lunes, 4 de diciembre de 2017

Dar Sin Esperar Retribución



En la vida en algún momento nos creemos y nos ilusionamos esperando alguna cierta “recompensa” o algún tipo de “sorpresa” de parte de otra persona. Nosotros lo damos todo y aunque está bien dicho que no pidas nada a cambio por lo que tu des, indirectamente siempre esperamos algo de otra persona, si no es lo mismo o parecido a lo que tú haces o das, simplemente algo que haga ver nuestra recompensa por lo bien (o mal) que vamos con las cosas.

Cuando terminas una relación te pasas días, semanas, meses…machado y podrido pero con cierta fe e ilusión de que la otra persona está sufriendo por ti, te echa de menos, y está deseando al menos escuchar tu voz para saber cómo estas. Ya que, indirectamente, nos sentimos culpables de todo lo malo que le pase a esa persona porque tiempo atrás siempre estabas ahí en todo. No caigamos en el error. Como bien acabo de decir, nos ilusionamos y pensamos que es así y nos puedan llegar a sorprender. Nada más lejos de la realidad, no es así.

Con una sola llamada, conversación, o mensaje, te das cuenta que solo estás haciendo el ridículo. Mientras la otra persona le da igual todo y se dedica a decirte que la dejes en paz y hagas tu vida, tú has estado soñando día y noche con que esa persona hacia lo mismo contigo y en el fondo deseaba hablarte y estar a tu lado.

Te sientes ridículo nuevamente, tristeza, rabia, odio…así transcurren tres sentimientos en menos de cinco segundos por lo que acaba de suceder. Pero no, la última, odio, difícil sentirlo cuando amabas a tu pareja, amistad… realmente. Si alguien de verdad te quiere o te quiso, tarde o temprano, siempre volverá, mientras, no esperes nada e intenta no soñar porque transformaras tu vida en una pesadilla.

Nunca esperes nada de nadie y así no seremos defraudados. Suerte a aquellas personas que les den y les sorprendan día a día y enhorabuena. A los que no, adelante. Se tú mismo y no dejes que esas desilusiones acaben contigo y con tu ilusión, por la vida, la amistad, y el amor.

Eso sí, lo mejor es aprender a volar solos, no vaya a ser que tanta espera de algo o de alguien se demore hasta acabar estampados en nuestra… querida estampa.

Aunque yo cambiaria un poco la última parte. Y es que deberás tener esperanza porque si la pierdes y esas desilusiones acaban contigo… entonces te conviertes en un mero especulador.


Trascender Límites


Estamos a solo unas cuantas semanas de que termine el año y como es usual en diciembre, durante el mes nos dedicamos a revisar las cosas importantes que nos sucedieron desde que comenzó el año.
Es un periodo además donde sentimos que tenemos la oportunidad de comenzar de nuevo y a veces nos comprometemos con resoluciones y propósitos que por ejemplo, nos ayudarían a ser mejores personas, cuidar más nuestra salud o estar más en contacto con nuestros seres queridos.

Sin embargo la mayoría de las resoluciones y propósitos nos cuesta mucho mantenerlos y eso aumenta nuestra frustración respecto al tema que hemos elegido cambiar o ajustar a través de ellas.
Por eso es que este fin de año mi sugerencia es que no pienses en resoluciones y en cambio pienses en límites y te prometas solamente ir un poco más allá de ellos.

¿Cuánto tiempo puedes correr sin cansarte? ¿Un minuto? ¿5 minutos? ¿10 minutos? ¿Una hora?
Tu respuesta es tu límite en lo que a eso respecta, y solo puedes trascenderlo cuando lo conoces, y es algo que además debes hacer poco a poco, que necesita de trabajo, atención y consciencia.

Mientras creces aprendes cuáles son los límites de las cosas para mantenerte a salvo. Conoces así cuál es tu límite para saltar, para correr, para relacionarte con tus amigos, para estudiar e incluso cuál es tu límite para amar. Algunos los pones tú a través de lo que experimentas en la vida, y otros los tomas por lo que te cuentan tu familia o amigos respecto a las cosas.

Es algo que hacemos de forma inconsciente en nuestro crecimiento y una vez que ponemos ese límite, creamos un muro en nuestra experiencia que no nos permite ir más allá a menos que lo hagamos de forma totalmente consciente y con plena atención de estar trabajando y trascendiendo el límite.

Un viejo adagio dice que “no se le pueden enseñar nuevos trucos a un perro viejo”, y aquello es lo que sucede cuando decidimos quedarnos dentro de los límites conocidos ya sea por seguridad o comodidad. Porque dejar de trascender los límites que nos colocamos mientras crecemos es dejar de crecer y detener el avance de la fuerza de la vida en nosotros y el impulso de innovación y evolución que todos los humanos poseemos.

Entonces la invitación es a que durante diciembre busques tus límites. ¿Qué no te atreves a aprender? ¿Qué no te atreves a hacer? Y durante el 2018 llega a ellos y poco a poco atraviésalos y descubre que hay más allá de ellos.


domingo, 3 de diciembre de 2017

Diversidad


Diversidad cultural y Derechos Humanos

Conviene aclarar que la defensa de la diversidad cultural no significa aceptar que todo vale, que todo lo que los pueblos crean sea siempre bueno. Lo que es siempre bueno, en cualquier dominio, es la diversidad… si es auténtica, es decir, si no hay imposición forzada de unas formas sobre las otras. 

Y cabe afirmar eso, entre otras razones, precisamente porque no todo vale. A menudo es el contacto entre diferentes culturas lo que permite cuestionar los aspectos negativos y aprovechar los positivos de cada una de ellas. Podemos concluir que la diversidad cultural es siempre positiva en sí misma porque nos hace ver que no hay una única solución a los problemas, una única ley incuestionable… y eso nos autoriza a pensar en distintas posibilidades, a optar sin quedar prisioneros de una única norma. Con otras palabras, en situaciones de libertad, ninguna peculiaridad cultural, digamos "regresiva", acaba imponiéndose a otras más avanzadas, más satisfactorias para la generalidad de las personas.

Algunos se preguntan, sin embargo, si ello no supone una homogeneización, una pérdida de diversidad cultural. ¿No se puede caer en etnocentrismos estrechos? ¿Por qué, por ejemplo, hay que imponer a otros pueblos los derechos humanos propios de la civilización occidental?

Para empezar, los derechos humanos, no pertenecen a la cultura occidental; son el fruto reciente y todavía incompleto de una batalla contra las tradiciones opresivas presentes en todas las culturas. Y se apoyan en elementos liberadores presentes también en las diversas culturas. No se puede hablar, como han hecho algunos líderes políticos, de la "superioridad de la tradición cultural occidental" porque respeta los derechos humanos y reconoce la igualdad de derechos de ambos sexos… olvidando que hasta hace muy poco ninguna mujer tenía derecho a votar, ni podía viajar a otro país, ni tampoco realizar una transacción económica de alguna entidad sin permiso del marido, y olvidando también que en esos países de “tradición cultural occidental” algunos derechos humanos reconocidos son frecuentemente violados.

