El célebre
dramaturgo William Shakespeare aseguraba que "si el hombre fuera
constante, sería perfecto". No creo en la perfección, pero sí en la
excelencia en todos los aspectos de nuestra vida. Y, en este caso, coincido con
el escritor británico en que la perseverancia es una de las claves para el
éxito.
Tras la ardua tarea para fijar un objetivo, es imposible llegar a
alcanzarlo sin la constancia.
En más de una
ocasión he recordado mi fórmula de las 3P. La pasión nos impulsa, la paciencia
nos regula y la perseverancia nos brinda fortaleza para seguir adelante, a
pesar, incluso, de los aparentes fracasos.
Los problemas en el
camino a veces nos incitan a abandonar nuestros objetivos, a dejar de luchar
por nuestros sueños. Sin embargo, las personas exitosas no se permiten ceder
ante los supuestos fracasos, que no son más que pruebas y experimentos.
Thomas Edison
ensayó con más de 6.000 sustancias antes de encontrar el elemento con el que
crearía el filamento de la bombilla eléctrica. Abraham Lincoln, quien padecía
del síndrome de Marfan, perdió varias elecciones antes de convertirse en uno de
los presidentes más recordados de Estados Unidos. Walt Disney dijo que "la
diferencia entre ganar y perder a menudo consiste en no abandonar".
Curiosamente, el productor cinematográfico fue rechazado en varias ocasiones
como caricaturista de prensa, bajo la excusa de que no tenía imaginación. Qué
ironía.
La constancia es
fundamental en el desarrollo de nuestra vida. Ese ha sido mi enfoque.
Es cierto
que no garantizamos el éxito solo con la constancia, pero la meta es casi
imposible sin perseverar.
Las personas
perseverantes son optimistas, no se frenan ante los resultados negativos,
tienen gran conocimiento de sus emociones y persiguen sus metas hasta
conseguirlas.
Ser constante no
significa pecar de perfeccionista, pues a veces tendremos que abandonar la ruta
para aprender de los errores y comenzar una nueva. Por ello, debemos
desarrollar nuevas técnicas que nos ayuden a potenciar las habilidades para
convertirnos en personas efectivas que consiguen lo que desean.
Como defendía el
escritor francés Víctor Hugo: "la mayoría de los hombres no carecen de
fuerza, sino de constancia".
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