Cuando atacan a nuestra dignidad podemos sentir que perdemos
ese valor personal, nuestra autoestima disminuye y aumentan nuestras
inseguridades.
El primer paso es saber qué es la dignidad, una vez
detectada podemos ver si están atentando contra ella. Podemos definir la
dignidad como una característica personal que atribuye un valor a nuestra
existencia.
La dignidad tiene que ver con el reconocimiento social, la
autoestima, el respeto y la imagen propia. Tener dignidad significa saber con
seguridad cuál es nuestro valor en el mundo y no tener miedo a perderlo.
Existen personas que, por envidia, rabia o por un complejo
de inferioridad, tienden a pisar la dignidad de los demás,
haciéndonos sentir mal con nosotros mismos. A continuación, te ofrecemos unas
preguntas para saber si alguien está intentando pisar tu dignidad.
¿Te hace sentir mal?
¿Sientes que le quita valor a todo lo que haces?
¿Cuando hablas con esa persona, crees que todo el rato intenta
ofenderte?
¿Le quita importancia a tus sentimientos?
¿Sientes que te haces pequeño o pequeña cuando
hablas con esa persona?
Si hemos respondido con un "sí" a más de una de
estas preguntas, deberíamos ir con cuidado, probablemente estemos en riesgo de
que pisen nuestra dignidad.
Nuestra autoestima es un pilar fundamental que forma parte
de la dignidad, no debemos dejar que ninguna situación afecte a nuestra
autoestima. Es de vital importancia saber mantener la dignidad a pesar de
que nos la intenten pisar. Es decir, debemos evitar que el modo de tratarnos y
de valorarnos de la otra persona determine el modo en que nos tratemos a
nosotros mismos.
Fomentar una buena autoestima también favorece nuestro
sistema de creencias y desarrolla
nuestra resiliencia. Gracias a todo esto, podemos resolver mejor los
conflictos con los demás y sabremos qué hacer cuando pisan nuestra
dignidad.
Tenemos que querernos más allá de los factores del
entorno. Los cuidados hacia uno mismo son muy básicos y ayudan a darnos
ese valor que tanto necesitamos. Por otra parte, si alguien no ve nuestra
dignidad, se la podemos mostrar nosotros mismos a través de nuestro
comportamiento.
Mostrar ética y valores en nuestros actos nos puede ayudar a
mantener la dignidad y evitar que alguien nos la pise. Es importante mostrar coherencia
y tener un buen criterio de lo correcto y lo incorrecto en las relaciones
sociales. De este modo, podemos mostrar a los demás lo que estamos dispuestos
a tolerar y lo que no.
En ocasiones, el miedo a la soledad hace que muchas personas
mantengan vínculos poco sanos. Aprender a salir de una
relación tóxica puede evitarnos muchos disgustos en un futuro.
Con el tiempo, nos daremos cuenta de que aquella persona solo nos hacía daño.
Dejar atrás a aquellas personas y entornos que impedían
valorarnos implica un punto de soledad. Empezar de nuevo no es malo, puede
que estemos solos un tiempo y no debemos temer llegar a esa situación. Con
el tiempo, llegarán más y mejores compañías a nuestro camino.
Hay que tener en cuenta que mantener relaciones tóxicas por
miedo a la soledad pone en riesgo nuestra dignidad. La dependencia emocional
hacia otras personas nunca es buena.
También es posible perder la dignidad
por amor, porque no queremos perder a aquella persona que valoramos tanto en
nuestra vida. Pero tenemos que aprender a discernir entre nuestro valor propio
y el valor que otorgamos a los demás. Ponerse a uno mismo como prioridad no
tiene por qué ser algo malo, valemos más de lo que muchas personas nos
quieren hacer pensar.
Una vez hayamos decidido apartar a todos aquellos que pisen
nuestra dignidad, es momento de crecer y empezar a conocer nuestra valía
real. Conocernos realmente y fomentar nuestra autoestima puede llevarnos
tiempo. Durante ese proceso es primordial mantener lejos a aquellas personas de
las que ya nos habíamos alejado. Marcar una distancia prudencial es un
ejercicio de amor propio y que, a su vez, alimenta la seguridad en nosotros
mismos y en nuestras decisiones.
Cabe señalar y comentar que existen casos donde no solo se
vulnera la dignidad, sino que también se ataca a la propia integridad física y
mental. Consideramos estos casos como malos tratos y son totalmente
injustificables. En el caso de sufrir malos tratos, debemos tomar las medidas
necesarias para que estos cesen, ya sean decisiones personales o legales.
Si han llegado a humillarnos tantas veces que consideremos
tener un grave problema de autoestima, es el momento de plantearnos en ir a
terapia psicológica para poder recuperar la dignidad y llevar la vida que
merecemos: una vida libre de ataques y llena de estabilidad mental. Nadie
merece recibir malos tratos.