viernes, 3 de marzo de 2017

Inconstante

Inconstante
adjetivo

[persona] Que carece de voluntad firme y continuada en la determinación de hacer una cosa o en el modo de realizarla.

Cuando por distintas circunstancias nos damos de frente con lo que bien podríamos llamar “el núcleo duro” de las previsibles dificultades que todo nuevo emprendimiento conlleva nos damos cuenta de que “las cosas no resultan tan fáciles como aparentan” es entonces que corremos el serio riesgo de caer en las garras de la desmotivación y de buscar “otras alternativas” que mitiguen o disimulen las dificultades encontradas.

Mucho se habla de la gente que es inconstante pero en realidad no se profundiza mucho en el tema de la inconstancia. La gran mayoría del pueblo lucha contra este sentimiento que definitivamente no es solo de reprender, porque no es un espíritu sino que es una debilidad del carácter que se desarrolla o se deja de desarrollar, y que afecta a todo nuestro ser y trae perdidas y consecuencias graves

Según la definición del diccionario de la real academia española: Inconstancia. (Del lat. inconstantĭa). Falta de estabilidad y permanencia de algo. Facilidad y ligereza excesivas para cambiar de opinión, de pensamiento, de amigos, etc.

La gente inconstante es la que siempre está comenzando a hacer cosas, tiene buenas intenciones pero que nunca logra terminar nada, y solo se queda con los buenos deseos. Comienza el año, o el día, diciendo, yo voy a orar disciplinadamente todos los días, voy a asistir cumplidamente a mi iglesia, voy a comenzar a ir al gimnasio, voy a empezar una dieta, etc., pero solo se quedan con el inicio, y la intención, porque nunca logran llevar a cabo toda la obra.
La persona inconstante no es fiel. Es inmadura y es muy difícil que gente así logre comprometerse con su prójimo, porque ni siquiera está comprometida con sigo misma.
La inconstancia nos hace permanecer abajo, no nos deja avanzar. Alguien de doble animo es el que hoy piensa una cosa y mañana otra. Son aquellos que fluctúan entre dos modos contradictorios de comportamiento  Son como niños, por eso, decimos que la inconstancia es un signo de inmadurez.
¿Se considera una persona inconstante? Si su respuesta es sí, es momento de tener un cambio de actitud y de terminar lo que inició, o lo que dejó a mitad de camino y se sentirá bien al final. (Autor desconocido-
La noción de pulido puede emplearse en sentido físico o simbólico. Si una persona desea pulir una tabla para utilizarla como escritorio, se encargará de frotarla con algún tipo de instrumento para eliminar irregularidades y dejar lisa la superficie. El pulido, en este caso, es una acción concreta con consecuencias materiales.


Hugo W Arostegui

jueves, 2 de marzo de 2017

Intrepidos

Intrépido, Intrépida
adjetivo

[persona] Que hace frente sin temor a las situaciones de peligro.

La palabra intrépido es un término que en nuestro idioma se puede usar para referir a aquel individuo que no presenta temor ante los peligros que se le puedan presentar de pronto en la vida; y por otra parte, también es posible usar la palabra cuando se quiere expresar que alguien es osado a la hora de actuar, de comportarse, o en lo que atañe a la realización de alguna actividad especial, deporte, entre otros.

La persona intrépida dispone de un notable coraje, valor y fuerza de voluntad que es lo que le facilitará someterse a los más difíciles entornos y situaciones sin temor a fracasar en ese intento. Como generalmente los obstáculos provocan en las personas miedo, la disposición de coraje es lo que le permite a una persona neutralizar el temor y seguir adelante en la acción propuesta.

Ahora bien, cabe destacarse que intrépido no es una palabra que esté muy extendida en nuestro idioma para justamente expresar las cuestiones indicadas. La realidad es que para expresar tal situación solemos usar un término mucho más popular y extendido, como ser el de valiente y que es el sinónimo más reconocido de la palabra que nos ocupa.

El concepto de valiente es el que habitualmente usamos cuando queremos expresar que un individuo sobresalepor su arrojo y que por tanto no demuestra miedo a la hora de actuar o ante aquello que está por venir y tendrá que enfrentar. Para el valiente es algo natural invertir esfuerzos para conseguir cosas para sí mismo o para el entorno que lo rodea.

Entonces, intrépido, así como su sinónimo más popular, valiente, pueden ser usados para dar cuenta de aquellas acciones que implican un importante valor y osadía. Arrojarse al mar para salvarle la vida a una persona que se está ahogando es de intrépido, de valiente. Entrar a una casa que se está incendiando para salvar a un anciano, asimismo, es ser intrépido.

El concepto opuesto al de intrépido es prudente, ya que refiere a aquella persona que se caracteriza por actuar con cautela y moderadamente.

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El Ser Imparcial

El Ser Imparcial

Como imparcial denominamos algo o alguien que no es parcial, que no se inclina o favorece ninguna postura o idea.

La palabra se forma con el sufijo in- y el adjetivo parcial.

Una persona imparcial, por ejemplo, es aquella que juzga o procede con imparcialidad, sin ser tendenciosa o subjetiva, sino que se muestra neutral y ecuánime. Por ejemplo: “Necesitamos un árbitro imparcial para zanjar esta cuestión”.


Ser imparcial significa no ser partidario de ningún bando o parcialidad, y, en consecuencia, mantenerse en una posición objetiva en relación con las facciones enfrentadas. Por ejemplo: “Quería que la institución fuera dirigida por una persona imparcial”.

Imparcial es un término que se aplica sobre todo en el ámbito de  la aplicación de justicia para referirse al ideal de que el sistema judicial debe ser proceder bajo un criterio imparcial, es decir, sin sesgos, prejuicios o tratos diferenciados de ningún tipo hacia ninguna persona. Lo mismo aplica tanto para el juez como para sus juicios, por medio de los cuales se decide el futuro de los procesos.

Asimismo, el término es aplicable al ámbito del periodismo en referencia al principio según el cual toda información transmitida al público debe ser veraz e imparcial. Por ejemplo: “Me gusta este noticiero porque es imparcial”.

Sinónimos de imparcial son neutral, ecuánime, objetivo, sensato, justo, ponderado o neutral. Su antónimo es parcial.

Imparcialidad:

Aplicar la justicia, la rectitud y la equidad en todos las facetas de nuestra vida.

No hacer ninguna distinción de nacionalidad, raza, condición social ni credo político.
La imparcialidad en su más auténtica acepción impone que se prescinda de las distinciones subjetivas.

Aunque la necesidad de “conservar la confianza de todos” es atributo de la neutralidad, ese imperativo se aplica también al principio de la imparcialidad. Sólo una acción imparcial puede proyectar la imagen de uno mismo en la que pueden confiar las personas que necesitan ayuda o protección.

La imparcialidad no significa el no ser parte. La imparcialidad es una especie determinada de motivación, consistente en que la declaración o intención se orienta en el deseo de decir la verdad, de discernir con exactitud, de resolver justamente una situación.

La imparcialidad consiste en poner entre paréntesis todas las consideraciones subjetivas que puedan vendarnos la capacidad de obrar adecuadamente.


Hugo W Arostegui

Soledad En La Muchedumbre


Hay tres características que definen a la soledad: constituye una experiencia subjetiva porque puede sentirse aun cuando se está en un grupo; es el resultado de una o varias relaciones sociales deficientes y resulta desagradable y produce angustia o depresión.

Salvo contadas excepciones, la soledad es algo que no se desea, así como la tristeza. No es lo mismo que el aislamiento social, ya que la persona no lo quiere de esa manera, sino que no se siente a gusto con los amigos o compañeros que tiene, ya que considera que son demasiado superficiales, vacíos o poco dignos de confianza.

 Entonces, la soledad tiene que ver con lo emocional y con lo social, al mismo tiempo. Pero también, dicen los expertos, con la incapacidad que tienen las personas a manifestar sus opiniones o sentimientos.

Si la habilidad de relacionarse es deficiente, entonces hay más posibilidades de quedarse solo, porque las relaciones son menos empáticas y entusiastas. Los que padecen neurosis no resultan muy amables o preciadas, rechazando todo tipo de amigos potenciales para protegerse a si mismos de un posible rechazo.

La definición más frecuente de soledad dice que se trata de la carencia de compañía y se la vincula con los estados de desamor, tristeza y negatividad. Pero, sin embargo, no tiene en cuenta los beneficios que puede acarrear una soledad ocasional y deseada. El típico “necesito estar solo” sirve para pensar, darnos cuenta de ciertas cosas, descansar, aclarar la mente, etc
.
Todo lo contrario ocurre cuando, por ejemplo, perdemos a un ser querido. Ese individuo desaparece de nuestra vida y en su lugar queda un gran vacío, que no siempre se puede llenar tan fácilmente. La tristeza, la desesperanza y otros sentimientos similares no tardan en aparecer. Nos vemos como perdidos, sin puntos de referencias para continuar. Eso es lo que se denomina entonces “soledad no deseada” que trae mucho dolor y es una de las más complicadas de tratar.

Como seres sociales que somos, precisamos de los demás para poder sentirnos bien

Esto no quiere decir que sólo se trata de cubrir nuestras necesidades, sino que también ayuda a aumentar el desarrollo del otro, afianzar el autoestima, mejorar los modales y la empatía, etc.

La pérdida de alguien (y por consiguiente la soledad) es irreemplazable, pero no irreparable.
Ese agujero o hueco queda allí hasta que nos permitamos llenarlo. ¿Cómo? Con confianza en nosotros mismos tendremos la fuerza suficiente como para establecer nuevas relaciones.

Esto no quiere decir que el proceso ocurra de un día para el otro, pero tarde o temprano habrá de ocurrir. Debemos lograr que la carencia de esa persona no pase a ser una falta “social” o “general” con todos los demás seres de esta tierra.

Sin dudas que se trata de una soledad dolorosa, pero tenemos la capacidad de convertirla en algo positivo si la interpretamos o la observamos como una oportunidad para aprender a vivir de una forma diferente.
Debemos interiorizar y controlar ese sentimiento tan profundo e irracional, aprendiendo a no tenerle miedo y a no pensar que se trata de una debilidad. Todo lo contrario, debe ser tomado como la posibilidad de que sea nuestra mayor fortaleza.

Una persona que padece de soledad social es la que casi no habla con nadie o sólo con algunos miembros de su familia. 

Es cada vez más frecuente en las ciudades, donde ni nos enteramos quiénes viven en la casa de al lado. Si a eso le sumamos que cada vez menos gente se reúne “cara a cara” y que los mensajes son por correo electrónico, móvil o redes sociales, la situación todavía empeora.

Las obligaciones diarias, las extensas jornadas laborales, el estrés y la crisis son también amigos de la soledad social que padecemos hoy en día. A su vez, las relaciones no son como antes, donde se podía confiar más en la gente, donde el otro no estaba preocupado en “salvarse” sin importar el resto. 

Estamos cambiando nuestra naturaleza y dejando de ser sociales para pasar a convertirnos en seres “tecnológicos” o máquinas.



Para Los Seres Humanos Nada Es Insuperable


Suelen presentarse casos en la vida diaria que bien pueden considerarse como “situaciones límite” aquellas que parecieran situarse muy lejos de las posibles soluciones y que por su importancia y trascendencia indicarían la imposibilidad de ser superadas.

Ahora, en términos de dificultades nada puede compararse con las que potencialmente deberemos enfrentar y superar, dificultades que parecieran “hechas a la medida” de nuestro potencial  cuya dimensión aumenta en proporción directa con las aspiraciones de quienes pretenden alcanzar sus elevadas metas.

Los seres humanos afrontamos nuevos retos de una forma constante a lo largo de nuestra vida. Metas personales que en ocasiones alcanzamos y en otras, se presentan como insuperables. El concepto insuperable es un adjetivo que remite precisamente a una distancia que marca una barrera para la persona. Por ejemplo, un jugador de tenis que juega un partido contra el número uno, descubre en la práctica que el rival es insuperable.

Del mismo modo, cuando una persona admira a un artista de un modo incondicional, siente que su talento es insuperable. Un deportista o un profesional de cualquier ámbito es insuperable cuando se le considera excelente en su ámbito e incomparable. Es decir, sobresale por encima de los demás gracias a sus logros y a sus méritos deportivos que respaldan este talento concreto.

También podemos situar momentos de nuestra vida en los que la felicidad que sentimos fue insuperable, instantes que dejan una huella en el corazón por la intensidad de aquel momento y por su significado. En el lado opuesto de este sentimiento, también es posible recordar desde la perspectiva presente, momentos de dolor insuperable vividos en el pasado.

El concepto de insuperable también puede marcar un matiz limitante cuando acompaña a conceptos como la ansiedad, una fobia o el miedo. Por ejemplo, un paciente que sufre por un temor irracional puede interiorizar la idea de que ese miedo es insuperable cuando a pesar del paso del tiempo sigue arrastrando este temor.

En este contexto, el concepto de insuperable está directamente vinculado con la superación personal ya que para afrontar aquello que parece difícil, es muy importante tener constancia, fuerza de voluntad e incluso, en algunos casos, es necesario pedir ayuda.

Superación personal


Por ejemplo, hacer un proceso de coaching, realizar una terapia psicológica, contar con el apoyo de un mentor, o realizar un curso de crecimiento personal son algunas de las herramientas de ayuda por las que cualquier persona puede superarse a sí misma para llegar incluso a darse cuenta de que aquello que consideraba insuperable, no lo es. A lo largo de la vida, las personas podemos boicotear nuestras opciones de éxito en determinados momentos al condicionarnos con la idea negativa de que un obstáculo concreto es insuperable.

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Hugo W Arostegui

miércoles, 1 de marzo de 2017

Longanimidad

Longanimidad
1.      nombre femenino
formal
Generosidad y amplitud de ideas y de conducta.

La longanimidad es una cualidad de las personas longánimas, es decir de aquellas que sin quejarse aceptan las adversidades de la vida.
Longanimidad deriva del latín longus que significa largo, y ánima o alma (por lo que longus ánima significa largo sufrimiento) en referencia a la cualidad de la paciencia y perseverancia que se tiene para aceptar las dificultades.

Fuente: http://quesignificado.com/longanimidad/ La longanimidad es una cualidad de las personas longánimes, es decir de aquellas que sin quejarse aceptan las adversidades de la vida. Longanimidad deriva del latín longus que significa largo, y ánima o alma (por lo que longus ánima significa largo sufrimiento) en referencia a la cualidad de la paciencia y perseverancia que se tiene para aceptar las dificultades.

La longanimidad permite esperar el bien que se desea sin desesperar y tolerar la lentitud o duración del mal que se recibe o se sufre. Es un estado anímico que se refleja en la mirada y en el rostro.

La longanimidad es una virtud, una disposición del ánimo que nos permite esperar sin amarguras ni quejas sino con ecuanimidad las dilaciones del logro de nuestras metas.

Romanos 2:1 – Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.
Romanos 2:2 – Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad.
Romanos 2:3 – ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?
Romanos 2:4 – ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?





Imperativo: Aquello Que No Debe Obviarse



La palabra imperioso, procede del latín “imperiōsus” con el significado de mandato imperativo, a su vez derivado del latín “imperare” = mandar.

Algo imperioso es lo que resulta ineludible, urgente, que no puede soslayarse o dejarse de lado, pues de todos modos ocurrirá o de no hacerlo o no acontecer, las consecuencias serían muy graves.

Por ejemplo: “Es imperioso que le pongas límites a tu hijo, está convirtiéndose en un joven muy atrevido”, “La muerte ocurrirá imperiosamente aunque tratemos de evitarla”, “El tono imperioso de su voz, no dejaba dudas de que lo suyo era una exigencia y no un pedido”, “Es imperioso operarlo ya, dilatar la intervención podría resultar fatal” o “Es imperioso que me escuches, intento evitarte un grave riesgo contándote lo que sé sobre tu supuesto amigo”.

En algunos casos los seres humanos intentan que sus peticiones resulten imperiosas, pues son personas autoritarias, manipuladoras y despóticas, queriendo que los demás estén a su merced cuando en realidad sus necesidades no son urgentes:

“Mi vecino me llamó imperiosamente pero no acudí enseguida pues sabía que su condición no era grave” o “El gobierno aumentó los impuestos y bajó los salarios argumentando que eran medidas imperiosas, cuando en realidad había otras salidas posibles a la crisis; lo hicieron por puro autoritarismo”.

En otros casos lo imperioso resulta también ser subjetivo, no por autoritarismo, sino porque las necesidades no son las mismas para todos, por ejemplo: “Para mi madre es imperioso que yo estudie en la universidad, pero para a mí me resulta más gratificante buscar un empleo como dependiente” o “Para mi esposa es imperioso tener hijos, y para mí lo es no asumir tanta responsabilidad, al menos por el momento”

Se habla de imperativo de tipo moral, en cambio, para hacer referencia a la obligación que uno se auto impone en temas éticos. Para la ética kantiana, el imperativo categórico constituye el mandamiento autónomo y autosuficiente que regula el comportamiento de las personas en sus diversas manifestaciones.
En concreto de este citado imperativo categórico, su creador estableció que se sustentaba en tres principios básicos y fundamentales siendo el primero de ellos el que determinaba que un una persona debía obrar humanamente tanto para sí misma como para el resto y siempre teniendo un claro fin con ello.
El segundo pilar de aquel imperativo es el que dejaba patente que, de igual manera, aquella debía obrar intentando o deseando que su acción llegara a alcanzar cotas de máxima universal. 

Y la tercera y última “ley” de esta teoría de Kant era que ese individuo debía considerarse como un legislador en ese mundo de los fines universales a la hora de llevar a cabo sus distintas acciones.


De la misma forma tampoco podemos pasar por alto el término imperativo legal. Con él se viene a definir que una acción concreta es una obligación que no sólo está registrada como tal de manera legal sino que también es vinculante desde un punto de vista jurídico.

Insistir Sin Desistir



Dicen por ahí, año nuevo metas nuevas…
Este artículo es para todos nosotros que vivimos en el círculo vicioso de llegar el fin de cada año sin hacer ni un 50% de todo lo que dijimos que íbamos a hacer. No iniciamos el gym, no comimos más saludable, no ahorramos, no fuimos más productivos en el trabajo, y la lista pudiera no tener fin.
Pero eso termina hoy! Este año seremos más eficientes y lograremos nuestros objetivos. Cómo? Con un Plan Inteligente que sí funcione tanto para nuestra vida personal y/o laboral, y que nos garantice el logro de todos nuestros objetivos.
Muchos planes se han tirado por la borda porque quienes los proponen no han sido consistentes y perseverantes.

Todos hemos tenido alguna situación o experiencia en la vida, que nos ha puesto tremendamente a prueba en relación con nuestros objetivos y metas. Situaciones que parecían echar por tierra todo el esfuerzo realizado, y toda la convicción puesta en un sueño, sobre el cual, giraba toda nuestra existencia, pensamiento y foco. 

Sin embargo, ante estos acontecimientos, algunos decidieron rendirse y optar por dejar su sueño de lado, mientras que otros decidieron persistir de manera inquebrantable, hasta plasmar la visión excelsa de su sueño contenido en su mente.

¿Cuál es el mecanismo o visión que marca la diferencia en la elección de un camino u otro? ¿Cuáles son los parámetros y estándares que llevan a cabo las personas que no se rinden jamás? Las personas altamente persistentes y que no se rinden nunca aplican lo que yo llamo la “mentalidad inexpugnable”
Una mentalidad de esta índole es aquella que no puede ser conquistada ni seducida por ningún tipo de idea, beneficio, suceso o acción. Su característica principal es la fidelidad total e incondicional a su particular visión de grandeza y el sueño que lo contiene. Esta mentalidad hace todo lo posiblemente imaginable para alcanzar su objetivo, no importa lo duro o difícil que pueda parecer. La dificultad es un aliciente para este tipo de mentalidad, en el que solo cuenta el PARA QUÉ y el propósito que sustenta el sueño. 

Esta es la perspectiva y el cimiento que posibilita la solidez de esta mentalidad. En palabras del célebre Martin Luther King: 

“Si no puedes volar entonces corre, si no puedes correr entonces camina, si no puedes caminar entonces arrástrate, pero sea lo que hagas, sigue moviéndote hacia adelante”.

Actualmente en nuestra sociedad, este tipo de mentalidad está casi en total desuso. 

Las personas deambulan de un lado a otro, sin saber realmente por qué hacen lo que hacen, es decir, cuál es el motivo subyacente que da sentido a las acciones emprendidas. Si no tenemos un propósito firme que guíe de manera coherente nuestras acciones, estamos construyendo nuestra casa sobre arenas movedizas, al mínimo traspié, dificultad u obstáculo, la casa se vendrá abajo.


Hugo  W Arostegui

Una Forma De Aportar


Si partimos de la premisa que la mejor política de responsabilidad social de una organización es asegurar que los procesos se realicen de manera eficiente contemplando los impactos sociales, económicos y ambientales a lo largo de la cadena de valor, qué mejor manera de contribuir que estando en las áreas del núcleo del negocio y generando el cambio allí, desde dentro.

Aún hoy, la responsabilidad social es un concepto que necesita abrirse camino en las organizaciones; ante muchos actores, se requiere justificarla, validarla, convencer, demostrar, evangelizar. Por lo tanto, lo que más cuesta es justamente “vender” el tema a los gerentes de cada área para que incorporen dicha mirada a su quehacer cotidiano, no como un trabajo adicional, sino como una acción natural de lo que hacen.

Pensemos en un gerente de logística que tiene el “chip” ya incorporado y entonces gestione la relación de proveedores, no sólo desde la perspectiva del que ofrece el producto más barato, sino incorporando el paradigma más amplio, y contemplando el desempeño global de dicho socio, 

acompañándolo, buscando aquellos más vulnerables para apalancar, promoviendo la innovación, involucrándose en una relación transparente, entre otros. 

Sería un golazo. Porque entonces la responsabilidad social no será un departamento más, un proyecto o un programa, sino una estrategia del modelo de negocio que se constituye en un elemento transversal a toda la organización y que nace de cada área en su gestión diaria con la parte interesada.
Por eso, cuánto más ganaría la responsabilidad social teniendo socios activos en cada área de una organización, que tengan en la agenda los impactos reales y potenciales de sus acciones, decisiones, productos y actividades, buscando ponerles candado y logrando así una relación ganar ganar. 

Seguro mucho más que encapsulándola en un área que no puede gestionar la cotidianeidad de la parte interesada, sino que normalmente busca ganar aliados allí donde se toman las decisiones. 

¿Para pensarlo verdad?.

“Un grano de arena... No es nada pero millones y millones de granos, de arena forman un desierto... Una gota de agua no es nada... Pero millones y millones de gotas de agua forman un mar inmenso, y un desierto aislado, y un mar inmenso forman una playa. Y si todos nos juntamos podemos conseguirlo... ”




Historias De Vida


Una historia que nos enseña a trabajar unidos por la felicidad de todos

En cierta ocasión, un reportero le preguntó a un agricultor si podía divulgar el secreto de su maíz, el cual ganaba el concurso al mejor producto año tras año. El agricultor confesó que se debía a que compartía su semilla con los vecinos. 

- "¿Por qué comparte su mejor semilla de maíz con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso año tras año?" preguntó el reportero. 

- "Verá usted, señor," dijo el agricultor, el viento lleva el polen del maíz maduro, de un sembrío a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría constantemente la calidad del mío. Si voy a sembrar buen maíz, debo ayudar a que mi vecino también lo haga". 

Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Y quienes optan por ser felices, deben ayudar a que otros encuentren la felicidad, porque el bienestar de cada uno se halla unido al bienestar de todos.
Asimismo, y ello es de vital importancia en la mayoría de las experiencias, combinan sus actividades económicas con acciones de índole educativa y cultural, revalorizando el sentido de la comunidad de trabajo y el compromiso con la comunidad en la cual producen y trabajan.

De esta manera, las prácticas específicas de dichas experiencias se inscriben en una nueva racionalidad económica, en la cual la solidaridad se convierte en el sostén de las iniciativas, que generan resultados materiales efectivos y ganancias económicas, pero sobre todo se encuentran enmarcadas en otra lógica donde los principios y valores orientan la actividad económica y no viceversa

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Hugo W Arostegui



Las Orbitas De Nuestros Mundos


“El ejercicio mental de darse cuenta de la realidad permite distintos grados, desde el más superficial al más hondo.

El primero consiste en entender el sentido de las cosas, captar la idea de las mismas.
Digamos que se corresponde con el que sea la realidad.

El segundo grado consistiría en explicar las relaciones entre los fenómenos observados.
Suele ser la actitud típica del científico, ávido de conocer el cómo de la realidad. Hay un tercer escalón más difícil de ejercitar. Es el que se ocupa del porqué de los fenómenos observados. Se trata, pues, de comprender la realidad, esto es, abrazarla con razones.

En la lengua común las tres acciones indicadas pueden llegar a confundirse: entender, explicar y comprender.
Pero ahora sabemos que sería un error confiar en que son perfectamente intercambiables. No hay palabras estrictamente equivalentes. Cada sinónimo es un nuevo matiz. Hablar es matizar, y no digamos si se trata de escribir. La exigencia es todavía mayor en el lenguaje científico o profesional”
La  percepción es el proceso que tiene nuestro cerebro para entender el mundo externo.

Nuestro sistema nervioso organiza la información que llega a través de los sentidos, la identifica y la relaciona para conseguir una interpretación razonada de nuestro medio ambiente.

La percepción puede parecer un proceso pasivo pero en realidad está modulada por el aprendizaje, la memoria, las expectativas y la atención.

La mayor parte de la percepción sucede fuera de la consciencia y solo en ocasiones nuestra corteza cerebral toma el control, se centra en un objeto de interés y nos damos cuenta de lo que estamos percibiendo.

Desde los ventanales de nuestro propio mundo interior percibimos los “mundos circundantes” de todos aquellos orbitan a nuestro alrededor, de la independencia de su accionar depende la convivencia armónica de cada uno, formamos una constelación en dónde nos desplazamos de acuerdo a como nos percibimos los unos y los otros, nuestras vidas conforman el accionar de todo un sistema de mundos paralelos que se interconexionan en el infinito.

Hugo W Arostegui



martes, 28 de febrero de 2017

Puedes Contar Conmigo


“Cuando sientas que la noche te atrapa en su inmensa obscuridad y que de ella ya no puedes escapar... Puedes contar conmigo.
Cuando pienses que nadie en este mundo te comprende y ni siquiera se preocupan si tu corazón sigue latente... Puedes contar conmigo.
Cuando estés tan deprimida por razones de la vida y te sientas de ella cada día más aburrida... Puedes contar conmigo.
Cuando ya no te importe viajar en los sueños porque tu alma ha perdido poco a poco el anhelo... Puedes contar conmigo.
Y aun cuando a mí también todo esto me atormente fingiré que nunca lo he vivido... Para que confíes en mí y puedas contar conmigo”
                                                           Jorge Soto

Nadie sabe más de sus problemas que uno mismo. Es bueno compartirlos, porque nos ayuda a tomar conciencia, pero ¡ojo!, aunque alguien comparta contigo lo que le ocurre, la solución es cosa suya.
Cuando un amigo te habla acerca de las dificultades por las que está pasando en su relación, no lo hace para que le digas si tiene o no tiene que romper con su pareja, ¿qué sabrás tú?.
No te está pidiendo consejo, te está pidiendo que le entiendas, que le escuches y, en el mejor de los casos, si eres realmente un amigo, que le digas "¡cuenta conmigo!"
Cuando un amigo te habla sobre su enfermedad, no lo hace para que le cuentes una tuya, cómo alguien lo supero, lo que te ha dicho una prima que estudia medicina o lo que has visto en Facebook o por televisión. No.
Él vive con esa enfermedad y posiblemente ha visitado más médicos en un año de los que llegarás a conocer en toda tu vida. Cuando te habla de su enfermedad no te está pidiendo consejo, te está pidiendo que le entiendas, que le escuches y en el mejor de los casos, si eres realmente un amigo, que le digas "¡cuenta conmigo!"
Si un amigo te dice que le han despedido, no lo hace para que le expliques cómo hacer un currículum vitae, cómo ser el rey de las entrevistas o para que le cuentes lo bien que le va a tu vecino en su nuevo empleo. No te lo explica para que le digas lo que tiene que hacer. No te está pidiendo consejo.
Te está pidiendo que le entiendas, que le escuches y en el mejor de los casos, si eres realmente un amigo, que le digas "¡cuenta conmigo!"
Cuando un amigo te dice "¿tienes un rato? por qué te quiero contar..." debes ser una oreja no una boca.
“Si le quieres ayudar, le puedes preguntar:
¿Cómo te encuentras?
¿Has pensado qué hacer?
Si de verdad eres un amigo, pregunta:
¿En qué te puedo ayudar?
Y dile: "¡Cuenta conmigo!"

Hugo W Arostegui


lunes, 27 de febrero de 2017

La Codicia



Debemos destacar que la codicia es una inclinación absolutamente negativa y desordenada ya que tiene como finalidad el beneficio personal y normalmente en contra del prójimo, es decir, en ese deseo desmedido por lograr más y más bienes materiales no importa si se está lastimando o afectando a otro, lo que manda es conseguir el dinero o el bien material en cuestión, no pensar en el resto de los seres humanos, ni siquiera en la forma en que se los obtenga, si hay perjuicio y daño a un tercero lo habrá, porque la finalidad así lo impone

En aquella persona que hay codicia hay una absoluta falta de solidaridad y de interés por las necesidades que pueden tener los otros, especialmente los pobres. No existe ningún tipo de sensibilidad por ellos, por saber que la pasan mal y necesitan de una ayuda caritativa.

Al codicioso no le importa en lo más mínimo que su riqueza se construya sobre la base de la pobreza y la desventura de otros, porque no tiene ni un mínimo de caridad o sentir social.

Por caso, cuando una persona con este perfil se encuentra ocupando un cargo político importante del que depende el bienestar de una nación es un flagelo, porque el codicioso no repara jamás en procurar que quienes lo rodean estén bien y no pasen necesidades.

Íntimamente vinculado al término de avaricia, que es el afán o deseo desordenado y excesivo de poseer riquezas para atesorarlas, la codicia, se diferenciará de ésta ya que la codicia si bien supone como la avaricia el afán excesivo de riquezas no presenta la voluntad de atesorar a las mismas como sí ocurre con la avaricia.

Porque quien es avaro pretenderá acumular bienes y riquezas de todo tipo y jamás estará dispuesto a gastarlas o compartirlas con otro, en cambio, puede darse que el codicioso que se desvive por lograr mucho dinero, una vez que lo obtenga sí lo comparta con aquellos seres más queridos, por ejemplo, sus padres, su esposa, sus hijos, entre otros, o se dedique a gastarlo para sí.

Por codicia, un individuo puede cometer diversos delitos: desde estafas hasta robos e incluso asesinatos, si es que el accionar le permite obtener beneficios.

Sin llegar a ese extremo, una persona puede descuidar a sus seres queridos o actuar con egoísmo por codicia.

La codicia deriva del miedo básico a no tener, por lo que sin darnos cuenta cuanto más codicioso seamos más nos estaremos auto destruyendo.

Llenar el vacío interior con cosas materiales sólo agravará el problema y hará que la persona se sienta peor con ella y con el mundo que la rodea. La codicia es impulsada por el sentido fundamental de la privación, una necesidad de algo que está ausente o no disponible para nosotros.

Cuando el sentimiento de carencia (sobre todo emocional) es particularmente fuerte, una persona puede llegar a obsesionarse con la búsqueda de cosas que “necesita”, tratando de buscar posesiones potenciales que le hagan eliminar esa dolorosa sensación de vacío que tiene arraigada en el corazón.



En Saco Roto



“Concepto sencillo que, sin embargo, grafica con sabiduría las situaciones en las que se hacen o se dicen cosas en vano, tal vez valiosas, pero que no son tenidas en cuenta. La comparación es muy directa y de fácil interpretación. El saco  al que se alude es una bolsa (y no la prenda de vestir como algunos imaginan), rota por cierto, razón por la cual lo que se ingresa por la boca de la misma se pierde por el tajo o el agujero.”

Imaginemos que tenemos un saco que tiene un gran agujero (es decir, que está roto). Imaginad ahora que vais introduciendo cosas dentro. Esas cosas se irán cayendo al suelo, ¿verdad? Pues bien, una vez visualizado el efecto gráfico de la expresión española de hoy, pasemos a ver cómo se usa.

Se dice que algo cae en saco roto cuando es obviado, no se le hace caso, no va a ninguna parte. Es hacer un esfuerzo de forma inútil porque quien se supone que tiene que hacerte caso, no lo hace, pasa de ti. En este caso, nuestras palabras o acciones serían las cosas que introducimos en el saco y la persona que se supone que tiene que hacernos caso, sería el saco (que como está roto, no retiene nada de lo que introducimos en él).

“Ustedes siembran mucho, pero cosechan poco; comen, pero no se sienten satisfechos; beben, pero se quedan con sed; se abrigan, pero no entran en calor; y el que trabaja a jornal, echa su salario en saco roto” Hageo 1:6

“No eches en saco roto estas cosas y en nombre de Dios ordena que nadie se enzarce en disputas que no sirven para nada, sino únicamente para ruina de quienes participan en ellas” 2do. Timoteo 2:14

Opinión de un profesional de la salud:

El Síndrome del saco roto.
“Con todos estos enfermos utilizo la parábola que da nombre al Síndrome:
"Pero Luis... así no avanzaremos... Es como si Ud. viniese aquí cada día con un saco, pretendiendo que yo se lo llene... Yo deposito soluciones (fármacos, consejos, pautas...) en su saco pero... en tanto en cuanto Ud. no ponga algo de su parte... ¡será como si su saco tuviese un enorme agujero en el fondo!...".

Entenderlo, ¡ya lo creo que lo entienden!... Pero, aun así, una excesiva mayoría sigue acudiendo a la consulta con su saco... ¡Y éste sigue roto!”

Reparemos o cambiemos nuestro saco

Hugo W Arostegui