viernes, 12 de abril de 2019

La Buena Disposición


Una buena disposición del ánimo facilita la relación armónica y afectuosa con las personas, al igual que padecer de una mala disposición del ánimo dificulta las relaciones con los demás. Y siendo ambas disposiciones del ánimo tan excepcionalmente importantes para bien o para mal, ¿cuál es la razón de no trabajar por la primera y por extinguir la segunda? Simplemente, porque no se nos ha dicho cómo hacerlo.

Una buena disposición del ánimo impacta en las funciones fisiológicas y mecánicas de nuestro cuerpo: nos sentimos ligeros, nos levantamos y sentamos con facilidad, sentimos gusto por el movimiento corporal, nuestros desplazamientos físicos denotan energía. En cambio, si nos encontramos en una mala disposición del ánimo, nuestro cuerpo lo sentimos pesado, no hay ligereza ni soltura en nuestros movimientos físicos, se nos impone una fuerte rigidez; sentimos incomodidad con nuestras reacciones físicas.

Nuestra mala disposición del ánimo se manifiesta en una languidez de nuestro espíritu. "La pereza, que es una languidez del alma, constituye un manantial inagotable del tedio", escribió Fenelón. La mala disposición del ánimo irremediablemente nos conduce al mal humor, la irritabilidad, y a una visión pesimista de la vida y del mundo. Sobre esto, Goethe escribió una reflexión apropiada al caso: "Sucede con el mal humor lo que con la pereza. Hay una especie de pereza a la cual propende nuestro cuerpo, lo que no impide que trabajemos con ardor y encontremos un verdadero placer en la actividad si conseguimos una vez hacernos superiores a esa propensión" (la propensión al mal humor).

La buena disposición de nuestro ánimo es hermana de la jovialidad, entendida como alegría y una apacibilidad de nuestro ánimo. Estamos joviales cuando vemos que nuestro mundo interior encaja con el mundo exterior, cuando no necesitamos de nada extraordinario para sentir elevado nuestro corazón. Nuestra jovialidad es como un imán que atrae hacia nosotros a muchas personas.

La mala disposición de ánimo es hermana de la tristeza y hermano del pesimismo. De hecho, cuando una persona padece ya de una crónica mala disposición de ánimo, al saludarla con la mano o con un abrazo, sentimos que nuestra energía se vacía. Y en cambio, cuando saludamos a una persona con una buena disposición de ánimo, conservamos nuestra energía, o bien, la incrementamos.

Es absolutamente cierto que un ánimo triste y abatido entorpece las funciones fisiológicas del cuerpo, y es cierto también que la actividad física ligera modifica increíblemente, para bien, el ánimo abatido de una persona.

La persona triste y pesimista tiene estropeada la visión de sí misma y del mundo. Por lo general, se mete en su concha y no quiere salir de ella. El mundo le parece difícil y siente que no embona en él. Todo lo ve negro, complicado, y no se siente capaz de hacer lo que quiere. Se esconde en la resignación y renuncia a los placeres de la vida, los que le parecen inalcanzables. Uno de los rasgos dominantes de estas personas consiste en que se sienten depositarias del dolor, como si fueran las únicas que sufrieran en el mundo; por ello, no son solidarias con nadie, pues nada tienen que compartir, y sí en cambio sienten que son los demás quienes deben acudir en su ayuda
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La persona jovial se siente con ganas para hacer las cosas, y goza de la íntima seguridad de que puede lograr muchos objetivos que se proponga. En cambio, quien padece de un ánimo triste y pesimista siente en su interior que no puede hacer lo que quiere. Por esto, no le dan ganas de actuar ni de vivir plenamente.

La gana es el deseo, la propensión y la inclinación hacia una cosa. Hacemos algo con ganas cuando actuamos con diligencia y esfuerzo. Y la desgana es todo lo contrario. La persona jovial tiene ganas para muchas cosas, y la persona con desgana carece de apetito por la vida, y por ello, no quiere salir de su coraza
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No es fácil que una persona con mala disposición de su ánimo pueda dejar la tristeza y el pesimismo como forma de vida. Pero no es cierto, tampoco, que estas personas en muy corto tiempo no puedan lograr extinguir ésta perniciosa disposición de su ánimo. Por lo general, la persona triste y pesimista no se ha dado cuenta de que sus males radican, fundamentalmente, en tres equivocadas distorsiones: a) creen que son incompetentes por naturaleza y que no pueden hacer lo que quiere; b) que el mundo que los rodea no le puede proporcionar lo que necesita, pues su mundo lo ve raquítico y pobre; y c) que su futuro nada tiene que ofrecerle. Estas tres suposiciones son falsas, por supuesto.

jueves, 11 de abril de 2019

Afrontar La Adversidad

Para afrontar la adversidad necesitamos recordar cuál es nuestro sentido vital. Clarificar propósitos y despertar la resiliencia nos ayudará a transitar por este proceso con mejores recursos y entereza.

Todos atravesamos momentos difíciles a lo largo de nuestras vidas. Afrontar la adversidad es algo más que un deseo o un propósito, es una necesidad, una obligación que integrar en la mente y el corazón. Ahora bien, si hay algo que todos sabemos es que aplicar este enfoque y desplegar adecuados recursos del cambio no siempre es fácil.

Las dificultades que nos encontramos en uno u otros momentos de nuestras vidas como la pérdida de un ser querido, una ruptura amorosa o la mala noticia de un despido pueden ahogarnos en un océano de malestar. Tanto si lo queremos como si no, nadie es inmune a la adversidad. Ninguno nos encontramos a salvo de los vaivenes del destino, buenos y malos.

Es en estos momentos de adversidad cuando atravesamos emociones muy poderosas como la tristeza, la impotencia, la frustración, etc… Ahora bien, hay un dato interesante que vale la pena tener en cuenta.

En un estudio llevado a cabo por los psicólogos Linley, PA, y Joseph, S. de la Universidad de Warwick, Reino Unido se demostró que las personas capaces de afrontar los momentos difíciles, adquieren valiosos aprendizajes para encarar el futuro con mejores recursos.

“Cuando ya no podemos cambiar una situación, tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”
-Viktor Frankl-

Cuando la adversidad decide golpearnos y experimentamos esas emociones tan poderosas, resulta beneficioso expresar aquello que sentimos. Podemos hacerlo con un familiar o amigo, o a través de la escritura, para llegar a hacerlo cada vez más consciente y poder desahogar esos nudos emocionales.
Si ponemos palabras a cómo nos sentimos, nos será más fácil ir canalizando presiones, miedos, angustias. De ese modo, podremos asociar nuestros pensamientos con los sentimientos de forma rápida y casi simultánea.

Por eso, cuando nuestras emociones sean demasiado negativas, podemos emplear la escritura como medio para expresarlas, librándonos de ellas sin tener repercusiones exteriores.