No tiene sentido hablar de los derechos humanos como una imposición de la cultura occidental, ni como un ataque a la diversidad cultural. Se trata de un movimiento transversal que recorre todas las culturas y que va abriéndose paso con mayor o menor dificultad en todas ellas. Cuando el burka y todo lo que representa constituya un objeto visible únicamente en los museos, ello no constituirá ninguna pérdida de diversidad cultural, sino que significará el fin de una trasgresión de derechos fundamentales de las mujeres, liberará la creatividad de un segmento importante de la humanidad y dará paso a nuevas creaciones culturales.

Pero, ¿no nos condena eso a la homogeneización, a la pérdida de la diversidad cultural? "¿No nos estaremos yendo -se pregunta Maalouf, criticando el actual proceso de globalización- hacia un mundo gris en el que pronto no se hablará más que una lengua, en el que todos compartiremos unas cuantas e iguales creencias mínimas, en el que todos veremos en la televisión las mismas series americanas mordisqueando los mismos sándwiches?".

Hoy existen riesgos serios, muy serios, sin duda, de pérdidas irreparables del patrimonio cultural de la humanidad: ya hemos hablado de las miles de lenguas y otras aportaciones culturales en peligro. Pero el hecho mismo de tener conciencia de los riesgos crea condiciones para atajarlos. El verdadero peligro estriba, ante todo, en no ser conscientes de los problemas o en tener una percepción equivocada de los mismos.

Por eso es importante profundizar en los problemas y no contentarse con los tópicos. Es necesario, pues, analizar más detenidamente ese proceso de globalización o mundialización cuyos efectos homogeneizadores tanto asustan a algunas personas. Quizás ello nos permita ver que no todos los signos son tan negativos y podamos separar el grano de la paja.


Humanismo


El concepto de ‘condición humana’ tiene una larga tradición en filosofía. Expresa una manera de ‘estar en el mundo’ específica, viviendo y actuando en él. La «condición» (cambiante, social) expresa lo opuesto a la «naturaleza» (biológica, eterna, intransformable). En tal sentido la condición humana permite una respuesta al problema del mal radical: el mal pertenece a la naturaleza y sólo la ‘condición’ (política) permite abordarlo. 

Con la naturaleza no se dialoga, pues ella se impone; la ‘condición’ en cambio, y por decirlo en los términos de Jaspers, no es «ser-así» sino «poder-ser», libertad en definitiva. LA CONDICIÓN HUMANA de Arendt da por supuesto que el lector conoce la distinción entre «naturaleza» y «condición» antes de ponerse a leer el libro (circunstancia que en los tiempos que corren no siempre es puede darse por descontada).

Fue Montaigne quien empezó a hablar de «l’humaine condition» Cuando Montaigne afirma que: «Cada hombre lleva la forma de la humana condición» (ESSAIS, II, XIII) no intenta en modo alguno definir un concepto de humanidad que ofrezca a cada hombre su norma o su medida. 

Lo que Montaigne pretende expresar es que no existe una representación universal del hombre sino tan solo seres humanos concretos. La condición no es algo privativo de los ‘grandes’, sino propia y específica de cada cual en su diferencia  — y de esa manera su afirmación es antiplatónica.   

Pero para un lector de 1958, ‘condición humana’ era especialmente un concepto que resonaba previamente en EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO de Sartre, en el pensamiento de Jaspers y en una novela de André Malraux de título homónimo que hoy es poco leída, pero cuyo influjo fue fundamental en su época.

Arendt retoma el concepto de ‘condición humana’ desde Sartre que en EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO había escrito: «No es por azar que los pensadores de hoy hablan más habitualmente de la condición del hombre que de su naturaleza. Por condición entienden con más o menos claridad el conjunto de los límites a priori que esbozan su situación fundamental en el universo».

En una lectura atenta del párrafo sartriano antes citado podrían analizarse tres cuestiones. Por una parte la ya referida de la concurrencia entre condición y naturaleza. En segundo lugar está el tema de los límites a priori. Para Sartre hay otros límites (el trabajo, la muerte) cuya característica es la necesidad. 

Esos límites no son puramente objetivos sólo por aparecer universalmente, sino que tienen un aspecto subjetivo en la medida en que son «vividos»; el hombre «se determina libremente en relación a ellos» e intenta «franquear esos límites para retrasarlos, para negarlos o para acomodarse». 

Finalmente, como tercera cuestión, Sartre conviene que la condición humana es una denominación abierta con el inconveniente (que para Jaspers y Arendt es oportunidad) de existir en una ambigüedad constitutiva.


La condición humana (que se ha vuelto problemática y todavía más frágil con la bomba atómica, un tema que obsesiona a Jaspers a lo largo de toda la postguerra) es a la vez finitud y posibilidad. La aportación arendtiana se sitúa en este contexto añadiendo la politización del concepto y su vinculación a la técnica, leída (no se olvide) desde el impacto de la bomba atómica en Jaspers y en la traumatizada opinión pública alemana de su época.      

Incoherencias


"No vi nada" - Si no viste nada, entonces es que viste algo y ese algo no podía ser nada porque si hay algo entonces no puede haber nada pero si no puede haber nada entonces tiene que haber algo ya que o hay nada o hay algo.

"No quise nada" - Si no quisiste nada significa que no había algo y no puedes rechazar nada si no es algo pero si es algo, ya no es nada. Entonces no quisiste nada sinó algo que no es nada por lo que no habrías querido nada.

"No tengo nada" - Es decir, que realmente tienes algo, porque "no tener nada" es que se tiene ausencia de la nada, o sea que se tiene algo. Si realmente no tuvieras algo, dirías "no tengo algo". En el peor de los casos, quien dice no tener nada en absoluto, es porque lo tiene todo en la vida.

"No sé nada" - Si sabes que no sabes nada, sabes algo. Como sabes algo, no es verdad que no sepas nada. Entonces deberías decir que no sabes nada, excepto que sabes que no sabes nada excepto esto mismo. En conclusión: sabes que no sabes nada o NIEGAS que sabes nada.

"-¿Qué haces? -Nada". No se puede contestar eso ante una pregunta porque es evidente que se está haciendo algo. Se está contestando a la pregunta sobre qué se está haciendo. Ah, también estás respirando y realizando toda clase de procesos orgánicos involuntarios. Además, si dices que haces "nada" estás hablando incorrectamente. La respuesta correcta seria "nado" de nadar.

"Yo vivo en Filadelfia". No puedes decir que vives en filadelfia, porque filadelfia es la nada, y un ser no puede vivir en la nada, porque la convertiría en algo, y entonces crearía un dolor de cabeza universal, y la destrucción de todo y de todos, en conclusión, el hecho de decir que vives en filadelfia no te hace mejor persona, te deja como un idiota.

Conclusión: El iluso que inventó esas frases debería reemplazar Nada por Algo. ¿O no? Porque si no viste algo, quizá viste nada, o quizá viste un cachorro. ¿O no?


¿Cómo Sabes Lo Que Sabes?


Hace muchos años, en una pobre aldea china vivía un labrador con su hijo. Su único bien material, aparte de la tierra y de la pequeña casa de paja, era un caballo que había heredado de su padre.

Un buen día el caballo se escapó, dejando al hombre sin animal para labrar la tierra. Sus vecinos —que lo respetaban mucho por su honestidad y diligencia— acudieron a su casa para decirle cuánto lamentaban lo ocurrido.

Él les agradeció la visita, pero preguntó:

¿Cómo podéis saber que lo que ocurrió ha sido una desgracia en mi vida?
Ante estas palabras alguien comentó en voz baja con un amigo:
«Él no quiere aceptar la realidad, dejemos que piense lo que quiera, con tal que no se entristezca por lo ocurrido».
Y los vecinos se marcharon, fingiendo estar de acuerdo con lo que habían escuchado.

Una semana después, el caballo retornó al establo, pero no venía solo: traía una hermosa yegua como compañía. Al saber eso los habitantes de la aldea alborozados, porque sólo ahora entendían la respuesta que el hombre les había dado, retornaron a casa del labrador para felicitarlo por su suerte.

Antes tenías sólo un caballo, y ahora tienes dos. ¡Felicitaciones!—dijeron.
Muchas gracias por la visita y por vuestra solidaridad —respondió el labrador. ¿Pero cómo podéis saber que lo que ocurrió es una bendición en mi vida?

Desconcertados, y pensando que el hombre se estaba volviendo loco, los vecinos se marcharon, comentando por el camino:
¿Será posible que este hombre no entienda que Dios le ha enviado un regalo?».

Pasado un mes, el hijo del labrador decidió domesticar a la yegua. Pero el animal saltó de una manera inesperada, y el muchacho tuvo una mala caída rompiéndose una pierna.
Los vecinos retornaron a la casa del labrador, llevando obsequios para el joven herido. El alcalde de la aldea, solemnemente, presentó sus condolencias al padre diciendo que todos estaban muy tristes por lo que había sucedido.

El hombre agradeció la visita y el cariño de todos. Pero preguntó:
¿Cómo podéis vosotros saber si lo ocurrido ha sido una desgracia en mi vida?
Esta frase dejó a todos estupefactos, pues nadie puede tener la menor duda de que un accidente con un hijo es una verdadera tragedia.
Al salir de la casa del labrador, comentaban entre sí:
Realmente se ha vuelto loco; su único hijo se puede quedar cojo para siempre y aún tiene dudas de que lo ocurrido es una desgracia.

Transcurrieron algunos meses y el Japón declaró la guerra a China. Los emisarios del emperador recorrieron todo el país en busca de jóvenes saludables para ser enviados al frente de batalla. Al llegar a la aldea, reclutaron a todos los jóvenes excepto al hijo del labrador que estaba con la pierna rota.

Ninguno de los muchachos retornó vivo. El hijo se recuperó, los dos animales dieron crías que fueron vendidas y rindieron un buen dinero. El labrador pasó a visitar a sus vecinos para consolarlos y ayudarlos ya que se habían mostrado solidarios con él en todos los momentos.

Siempre que alguno de ellos se quejaba el labrador decía:
¿Cómo sabes si esto es una desgracia? Si alguien se alegraba mucho, él preguntaba:
¿Cómo sabes si eso es una bendición?
Y los hombres de aquella aldea entendieron que, más allá de las apariencias, la vida tiene otros significados.

Y tú, ¿cómo ves y consideras las cosas que te suceden?
¿Te dejas llevar por el primer impulso y el primer pensamiento sobre las situaciones que vives y las personas con las que te relacionas?
¿O buscas el sentido y el significado que puede enriquecer tu vida? 



Epistemología

Filosofía

Si echamos un vistazo a lo que dice Wikipedia sobre el término, podemos leer:
La epistemología (del griego ἐπιστήμη epistḗmē, “conocimiento”, y λόγος lógos, “estudio”) es la rama de la filosofía cuyo objeto de estudio es el conocimiento.

La epistemología, como teoría del conocimiento, se ocupa de problemas tales como las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la obtención del conocimiento, y los criterios por los cuales se lo justifica o invalida, así como la definición clara y precisa de los conceptos epistémicos más usuales, tales como verdad, objetividad, realidad o justificación.

Suena interesante, ¿no? Hoy os propongo que aprendamos un poco más sobre ¿cómo sabemos que sabemos lo que sabemos?

El Rol de la Percepción en el Conocimiento
Es difícil imaginar un mundo que existe fuera de lo que podemos percibir. En el esfuerzo que hacemos para tirar a delante diariamente, sin chocar con nuestros coches o alguna otra calamidad, hacemos asunciones sobre los objetos de nuestro mundo físico. Su continuidad, su comportamiento.

Algunas de estas asunciones están basadas en nuestra propia experiencia, otras en el conocimiento que hemos recibido de la experiencia de otras personas y, otras son inferencias lógicas.

Sea como fuere, la experiencia viene a través de los lentes de la percepción. Como se ven las cosas, como se sienten, como suenan.

Nuestro entendimiento de mundo y nuestra interacción con él viene a través de instrumentos particulares del cuerpo humano (ojos, orejas, dedos,…). La mayoría de nosotros podemos entender intuitivamente la subjetividad de algunas de nuestras percepciones.


sábado, 2 de diciembre de 2017

Despejando La Nebulosa


En cuanto nos dejamos llevar, pasamos los días insertos en una nebulosa que nos resulta familiar

Es lo cotidiano, lo que conocemos bien y para lo que, por tanto, no necesitamos prestar mucha atención, y menos aún preguntarnos “¿quién soy yo?”.

Error.
¿Sentimos que todo va bien cuando estamos en piloto automático? Muy adentro sabemos que la respuesta es no; en realidad, dejamos todo esto muy al margen y por tanto podemos incluso contestar: “estoy perfectamente”.

Nos da mucho miedo aventurarnos en preguntas de indagación e identidad personal, preferimos a menudo la penumbra antes que saber qué hay dentro de nosotros.

Preferimos la seguridad de lo que ya hay y es.
Pero es que no sabemos lo que “hay y es”.

Y pero es que no se está “perfectamente” en piloto automático. Como mínimo, podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que es una situación mejorable. Porque, aunque todo esté como queremos que esté, en piloto automático no estamos aprovechándolo correctamente, ni siendo conscientes de nuestra suerte o nuestro bienestar.

Y al final viene la ansiedad. O la depresión.

O, como mínimo, la vida pasa por nuestro lado mientras nosotros dormitamos.
 El ruido de fondo. ¿Quién soy yo?

Además de la nebulosa, hay también un ruido de fondo, algo que no distinguimos bien y que no sentimos que esté reclamando nuestra atención. Pero tal vez sí lo esté haciendo.

Debemos parar y escuchar. Y averiguar qué significa ese ruido. Es un buen modo de aproximarnos a las preguntas más cruciales sobre nuestra identidad personal.


Un Alto En El Camino


Donde te encuentras hoy es donde debes estar. Confía … Todos los sitios son sólo parte del viaje“.

Esta es la frase que me sirve para la reflexión de hoy. No hace mucho, un día me levanté y me pregunté, ¿qué hago yo aquí? ¿Debo estar aquí en este momento de mi vida?

Había pasado una semana muy dura, con muchas malas noticias profesionales, añorando mucho mi familia, mis amigos, mi casa, … Lo primero que hice fue respirar hondo, relajarme y confiar, pensar que efectivamente tenía que estar aquí en este momento de mi vida para seguir adelante, para romper mi zona de confort, renovarme, “rejuvenecerme por dentro”, …

Pasada esa mala semana, tras confiar que las cosas que me estaban pasando eran buenas para mí, para mi futuro, que me estaban dando tiempo a madurar sobre lo que realmente quiero hacer en este momento, ahora veo con claridad que mis pequeños fracasos fueron toques para que re-enfocara, para centrarme e ir a lo que realmente es valioso para mi crecimiento y para ser feliz y no una alocada carrera a ningún sitio, como tantas veces me ha ocurrido en el pasado.


Por eso doy gracias y estoy seguro que ahora estoy en el buen camino y este lugar es parte de mi viaje.

Dar El Máximo



El éxito en las relaciones humanas consiste, primero, en dar, después en dar más y, por último, seguir dando.

¿Te ha quedado claro? Si son los demás los que verdaderamente valoran y convierten tus acciones en un conjunto exitoso para alguien diferente a ti mismo, como decíamos el otro día, se revela evidente que el éxito en las relaciones personales se encuentra en lo que les aportes a los de enfrente, y aportar es sumar a alguien de tu parte, es darte, es dar. Más alto se puede decir, más en negrita y más grande se podría escribir, pero no más claro. Hay un antes y un después de esta afirmación, si la interiorizas y empiezas a aplicarla. El mundo de hoy no es el mejor de los escenarios, con tanta información y tanta manipulación, con tanta velocidad y ensimismamiento, pero es nuestra obligación no dejar que eso suceda irremediablemente y acabe por conminarnos en vivencias personales totalmente aisladas de la realidad e inscritas en una virtualidad mal entendida.

Por nuestro natural, tendemos mujeres y hombres a relajarnos en las relaciones de amistad, de pareja, laborales o lúdicas con el transcurso de las mismas. Parece que nos cansemos de los mismos escenarios pasado un tiempo y, bien mirado, es razonable si se tiene disposición a ser sincero y justo. 

No lo considero malo, sino normal, pues el ser humano tiene una querencia natural por transformarse que habita en la base diferencial de nuestra especie, lo que nos ha hecho humanos y especie dominante en el planeta: la curiosidad y las ganas de crecer y evolucionar, de buscar cosas diferentes y nuevas. Si bien cierto es, por ende no se puede olvidar tampoco la fantástica potestad que albergamos para apostar por puntos fuertes de voluntaria elección y ser capaces de movilizarnos por ellos, transformando el mundo desde nuestras elecciones. 

Es una capacidad “innovadora” que dota de interés continuo y remozado a cualquier situación perenne, un poder que nos permite salvaguardar de una involución no deseada cualquier relación que requiramos.

Como ejemplo, mantener en el amor de una pareja la misma intensidad que se tenía al inicio, en una adolescencia o en los encuentros primeros, por poner un par de casos, es del todo improbable, pues el descubrimiento se produce en un periodo de tiempo determinado. Ahora bien, también lo es que dicho amor no madure al calor de los acontecimientos superados en común y en un proyecto conjunto querido por ambos. 

Por tanto, esa tendencia natural que se presenta en todas las facetas de la vida no es óbice para conseguir momentos que sí tengan la intensidad que promueve el crecimiento de dicha relación, momentos seleccionados, y preparados incluso, en los que radiquen la magia de nuestra aportación, de la consciencia de lo importante que esa persona es en nuestra vida y el modo en que lo note, si nos aferramos al ejemplo. Para ello, y estamos hablando de un caso tan singular como el de la pareja, hay que seguir dando siempre.

Pues serán fundamentales, de entrada, una buena cortesía y una sincera aproximación. Estar por todo tipo de detalles que hagan sentir y entender al interlocutor que nuestra intención primera es dar, estar por el otro para ayudar cuando sea menester y que lo que le pasa a esa persona nos importa. Y que es y será así. Si le contagiamos que sentimos su valor y que lo que le ofrecemos consideramos que tiene valor para él, aunque hayamos venido a venderle una Enciclopedia Británica por fascículos nos escuchará de buena gana. 

Adentrarnos en ese “todo tipo de detalles” será mi objetivo en adelante, pero partiendo de una férrea e inquebrantable voluntad de uno mismo por cumplir la máxima del título de este artículo: para triunfar en el mundo de las relaciones personales, o sea, sociales, el primer requisito es querer dar, darse a los otros, el segundo es seguir queriendo pasado un tiempo y, por último, no desfallecer en ello nunca. 

Sin esa decisión personal, no hay ninguna garantía de éxito, por lo que os conmino a que vayáis meditando el alcance de vuestra predisposición.


Saber Apreciar


“Una persona que piensa todo el tiempo, no tiene más en qué pensar que en los pensamientos mismos, de esta manera pierde el contacto con la realidad y está destinado a vivir en un mundo de ilusiones”, afirma Alan Watts —filósofo del espíritu y uno de los principales responsables de acercar el budismo zen al pensamiento occidental— en una iluminadora conferencia.

Al momento de explicar a qué se refiere exactamente con “pensamientos”, Watts los describe como esas “charlas dentro del cráneo”, una manera simple y precisa de hablar sobre nuestros frecuentes (y también evitables) diálogos y cálculos internos, repeticiones esclavizantes de palabras que, al presentarse compulsivamente, son la fuente principal de la angustia en la que muchas personas viven cotidianamente.

El pensamiento, reflejo de nuestra mente racional (“un buen sirviente, pero un mal amo”), como afirma Watts y también lo hace la filosofía budista, no es malo por sí mismo; es quizá una de las herramientas más poderosas que un hombre tiene a la mano, pero debe ser usada con moderación, como un instrumento que podemos utilizar para resolver problemas y dejar a un lado cuando no nos sirve más, y de esta manera, vivir el resto del tiempo habitando la realidad. De otra forma, esto sólo puede llevarnos a confundir los símbolos, las palabras, las ideas y los números con el mundo real.

Pensamientos de dimensiones épicas y tan comunes como la idea de que tenemos que sobrevivir en el mundo, seguir adelante, no fallar, mantenernos vivos (aún cuando sabemos que la muerte se avecina) y para ello hacer dinero, o, simplemente, la noción de que tenemos que no ser lo que somos, agotan nuestra mente impidiéndonos disfrutar del mundo que habitamos, ese que existe afuera de nuestra mente.

