Seguramente en alguna ocasión te ha preguntado cuál es el
sentido de vivir. Se dice que todavía no existe una respuesta que satisfaga las
exigencias de todos los seres humanos en relación a este asunto. Sin embargo, podemos
encontrar “el punto” para darle sentido a la vida y aprender a disfrutar
de este maravilloso presente que recibimos.
“La vida es una obra teatral que no importa cuánto haya
durado, sino lo bien que haya sido representada.”
Para dilucidar hasta qué punto es posible darle sentido a la vida
se han armado una serie de consultas o reflexiones. Gracias
a estas preguntas, podremos reflexionar de forma más concreta sobre las razones
por las cuales vivimos cada día.
En primer lugar, ¿Por qué o por quién estarías
dispuesto a cualquier sufrimiento? Es decir, aquellas personas, cosas o ideales
por los cuales no te importaría sacrificarte.
Y eso no significa morir (porque estamos buscando
el sentido de la vida), sino dejarlo todo, luchar de verdad, sin importar las
consecuencias. Pueden ser tus hijos,
tu familia, tu religión o tus ideologías.
La segunda pregunta que puedes responder para darle sentido
a la vida se refiere a cómo te imaginas dentro de unos años. Pensar en el futuro es una
excelente manera de darnos cuenta de que vale la pena estar vivo.
Además, solemos estar tan sumergidos en nuestros problemas actuales que no nos
damos cuenta de que el futuro está esperándonos.
Recuerda que los hábitos que tienes hoy son los que
decidirán tu mañana. Haz todo el esfuerzo posible e pregúntate
qué será de ti dentro de cinco años. ¿Estarás trabajando en el mismo sitio? ¿Tu
familia será más grande? ¿Dónde vivirás? ¿Habrás cumplido tus sueños?
Si no sabes hacia donde te diriges, no llegarás nunca a
destino.
En tercer lugar, es bueno que
analices lo que harías si no sintieras miedo. Ese
sentimiento que nos paraliza y no nos permite avanzar es lo que nos aleja
también de encontrarle sentido a la vida.
Estar mucho tiempo en la llamada “zona de confort” (donde no
estamos a gusto pero no hacemos nada para salir de ella) puede demostrar nuestro
temor. Muchas
personas no llegan a ser lo que hubieran deseado porque temen dar el gran salto.
Imagina que nada malo puede ocurrirte, entonces, ¿Qué harías?
De la mano de la pregunta anterior surge la cuarta pregunta:
¿Qué harías si tuvieras la confianza de no fracasar? Muchas personas no se
animan a innovar o a emprender porque consideran que fallarán en su cometido.
Esto puede ser por el miedo, pero también por los prejuicios que se tenemos
como sociedad.
Por ejemplo, si nuestra familia no ve con
buenos ojos que seamos actores o músicos, seguro no tendremos la confianza
suficiente como para triunfar y ser famosos. Si quieres realmente saber cuál es
el sentido de la vida, entonces, es tiempo de que elimines la palabra
“fracaso” de tu vocabulario o de tu diccionario mental.
¿Conoces tu potencial?
¿Sabías que la razón de vivir puede ser también el punto
donde se une tu pasión y lo que el mundo necesita? De esta premisa es que surge
la quinta pregunta: ¿Sabes cuáles son tus mayores talentos?
No es preciso ser médico o ir de voluntario a un pueblo a miles
de kilómetros, puedes hacer algo por tu barrio o tu comunidad. Desde
plantar un árbol a limpiar los parques los fines de semana. Si te gusta cantar,
haz feliz a los niños de un hospital; si el baile es lo tuyo, organiza un
espectáculo para los ancianos de algún geriátrico.
Justamente en relación a lo anterior, deberías
plantearte qué trabajo harías una y otra vez sin cansarte, aunque no recibieras
una paga.
Esta pregunta, aclaramos, se refiere a las actividades que
te encanta hacer y que no te importaría no ganar un sueldo al hacerlas. Por
ejemplo, ayudar en un comedor infantil. Quizás no lo hagas a diario, sino una
vez por semana. Pero si aun así te sientes satisfecho, no es un trabajo.
Si te llena de orgullo y te “completa”, quiere decir que
eres bueno en esta tarea. Tal vez sea tiempo de dejar de hacer horas extras en
la oficina para ganar un dinerillo extra y empezar a disfrutar de las cosas
buenas que tiene la vida, como la sonrisa de un niño o un “gracias” junto a un
gran abrazo.
¡Empieza a vivir si quieres conocer y darle sentido a la
vida! Y todas estas preguntas tendrán su respuesta.