Me gusta pensar que todos los seres humanos somos creativos
por naturaleza. No creo que la creatividad sea un don, sino una capacidad más o
menos desarrollada.
Un ejecutivo en su trabajo encontrando la solución a un caso
importante o un ama de casa cocinando una nueva receta, son también CREATIVOS.
Sin embargo, nos han enseñado a pensar que sólo los artistas
son creativos. Y no es así.
La diferencia es que un artista concentra su creatividad en transformar en arte lo cotidiano. Y para mí, transformar en arte significa otorgar un valor especial o una belleza diferente a algo común y habitual.
Supongo que la diferencia no está en tener o no un don, sino
en tener más o menos sensibilidad. Los artistas son (somos) hipersensibles,
tanto a lo positivo como a lo negativo, tanto a lo bueno como a lo malo, tanto
a la alegría como a la tristeza, y es esa hipersensibilidad la que hace que en
nuestro interior se acumulen constantemente ideas, escenas (guionistas),
movimientos (bailarines), imágenes (fotógrafos, pintores), canciones (músicos),
palabras (escritores), formas (escultores), sabores (chefs)... La diferencia
entre unos y otros artistas está en su forma de expresar lo que son y lo que
sienten. Y por supuesto, en su destreza para llevarlo a cabo.
En todos los casos, la inspiración es esencial. Y la inspiración, para mí, no es otra cosa que el conseguir desconectarte de tu día a día y acallar tu mente para dar paso a los monólogos de tu alma.
En todos los casos, la inspiración es esencial. Y la inspiración, para mí, no es otra cosa que el conseguir desconectarte de tu día a día y acallar tu mente para dar paso a los monólogos de tu alma.
Cada artista encuentra la inspiración en diferentes
circunstancias, lugares o estados, con diferentes métodos.
Yo no me considero un artista inspirado permanentemente, ni
mucho menos, de hecho sólo soy capaz de inspirarme de verdad cuando me alejo de
mi día a día y cuando estoy en contacto real con la Tierra, con la Naturaleza,
con lo puro, en silencio. Por eso en vacaciones las ideas hierven en mi cabeza
como locas por salir, porque por fin tienen SU ESPACIO.
Mi gran pincel es la luz, y el autorretrato, aunque lo practique mucho menos de lo que me gustaría, es para mí la máxima expresión de mi ser. Es un DEJAR EL ALMA AL AIRE, igual que sacamos la ropa a ventilar o ponemos las cartas sobre la mesa.
El autorretrato me vacía, me limpia, me purga, me SANA.
Haciendo un guiño a Shrek, es mi "mejor fuera que dentro".
CUANDO CREO, CREO.
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