Para Watts, la respuesta es simple: no tenemos que ser algo más que lo que somos o sentir una cosa distinta a  la que sentimos. Cuando nos rendimos a lo que estamos siendo y estamos sintiendo en el presente, el callejón sin salida te permite el paso, te dice algo, un mensaje que vale la pena escuchar.
El ego y la idea del yo son, según el filósofo estadounidense, el principal problema: esa pesada imagen de nosotros mismos que está hecha de lo que nos han dicho que somos o que tenemos que ser, de nuestra educación y nuestro estilo de vida. No hay nada más alejado de lo que realmente somos que todas estas ideas. Nosotros somos el universo, de la misma forma que un río, una galaxia o una nube lo son; somos el universo expresado en el lugar que sentimos como aquí y ahora. En otras palabras, a través de nuestros ojos, el universo se observa a sí mismo.

Watts asegura que la observación en calma del universo es la respuesta, y es también el principio de la meditación. Si no sabemos qué hacer, hay que observar. Watts utiliza como ejemplo el acto de escuchar música, escucharla hasta que eventualmente la entendemos, no en palabras, pero sí de otra forma, porque el punto es la música, hasta que nos convertimos en la música. 

De la misma manera, la vida adquiere un sentido insospechado con el simple acto de observarla, no solamente lo que pasa afuera de nosotros, sino también lo que pasa dentro. Los pensamientos, las emociones, los miedos deben observarse desde el punto de vista de un espectador, sin querer cambiarlos o juzgarlos, como nubes que pasan velozmente por el cielo.

Es preciso despertar a la realidad y vivir en el presente, explica finalmente Watts con una elocuencia resplandeciente y un encantador sentido del humor, observar la vida hasta que logremos transformarnos en ella, dejar de pensarla y codificarla, para finalmente vivirla.


Simplemente Vivamos



La cita de hoy nos avisa de que podemos estar enfrentándonos a la vida de manera equivocada. 

Muchas veces pensamos que, si somos “buenas personas”, si somos amables y alegres, los demás no nos tomarán en serio o pretenderán aprovecharse de nosotros. La sociedad, nuestros familiares y amigos, nos avisan de que debemos ser duros, que hay que protegerse de los demás, que si somos confiados nos harán daño.

Esto hace que muchos de nosotros nos fabriquemos una coraza, que no dejemos ver nuestros sentimientos y desconfiemos de los demás. Poco a poco, esta actitud ante la vida nos convierte en personas desconfiadas, cerradas, tristes y agresivas. 

En resumen, cuando nos relacionamos con los demás, sobre todo con la gente que no conocemos bien, estamos más predispuestos a sacar la espada que a sonreír y, por supuesto, esto hace que la persona que tenemos enfrente reaccione de una manera similar.

Sin embargo, si lo pensamos durante un segundo, ¿no nos sentimos mejor y estamos más predispuestos a escuchar o a ayudar a las personas que son amables y abiertas y que nos recibe con una sonrisa? Entonces, ¿por qué no probamos a hacer lo mismo? Una sonrisa es fácil, no nos cuesta nada y puede abrirnos muchas puertas.



Motivación


La vida funciona con incentivos; desde alegrar a alguien, motivarlo o hacer lo que más le gusta, en el trabajo, en el hogar y en la vida en general buscamos los incentivos, quien creyera que el origen de esta palabra es cantar.

Incentivo proviene del latín incentivum, derivado de incanare o cantar. De tal manera, que la alegría del canto llega a motivar para alegrar la vida en general.

En el mundo empresarial los incentivos para los trabajadores son uno de las mejores elementos motivadores, pero debe ir paralelo con otro tipo de incentivos para alegrar el espíritu.

El como motivar a los trabajadores y en general a la familia es parte del éxito y la gran diferencia entre los grupos humanos exitosos.

Una familia que transcurre los días con alegría, motivación y unión, progresará mucho mejor. Los hijos rendirán mejor en los estudios, tendrán mejor crecimiento y se inclinarán por los deportes. Toda la familia se alejará de los vicios y problemas sociales.

De la misma manera en el mundo empresarial, si todos se encuentran lo suficientemente motivados, la productividad será mayor.

El saber cómo motivar a los diferentes grupos humanos es saber el secreto del éxito. Los equipos deportivos más exitosos deben sus triunfos a la motivación.

Pueden tener menos antigüedad o tradiciones, menores recursos o trofeos, pero si se encuentran con el elemento motivador adecuado, vencerán al rival más fuerte.



Dentro De Ti


La intención es que dejes de buscar a fuera de ti
y que te des cuenta que lo tienes todo
dentro de ti.
Si lo descubres dentro de ti,
lo conseguirás a fuera.
No es al revés.
Tu vida es un holograma
que se proyecta desde dentro hacia fuera.
Debido a que estamos en olvido,
a que estamos influenciados desde la infancia,
a que tenemos alguna cosa importante que experimentar
y debido a que estamos en un cuerpo físico,
se nos hace difícil comprender que todo lo que
vivimos es lo que estamos eligiendo vivir.
Pensamos que es lo que nos ha tocado
por buena o mala suerte.
Cuando tienes presente que estás
en un viaje al recuerdo de todo lo que eres,
te empoderas y tomas el control de tu vida,
porque reconoces que eres merecedor
de todo lo bueno por derecho divino.
Todos tus problema llegan a su fin
cuando te haces cargo de ti,
cuando tomas el control de tus creaciones,
cuando descubres que tienes el potencial
y cuando compruebas que la Fuente
esta lista para ayudarte a ser cada día mas feliz.
Solo falta que estés de acuerdo con esto
para que el proceso de soluciones se inicie.
Tienes un potencial que te permite crear
y tú puedes elegir qué crear.
Este concepto es revolucionario
y no lo sabemos utilizar en toda su dimensión.
Por eso creamos situaciones donde lo pasamos mal.
Pero todo esto es parte del proceso.
Tenemos que practicar y practicar
hasta comprender cómo es que se hace esto.
Necesitamos ser cada vez mas conscientes
para poder utilizar ese potencial que emana de la Fuente
para que nosotros lo podamos moldear
para nuestro bien, o sea, alineado al amor.
Nuestro espíritu es amor,
es la energía que permite la vida,
que permite las mejoras,
la expansión, la realización,
el crecimiento y la dicha de vivir.
Mientras mas recuerdes que eres amor,
más hermosa será tu existencia.
Todos nuestros problemas se generan
cuando nos alejamos del amor,
o sea, cuando olvidamos que somos amor.
El amor nunca genera problemas,
todo lo contrario,
es lo único que sana todo dolor y restaura la verdad.
Los desafíos y los problemas no son hermosos en si mismos.
Sin embargo, son la oportunidad de restaurar el amor allí
y por eso se hacen hermosos.
La belleza está en la reparación,
en el sanar, en el volver a recordar lo que somos.
Entonces cada desafío se convierte en una bendición
y en una oportunidad para mejorar,
para avanzar, para crecer, para ser cada vez más sabios.
No son para sufrirlos y quedarse allí
sintiendo que la vida es injusta.
Es así como podemos llegar a agradecer
a alguna circunstancia que nos ha hecho dudar,
tener miedo o sufrir después de haberla superado.
Cada problema trae un regalo oculto
que podemos obtener después de haberlo superado.
Ese regalo consiste en un descubrimiento de alguna capacidad,
de alguna habilidad o de algún don
que antes no habíamos reconocido en nosotros.
Por eso, todas las soluciones están dentro de nosotros.
Nunca fuera.
Tu evolución consiste en ir descubriendo más y más
atributos de tu espíritu.
Mientras mas descubras, más feliz eres.
Mientras feliz eres, mas cosas buenas atraes a tu vida.
El mundo necesita personas que estén
más conscientes de esto para que vivamos en armonía y dicha.