Expertos en el tema como Scott Barry Kaufman, autor del libro Conectado para Crear, nos explica que hacer uso de la creatividad, es un mecanismo idóneo para liberar emociones. 

Cualquier situación adversa puede ser vista como una interrupción de nuestra trayectoria vital, pero si la relatamos y la expresamos, estaremos más cerca de la posibilidad de aceptarlo y seguir avanzando.
Incluso si tenemos dificultades a la hora de la escritura, también podemos utilizar otro tipo de actividades como la pintura, el baile, el deporte o el teatro… Todos estos tipos de arte son canales para poder llegar a controlar y elaborar lo que sentimos.

Tras esto, podemos poner en marcha todo nuestro propio mecanismo de resolución de problemas, ahí donde utilizar  nuestros propios recursos para avanzar y hacernos paso ante la dificultad que se nos presenta.

Ante una situación difícil hay veces que nos cuesta aceptar que nos está afectando. Todo ello pone murallas a la hora de afrontar la adversidad. Si nos negamos a reconocer lo que duele no avanzamos. De algún modo, estamos obligados a entender que el dolor, es parte del proceso de recuperación. 
Aceptarlo, integrarlo, desmenuzarlo y canalizarlo es parte de todo proceso terapéutico.

Hay que clarificar propósitos, darle un sentido a la vida. Cada prueba superada nos irá fortaleciendo. Y aunque las dificultades o adversidades nos muestren nuestras partes más vulnerables, el hecho de superarlas nos ayudará a avanzar con más seguridad y confianza.


Pensemos en ello. Aprendamos a ser resilientes, encendamos esa fuerza interna para afrontar la adversidad con éxito y sabiduría.

Comportamiento Social

Normas del Comportamiento Social. Los hábitos de conducta social son conservados y trasmitidos de generación en generación. Ellos constituyen modos de actuar, formas de cortesía y respeto, manifestaciones de la cultura que se han acentuado sólidamente en nuestra conducta.

En los lugares públicos, los espectáculos, la calle, los medios de transporte, etc, es necesario observar las normas de convivencia que facilitan y hacen más agradables el trato humano con los que nos rodean. Es en estos lugares donde existe la oportunidad de demostrar que hemos adquirido correctos hábitos de conducta social.

Cuidar las instalaciones escolares, los medios de transporte, lugares públicos, calles y avenidas, parques y jardines, en fin la propiedad social, es una manifestación de desarrollo de la conciencia social y una demostración de los valores educativos que hemos incorporado a la conducta. 

Estos hábitos de conducta son formas de conducirse socialmente y su formación requiere un especial cuidado por parte de los padres, maestros, organizaciones sociales con el concurso entusiasta de los órganos masivos de comunicación e instituciones culturales del país.


Solo cuando logremos la manifestación masiva de estas hermosas formas de conducta social en la calle, en los cines, en los parques, museos, bibliotecas, vehículos públicos, etc por solo citar algunos, podremos afirmas que hemos cumplido con uno de los mas caros objetivos de nuestra educación.


La Era Digital

En los últimos años hemos observado cómo las formas de comunicarse han ido cambiando. Este cambio se debe a las formas modernas que utilizamos para interactuar, entre ellas el Internet. Entre los mecanismos de interacción más comunes ahora encontramos la digital.

Cada día nos damos cuenta cómo la mayoría de procesos pasan a ser digitales, incluso la comunicación. Así cómo la comunicación ha avanzado tanto, así nosotros tenemos que adaptarnos a estos nuevos cambios y acoplarnos a este nuevo sistema de comunicación. Estamos en la era de la revolución digital, de eso no hay duda. No solo nosotros las personas tenemos presencia digital, también diferentes empresas, instituciones, marcas, etc. ahora trabajan en conseguir una mejor reputación digital. La comunicación digital es simplemente la nueva forma de comunicar e informar.

¿Cuándo comunicamos? Siempre, siempre estamos comunicando. En cada conversación, ya sea en persona o digital, desarrollamos el proceso de codificación y decodificación de información. Hoy en día, que las formas de interacción se han vuelto digitales, tenemos que ser más inteligentes y efectivos para comunicar a través de ellas.

En Internet, y como medio de comunicación, se han creado diferentes plataformas para socializar. Hay que aprovechar y sacar ventaja de todas esas herramientas de comunicación y marketing que Internet nos ofrece. Por ejemplo: las redes sociales son herramientas que hasta la fecha han innovado las comunicaciones. Las empresas, las marcas, los políticos, las instituciones y diferentes movimientos tienen presencia en las redes sociales. A través de ellas se envían mensajes publicitarios, contenido informativo, convocatorias, formas de pensar, y hasta cualquier tontería o frase que pensamos y deseamos hacer saber a los demás
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Según estudios al comportamiento realizados por ComScore, una empresa americana de sombreros blancos dedicada a la analítica de información digital, el número de internautas en Latinoamérica ronda por los 159 millones de usuarios, los cuales  serían relativamente jóvenes tomando en cuenta que el 60% tiene entre 15 y 34 años de edad y cerca del 25% serían mayores de 45 años. El estudio indica que en promedio los latinoamericanos consumen 26 horas mensuales de internet –siendo redes sociales, servicios, entretenimiento, y noticias las categorías con mayor frecuencia-. Cualquier estratega de marketing se da gusto segmentado con estos números. Tomemos en cuenta a las redes sociales, las más visitadas, tienen un uso aproximado de 10 horas mensuales, ¿cuál es la interacción que se da en estos sitios?

Fibertel, una firma argentina proveedora de Internet, informaba también que el 70% de los celulares que se venden en América Latina tienen acceso a Wi-Fi, y como consecuencia, el 38% de las interacciones diarias que se dan en Internet son hechas a través de un smartphone. Poderosa arma es el Internet móvil. Allí pasamos conectados a nuestros perfiles en redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram, Linked In, Whats App, Snapchat, etc. 

Según su informe hasta Marzo del año en curso: Facebook 1.28 billones de usuarios activos mensuales, Twitter tenía 560 millones, Linked In 240 millones e Instagram 150 millones. Todos estos millones de millones son usuarios, personas, clientes, consumidores, etc. No hay que olvidarnos que detrás de cada mensaje, correo, inbox o DM hay una persona. Debido a la popularidad de estas plataformas digitales, miles y miles de marcas y empresas ahora las usan para comunicar valores, mejorar la atención al cliente y como medio de interacción con los consumidores. Es una nueva forma de mantener las relaciones con los clientes durante el tiempo.


