Tener luz propia es disfrutar de una buena autoestima y
enorgullecernos de lo que somos. Aspirar con fuerza la realidad que
nos envuelve y, además, saber dar felicidad a los demás.
Al fin y al cabo, la vida no es tan complicada, si dejamos
de “apegarnos” a los materialismos, a los egoísmos y evitamos a su vez depender
en exceso de otras personas, seremos más libres y auténticos para vivir en
plenitud.
Ahora bien… ¿Qué entendemos por estar en “la oscuridad”? Hay
quien se pasa media vida encerrado en esa dimensión donde las envidias, los rencores y resentimientos hacia los demás
nos demuestran que no saben ser felices.
Y debemos ir con cuidado porque, en ocasiones, las
personas oscuras pueden ir apagando luces. Reflexionemos hoy sobre ello.
Nadie debe darte su luz, las personas tenemos que
aprender a cultivar nuestras propias luces, resolviendo esas posibles
oscuridades que la vida nos trae de vez en cuando.
Para llegar a tener luz propia es necesario haber asumido e
integrado todos estos aspectos:
Aprender que somos personas únicas y auténticas. Todo lo que
eres y lo que has conseguido te identifica y debe enorgullecerte.
Los errores o fracasos del ayer no son oscuridades que
esconder o de las que avergonzarnos. Son experiencias vividas que dan riqueza a
nuestro ciclo vital. Son hechos de los que hemos aprendido y que hemos asumido.
Tener luz significa también saber cultivar la
reciprocidad. Nos conocemos a nosotros mismos y somos empáticos con los demás,
entendemos sus pesares y nos alegramos de sus alegrías. Y nunca dudamos a la hora de ayudar, de atender a
quienes nos necesitan porque ello forma parte de nuestra identidad y nos
enriquece.
Pero, lo creamos o no, nadie nace con luz propia. La luz, la
suerte y la felicidad se construyen cada día siendo conscientes de que
merecemos ilusionarnos de nuevo y que merecemos volver a sonreír y levantarnos
fortalecidos de la adversidad.
Hay quien va apagando luces a través de su negativismo,
de su habilidad para hacernos creer que no somos capaces o merecedores de
ciertas cosas.
Es muy posible que esas personas con oscuridad sean
familiares, e incluso algún compañero de trabajo. En lugar de enfadarnos o
enfrentarnos a ellos, lo mejor es ignorar
.
Fortalece tus relaciones con amigos, parientes y parejas que tienen tus mismos valores y que te
enriquecen. La vida es saber aceptar que no todos somos iguales, así que
lo importante es no hacernos daño los unos a los otros
.
Las personas que te importan son las que te hacen feliz, de
las que aprendes… Ellas serán tu vitamina frente a los que buscan apagar luces
ajenas.