Patricia González

viernes, 1 de diciembre de 2017

Ser Humano Es Hacer


No es ningún secreto que estamos casi todo el tiempo “haciendo” algún tipo de actividad.

La vida hoy en día es muy compleja. Hay más información que antes, más tráfico, más posibilidades, más distracciones, más tareas, más desplazamientos, más proyectos, más dispositivos electrónicos, más aplicaciones y en general muchas más elecciones que antes – también más elecciones generales!

Como consecuencia siempre hay algo por hacer y mientras que hacemos una cosa estamos ya planeando la siguiente. Todo el día, desde la más pequeña cosa a las más grandes. Cuando a lo largo del día tenemos un momento de respiro, esperando algo o a alguien, lo primero que muchas veces hacemos es coger el móvil para ver los mensajes, hacer una llamada o mirar una cosa por internet, o tal vez pensamos en las cosas que hay que hacer y lo que acabamos de hacer.

Al final del día nos agota la energía de tanto HACER, física y mentalmente y hacemos algo para salir de nuestros incesantes pensamientos de urgencia, preocupación, planificación, de lo que acaba de pasar, etc. Tal vez tomamos unas copas, una pastilla o nos conectamos con la pantalla – grande o pequeña.

Sin darnos cuenta terminamos haciendo una vez más y nos estresamos y nos agotamos y somos mucho menos productivos que si hubiéramos tomado algo de tiempo para pararnos y reconectarnos con nosotros mismos.

HACER es un estado en el que sentimos que nuestra autoestima depende de seguir haciendo y esto a menudo es resultado de que avanzamos por la vida con el piloto automático puesto. Nos convertimos en unos cabezas parlantes con muy poca conciencia corporal, condicionados por nuestros hábitos.

No hay nada malo en absoluto en el estado de HACER, pero si aspiramos a vivir más plenamente, estar menos estresados y ser más productivos, entonces tenemos que encontrar la manera de crear el tiempo y el espacio para simplemente SER y saber también integrar el SER en el HACER.

¿Qué significa SER?
Sin la experiencia con la meditación, la idea de SER tal vez suena pasiva, sin sentido e indulgente. “No tengo tiempo para no hacer nada cuando hay tantas cosas por hacer”. “Qué pensarán de mi si no hago nada”. “Debería hacer esto o lo otro……”

Pero si has probado la experiencia de la libertad que viene con la sensación de que no tienes que HACER tanto ya sabes que a menudo es una sensación maravillosamente purificadora e incluso productiva. Y curiosamente cuando te encuentras en este estado parece que tienes más tiempo.

Además desde la perspectiva del SER, gran parte de lo que consideramos actividad productiva parece más bien frenética, como es escribir un documento o leer un correo mientras atendemos una llamada telefónica o mantenemos una conversación con alguien. No estamos presentes en ninguna de las actividades cuando hacemos multitarea.

La idea no es que todos debamos pararnos y no HACER nada, sino que reconozcamos que nuestras acciones serán mucho más equilibradas, creativas y consideradas si se basan en unas experiencias diarias de SER.


Improntas


Una impronta es un acontecimiento significativo que tuvo lugar en el pasado, a partir del cual adquirimos una creencia o un conjunto de creencias. En este contexto, partimos de la base de que los comportamientos actuales a menudo han sido creados o configurados por conductas y vivencias pasadas. Para nosotros lo más importante de las experiencias pasadas no es su contenido objetivo, sino la interpretación o creencia que la persona se formó a partir de tal experiencia.

El concepto de impronta fue acuñado por Konrad Lorenz, quien estudió el comportamiento de las crías de pato cuando salían del cascarón. Lorenz descubrió que los patitos recibían una impronta de la figura materna durante el primer día de vida. Para ello, se basaban en el movimiento, de manera que si algo se movía a su lado en cuanto salían del cascarón, ese algo “se convertía” en su madre. Además, descubrió que si más tarde los reunía con su verdadera madre, los patitos no la reconocían como tal; los patitos ya habían recibido la impronta.

Konrad Lorenz creía que las improntas se establecían en ciertos periodos neurológicamente críticos, y que una vez pasado el periodo crítico, lo que quedaba “impreso”, fuera lo que fuese, era permanente y no susceptible de cambio.

Sin embargo, investigaciones posteriores sobre el fenómeno de impronta en seres humanos revelaron que, en condiciones apropiadas, era posible acceder a los contenidos que se habían improntado en anteriores periodos críticos y se podían reprogramar o reimprontar. Esta posibilidad de la que disfrutamos los seres humanos se debe a que nuestro sistema nervioso es más refinado que el de los animales salvajes.

Las improntas establecidas durante ese periodo instauran creencias núcleo que modelan nuestra personalidad. Las improntas pueden ser experiencias significativas positivas, que conducen a creencias útiles, o bien experiencias traumáticas o problemáticas que conducen a creencias limitantes.

Para el proceso de reimpronta deberemos localizar eventos o periodos de tiempo de nuestra vida que estén relacionados con nuestro síntoma o situación conflictiva actual. Reviviremos desde otra perspectiva determinados funcionamientos, estados o tensiones que hemos experimentado en el pasado.

Lo que nos hace sufrir son las grabaciones que hemos registrado de nuestras experiencias, no la realidad en sí.


Al externalizar estos eventos es mucho más fácil disociarse de ellos, reflexionar y reevaluar las creencias que nos hemos formado a partir de ellos. Con esta técnica obtendremos nuevos conocimientos y conectaremos con los recursos que fueron necesarios pero no estaban disponibles en ese momento por las propias circunstancias. 

No estamos buscando una solución a un evento del pasado, sino más bien una integración y actualización de nuestras creencias y del sentido de identidad en relación con el sistema de relaciones que hemos mantenido con personas significativas.

Los Días Duros



Dejemos el pesimismo para tiempos mejores.
-Robert Frost-

Las cosas son como son, pero nosotros las vemos como las vemos. He aquí unos ejemplos:
Dos personas miran un cielo encapotado. Una, solo ve nubarrones que amenazan tormenta. Otra, ve que sobre los nubarrones hay un hermoso rayo de sol que en algún instante tiñe de rojizo un atardecer único y piensa: No temas, alma mía, porque, aunque la noche sea fría, siempre se hace de día

Dos hacen senderismo con la mochila en la espalda y aguantando las molestias propias del camino. Uno, soporta las molestias maldiciendo la hora que se dejó convencer para “tragarse” la caminata; el otro, goza a cada recodo del camino de la belleza del paisaje. Los dos llevan el mismo peso y van por el mismo camino, pero sus posturas mentales les cambian las perspectivas.