Cada vez que entramos a Internet estamos expuestos a ser objetivo de todo tipo de marca, publicidad, contenido, etc. Cada vez que nos conectamos permanecemos durante un tiempo suficiente para absorber publicidad comercial, política, informativa de manera implícita. Si nos gusta lo que vemos lo demostramos con un me gusta o un favorito o incluso lo compartimos o retuiteamos, interactuando así con la marca, empresa o persona que reproduce el contenido. Esto demuestra la eficiencia de estos medios como herramienta de comunicación y marketing. 

Tratemos simplemente de aprovechar y ser productivos con esta cantidad de tiempo que invertimos en internet, no vaya ser que luego nos falte tiempo para otras cosas más productivas.

La Responsabilidad


Ser responsable es asumir las consecuencias de nuestros propios actos y de nuestras decisiones.
Somos responsables de lo que hacemos y decimos y también de lo que dejamos de hacer o decir.
Hoy en día se tiende a vivir fuera de todo compromiso, a pasarlo bien, a buscar la vida fácil y nos olvidamos que ser responsables significa tener que rendir cuentas. En nuestro día a día es fácil encontrarnos con personas que actúan según el ánimo del momento, actúan de acuerdo con cualquier capricho, o simplemente pasan de las situaciones que la vida va planteando.

Inmersos en una sociedad que prima la cultura del todo vale, que tan apenas valora el esfuerzo y sacrificio personal y donde el individualismo triunfa sobre la colectividad, el tener sobre el ser, no nos damos cuenta que las consecuencias de nuestros actos nos siguen cual si fueran nuestra misma sombra y al final rendiremos cuentas por lo que hemos hecho o dicho y por lo que hemos omitido.

Es muy frecuente eludir nuestras propias responsabilidades y tratar de culpar a otros.

A veces nos auto defendemos, nos engañamos a nosotros mismos con falsos pretextos, pero por ello no dejamos de ser responsables de nuestros propios actos.

Cómo me gustaría que este concepto de responsabilidad se diera en nuestros políticos. Cómo me gustaría que sus actos, sus propuestas buscaran el bien común en lugar de buscar el confortable sillón dónde dejar descansar sus posaderas.

Sus mítines parecen un mercado donde cada vendedor vocea más alto anunciando su mercancía y poniendo verde al contrario con el único objetivo de llevarse la clientela. Lo malo es que cuando te llevas la mercancía a casa te das cuenta que de las bondades anunciadas nada de nada.

Puestos a soñar me gustaría tener unos políticos responsables que actúen no por obligación, ni por conservar el sillón, si no encontrando en el trabajo que realizan una satisfacción personal que redunde positivamente en el pueblo que los ha votado.

Seguro que nuestra sociedad si funcionara con personas responsables de verdad disfrutaría de un bienestar mayor en las familias, en los trabajos, en la política, en la cultura, en la economía…etc.
¡Soñemos que por soñar no nos cobran impuestos!




miércoles, 10 de abril de 2019

Claridad De Objetivos


Si quieres alcanzar algo importante, tu camino será oscuro, difícil, incierto, incómodo y confuso. La necesidad emocional de obtener claridad y temer lo desconocido es una de las principales causas que llevan a las personas a abandonar sus objetivos / sueños. Intercambiándolos por pretensiones más mundanas y de bajo impacto.

Poseer claridad en objetivos es esencial para la motivación. Consecuentemente, para poder estar automotivado y no detenerte cuando no estés alcanzando tus objetivos, adivina, necesitas claridad. Sin embargo, esto no significa “tenerlo todo claro”. Significa que tienes muy claro cuál va a ser el siguiente paso.

Si estás en el paso uno hacia tu sueño y alcanzar tu sueño está en el paso 50. Lo que necesitas es la suficiente información, recursos, trabajo y consciencia para llegar al paso 2 o 3. Una vez llegues, entonces es cuando te preocupas por recoger más inputs para moverte hacia los siguientes pasos (el uno o el dos). No pienses todavía en esas instrucciones tan lejanas, porque no puedes saber lo que no sabes, ni el desarrollo de las acciones y las consecuencias previas. Cuando llegues al siguiente paso, podrás plantearte nuevas y mejores preguntas, tendrás más recursos. Podrás evaluar mejor qué o quién te puede ayudar a llegar a los pasos 5, 6, 7, 8.

Piensa que estás en busca del tesoro perdido. Y lo que haces es reunir pistas y guía mientras viajas, vives, trabajas. Ese es el proceso y experiencia emocional que requiere perseguir un sueño importante.

Avanzar más rápido
Esto es lo que necesitas si quieres avanzar ahora mismo:
Un punto de partida claro (saber lo que hacer)
Una elocuente y rápida línea del tiempo con las primeras acciones a ejecutar.
Las herramientas y sistemas de ultra productividad adecuados.
Una estructura (humana) de apoyo.

Si tienes estas cuatro cosas, tienes la suficiente claridad – y por lo tanto automotivación – para continuar hacia delante. Si lo haces, expandirás, crecerás y avanzarás, mientras que el resto permanecerá sobrecogido por la distancia entre el punto 1 y el 50. Mientras otros empiezan en bosques profundos con senderos sin camino, tú te podrás mover entre los árboles a favor del viento. Y pronto llegarás al otro lado.


La claridad aumenta con más experiencias, buenas y no tan buenas, eso se traduce en recursos. Y amigo o amiga, los recursos son claridad para avanzar en medio de la incertidumbre y superar cualquier tipo de adversidad.

Quererse A Uno Mismo


Un ingrediente fundamental para poder amar a otra persona es amarnos a nosotros mismos. Nadie puede dar lo que no tiene; así que, si alguien no es capaz de quererse a uno mismo, no puede amar a los demás.

Quererse a uno mismo significa darse la oportunidad de descubrir el gran potencial y la grandeza que llevamos dentro.

Quererse a uno mismo significa ser honestos y comprometernos con nuestra vida.

Quererse a uno mismo significa tener en cuenta nuestras necesidades y respetarnos, aceptarnos y querernos por ser solo quienes somos.

Quererse a uno mismo significa dejar de juzgarnos, de criticarnos, de compararnos con los demás, dejar de exigirnos ser diferentes de quienes somos y romper con la idea aprendida que tenemos respecto a nosotros. Ésta condiciona nuestra vida y nos lleva a vivir desconociendo una parte importante y valiosa de quienes somos.

Quererse a uno mismo significa atrevernos a ser quienes somos, abrazando nuestra realidad aunque a veces no nos guste o no se acerque a lo que queremos que sea, porque acogiéndola podemos atravesarla y trascenderla.

Cuando aprendemos a apreciarnos, buscamos nuestro bienestar y somos capaces de proporcionar bienestar a otras personas. Desde aquí, elegimos para relacionarnos personas que también se aman y establecemos relaciones saludables que nos permiten ser quienes somos y crecer y madurar de acuerdo con nuestro propio proceso, caminando a nuestro propio ritmo.

