha mermado y en algunos casos aniquilado, la capacidad de pensar con seriedad y sentido crítico.

La proximidad y transferencia con los medios, dispositivos o vehículos de comunicación ha generado una cultura de la impronta que privilegia usar, compartir o comentar temas, ideas o conceptos desde la primera impresión que éstos generan o tomando como verdad todo cuanto se exhibe y publica; de ahí el éxito del fenómeno mediático que distrae, permea y viraliza pero que no siempre se sostiene en información confiable y válida.

Es innegable el riesgo por el que atraviesa el proceso de toma de decisiones, cada vez se es menos consciente de la manera en que se atiende y entiende lo que (nos) ocurre, se ha debilitado u omitido el basamento racional y sensitivo que permite asumir la responsabilidad de aquello que se dice o hace e incluso de la manera en que se generan las relaciones con los otros y con uno mismo.

Las relaciones han dejado de ser (inter)personales y físicas, se han visto desplazadas por “relaciones” digitales que conectan a un individuo con otro, el cual está detrás de un dispositivo supliendo a un yo real o auténtico en lo que dice y comparte, incluso en la manera en que reacciona a aquello que comparte ya que sus interacciones se encuentran tamizadas por el uso de estos dispositivos digitales.

Hoy en día imperan las relaciones con desconocidos a los que se les llama “amigos” y se establecen vínculos que difícilmente tendrán tensión o dificultades, por ello del mismo modo que inician se diluyen y desaparecen; son por sí mismos superficiales e irreales e incluso, ponen en riesgo la esencia y el sentido real de la comunicación que humaniza y engrandece la facultad superior del hombre.

Se han desarrollado sociedades superficiales abanderadas por un relativismo moral que impulsa el consumismo y el hedonismo. Se privilegia el tener sobre el ser retrasando y/o anulando el desarrollo del pensamiento crítico y moral, lo que genera una visión distorsionada de la realidad. Entonces se privilegia la percepción individual sobre la objetividad o la contundencia de los hechos, de este modo aquello que se necesita o desea puede resultar peligrosamente frívola y vana.


El país, y el mundo en su generalidad, están alejados del pensamiento analítico y profundo que entrama el discernimiento y la capacidad para identificar y asumir las consecuencias de los actos; cada vez resulta más difícil respetar al otro, privilegiar su bien ser y su bienestar; por ello resulta imperante integrar un ecosistema de interacciones sanas y equilibradas que promueva el desarrollo balanceado, armónico y justo.

Altruismo


Cada día de nuestra vida, entramos en contacto con otras personas, con sus formas de vida y sus necesidades. En ocasiones, notamos que es necesario y posible ayudar algunos, y en ese instante, es justo cuando se define si nuestro sistema de valores nos impulsa a actuar de manera egoísta o de manera generosa y altruista.

Es común escuchar que el ser humano tiene una naturaleza egoísta que lo lleva a perseguir como prioridad su bienestar particular como algo innato o normal, en franco desconocimiento de los deseos, intereses y necesidades de los demás. Por otra parte, existen numerosos pensadores, investigadores y filósofos que ven en el corazón humano, la semilla noble y latente del altruismo y la generosidad.

Altruismo, es una palabra derivada del francés antiguo “altrui”, y significa “de los otros”. Se define generalmente, como devoción, preocupación y sacrificio personal en busca del bienestar de otros. En lo personal lo defino como la capacidad humana de expresar amor, servicio o compasión de manera consciente, voluntaria, y desinteresada, con el objetivo único de generar bienestar o la felicidad a la vida de otros.

Dada su capacidad de vencer las tendencias egoístas, el altruismo es considerado una virtud practicada por pocos, aunque no falta quienes como Nietzsche, consideren que el altruismo y la compasión son una contribución a la creación de “almas débiles”, y que cada uno debe librar su batalla para emanciparse.

