¿Qué sería de la vida si no la tomamos en serio, si no
amamos en serio, reímos en serio, bromeamos en serio?
La sociedad está inmersa en una época en la que todo lo que hacemos tiene
una carga irrelevante, un espíritu que al mismo tiempo que puede significar
muchas cosas, no significa nada. Un beso, un mensaje o una obra de arte
pueden ser una expresión profunda de nuestro sentir; sin embargo, la mayoría
del tiempo pasan por un proceso que les resta significancia, provocado por
la sociedad misma y el profundo temor a comprometerse o definirse bajo
cualquier causa o estandarte.
¿Alguna vez te han dicho tus amigos que eres demasiado intenso por enojarte en
una discusión, defender un punto de vista o tomar muy seriamente tu relación de
pareja? Estas señales te ayudarán a identificar si realmente lo
eres:
Nunca ocultas tus sentimientos
Cuando conoces a alguien, lo
que menos te importa es lo que piense sobre ti, tu ideología o creencias. No
disimulas ni un instante tus sentimientos, sin importar si esto resulta
contraproducente. Siempre esperas que los demás estén enterados de lo que
sientes para evitar malentendidos o conflictos. Si tienes un problema con
alguien, eres directo y vas al grano en vez de especular o provocar dudas.
Te interesas realmente por lo
que te apasiona
La vida está llena de tantas personas como puntos de vista,
actividades e ideologías distintas. Por supuesto, hay algunas que no te
interesan, pero aquellas cuestiones que consideras importantes, las personas
que amas o las cosas que te apasionan, generan en ti un interés genuino
que se ve reflejado en tu vida diaria.
Te desespera el tiempo muerto
Si vas en camino a un lugar que queda a dos horas, te
desesperas pensando en que podrías ocupar ese tiempo haciendo otras
actividades. Mientras viajas en el transporte público, haces cuentas de los
minutos que recorrerás hasta llegar a tu destino, te molestas sobremanera si
por alguna razón esta estimación se incrementa, pues aunque en realidad no
tengas algo urgente que hacer, sabes que ese tiempo te pertenece y lo estás
perdiendo haciendo nada.
Defiendes a muerte tus puntos
de vista
Te enfrascas fácilmente en
discusiones profundas en las que defiendes tus puntos de vista sin
importar quién sea tu contrincante. No te tomas comentarios de esta naturaleza
como un chiste y siempre estás abierto al diálogo y la discusión de las ideas.
Hablas claramente y con
convicción
No eres de las personas que
sienten vergüenza o pánico escénico al hablar frente a una multitud. Parece que
expresar tus ideas es tu ambiente natural e imprimes la firmeza en la voz y los
argumentos necesarios para cada ocasión. La gente suele identificarte como un
gran orador, algunos creen que te enojas, pero en realidad, cuando tienes la
oportunidad de hablar, lo haces abiertamente y con pasión.
Eres sincero
Una persona intensa no tolera las mentiras. Entiende que
mentir es una actividad de sobra en un mundo que está plagado de farsas y
apariencias por doquier. A pesar de que puedas lastimar a alguien, sabes que es
mucho mejor ser sincero que ocultar una verdad que a la larga puede acarrear
mayores problemas y complicaciones.
Odias las conversaciones
banales
Si llegas a un sitio y la conversación versa sobre la moda,
el estado del tiempo, el smartphone de
novedad o algo que simplemente consideras como intrascendente, la charla pierde
todo tu interés. Tus temas suelen ser profundos e incluso tratas sobre
cuestiones filosóficas como el significado de la vida, el arte, la política
actual o la naturaleza del género humano.
Te molesta darle vueltas a
los asuntos
Cuando debes tomar una
decisión importante, analizas con el tiempo que consideras prudente antes de
elegir; sin embargo, casi todas tus primeras elecciones son definitivas debido
a que actúas de acuerdo a tu filosofía de vida. En las decisiones de menor
trascendencia, desesperas al ver como las demás personas se toman mucho tiempo
para elegir algo que de todas formas no tendrá una gran repercusión en
un futuro.
Prefieres las acciones a las
palabras
Nunca dices “ojalá nos
viéramos”, enfilas hacia su casa y le escribes en el camino. Lo mismo con todas
tus acciones: no te gustan las amenazas, simplemente consideras que cuando algo
está fuera de su lugar, la mejor forma de corregirlo es actuando al instante.
Te molestan las injusticias
Tienes un instinto natural que te hace explotar en cuanto
detectas una injusticia. Tratas de informarte sobre los contextos políticos y
sociales que ocurren en tu país y lo que para otros es un tema de burla, para
ti es una cuestión importante y te molesta que los demás no lo comprendan de la
misma forma.
Después de todo, ¿qué sería de la vida si sólo hubiera pusilánimes, gente que
cambia sus convicciones ante la crítica o se esfuerza por mantener una farsa y
ser parte del status quo? Las
personas decididas son aquellas que escapan del marasmo de la pasividad y
se esfuerzan por vivir intensamente durante el
diminuto instante en la inmensidad del tiempo y la vastedad del espacio que les
corresponde, al cual llamamos vida.
Así es que somos
Hugo W Arostegui