Cuando aprendemos a amarnos, perdemos el miedo a perder, entonces comienza nuestro crecimiento como personas autónomas:

Amarse es conocerse. No se puede amar lo que se desconoce. Poner conciencia en ese olvido que hemos hecho de nosotros es rescatarnos para la vida.

Amarse es escucharse. Atender y cuidar nuestras necesidades.

Amarse es abrirse. Liberar los condicionamientos que nos mantienen encerrados en nosotros mismos y atrapados en sentimientos caducos.

Amarse es atreverse a ser quienes somos despojándonos de las máscaras que nos hemos colocado para agradar a los demás y conseguir su amor.

Amarse es aceptarse con lo que nos gusta más, con lo que nos gusta menos, con todas nuestras capacidades y también con todas nuestras limitaciones.

Amarse es hacerse responsable de nuestra vida sin echar balones fuera.

Amarse es vivir presentes y conscientes de nosotros mismos.

Estamos en este mundo para ser nosotros, para crecer liberados de nuestros condicionamientos y encontrar nuestro propio sentido, para alcanzar la realización de todo nuestro potencial humano
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Así que sé como eres, déjate fluir para encontrarte con ese quien eres, ese ser auténtico y maravilloso que vive dentro de ti repleto de posibilidades de ser y que solo puede expandirse si lo acoges, lo aceptas y lo abrazas.

Olvídate de lo que crees que debes ser y solo sé tú mismo, arriésgate a sentir lo que sientes, acepta y agradece tu vida. Limpia tus ojos de ayer y estrena una mirada nueva, deja que resuene en tu interior con toda su fuerza: “Este soy yo y así está bien”.


Es en ese momento cuando uno comprende de verdad lo que significa quererse a uno mismo.

Comunicación Pos Moderna

Parece contradictorio decir que estamos entrado a una fase cultural irreflexiva, ya que nuestra época tiende a ser criticada por su ensimismamiento. No obstante, con frecuencia expresamos nuestro solipsismo de manera externa en vez de explorarlo internamente, con más énfasis en las imágenes que nunca antes. Cuando hay texto, los nuevos medios como Instagram por lo general dejan de lado el papel del lenguaje.

Las selfies son algo muy obvio en este caso particular, pero consideremos un tuit. Su brevedad tiene la longitud perfecta para un aforismo y poco más (a menos que alguien publique una secuencia).

Para cierto porcentaje de la población, los pensamientos que podrían haberse guardado en una época previa a los teléfonos inteligentes —dejando así que se marinaran y quizá se hicieran más profundos hasta que ya no pudieran formularse en menos de 140 caracteres— ahora se expresan en un foro público.

Además, internet suele recompensar la velocidad por encima de cualquier otra cosa, una cualidad que contradice al pensamiento deliberativo, además, nuestra hambre de velocidad va en aumento conforme mejoran las tasas de transferencia de información. En 2006, Forrester Research halló que los compradores en línea esperaban que las páginas web se cargaran en cuatro segundos. Tres años más tarde, el tiempo se redujo a dos segundos. Las páginas web más lentas hacían que muchos compradores buscaran en otra parte.

Para 2012, los ingenieros de Google habían descubierto que cuando los resultados tomaban más de dos quintas partes de segundo en aparecer, la gente buscaba menos, y retrasarse un cuarto de segundo en comparación con un sitio rival puede alejar a los usuarios.

“Eso apunta a que, conforme nuestras tecnologías incrementan la intensidad de la estimulación y el flujo de cosas nuevas, nos adaptamos a ese ritmo”, dijo Carr. “Nos hacemos menos pacientes. Cuando surgen momentos sin estimulación comenzamos a sentir pánico y no sabemos qué hacer con ellos, porque nos hemos entrenado para esperar esa estimulación: nuevas notificaciones, alertas, y similares”.

Esto a menudo se traduce en el discurso que define internet como una demanda de “momentos estimulantes”, inmediatos y superficiales, en vez de juicios sopesados con cuidado, ya sea sobre asuntos serios o triviales.

Carr también señaló los argumentos contrarios: formular pensamientos relativamente simples en internet puede producir otros más complejos mediante intercambios en tiempo real con la gente, y puede que las personas cuyo reflejo es publicar algo con prisa en vez de pensar en ello, tampoco habrían sido los pensadores más deliberativos en una época anterior a los teléfonos inteligentes.
Aun así, Carr considera que nuestro rumbo actual indica “la pérdida de la mente contemplativa”. 

“Hemos adoptado el ideal mental de Google, que consiste en tener una pregunta que se puede responder rápidamente: Preguntas finitas y bien definidas. Perdida en esa concepción está la idea de que también hay una manera abierta de pensar con la que no siempre estamos tratando de responder una pregunta. Estás intentando ir al lugar al que ese pensamiento te lleve. Como sociedad, estamos diciendo que la manera de pensar ya no es tan importante. Se ve como algo ineficiente”.


Carr observó que, durante décadas, la escultura de Rodin “El pensador” (1902) representaba la forma de contemplación más elevada: una figura con un físico imponente que mira hacia abajo abstraídamente, encorvado para bloquear las distracciones, congelado porque es una estatua, desde luego, pero también porque los pensadores serios necesitan tiempo y no se inquietan. 

Es difícil imaginar que una nueva versión posmoderna llamada “El tuiteador” sea tan inspiradora.

El Fruto De Nuestro Esfuerzo


Indudablemente, que tener su propio negocio, disponer de un salario proporcional al esfuerzo y trabajar de forma independiente, son de las mejores formas de ganarse la vida: El primero disfruta con lo suyo, el segundo sabe que a mayor esfuerzo, mayores beneficios, y el tercero dispone del tiempo a su comodidad.

Todos tienen ingresos de acuerdo a sus capacidades, y éste será mayor, cuanto mejor dominen sus respectivas áreas.

A todos debo decirles que gasten en proporción a lo que ganen. Cuando se tiene un buen ingreso se desperdicia más dinero de lo que uno puede imaginarse. Sin convertirse en avaros, deben controlar sus egresos, proporcionándose la comodidad adecuada, y ahorrando el excedente, pudiendo también invertir o reinvertir alguna parte del mismo.


Si tienen empleados, deben de acuerdo a lo que producen, corresponderles con justicia. "Trata a los demás, de acuerdo a como te gustaría lo hicieran contigo", es una herramienta que te conducirá a comprender el sentido de la palabra "Humanidad" “Cultiva las buenas acciones, y mantente en paz con tu conciencia” “Se justo y serás recompensado"

Templanza

El catálogo de las cuatro virtudes cardinales se cierra con la virtud de la templanza. 

También esta virtud supone la justicia y está informada por la prudencia, de modo que, cuando el hombre y la mujer tratan de vivir templadamente, si tal moderación conculca derechos de un tercero o no va dirigida por la prudencia, cabría hablar de rigidez moral o de conciencia estrecha, de desapego o de insensibilidad..., pero no de la virtud cristiana de la templanza. 

Ahora bien, la templanza no es la pura calma ni la simple pasividad, sino la armonía interior, fruto del esfuerzo por disponer rectamente el mundo pasional del hombre.

Es claro que la persona humana ha ser dueña y señora de todas sus potencias y de todos sus apetitos.

Ciertamente, la fortaleza trata de ofrecerle el vigor para que actúe incluso hasta el heroísmo en las dificultades más graves por las que atraviesa; pero la vulnerabilidad del hombre es tal, que a veces no le es fácil superar ciertas circunstancias que conlleva el vivir, pues las pasiones humanas y las tentaciones de los "tres enemigos" son tantas y tan fuertes, que se expone al peligro de sucumbir.


Para evitar tales trances, es deseable precaverse con anterioridad a que esas situaciones hagan acto de presencia. Es aquí donde entra en juego la virtud de la templanza, la cual procura un uso razonable y medido de las cosas y de los placeres para evitar que las pasiones le dominen. De este modo, la fortaleza puede superar más fácilmente las situaciones desesperadas. 

Se trata, pues, no sólo de ser prudentes, justos y fuertes en la existencia personal y en la convivencia social, sino también y sobre todo de tener dominio de la propia concupiscencia, de hacer un uso medido y austero de lo bienes y goces que ofrece la vida y orientar tales tendencias hacia el bien integral de la persona, poniendo orden en su interior.

martes, 9 de abril de 2019

Entre El Coraje Y La Audacia

El primer punto para despertar el coraje es tener auto-responsabilidad, esto es, construir una estructura interna equilibrada y al mismo tiempo audaz, para ser capaz de ultrapasar los límites que nos auto-imponemos. 

Tener coraje no es ser imprudente. Actuar sin considerar los límites de una situación es imprudencia. 

El coraje es construido de acuerdo con las demandas de la situación y debe basarse en la intención de cultivar el auto-conocimiento. La persona audaz sabe discernir entre el momento de actuar, y el momento de esperar y hasta el momento de escapar. Ser imprudente es “ir a la lucha” con los ojos cerrados. Ser audaz es tener fuerza interior para mantener los ojos abiertos sin cobardía delante del conflicto y observar los límites de la situación. 


Chögyam Trungpa aclara en su libro Shambala: “El camino de la cobardía consiste en imbuirnos en una cápsula, dentro de la cual perpetuamos nuestros procesos habituales. Reproduciendo constantemente nuestros padrones básicos de conducta y pensamiento, jamás nos sentimos obligados a dar un salto al aire libre o en dirección a un nuevo campo”. 

La medicina budista tibetana dice que toda enfermedad es una bendición, porque ella nos muestra rápidamente donde precisamos cambiar. Podemos resistirnos a los cambios, pero es alto el precio de quedarnos atados a lo viejo conocido. 

“La vida nos presenta problemas que no pueden ser resueltos con viejas fórmulas. Esos problemas son los que exigen un cambio en nuestra vida. Tenemos conciencia de eso, pero no queremos aceptar. Forzamos una solución antigua para un problema nuevo, fingiendo que, aunque no sea muy adecuada, es casi aceptable. Es claro que ella no es adecuada. Sólo estamos poniendo en práctica el principio del avestruz, de esconder la cabeza en la arena y esperar que el problema se resuelva. Si, por miedo o radicalismo, damos continuidad a ese comportamiento por mucho tiempo, comenzamos a ser la causa real de nuestro propio sufrimiento”, escribe Robin Robertson, en Su Sombra.

La vida esta a favor de los cambios, pues, solamente lidiando con el flujo natural de la impermanencia es que podemos perfeccionar nuestro mundo, tanto el interior como el exterior. La cuestión es comprender lo que precisa cambiar. Inicialmente aplicar un nuevo padrón es un desafío, por eso tenemos que evocar en nosotros el arquetipo del guerrero: la fuerza interior que nos ayuda a encontrar y definir nuestras fronteras y defenderlas cuando fuera preciso. Como escribe Carol Pearson en "El Despertar del Héroe Interior" (O Despertar do Herói Interior): “En cuanto no establecemos limites claramente definidos, creeremos, correctamente o no, que estamos siendo mantenidos prisioneros por alguien o por alguna cosa. Cuando las personas están comenzando a afirmar sus propias identidades en el mundo, ellas frecuentemente pueden pensar que, si hicieran eso, todos los atacarán o los abandonarán”. Es bueno recordar que aquellos que constantemente están atacando a los otros no están evocando el arquetipo del Guerrero, y si están siendo poseídos por él!

El secreto para abandonar un viejo hábito pode estar en reconocer que él se convirtió simplemente en un “peso extra”. Oí hablar que cierta vez, Teresa d’Ávila respondió a una discípula que se quejaba diciendo que era incapaz y dudando de su propio valor: “No aumente más nada, usted ya es bastante estúpida así como es!”. Por lo tanto, la próxima vez que nos encontremos diciendo: “Yo no valgo nada, no sirvo para nada, no tengo capacidad”, podremos reconocer estos pensamientos como algo extra, y nos decidimos a abandonarlos. 

Cuando usamos una justa medida, ni más ni menos, estamos convirtiéndonos en personas auténticas: una condición natural que surge a tornarse un corajudo guerrero por la paz. 

Sensatez


La sensatez, tiene que ver con la prudencia para planear las cosas, tratar a otros y pensar en el porvenir.

La sensatez, es el valor que nos permite mantener la cordura con los demás, el buen juicio y la discreción para con los demás.

El valor de la sensatez nos da principios básicos de educación para comunicarnos con las demás personas.


Ser sensato es ser objetivo, es ser consciente de las cosas, ser racional para analizar lo que pasa en su vida y para conocer las consecuencias de una acción.

Cuando La Mente Se Aturde


Actualmente el conocimiento se da de un modo más asequible, aunque asistimos a una forma de enseñar bastante mecánica. Estamos inmersos en un mundo racionalista que promueve una actitud intelectual ante la vida. Se dan más datos pero no siempre se enseña a discernir. La enseñanza de las leyes básicas de la vida no suelen pertenecer a ninguna de las materias de estudio, y apenas la enseñanza de la filosofía aún conserva una leve pátina de su antiguo esplendor, aunque también se encuentra algo mecanizada y desgajada de la búsqueda total, incluso ética y espiritual que algún día fue. 

El desarrollo de la mente se ha confundido con el desarrollo de la “capacidad mental”. El tener agilidad mental nos hace más listos pero a veces ello no tiene relación con cualidades más altas, como el discernimiento. Por ello la agudeza mental es utilizada hoy en día tanto para asaltar un banco, para defraudar al fisco, para pasar por bueno siendo torcido, como para desarrollar las grandes obras de la humanidad. Siempre hubo de todo, pero ayudar al desarrollo mental de una persona no es tan solo darle la capacidad mecánica de lograr algo sino además el correcto encauce de esa fuerza. Del mismo modo que aprender ciertas reglas matemáticas no siempre lleva al estudiante a entender la armonía y belleza del universo, así discernir es una cualidad más elevada que una mera capacidad mecánica, y es el aprendizaje para tomar el camino más correcto posible en la vida, entendiendo por tal el que menos dañe, el que nos haga más plenos y felices, y nos lleve a las mayores cotas de evolución posibles. 


 Por ello, aunque se considera también al cerebro como igual al concepto de mente, hay que distinguir entre el órgano físico, que es asiento o receptor de la mente, y la mente, pues no son lo mismo. 
Se puede comprobar que un síntoma que refleja la existencia de una gran sensibilidad en una persona es poseer una piel delicada y suave. Ello no implica, utilizando éste argumento a la inversa, que podamos afirmar que la forma y aspectos físicos definen la capacidad espiritual de una persona. Pero del mismo modo que el cuerpo algunas veces refleja la calidad del espíritu del ser superior que lo habita, sin por ello ser lo mismo, el cerebro no es tampoco lo mismo que la mente. 

Según las concepciones tradicionales el cerebro es la estación receptora de unas ondas que provienen de la mente, las cuales se hallan como una atmósfera rodeándonos, del mismo modo que ocurre con un aparato receptor de las ondas de radio. Así, los mensajes emitidos por la mente son independientes del receptor físico que conecta con una idea. Estas ideas, que parecen flotar en el ambiente de un momento y una época, si no son alimentadas y reforzadas se desvanecen, y en cambio cuando son repetidas y reforzadas por varias personas parecen tomar fuerza y consistencia, como si se asentaran con una forma y fuerza propia, de tal modo que perviven más allá de las personas que las concibieron en un principio. Las ideas, que parecen entidades que flotaran en la atmósfera mental, son algunas veces “sintonizados” por alguien y otras no, y así, una misma idea puede ser concebida por varias personas al unísono. Según la concepción tradicional el mundo mental es un mundo organizado, compuesto de átomos mentales, de ahí que se considere que un pensamiento toma “forma y consistencia” en la medida que se le añade energía mental al mismo,  

¿Cuántas veces hemos pensado en una persona largo tiempo ausente y al día siguiente la encontramos de nuevo?, ¿Cuántas veces recordamos a una persona que vive a cientos de kilómetros, y a las horas nos llama por teléfono? ¿Cómo supo que la llamábamos mentalmente? ¿Cuántas veces dichos efectos son casi instantáneos? En otros casos, hemos ido a hablar con una persona sin saber que tal vez nos llevó allí la necesidad de encontrar un libro que surgió en el transcurso de aquella conversación y que al fin nos cambió la vida. ¿Casualidad?, ¿destino?, ¿rutas de pensamiento prefijadas ó transmisiones de ideas que cambian según sean nuestros impulsos mentales que son irradiados al ambiente? ¿Existe un mundo casual o un hilo conductor que traza el camino invisible que nos espera y reclama, como una invitación a hallarnos a nosotros mismos? 

No Esperar Tiempos Mejores


Es común tener la costumbre de esperar por algo que nos va a hacer la vida más bonita, más feliz, más divertida… más algo que consideramos no tener en el presente y así podemos ir día a día, esperando un mejor tiempo, que nos dé aquello que creemos necesitar para sentir algún tipo de realización.

Si nos cuesta un poco dejar de anhelar aquello que se distancia de nosotros, podemos utilizar algunos de estos tips, que no son más que herramientas para traernos al presente y entender que todo ocurre en el ahora, que todo lo demás solo está en nuestra mente.

Respirar de manera consciente, prestarle atención a la respiración durante algunos minutos, inhalando y exhalando sin fijar un ritmo determinado, sino limitándonos a observar esa respiración nos conecta con el aquí y el ahora.

Hacer actividades en donde podamos expresar nuestra creatividad, procurando concentrar nuestra atención en lo que hacemos. Dibujar, esculpir, decorar, reorganizar, son algunas de las actividades en donde podemos concentrar nuestra mente en una creación en tiempo presente.

Describir elementos, observar a nuestro alrededor y seleccionar al menos cinco cosas que estén dentro del campo visual cercano, describirlas mentalmente sin colocarles etiquetas asociadas a bueno o malo, esto es una sencilla técnica para concentrar nuestros pensamientos y evitar el viaje en el tiempo que normalmente realizan.

Agradecer las bendiciones que tenemos, el dar gracias nos hace conscientes al menos por un momento de lo bueno que ocurre, que no debemos pasar por alto.
Perdonar pronto, el perdón abre las puertas a nuevos caminos, o bien, nos quita esa mochila gigante que no nos permite pasar por una puerta, nos ancla al pasado y sabotea nuestro presente.

Expresar sentimientos, no te guardes emociones o sentimientos, a menos que exista un argumento diferente al miedo. Si amas, si estás enojado, si te sientes triste, dilo, eso te liberará y dará espacio para acciones asociadas, que nos mejoran la condición del alma.

Compartir con seres queridos, esas personas que forman parte de tu vida, están tan sedientos de ti, como tú de ellos, aunque quizás lo hayas olvidado. Compartir ahora con ellos nos recarga de energías, nos hace sentirnos parte de algo, nos da fuerzas y nos ayuda a continuar con mayor propósito.

No postergar, si puedes hacer algo ahora, no lo dejes de hacer. Aprovecha la oportunidad de disponer del tiempo y ponle corazón a todo lo que hagas.

Estos tips y su aplicación te ayudarán a vivir la vida en el único momento en la cual realmente la tienes. Una vez que vives en el presente y éste no se te escapa, dejas de esperar tiempos mejores, no importa si en este momento no tienes lo que quieres, no estás con quien te gustaría, no has llegado a ese sitio que anhelas, si aprendes a vivir en el presente, entenderás que el camino es lo importante, 
que no es alcanzar la meta lo que realmente importa, sino lo que viviste para llegar allí.


Solo tú decides qué haces con tu vida o la disfrutas o la padeces. Estar siempre esperando otro tiempo pensando que en él seremos felices es una de las formas más comunes de padecer la vida. Tienes todo, no necesitas de nada, ni de nadie para ser feliz, para darle sentido a cada instante. La vida es ahora.

Preferencia


Preferencia, un término que procede del latín praeferens, permite señalar a la ventaja o primacía que algo o alguien tiene sobre otra cosa o persona. Dicha preferencia puede surgir por distintos motivos, como el valor, el merecimiento o los intereses personales.

Por ejemplo: “Este autor no es de mi preferencia, aunque reconozco que sabe cómo generar intriga en sus relatos”, “El tango está entre mis preferencias musicales”, “El entrenador tiene preferencia por González, aunque también avalaría la contratación de Ramírez”.

En las ciencias sociales, la preferencia es una elección (real o imaginaria) entre diversas alternativas y la forma de ordenarlas. Aquello que se prefiere suele actuar como motivación o impulso para el desarrollo de acciones. Se considera normal que las personas prefieran disfrutar a sufrir y que, por lo tanto, desarrollen un comportamiento que, en su opinión, les proporcione tantas alegrías y tanto placer como sea posible en su vida diaria y a largo plazo.

Dentro de las preferencias a nivel personal se encuentran ciertas comidas, determinados géneros musicales, tipos de gente con la cual relacionarse y costumbres particulares; la combinación de todos estos rasgos hace de cada individuo un ser único e irrepetible, que transita su propio sendero, el cual construye día a día desde su nacimiento hasta su fallecimiento. Sin embargo, no puede afirmarse que dichas preferencias surjan espontáneamente en todos los casos.

Es sabido que los seres humanos que vivimos en sociedad formamos parte de uno o más sistemas que fueron desarrollados antes de nuestra llegada al mundo; se trata de complejas organizaciones, por lo general difíciles de percibir a simple vista, que coordinan nuestra existencia, nos impulsan a sentir atracción por ciertas actividades, nos moldean para que no entorpezcamos sus planes.

Cuando nacemos, inevitablemente nos sometemos a las ideas, a los gustos, a las frustraciones y a las ilusiones de una o más personas; necesitamos asistencia constante y cuidados varios durante muchos años, antes de poder valernos por nosotros mismos. Durante esa larga etapa, aprendemos a relacionarnos con nuestro entorno, distinguiendo poco a poco lo bueno de lo malo, lo agradable de lo desagradable, y lo hacemos partiendo de la base que nos imponen.

Es probable que una persona nacida en el seno de una familia de granjeros vea la explotación animal como una cuestión normal y necesaria para subsistir y alimentarse; del mismo modo, quienes se crían entre vegetarianos estrictos, no sienten nunca atracción hacia los productos de origen animal, ya que consideran que ningún ser debería pasar por las torturas asociadas a los mataderos. Dos puntos de vista, dos preferencias, dos ideologías prácticamente opuestas, que surgen de las posibilidades del entorno; ¿qué pasaría si un individuo carnívoro intercambiara su pasado con el de un vegano?

Nos gusta pensar que decidimos por nosotros mismos, que encontramos espontáneamente nuestro camino; pero resulta difícil negar que las preferencias son decisiones potencialmente temporales, que se sostienen mientras no aparezca una opción nueva, más tentadora o sensata que las existentes hasta el momento.

Para la economía, la preferencia de un consumidor determina su consumo. Las preferencias generales de la sociedad, por lo tanto, son decisivas para el éxito de un comercio y, en general, para la estructura del mercado.


Existen diversos factores que inciden en la preferencia de un consumidor. Uno de ellos es el precio; en este caso, la brújula de los compradores suele apuntar hacia los productos más accesibles a nivel monetario. Otros factores muy importantes son la calidad, la durabilidad y el valor de marca (aquello que una persona siente que compra al llevarse un producto; puede asociarse a un determinado estatus al que el consumidor pretende acceder). 

Las empresas más exitosas son aquellas que logran interpretar las preferencias del mercado y que pueden adecuar su oferta de acuerdo a las mismas.

lunes, 8 de abril de 2019

Individualidad Humana

Albert Einstein dijo que, si juzgáramos a un pez por su habilidad de escalar un árbol, viviría su vida entera creyendo ser estúpido.

Remo H. Largo lleva más de cuarenta años estudiando el desarrollo humano y hoy más que nunca sigue constatando el enorme desafío que implica llevar una vida en armonía con las características particulares de cada persona desde el nacimiento hasta la vejez.

Para el pediatra suizo, las capacidades humanas se van configurando a lo largo del tiempo de manera completamente diferente según las necesidades de cada individuo, determinando en gran medida la manera en que se va a vivir y el sentido que cada persona otorgará a su vida.

Pero en las sociedades modernas dominadas por la economía y la optimización, predomina la insensata idea de que todos somos iguales y podemos lograr los mismos objetivos, frustrando el desarrollo individual a expensas de expectativas ajenas.


Así pues, partiendo de las singularidades de cada individuo Remo H. Largo aboga en esta fascinante investigación por asumir y comprender nuestra diversidad no solo como el fundamento de la evolución misma, sino también como la propia base de nuestra existencia.'

El Aporte De Spinoza

Filosofía
El Aporte De Spinoza

Durante este período escribió un Breve tratado acerca de Dios, el hombre y su felicidad, y parece que también la obra De la reforma del entendimiento y un polémico Tratado teológico-político, aunque se publicarían más tarde. 

En 1673 renunció a una cátedra en Heidelberg para mantener su independencia intelectual. En 1675 terminó su obra más importante, la Ética demostrada segúnel orden geométrico, iniciado catorce años antes y que no se publicaría hasta su muerte, en 1677. También por esta época emprendió la redacción del Tratado político, que quedó inconcluso.

La filosofía de Baruch Spinoza parte de la identificación de Dios con la naturaleza (Deus sive natura), y representa el mayor exponente moderno del panteísmo. Llevó al extremo los principios del racionalismo, y dedujo toda su filosofía de la definición de sustancia como «aquello que es en sí mismo y se concibe por sí mismo», por lo que sólo podía existir una sustancia, la divina.

La mente humana conoce sólo dos «atributos» o formas de aparecer de Dios, el pensamiento y la extensión, aunque sus atributos deben ser infinitos. Los individuos son a su vez modos, 
determinaciones concretas, de los atributos. Este monismo radical resuelve el problema cartesiano de la relación entre pensamiento y extensión, pues son sólo formas de presentarse la sustancia divina, así como el conflicto entre libertad y necesidad, que se identifican desde el punto de vista de Dios, pues es libre como natura naturans (en cuanto causa) y determinado en cuanto natura naturata (en cuanto efecto). Desde el punto de vista del hombre, la libertad individual es una ilusión.

Spinoza destacó tres géneros de conocimiento humano: en el primero, el hombre es esclavo de las pasiones y sólo percibe los efectos o signos e ignora las causas; en el segundo, la razón elabora ideas generales o nociones comunes que permiten a la conciencia acercarse al conocimiento de las causas, y aprende a controlar las pasiones; en el tercer género, el hombre accede a una intuición totalmente desinteresada, pues conoce desde el punto de vista de Dios (sub specie aeternitatis), ajeno a sí mismo como individuo y por tanto sin que le perturben las pasiones individuales. En esta contemplación se identifican lo singular y lo eterno, y se percibe la presencia de todo en todo, intuición en la que se cifra la única felicidad posible.


En el terreno político, Spinoza rechazó el concepto de moral, por considerar que implicaba una desvalorización de lo real en nombre de un ideal trascendente. Todos los seres se guían por el principio de autoconservación, sobre el cual se edifica el Estado como limitación consensual de los derechos individuales. Sin embargo, lo que el individuo busca en el Estado es la conservación propia, por lo que puede revolverse contra él en caso de que no cumpla esta función («Dios crea individuos, no naciones»).

Teoría De La Convergencia

Filosofía
Teoría De La Convergencia
 (lat. convergo: me acerco, coincido.) Una de las principales concepciones de la ideología burguesa moderna, según la cual las diferencias económicas, políticas e ideológicas entre los sistemas mundiales capitalista y socialista supuestamente se van borrando de modo gradual y en perspectiva tienden a la fusión completa. 

Los autores de la teoría de la convergencia
 (J. Galbraith, P. Sorokin, J. Tinbergen, R. Aron y otros) exponían en distintas variantes la idea de que en el capitalismo moderno se refuerzan los principios socialistas, mientras que en los países socialistas, los principios burgueses.

En el fondo, se tenía en cuenta la síntesis de los dos sistemas mundiales sobre una base capitalista. En los años 50-60, la teoría de la convergencia se difundió ampliamente en Occidente entre los distintos sectores de la intelectualidad: desde los conservadores hasta los progresistas.

Desde fines de los años 60, bajo la influencia de los acontecimientos reales en el ámbito mundial, la popularidad de esta teoría ha disminuido considerablemente, pero hasta la fecha la teoría de la convergencia sigue desempeñando cierto papel en la lucha ideológica.


En la teoría del comunismo científico, que pone de manifiesto la esencia de los procesos actuales de internacionalización de la vida social, se ofrece una crítica multilateral de la teoría de la convergencia.

Apariencia

Esta es una linda época, maravillosa y con muchos matices, colores, sabores y olores que para la mayoría representan siempre reencuentro, alegría y amistad. Para muchos representa un momento que quisieran pasar rápido, por los recuerdos y la nostalgia que les domina.

Pero también es un tiempo para hacer algunos descubrimientos, o recordatorios, que nos pueden ayudar no solo en las fechas especiales sino durante la vida entera. Por ejemplo, vivir de las aparienciasEsto significa, por ejemplo, que gastamos más de lo que podemos y tenemos porque tenemos que aparentar éxito en la vida y prosperidad personal. Por eso, se invita, se regala, se gasta de manera irresponsable, porque las consecuencias después siempre son desastrosas.

Pero vivir de las apariencias no tiene que ver solo con los aspectos económicos o materiales. También tiene que ver con actitudes, gestos, virtudes y otras cositas también muy humanas. “Las apariencias engañan”, dice el refrán, pero ¿a quién engañan? ¿A quién aparenta o a quienes lo ven? Pues diría que a ambos. 

Porque quienes son observadores, solo presencian lo superficial, lo que se deja ver, lo que muestra el aparentador. Y así nos vamos con la finta de discursos, de promesas, de soluciones mágicas, de capacidades no demostradas -pero sí aparentadas-, y peor todavía, de falsas buenas intenciones.

¡Cuánto dolor, sufrimiento y daño ha sido causado por creer fácilmente en las apariencias!

Pero también la persona que aparenta termina cayendo en su propio engaño. O se cree ciegamente las cosas que dice ser y tener, o se cree que realmente así es. Y termina en una carretera loca por la que se fuerza a transitar, aunque no tenga ni los recursos, ni las capacidades, ni la energía ni las visiones. Eso se convierte en una locura de la que difícilmente puede salir, o de la que sale desesperado, pero con sensaciones terribles y dolorosas.

Vivir de las apariencias constituye un autoengaño colectivo. Este se alimenta de tanta publicidad que nos marca la pauta de valores en los que hay que creer y por los que hay que vivir. Por supuesto, también las iglesias, las familias y la educación formal son factores que alientan esas apariencias. O por lo menos, no las critican o enfrentan lo suficiente como para ser transformadas. 

En nuestra sociedad hay muchas apariencias que están incorporadas en nuestro imaginario colectivo. Entre las más conocidas, está la del político bien intencionado, que todo lo hace “por Guatemala”, y que cuando está en problemas o serias dificultades, atribuye todo al “acoso o persecución política”. 

¿Cuántos políticos intrascendentes e inocuos han esgrimido la persecución política cuando enfrentan la justicia? Antes de eso, sin embargo, siempre nos han planteado la apariencia de “políticos nuevos, bien intencionados, comprometidos con su país, interesados en la gente”.


Pero también están los que aparentan ser designados por Dios para construir el mundo. Y en esas apariencias se agencian de poder económico, político y social que lo invierten en sus propios intereses. ¡Cuántos falsos profetas -pero ricos empresarios de la fe- existen en nuestro país! Por supuesto, también las apariencias tienen lugar en personas con perfiles menos públicos. Todos y todas, de una u otra manera, tendemos a aparentar en niveles y aspectos variados. 

Se trata, entonces, de descubrir nuestros autoengaños (como los ajenos) para vivir una vida más plena, más real, más natural. Menos llena de equipajes innecesarios.

El Saber Intuitivo

En un memorando escrito en 1965, el filósofo Hubert Dreyfus aseguró que los humanos siempre ganarían a las computadoras al ajedrez porque las máquinas carecen de intuición.

Ya entonces el científico cognitivo, filósofo y escritor estadounidense Daniel Dannett se mostró en desacuerdo.

Unos años después, Dreyfus se encontró en situación de jaque mate contra una computadora.
Y en mayo de 1997, la computadora de IBM Deep Blue venció al campeón mundial de ajedrez Garry Kasparov.

6 famosos experimentos mentales que cambiaron la manera en la que vemos el mundo
Muchos, decepcionados con este resultado, aseguraron entonces que una partida de ajedrez es un juego aburridamente lógico. Las computadoras no necesitan la intuición para ganar.

Daniel Dennet siempre ha creído que nuestras mentes son máquinas formadas por miles de millones de "robots" minúsculos: nuestras neuronas o células cerebrales.

Para él, la pregunta importante no es si las computadoras pueden ser humanas, sino si los humanos somos realmente tan inteligentes.

¿Es la mente humana realmente tan especial?

En una entrevista con el programa de Radio 4 de la BBC "The Life Scientific" Dennet, codirector del Centro de Estudios Cognitivos y profesor de la Universidad de Tufts, en Estados Unidos, afirma que no hay nada especial en la intuición.


"La intuición es simplemente saber algo sin saber cómo llegaste hasta ahí".