martes, 29 de mayo de 2018
Culturalmente Sensibles
Acá vamos a dejar en evidencia
cuánta ignorancia intercultural existe, incluso en muchas personas que tienen
un elevado grado de exposición internacional. Si quieres saber si eres
culturalmente sensible, piensa si alguna vez dijiste alguna de estas frases:
“Las personas de X país son…”
Completa la descripción como
quieras (lentos, sumisos, fríos, mentirosos, rígidos, etc), pero claramente
estas demostrando una falta de sensibilidad cultural. ¿Por qué? Porque no todas
las personas de un país son de determinada manera y al realizar una
generalización de este tipo, muy posiblemente estés cayendo en un estereotipo,
los cuales por lo general son negativos (aunque también los hay positivos).
Además de injustos y contraproducentes, los estereotipos limitan enormemente tu
capacidad de relacionarte efectivamente con las personas de ese país.
“La cultura no tiene nada que ver
con este tema”
Algunas personas se atrincheran
en el hecho de que en última instancia, todos somos diferentes y cada persona
es un individuo único con expectativas y necesidades únicas. Nadie argumentaría
en contra de esto, pero desconocer que ciertos grupos culturales comparten determinados
valores, costumbres y hábitos, es simplemente insensibilidad cultural. Es
verdad que es importante poder diferenciar cuándo determinada reacción es
personal o cultural, pero para poder hacerlo, necesitamos conocer cuál es el
rol de la cultura en el comportamiento de las personas.
Una manera de minimizar la
importancia de las diferencias culturales es subestimar su impacto. Si no son
relevantes, tampoco tengo necesidad de considerarlas, conocerlas y mucho menos,
adaptarme. Los estudios confirman exactamente lo opuesto;
y no sólo se trata de evitar que generen “inconvenientes” sino de promover a
que generen “beneficios”.
Otro claro ejemplo de baja
sensibilidad cultural. Cuando las personas de determinado país tienen otras
formas de hacer las cosas que simplemente son distintas a las nuestras, a veces
caemos en la tentación de convencernos que están equivocados, y que por culpa
de ese estilo (sea comunicación indirecta, tiempo sincrónico, enfoque grupal,
etc.) no podemos cumplir con nuestras responsabilidades y nuestros objetivos.
Si fuéramos culturalmente sensibles, buscaríamos maneras culturalmente
adaptables para poder alcanzar los objetivos. La cultura nunca debería ser
una excusa.
En resumen, por más que nos
encante creer que somos las personas más sensibles a la diferencias culturales,
la verdad es que muchas veces fracasamos en el intento de demostrarlo. Aun
cuando tenemos las mejores intenciones, necesitamos prepararnos y capacitarnos
para poder actuar con cierto grado de sensibilidad cultural. Y el primer
paso reconocer que aún tenemos cierto margen de mejora y desarrollo.
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