Algunos investigadores afirman que el altruismo nace en el hombre antes de los dos años de edad, lo que marcaría una tendencia innata a ayudar. En el ámbito religioso, y aunque no hay referencia al término “altruismo” (la palabra fue acuñada por el filósofo francés Auguste Comte en 1851), existen escuelas religiosas, filosóficas o espiritualistas que consideran la bondad como natural en el ser humano, y predican la necesidad de practicarlo diariamente.

Una de esas visiones de aproximación humanitaria es la del budismo, que considera la existencia de dos caminos para el progreso espiritual y la felicidad. Estos son: el Hinayana o “pequeño vehículo”, que busca la liberación individual, y el Mahayana o “gran vehículo”, que pretende ayudar a todos, pues asume que los demás son iguales a nosotros. Tomar este segundo camino, implica tener la intención de ayudar, de ser útil, y de encontrar los medios para ayudar, lo cual requerirá virtudes como generosidad, paciencia, esfuerzo, constancia, etc.

La religión católica también asume la necesidad de ayudar a los semejantes y asume la frase: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, como una referencia fundamental en esa prédica.

Muchos otros han expresados su visión acerca del altruismo. Leo Buscaglia, autor de varias obra sobre el amor, ha dicho que “cada hombre que se acerca más a sí mismo, cuando se acerca a los demás. El sabio Pitágoras creía en un altruismo moderado y en la necesidad de que cada uno hiciera su parte para progresar. Afirmaba que lo adecuado era ayudar a nuestros semejantes a levantar su carga, pero no llevarla. La Madre Teresa, conocida practicante de la caridad, decía: “Al servir a los miserables, servimos directamente a Dios. Y el refrán popular que reza: “Haz bien y no mires a quién”, es una expresión claramente impulsadora del altruismo.

Para desarrollar el altruismo, se requiere desarrollar una nueva sensibilidad que nos perita comprender el valor de los demás, comprender que sin los otros no seríamos lo que somos, que todos vamos a envejecer y a morir, que dar es un camino a la felicidad, que se vive mejor sin egoísmos, cuando se trabaja en equipo con tolerancia, inclusión y respeto, y que las personas anhelan ser felices, y en ocasiones sólo requieren de un poco de apoyo externo.



Abuelo y nieto


Mejor No Preguntar

Nuestra sociedad se rige por tradiciones muy asentadas que, a menudo, parecen obligarnos a seguir el mismo sendero a todos y todas los que optamos por llevar a cabo una de ellas. Además, existe una tendencia benigna a la intromisión en diversos aspectos de la vida de los demás.

Esto ocurre mucho en parejas que toman la decisión de contraer matrimonio o bien optan por una convivencia sin otro papel de por medio. Los familiares y amigos/as, al ver esta situación, sienten una fuerza interior que les insta a preguntar: ¿y el niño pa’ cuándo?

Es cierto que es una cuestión muy habitual y que, por supuesto, el último objetivo de ésta es ofender a la pareja o a la mujer que se le expone. Sin embargo, la inercia no nos permite pararnos a pensar en la repercusión que esta simple pregunta puede llegar a tener.

Por un lado, hay hombres y mujeres que sencillamente no quieren ser madres o padres; les gusta su vida tal y como es y no sienten la necesidad de modificarla hacia ese rumbo. Y es completamente legítimo y respetable. ¿Quién dice que tengas que vivir sistemáticamente la vida que otros han escogido? En nuestro mundo hay cabida para diferentes opciones y cada uno/a es libre de elegir la más adecuada a su persona o momento vital.

Por otro lado, están las personas que sí sienten ese deseo de tener un/a hijo/a, pero no les resulta tan fácil conseguirlo. Por los motivos que sean, cada vez nos encontramos con más mujeres que tienen dificultades para quedarse embarazadas (independientemente del origen de las complicaciones). Muchas parejas lo intentan durante varios meses de la manera convencional, sin éxito. Y ese deseo, unido a la desilusión mensual, puede llegar a vivirse de manera frustrante a medida que el tiempo avanza. Afortunadamente, en la actualidad disponemos de métodos muy efectivos que pueden devolver la esperanza y la sonrisa a madres y padres innatos
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Si, además, a todo esto le sumamos la reiteración constante de este tipo de mensajes, no hay que tener muchas células espejo para deducir el efecto que llegaría a causar en esa persona.