Dos personas miran una charca estancada, corrompida y mal oliente en el recodo de una vaguada. Una, la ve como una mancha que estropea la hermosura del paisaje; la otra, descubre entre las ramas y yerbajos la única flor hermosa que germinó de alguna semilla depositada por el viento. Ante el mismo cuadro dos percepciones distintas, fruto de la diferente postura mental.

Hay quien padece de tortícolis y vive como caminando de espaldas, contemplando con tristeza, melancolía y aburrimiento la vida pasada. Otros, con la mirada fija en el horizonte, caminan vigorosos, decididos y alegres avanzando hacia el futuro. Es diferente postura mental.

Todos ven las mismas cosas, pero cada uno elige un diferente ángulo de visión. Y la percepción cambia sustancialmente lo observado.

Si pegamos los ojos al lienzo de una obra de arte, percibiremos un conglomerado de colores sin mucho sentido, aunque sea una obra maestra. El mismo cuadro ofrece su realidad magnífica cuando lo contemplamos a la distancia conveniente y bajo una luz adecuada.
Debemos esforzarnos en crearnos una postura mental sana. La risa ha de brotar de nosotros mismos; no nos la puede prestar nadie. La dicha es patrimonio personal; no se vende en ningún mercado. Para ser positivos hemos de ejercitarnos en actuar de dentro a fuera, haciendo saltar al exterior la riqueza íntima de nuestros pensamientos optimistas.

Un vaso con su capacidad hasta la mitad, ¿está medio lleno o medio vacío? Depende. ¿La vida es horrible por dura o es maravillosa aunque tenga tramos duros?


Con una postura mental sana que nos lleva a amar la vida que nos toca vivir, aprenderemos a llevar una vida feliz y apacible, aunque haya días de otoño. Porque, sí, hasta el otoño y el invierno tienen días soleados.

Capacidad Humana


El cerebro es lo que nos da una gran capacidad humana. Y es por eso que debemos cuidarlo y, mejor aún, potenciarlo.

Cómo desarrollar la capacidad humana
Lo primero que debemos saber para desarrollar la capacidad humana es que no necesariamente tenemos que quemarnos la cabeza, no necesariamente tenemos que terminar muertos en la cama al final del día. Más bien tenemos que cuidar más nuestro cuerpo porque demasiado estrés lo cansa tanto que no podrá aprovecharse al máximo.

Muchas personas creen que trabajando más al día van a ganar más. Sin embargo está comprobado que después de 4 horas de trabajo el cuerpo se cansa y es la mitad de productivo. El cerebro se cansa aun más rápido que el cuerpo (cada hora).

Si queremos comprender mucho mejor lo que estamos leyendo tenemos que descansar cada hora unos cinco minutos. Si queremos trabajar mejor en algo que requiere esfuerzo físico entonces tenemos que descansar, por lo menos, cinco minutos cada hora.

El secreto está en descansar (hacer una pausa) antes de cansarse.

Este consejo me ha servido bastante para desarrollar mi capacidad humana, especialmente porque el cerebro quien trabaja sin parar, necesita un pequeño descanso cada cierto rato para poder restablecerse y funcionar con toda normalidad.

Cuando trabajaba en el edificio de mi tía, en donde necesitaba moverme casi todo el día tenía que descansar cada cierto rato (o sino sentía que mis piernas se me caían) y una vez que terminaba mi pequeño descanso de 5 minutos mis piernas estaban como nuevas.

Lo mismo también aplico al momento de escribir. Si un día quiero escribir bastante no me voy a poner a escribir 5 ó 6 horas seguidas. Es más, cuando trato de hacerlo seguido me canso mentalmente a las 2 ó 3 horas de haber empezado y mi cerebro no puede dar para más, no puedo ser productivo.

Es importante descansar para desarrollar la capacidad humana
Cuando descansas te vuelves más productivo y cuando eres más productivo te vuelves más experto en lo que haces.

Si en un día hacías determinada cantidad de trabajo, descansando podrás hacer el triple de lo que hacías en un día normal. Y cuanto más practiques algo que te gusta naturalmente te vas a volver experto, te volverás mejor competidor antes los demás.

Y, sobre todo, tendrás más tiempo para  poder disfrutar de tu tiempo libre y hacer lo que realmente te gusta.

Ahora y
a sabes que tienes una enorme capacidad humana. Aprovéchala al máximo, empléala  en desarrollar más tu creatividad, también en practicar más tus deportes favoritos o para cualquier otro tipo de esfuerzo físico.

Condenados A Saber


Hola 
No puedo no darme cuenta. 

Al momento de nacer, ya existe absoluta seguridad respecto del cese inexorable de nuestra existencia. 

Por otra parte, la única forma de lograr la máxima permanencia, como primera instancia, es procurar alimento a través de la acción agresiva y despiadada que consiste en quitarle la vida a otro ser, predefinido por nosotros mismos como inferior. 

Nuestra naturaleza genética, nos lleva a sobrevivir. 

Pero, sin serlo, me gustaría ser abogado de vacunos, aves, peces. etc. 

En tal caso contra quién sería la demanda. 


Quien condenó al ser humano, a ser conciente de su predeterminado final y obligarlo al trueque de matar para vivir. 

No hablemos de Ciencia Vs. Religión, Conocimiento Vs. Fe, etc. 

Simplemente quisiera creer como único concepto válido, el que atribuye la vida a la Evolución, y no a la Creación. 

Pues en tal caso, solo me restaría conocer algo más sobre la singularidad del Big Bang y lo que siguió. 

Pero, si por el contrario, me convencieran del origen Divino, menudo litigio tengo. 

Pues a quién debo demandar  por ser tan cruel. 

Saludos 
No puedo no darme cuenta

La Posesión Más Valiosa


Tu mente es, sin duda, tu posesión más valiosa. Puedes perder todo lo material que posees, pero el conocimiento nunca se te podrá arrebatar. Con él, puedes ganar una fortuna nueva, construir un nuevo hogar, y comprar cualquier cosa que desees. Nadie más puede controlar tus pensamientos, incluso el más cruel tirano no podrá obligarte a pensar en algo que te niegues a aceptar. Cuando tomas una decisión deliberada para tomar el control de tu mente y lo alimentas de pensamientos positivos y constructivos, estás entonces en el momento de tomar el control de tu vida. Los pensamientos a los que les permitas dominar a tu mente determinarán lo que quieras obtener de la ella.

El ser humano, casi sin saberlo, utiliza a lo largo de toda su vida, su maravillosa herramienta; su vasta facultad de pensar, sin siquiera conocer los fundamentos más básicos para su eficiente funcionamiento; sin comprender la manera de utilizarla a favor de su evolución, y por tanto, promueve una mente indisciplinada, una mente sin rienda, que lejos de configurarse como apoyo, respaldo y aliento constante en sus decisiones y acciones, puede llegar a convertirse en su propio antagonista, en opositor, en el rival de su equilibrio, serenidad, dicha y paz interior. Por tanto, se presume imperante, el justo conocimiento de la mente.

 No obstante, contemplamos la mente como una herramienta, como un instrumento, pero ¿cómo habremos de definirla?

