viernes, 11 de mayo de 2018

El Refugio Del “No Puedo”


La libertad del hombre es limitada en muchos aspectos físicos, psicológicos, emocionales y sociales como bien lo afirma Víctor Frankl.  Aunque uno quiera, no puede cambiar sus características genéticas, ni aumentar su coeficiente intelectual más allá de cierto punto, ni tampoco tiene el poder de terminar con las crisis económicas o las guerras del mundo.

Sin embargo, hay muchas otras cosas que las personas se dicen constantemente que “no pueden hacer” y eso es, en realidad, una forma de no enfrentar la realidad de las cosas, decir por ejemplo:

"No puedo titularme, no puedo bajar de peso, no puedo dejar a esa persona, no puedo cambiar de trabajo, no puedo organizarme, no puedo tolerarlo."

En estos ejemplos podemos ver como el recurrente “no puedo” es una manera que utilizamos las personas para autolimitarnos a través de nuestra forma de hablar.

Lo cierto es que, en cada uno de los ejemplos mencionados, si las personas que lo dicen se lo propusieran, podrían lograr bajar de peso, separarse de una persona, cambiar de trabajo,  aprender a organizarse o tolerar algo que dicen no poder.

La mayoría de las veces aquellos “no puedo” que se utilizan de manera recurrente son un autoengaño, una manera de hablarse a sí mismos o a los otros para no asumir la responsabilidad de las propias elecciones.

Cada vez que decimos “no puedo” estamos evadiendo la responsabilidad de nuestras propias decisiones de manera velada, como si en realidad no tuviéramos el poder para hacer aquello que encadenamos bajo la frase “No puedo”.

Si la persona se protege detrás del  “yo no puedo hacerlo” , “no soy capaz”, evade la responsabilidad de aquello que, en realidad,  no se atreve a enfrentar de manera directa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario