La palabra imperioso, procede del latín
“imperiōsus” con el significado de mandato imperativo, a su vez derivado del latín “imperare” = mandar.
Algo imperioso es lo que resulta ineludible, urgente, que no puede soslayarse o dejarse de lado, pues
de todos modos ocurrirá o de no hacerlo o no acontecer, las consecuencias
serían muy graves.
Por ejemplo: “Es imperioso que le pongas límites a
tu hijo, está convirtiéndose en un joven muy atrevido”, “La muerte ocurrirá
imperiosamente aunque tratemos de evitarla”, “El tono imperioso de su voz, no
dejaba dudas de que lo suyo era una exigencia y no un pedido”, “Es imperioso
operarlo ya, dilatar la intervención podría resultar fatal” o “Es imperioso que
me escuches, intento evitarte un grave riesgo contándote lo que sé sobre tu
supuesto amigo”.
En algunos casos
los seres humanos intentan que sus peticiones resulten imperiosas, pues son
personas autoritarias, manipuladoras y despóticas, queriendo que los demás
estén a su merced cuando en realidad sus necesidades no son urgentes:
“Mi vecino me
llamó imperiosamente pero no acudí enseguida pues sabía que su condición no era
grave” o “El gobierno aumentó los impuestos y bajó los salarios argumentando
que eran medidas imperiosas, cuando en realidad había otras salidas posibles a
la crisis; lo hicieron por puro autoritarismo”.
En otros casos lo imperioso resulta también ser subjetivo, no por autoritarismo, sino porque las necesidades no son las mismas para todos, por ejemplo: “Para mi madre es imperioso que yo estudie en la universidad, pero para a mí me resulta más gratificante buscar un empleo como dependiente” o “Para mi esposa es imperioso tener hijos, y para mí lo es no asumir tanta responsabilidad, al menos por el momento”
En otros casos lo imperioso resulta también ser subjetivo, no por autoritarismo, sino porque las necesidades no son las mismas para todos, por ejemplo: “Para mi madre es imperioso que yo estudie en la universidad, pero para a mí me resulta más gratificante buscar un empleo como dependiente” o “Para mi esposa es imperioso tener hijos, y para mí lo es no asumir tanta responsabilidad, al menos por el momento”
Se habla de imperativo de tipo moral, en cambio, para hacer
referencia a la obligación que uno se auto impone en temas
éticos. Para la ética kantiana, el imperativo categórico constituye
el mandamiento autónomo y autosuficiente que regula el comportamiento de las personas en sus diversas manifestaciones.
En concreto de este
citado imperativo categórico, su creador estableció que se sustentaba en tres
principios básicos y fundamentales siendo el primero de ellos el que
determinaba que un una persona debía obrar humanamente tanto para sí misma como
para el resto y siempre teniendo un claro fin con ello.
El segundo pilar de
aquel imperativo es el que dejaba patente que, de igual manera, aquella debía
obrar intentando o deseando que su acción llegara a alcanzar cotas de máxima
universal.
Y la tercera y última “ley” de esta teoría de Kant era que ese
individuo debía considerarse como un legislador en ese mundo de los fines
universales a la hora de llevar a cabo sus distintas acciones.
De la misma forma
tampoco podemos pasar por alto el término imperativo legal. Con él se viene a
definir que una acción concreta es una obligación que no sólo está registrada
como tal de manera legal sino que también es vinculante desde un punto de vista
jurídico.