Con frecuencia tenemos que
hacer varias cosas o escoger entre diferentes personas y nos cuesta trabajo
hacerlo.
Nos angustiamos porque no
podemos elegir.
Sentimos que todo es
importante o no queremos "quedar mal" con nadie.
Mientras más nos angustiamos o nos estresamos, más trabajo nos cuesta tomar una decisión.
Otras veces queremos o necesitamos hacer muchas cosas, pero no tenemos el tiempo necesario.
Nos estresamos y preguntamos:
¿Qué hago primero y qué dejo de hacer, si todo es importante?
En ocasiones nos cuesta trabajo establecer nuestras prioridades, porque tenemos un conflicto interno entre las cosas que queremos y las que sabemos que nos convienen.
Elegir, cuando todo parece importante o necesario, es difícil.
Pero podemos aprender a hacerlo.
Mientras más nos angustiamos o nos estresamos, más trabajo nos cuesta tomar una decisión.
Otras veces queremos o necesitamos hacer muchas cosas, pero no tenemos el tiempo necesario.
Nos estresamos y preguntamos:
¿Qué hago primero y qué dejo de hacer, si todo es importante?
En ocasiones nos cuesta trabajo establecer nuestras prioridades, porque tenemos un conflicto interno entre las cosas que queremos y las que sabemos que nos convienen.
Elegir, cuando todo parece importante o necesario, es difícil.
Pero podemos aprender a hacerlo.
¿Cómo?
Siempre que quieras establecer tus prioridades, es necesario que sepas qué es lo que más deseas.
Siempre que quieras establecer tus prioridades, es necesario que sepas qué es lo que más deseas.
Qué es lo realmente importante para ti.
No para los demás, a menos
que tu prioridad sea darles gusto a ellos.
La mejor manera de saberlo es observando tu conducta.
¿Por qué?
Porque con frecuencia, decimos y creemos que algo es importante para nosotros, pero nuestro comportamiento muestra algo diferente.
¿Conoces a alguien que dice que lo más importante es tener salud, pero come cosas que le hacen daño y no va a ver al doctor cuando se siente mal?
¿Cuántas personas dicen querer mucho a alguien, pero nunca le hablan, lo ven o se preocupan por saber cómo está?
¿Cuántos padres o madres dicen que lo más importante para ellos son sus hijos, pero no saben qué les preocupa, cuáles son sus sueños o qué les pasó en la escuela?
Todas estas personas no se están engañando a sí mismas, ni quieren engañar a los demás.
Realmente creen en lo que dicen.
Pero no están muy conscientes de algunos valores adquiridos por su educación o la cultura en la que vivimos, que influyen en su conducta.
Por eso, mientras más nos conocemos, más fácilmente podemos elegir.
Conocernos significa analizar nuestra conducta, ver que hay detrás de ella y sin juzgar, aceptarla como una parte de nosotros.
Cuando nos conocemos, es más fácil establecer nuestras prioridades.
Uno de los principales obstáculos para establecer nuestras prioridades es el temor a la crítica de los demás, a su rechazo o a su enojo.
Esto nos puede llevar a elegir lo que es aceptable por los demás.
Pero no lo más importante para nosotros.
Si para ti es prioritario darle gusto a alguien o evitar que se enoje, está bien.
Elije en función de ello.
La mejor manera de saberlo es observando tu conducta.
¿Por qué?
Porque con frecuencia, decimos y creemos que algo es importante para nosotros, pero nuestro comportamiento muestra algo diferente.
¿Conoces a alguien que dice que lo más importante es tener salud, pero come cosas que le hacen daño y no va a ver al doctor cuando se siente mal?
¿Cuántas personas dicen querer mucho a alguien, pero nunca le hablan, lo ven o se preocupan por saber cómo está?
¿Cuántos padres o madres dicen que lo más importante para ellos son sus hijos, pero no saben qué les preocupa, cuáles son sus sueños o qué les pasó en la escuela?
Todas estas personas no se están engañando a sí mismas, ni quieren engañar a los demás.
Realmente creen en lo que dicen.
Pero no están muy conscientes de algunos valores adquiridos por su educación o la cultura en la que vivimos, que influyen en su conducta.
Por eso, mientras más nos conocemos, más fácilmente podemos elegir.
Conocernos significa analizar nuestra conducta, ver que hay detrás de ella y sin juzgar, aceptarla como una parte de nosotros.
Cuando nos conocemos, es más fácil establecer nuestras prioridades.
Uno de los principales obstáculos para establecer nuestras prioridades es el temor a la crítica de los demás, a su rechazo o a su enojo.
Esto nos puede llevar a elegir lo que es aceptable por los demás.
Pero no lo más importante para nosotros.
Si para ti es prioritario darle gusto a alguien o evitar que se enoje, está bien.
Elije en función de ello.
Esto no es ni bueno ni malo,
es lo que tú consideras más importante.
Pero si para ti es prioritario hacer algo o dejar de hacerlo, a pesar de las opiniones de los demás, enfócate en ti, en tus necesidades y deseos.
Recuerda que todo cambia.
La gente, intuyéndonos a nosotros mismos, los valores, el estilo de vida, las necesidades, etc.
Por lo tanto nuestras prioridades también van cambiando.
Pero si para ti es prioritario hacer algo o dejar de hacerlo, a pesar de las opiniones de los demás, enfócate en ti, en tus necesidades y deseos.
Recuerda que todo cambia.
La gente, intuyéndonos a nosotros mismos, los valores, el estilo de vida, las necesidades, etc.
Por lo tanto nuestras prioridades también van cambiando.
Quizás lo que era prioritario
para ti hace unos años ya no lo es.
Está bien.
Es normal.
Está bien.
Es normal.
Simplemente reconoce cuáles
son tus prioridades en la actualidad y actúa de acuerdo
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