Hay conceptos que
se explican mejor con una fábula que por su significado, escrúpulo es una de
ellas.
Escrúpulo significa roca pequeña o piedrita, y su fábula es como esa
piedrita que tenemos en el zapato que a cada paso que damos se va convirtiendo
en una tortura. Una vez liberada, liberados quedamos; ahora, al cuidado de los
considerables daños que esa pequeñez haya podido causar.
Explicada la fábula
y descrito su significado, escrúpulo se define como la duda o recelo que punza
la conciencia, sobre si algo es o no cierto; si es bueno o malo; si obliga o no
obliga; lo que trae inquieto y desasosegado el ánimo.
Y para cerrar el título,
la persona sin escrúpulos es aquella que carece de un nivel de conciencia que
le permita delimitar la verdad, clasificar sus actos, sus obligaciones y como
consecuencia de lo anterior, se desentiende de toda responsabilidad por los
daños causados que además, a su parecer ni son ni existen.
Interesante, porque
este tipo de personas tienen características muy bien definidas que no siempre
podemos diferenciar de cualquier otro ser, carente o no, de psicopatía alguna.
Son empáticos, simpáticos con una adaptación social relativamente óptima y
hasta pueden parecer profundamente agradables, porque además son narcisistas,
egocentristas y con un alto grado de valoración, y ésta es la circunstancia que
nos confunde, porque gente así conocemos mucha, la diferencia es que el sin
escrúpulos, además de lo anterior, maneja a la perfección la habilidad de
mentir, engañar y hacer sentir mal o no al otro para lograr sus objetivos.
Diferenciar a una
persona sin escrúpulos de una persona con ellos, es a todas luces un proceso
complejo y posiblemente requiera de un tiempo considerable.
Desenmascarar a una
persona así requiere de un alto grado de observación, experiencia y de un alto
grado de reconocimiento de nuestro propio ego, porque esa será su entrada a
nuestras vidas; alimentar nuestro ego para conocer, a partir de él, todas
nuestras debilidades.
El primer dato es
tener en cuenta que su empatía está perfectamente dirigida a un objetivo:
cosifican a los seres humanos, es decir, éstos se convierten sólo en medios
para su fin, el remordimiento no es algo que se planteen, así que faltar a
cualquier norma o valor humano no representa para ellos ningún desafío, así
además, parecen seres valientes y seguros de sí mismos —dos grandes
características de un líder—, son ordenados y ritualistas, llevan cuenta exacta
de lo que han procurado a fin de lograr su objetivo.
A simple vista,
hasta podríamos considerar que son seres admirables y emprendedores. La
diferencia entre un ser que tiene y el que no tiene escrúpulos más clara es que
los primeros se cuestionan y tienen la capacidad mental y física de controlar
sus emociones, impulsos y un grado de capacidad de frustración, es decir si
algo no sale conforme a lo esperado, la persona con escrúpulos sabrá valorar,
aprender y cambiar el rumbo de sus acciones; el segundo, terminará por
manifestar su delirio ante la imposibilidad de ver realizado su objetivo.
La
próxima vez que se deje seducir por un aparente ser perfecto, desconfíe, la
autenticidad no da lugar a perfecciones basadas en el pensamiento del
colectivo; la autenticidad se basa en el desarrollo de la perfección sólo
personal al margen de las opiniones ajenas, así que no se deje sorprender
cuando algo roce en lo perfecto, tenga presente que aquel frente a usted le
necesita y está dispuesto a todo, y no por usted, sino por lo que usted pueda
proveerle… y obsérvese, si siente la piedrita sáquela y siga a delante. Buena
suerte.
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