Comúnmente se le define como el conjunto de todas nuestras actividades intelectuales, pero ciertamente va mucho más allá..., como lo han experimentado grandes sabios y maestros: "una forma contraída de consciencia, cuya naturaleza es crear, de manera constante, perenne, incesante”.

Grandes dones le han sido conferidos al ser humano, sin embargo, en demasía, permanecen adormecidos descansando en el desconocimiento de las propias facultades que habrán de desarrollarse, no sólo amén de beneficiar a la persona en sí, sino por ser responsabilidad y derecho de la misma; incrementarlos, potenciarlos; elevando así su propia vida, y la de quienes le rodean.

La mente se encuentra en un estado de creación continua, consciente o inconscientemente, de día y de noche, nutriéndose con las diferentes experiencias, circunstancias, y demás hechos del mundo exterior; y bajo el matiz, las luces y sombras del propio mundo interior. La mente no descansa y en ese incesante proceso, va creando la clase de vida que la persona está eligiendo vivir, sabiéndolo o no, eso no tiene relevancia en el proceso creativo; la mente configura el mundo del individuo, el tipo de vida, y la clase de experiencias que habrá de vivir. Siendo paradójica y consecuentemente el que una ‘buena’ mente, una mente aliada, habrá de convertir cualquier experiencia, por adversa que parezca, en una experiencia edificante, transformadora y se habrá de dar a la misma, la connotación apropiada dependiendo del tipo de mente que la afronte.

Así, que ante la evidencia, la valiosa alternativa precisa conocer la propia mente; su naturaleza, y tomar consciencia de sus alcances y trascendencia.

Ahora bien, establecerse en dicho proceso invitará al individuo a interrogarse por el tipo de pensamientos habituales, por la clase de ideas que usualmente surgen en su mente y se proyectan; por la índole de sus sentimientos y por el género que matiza sus actividades. La propia reflexión conduce al autoconocimiento, y éste conlleva a la expansión de la consciencia. Y una consciencia en expansión, es una mente que evoluciona;  una vida que se eleva, un espíritu que reconoce su unidad con lo divino.

 Aquella  mente que se encuentra bajo la constante observación de la propia consciencia, será posible guiarla hacia su evolución, y hacia las aspiraciones más nobles de cada individuo: equilibrio, salud, armonía, serenidad, compasión, comprensión y paz interior.

 Marco Aurelio (filósofo romano s. II d. C.), afirmó que la vida de un hombre la hacen sus pensamientos; entendiendo que al escoger los pensamientos, también se escoge la vida.  Siempre ha de ser una constante, vigilar la naturaleza de los pensamientos, y elegir aquellos a la altura de la categoría de vida que se ha decidido. 

La disciplina de la mente, su condición y alcances, se incrementan articulando el pensar con la consciencia, siempre unidos, siempre congruentes y abrazando íntimamente el objetivo definido: vivir esta vida de la mejor manera posible, establecidos en el equilibrio y la dicha interior independientemente de lo que pueda o no estar sucediendo; el ser humano tiene la facultad, a través de una buena mente, de colorear su destino, con el tono de la sabiduría.

Y así, será posible salir de las filas que configuran la larga cadena de la humanidad, que han conducido al antiguo filósofo hindú a afirmar que lo increíble no es que el ser humano sea producto de sus propios pensamientos; lo realmente increíble es que ni siquiera se dé cuenta...

                                                                                                                                                         

Nuestra Especie


La dispersa y fragmentada aparición de restos fósiles de humanos y especies próximas a lo largo de las últimas décadas plantea múltiples interrogantes. ¿Cómo evolucionamos hasta llegar a ser el hombre moderno? ¿Somos los neandertales, con los que convivimos miles de años en Europa, y los humanos modernos la misma especie? Hasta hace algún tiempo solo podíamos contar con la forma de los restos fósiles encontrados así como con los objetos que fabricaron. Ahora la genética molecular comienza a arrojar luz sobre este complejo puzzle.

El descubrimiento de los primeros restos de neandertales ocurrió hace mucho. En 1856 fueron encontrados en el valle alemán de Neander y estudiados por el anatomista Hermann Schaafhausen. 

Esto sucedió 3 años antes de que Darwin publicara El Origen de las Especies.

Pensar que los hombres descendíamos de esa especie o que teníamos un antepasado común resultaba inadmisible. Durante mucho tiempo ni siquiera estuvo claro que pertenezcamos a distintas especies, aunque la respuesta más aceptada hoy es que no.

Los neandertales vivieron en Europa desde hace unos 250.000 años hasta unos 30.000. Se han encontrado restos de unos 400 individuos. Eran más bajos y robustos con unas cejas prominentes, frente baja y una capacidad craneal similar a la nuestra, aproximadamente litro y medio.

Produjeron herramientas fabricadas en sílex y cuarcita como puntas talladas. Convivieron en Europa durante unos miles de años con los humanos modernos que emigramos de África mucho después y quizá fuimos la causa de su extinción.

Ernst Mayr definió en los 40 el concepto biológico de especie. Dos individuos pertenecen a la misma especie cuando pueden cruzarse y tener un descendiente que también es fértil. Así, cuando varios individuos de una especie se separan por un accidente geográfico como un río, siguen reproduciéndose por separado. Llega un momento en el que difícilmente pueden aparearse entre sí miembros de los dos grupos y tener una cría fértil. Entonces se dice que pertenecen a especies distintas. A veces pueden aparearse y tener una cría fértil, pero menos adaptada y el cruce de especies no forma una especie nueva.

¿Qué ocurrió con los neandertales y humanos? Con restos fragmentarios hemos conseguido un borrador del genoma de los neandertales. Resulta que los humanos europeos y asiáticos pero no africanos tenemos algo del genoma de los neandertales. Es decir, en algún momento, hace unos 40.000 años, siquiera en una ocasión las dos especies se cruzaron en algún lugar de Europa o Asia. 

Pero continuaron siendo especies distintas. El experimento no prosperó y los restos fósiles muestran a las claras la separación.

En un interesante artículo, Todo ocurrió antes, se explican los detalles de las fechas de los restos fósiles. En los últimos años la genética molecular está aportando una gran claridad a la evolución de las especies y entre otros conceptos se usa el del reloj biológico.

Si conocemos el genoma de dos especies podemos encontrar las distintas mutaciones que hay entre ellas. Si sabemos la velocidad a la que se producen las mutaciones podemos calcular hace cuánto tiempo se separaron o tuvieron un antecesor común. Esto nos ha llevado a datar los hechos de nuestra evolución y compararlos con las dataciones hechas por los paleoantropólogos. La secuencia es muy interesante.

Nos separamos de los macacos hace unos 30 millones de años. 

De los chimpancés hace unos 5 millones de años. De los neandertales hace medio millón de años. 

Los bosquimanos y el resto de los africanos hace 200.000 años. Los humanos que salieron de África lo hicieron en oleadas que comenzaron hace unos 100.000 años. Los europeos y asiáticos se separaron hace unos 50.000 años.

La fascinante historia de la evolución humana comienza a explicarse poco a poco en base a los restos de ADN que se pueden extraer de los restos fósiles que hemos ido dejando.