El día 26, víspera de las
muertes, Humberto Baena escribía esta carta a sus padres:
“Me ejecutarán mañana de mañana.
Quiero daros ánimos. Pensad que yo muero pero que
la vida sigue.
Recuerdo que en tu última visita, papá, me habías
dicho que fuese valiente, como un buen gallego. Lo he sido, te lo aseguro.
Cuando me fusilen mañana pediré que no me tapen los ojos, para ver la muerte de
frente.
Siento tener que dejaros. Lo siento por vosotros
que sois viejos y sé que me queréis mucho, como yo os quiero. No por mí. Pero
tenéis que consolaros pensando que tenéis muchos hijos, que todo el pueblo es
vuestro hijo, al menos yo así os lo pido.
¿Recordáis lo que dije en el juicio? Que mi muerte
sea la última que dicte un tribunal militar. Ese era mi deseo. Pero tengo la
seguridad de que habrá muchos más. ¡Mala suerte!
¡Cuánto siento morir sin poder daros ni siquiera mi
último abrazo! Pero no os preocupéis, cada vez que abracéis a Fernando, el niño
de Mari, o a Manolo haceros a la idea de que yo continúo en ellos.
Además, yo estaré siempre con vosotros, os lo
aseguro.
Una semana más y cumpliría 25 años. Muero joven
pero estoy contento y convencido.
Haced todo lo posible para llevarme a Vigo. Como
los nichos de la familia están ocupados, enterradme, si podéis, en el
cementerio civil, al lado de la tumba de Ricardo Mella. Nada más. Un abrazo muy
fuerte, el último.
Adiós papá, adiós mamá.
Vuestro hijo:
José Humberto
Todo acabó para estas 5 personas, los últimos
muertos por el franquismo, dos
meses después fallecería Franco y se daría paso a la
transición democrática española, acabando con la las leyes que contemplaban la
condena de pena de muerte.
Un recuerdo para los olvidados de siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario