Confusiones del diario vivir.
“Porque la vida es así como una sinfonía agridulce, llena de
dicha e infortunio, de felicidad y de dolor.No se atormenten por descifrar estos paradigmas, tampoco se
vuelvan unos esclavos a las riquezas, eviten conflictos existenciales en lugar
de vivir.
Mejor los llevaré abajo, donde las llamas y
tinieblas del infierno no les impidan ver lo que arriba niegan.
Ya saben, a ese camino que los llevará a la salida, a la puerta
roja, donde todas las venas se reúnen (Sí, no se confundan)”.
Nada cambia, todo sigue igual, aunque sé que puedo cambiar,
puedo ser diferente y progresar.
Sin embargo sigo aquí, atorado en mi molde, aquí
estancado, condenado a mi supuesto destino. Y aunque puedo fingir un millón de
apariencias diferentes cada vez que se me plazca, aun así, no puedo dejar
atrás esta pesadez, esta frustración. No, no puedo... no, no, no...
(¿Alguna vez has estado abajo en este infierno?)
En realidad, nunca he hablado con nadie, pero hoy que toco
fondo, estoy hasta de rodillas, así es. Necesito alguna señal que me indique
que se escuchan arriba y que comprenden todo el dolor .Le hablo con el
corazón en la mano, descargo todo lo que traigo dentro para limpiar y sanar mi
alma. Me siento liberado, por lo menos por ahora. Pero al parecer las
señales son insuficientes, y siento que no hay nadie escuchándome ya.
Esto no sirve de nada, todo sigue sin cambios. Sé que puedo
cambiar, que puedo ser diferente, pero sigo aquí esperando, atado a mi
molde, aquí aferrado, a mi falta de voluntad de luchar. Y aunque puedo
mostrarle al mundo un sin fin de caretas de hipocresía de un día para el
otro, aun así, no puedo cambiar mi propia máscara. No, no puedo... no, no,
no...
(¿Alguna vez han estado deprimidos, en crisis?)Responde,
cómo se puede salir, te lo suplico. Contesta ¿por qué la vida así como da,
arrebata?
“Porque así es la vida hijo mío, está compuesta de sus altas
y bajas, de alegrías y de tropiezos. No se obsesionen tratando de entender
esto, tampoco vivan para el dinero, ganen para vivir, porque entonces sí habrán
muerto en plena vida.
Yo sé que tengo el poder de cambiar, el poder de ser
diferente, el don de progresar, ¿por qué sigo aquí, cargando mi
cruz, aquí clavado, perdiendo mi voluntad de vivir? Si hasta puedo engañar
a los demás y aun así no puedo engañarme a mí mismo, no puedo dejar este
maldito resentimiento, este encono.
No, no entiendo... no, no, no...”
Un peregrino más…
No hay comentarios:
Publicar un comentario