Puede que, si eres de esos/as amigos/as o familiares que (con la mejor intención) tienden a preguntar sobre esa faceta de la vida de los demás, consideres replantearte no volver a hacerlo. 

Ahora que eres capaz de empatizar con ese hombre o esa mujer (a quien supones madre o padre a estas alturas de la vida) y de imaginar la magnitud de su sufrimiento, podrás ver con más claridad que hay expresiones que a veces sobran.


Frases Sobre Decir Y Hacer


“Si cree usted que la educación es cara, pruebe con la ignorancia”. Esto lo dijo la escritora sueca Derek Curtis y no puede tener más razón. 

Pero hay más.
 “Enseñar a quien no tiene curiosidad por aprender es sembrar un campo sin ararlo”. Richard Whately.

 “Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz por medio de ejemplos”, Séneca.

 “La única educación posible es ésta: estar lo bastante seguro de una cosa para atreverse a decírsela a un niño”, G.K.Chesterton.

 “Los niños son como cemento fresco, cualquier cosa que caiga sobre ellos deja una huella”. Haim Cinott.

 “El hombre comienza, en realidad, a ser viejo cuando deja de ser educable”. Arturo Graf.

 “Enseñar a niños es bueno, pero enseñarles lo que realmente cuenta es mejor”, Bob Talbert.

 “Enseñar es aprender dos veces”, Joseph Joubert.

 “Aprender es como remar contra corriente; en cuanto se deja, se retrocede”, Edward Benjamín Britten.

 “El maestro no es engreído, solo demuestra a sus alumnos que el saber no es cuestión de presumir sino de conocer que no por lucir somos sabios”.

 “Un ingeniero no es una copia, es original y se atreve a cambiar una realidad, no importa el tiempo o el espacio, todo es posible mientras crea que es así”.

 “Enseña más la necesidad, que la universidad”.

 “Un pueblo puede tener piedras, garrotes, pistolas o cañones; aun así, si no tiene libros está completamente desarmado”.

“La mejor manera de decir, es hacer”.



Perseverancia


Tener un propósito definido proporciona energía incalculable en la vida; pero concentrar en ese propósito todas las fuerzas es, ni más ni menos, hacerse invencible. Si tenemos un gran objetivo, una meta trascendente por la que valga la pena sacrificarlo todo, incluso la vida si fuere necesario, nuestra motivación será tan poderosa que seremos capaces de vencer todos los temores y ningún obstáculo nos parecerá imposible de superar.

Haz planes concretos para alcanzar tus objetivos

Tu éxito puede comenzar con una pluma y un papel; es decir, con la acción de fijar claramente tus metas, definir de modo preciso tus ideales y trazar un plan para alcanzarlos. Los logros humanos no son fruto de la casualidad. El azar lo único que lleva es al desorden y el caos. El azar jamás puede ser creativo. Si dejamos las cosas al azar, cuanto más tiempo pase, mayor será el desorden y más pronto el fracaso.

El trabajo debe hacerse bien, no solo para conseguir un salario honradamente, sino por nuestra propia dignidad. Si cumplimos bien con nuestras tareas, estamos fortaleciendo nuestro carácter y nuestra seguridad en nuestra capacidad para realizar el trabajo forma eficaz y eficiente. La edificación de nuestro carácter tiene que ser la primera y la mayor obra de nuestra vida. Y para formar un carácter firme y equilibrado, fundamento de una personalidad triunfadora, es necesario trabajar con esfuerzo y perseverancia para ser personas útiles...porque como bien dice el refrán "La ociosidad es la madre de todos los vicios"

Persevera hasta convertir en realidad tus sueños

Si quieres triunfar, inténtalo de nuevo...hasta que lo consigas. Es el secreto de las personas que triunfan. Quienes alcanzan la cumbre del éxito, no son personas que supuestamente nunca fallan, sino las que están dispuestas a aprender de sus propios errores. 

Equivocarse no es fracasar. El fracaso consiste en no saber rectificar. Si en tu vida tienes un objetivo claro y realmente valioso, siempre merece la pena intentarlo una vez más. 

La perseverancia a toda prueba en la lucha por alcanzar tu ideal es la clave del éxito.

jueves, 19 de julio de 2018

Cuando Me Preguntas


Pregunta usted si sus versos son buenos. Me lo pregunta a mí. Antes ha preguntado a otros. Lo envía usted a revistas. Los compara con otros poemas, y se intranquiliza cuando ciertas redacciones rechazan sus intentos. Ahora bien (puesto que usted me ha permitido aconsejarle), le ruego que abandone todo eso.

Mire usted hacia fuera, y eso, sobre todo, no debería hacerlo ahora. Nadie puede aconsejarle ni ayudarle, nadie. Hay sólo un único medio. Entre en usted. 

Examine ese fundamento que usted llama escribir; ponga a prueba si extiende sus raíces hasta el lugar más profundo de su corazón; reconozca si se moriría usted si se le privara de escribir. Esto, sobre todo: pregúntese en la hora más silenciosa de su noche: ¿debo escribir? Excave en sí mismo, en busca de una respuesta profunda. Y si ésta hubiera de ser de asentimiento, si hubiera usted de enfrentarse a esta grave pregunta con un enérgico y sencillo debo, entonces construya su vida según esa necesidad: su vida, entrando hasta su hora más indiferente y pequeña, debe ser un signo y un testimonio de ese impulso.

Entonces, aproxímese a la naturaleza. Entonces, intente, como el primer hombre, decir lo que ve y lo que experimenta y ama y pierde. 

No escriba poesías de amor; apártese ante todo de esas formas que son demasiado corrientes y habituales: son las más difíciles, porque hace falta una gran fuerza madura para dar algo propio donde se establecen en la multitud tradiciones buenas y, en parte, brillantes. Por eso, sálvese de los temas generales y vuélvase a los que le ofrece su propia vida cotidiana: describa sus melancolías y deseos, los pensamientos fugaces y la fe en alguna belleza; descríbalo todo con sinceridad interior, tranquila, humilde, y use, para expresarlo, las cosas de su ambiente, las imágenes de sus sueños y los objetos de su recuerdo.

Si su vida cotidiana le parece pobre, no se queje de ella; quéjese de usted mismo, dígase que no es bastante poeta como para conjurar sus riquezas: pues para lo creadores no hay pobreza ni lugar pobre e indiferente. 

Y aunque estuviera usted en una cárcel cuyas paredes no dejaran llegar a su sentido ninguno de los rumores del mundo, ¿no seguiría teniendo siempre su infancia, esa riqueza preciosa, regia, el tesoro de los recuerdos? Vuelva ahí su atención.

Intente hacer emerger las sumergidas sensaciones de ese ancho pasado; su personalidad se consolidará, su soledad se ensanchara y se hará una estancia en penumbra, en que se oye pasar de largo, a lo lejos, el estrépito de los demás. Y si de ese giro hacia dentro, de esa sumersión en el mundo propio, brotan versos, no se le ocurrirá a usted preguntar a nadie si son buenos versos. Tampoco hará intentos de interesar a las revistas por esos trabajos, pues verá en ellos su amada propiedad natural, un trozo y una voz de su vida. Una obra de arte es buena cuando brota de la necesidad. En esa índole de su origen está su juicio: no hay otro.


Por eso, mi distinguido amigo, no sabía darle más consejo que éste: entrar en sí mismo y examinar las profundidades de que brota su vida: en ese manantial encontrará usted la respuesta a la pregunta de si debe crear. Tómela como suene, sin interpretaciones. 

Quizá se haga evidente que usted está llamado a ser artista. Entonces, acepte sobre sí ese destino, y sopórtelo, con su carga y su grandeza, sin preguntar por la recompensa que pudiera venir de fuera. Pues el creador debe ser un mundo para sí mismo, y encontrarlo todo en sí y en la naturaleza a que se ha adherido.