Filosofía
Trascendencia
Humana
Los trascendentales
humanos es descubrir la índole íntima del ser personal e investigar la apertura
de la persona humana hacia esos rasgos propios que caracterizan a toda persona
por ser persona, lo cual no solo indica que uno se abre a su naturaleza y que
puede hacerla crecer, ni solo que está abierto a su intimidad, sino que ella
misma es abierta hacia las demás personas, lo cual permite encauzar su fin.
La
respuesta radical a ese destino es la libertad y su respuesta compatible con
esto su responsabilidad.
El hombre está
rodeado de múltiples fenómenos, los cuales puede comprender estando dotado de
dos factores, la razón y la inteligencia. La razón es usada como un instrumento
del hombre para llegar a la verdad, a través del pensamiento, mientras que la
inteligencia es la capacidad de poder manipular ese pensamiento a través de
ideas. Este desarrollo constante de estos factores mencionados permiten al ser
humano no solamente desarrollarse intelectualmente sino mejorar su sistema de
orientación, en otras palabras, logra aproximarse más a la realidad. Podemos
definir al hombre como el animal que puede decir “Yo” que puede tener
conciencia de sí mismo como entidad independiente.
La situación del
hombre como criatura tiende a la necesidad de transcender así mismo elevarse
por encima de la pasividad y la accidentalidad de su existencia hasta la esfera
de la iniciativa y la libertad.
El hombre viene al mundo sin conocimiento y por
estar dotado de razón e imaginación no puede contenerse con el papel de pasivo,
se siente impulsado con el apremio de trascender haciéndose “creador”, pero con
la diferencia de que es el único que tiene conciencia de ser creado y creador a
la vez. Esta capacidad de trascender es tanto como para conocer como para
alcanzar la meta que lo invita su naturaleza, el ser humano trasciende porque
tiene una inteligencia que todo lo puede conocer, unas cosas hoy, otras mañana,
con facilidad unas, con empeño y venciendo dificultades otras; y el anhelo de
conocer, llega a hacer de algún modo las cosas, no limite.
El ser humano
descubre que hay en él, junto a la inteligencia, junto a la voluntad, al
carácter único e irrepetible un anhelo de ser pleno y colmado.
La filosofa moderna
ha consistido en el intento de convertir la libertad en fundamento. Se trata de
un intento en que el ser personal juega el papel de lo trascendental con el
pensamiento clásico, lo cual el ser es fundamento, el primer trascendental por
tanto la verdad, el bien, la belleza, etc. son trascendentales. La
transcendencia se refiere a ir más allá de algún límite. La razón asciende
parcialmente hasta el saber absoluto, esta (la razón) emerge desde la
sensibilidad a través de la conciencia en un devenir o evolución en que a
partir del mundo sale a la luz el hombre y de este la conciencia de Dios. Por
tanto Dios es el pensamiento acabado. El Yo trasciende los entes.
La crisis de la
modernidad ha sido, sin embrago, una crisis de la razón. La irracionalidad
parece arruinar los proyectos antropológicos.
De aquí el
humanismo ateo conduce a pesar de todo a la negación de la razón lo cual
resulta concepción anti humanista.
Contemporáneamente pocos
filósofos reafirman la diferencia entre el hombre y las cosas, la prioridad de
la persona sobre el mundo, la libertad por encima de las causas físicas, el ser
humano es apertura y trascendencia así piensan Kierkegaard, Gabriel Marcel,
etc. Por ello la trascendencia es ir más allá de sí mismo, un movimiento de superación.
Por lo tanto el yo no es mera inmanencia necesita trascenderse, salir de si,
reconocer y amar, la trascendencia comporta la apertura de Dios, de ahí que el
ser personal es el centro de la comunicación, el núcleo de relación social,
moral, cognoscitivo y amoroso, la persona es un ser llamado a realizar su
destino, su libertad es trascendental, va mucho más allá de la capacidad de
elegir, es incluir la capacidad de orientar la existencia de su realidad sin
corresponder a un credo o religión determinada, sino a la necesidad de un
consenso dialogado abierto a la razón.
Por lo tanto la actitud humilde de la
pequeñez humana lleva a la aceptación de limitaciones y errores de ahí que la
tolerancia es el principio para enjuiciar la razón, la pequeñez humana es
manifiesta porque acepta la visual verdad y desde este punto cabe subrayar que
el juicio es grande y abarca suma grandeza, porque reside lo que se llama
dignidad que deriva del valor y alcance de la inteligencia. Es por el
conocimiento que los seres humanos estamos en el centro de la realidad, a
saber, por encima del mundo físico y por debajo de las realidades divinas,
situados en dos mundos, el material y el espiritual, el hombre está en ambos a
la vez. Por tal motivo el ser no tiene límites, por la inteligencia el alma se
hace en cierta manera todas las cosas dice Aristóteles y Thomas de Aquino la
comenta: Posee la totalidad del ser.
Por la mente el
hombre es libre, pues trasciende los límites, escapa de cualquier
reduccionismo, es el ser abierto a los seres y se sitúa por encima del mundo y
por debajo de Dios.
La grandeza del
hombre es la grandeza del conocimiento. Por el intelecto el ser humano
reflexiona, se auto- posee y se pone en el centro de sus preguntas: ¿Quién soy
yo? ¿Por qué existo? ¿Cuál es mi origen? ¿Para qué he venido a la existencia?
El ser humano
es espíritu, libertad y apertura trascendencia. La libertad es trascendental
infinita, la conciencia también lo es, el hombre es deseo infinito, razón de
todo, es la conciencia de las cosas, el cognoscente humano es una realidad
compleja.
El problema de la
trascendencia no es objetivo, ni externo, sino subjetivo e interior
“es un problema uno de cuyos datos soy yo mismo” dice (Marcel), este misterio
no se suprime se progresa en el profundizando.
La cultura moderna
llega a una aniquilación personal, su materialismo y panteísmo someten a la
condición humana a formas de vida inhumanas, dimensión trascendental del
hombre. Son fracasos, esta deshumanización moderna destaca su raíz en la
sustitución del ser personal por abstracciones monistas, al idea, la materia,
todo queda reducido a una mecánica, un procedimiento por el cual se debe ser
rectificado.
Ante esta
situación, una teoría más matizada respeta la complejidad del
hombre, en unidad, sustancial, cuerpo y alma, solución de Aristóteles.
La
trascendencialidad humana abarca de forma adecuada las limitaciones e incluso
las de la inteligencia y el espíritu, significa pues que presenta una gradación
de perfecciones que va de finito al infinito. Este conocimiento abre la mente
humana a similitudes del ser absoluto de manera que podríamos decir que son
originados de este ser. El hombre es capaz de trascender lo inmediato, los
objetos, el orden predicamental para elevarse a los principios
absolutos hasta Dios como origen e identidad absoluta, y al trascender el orden
físico no está restringido a ninguna necesidad, por ello es libertad, porque lo
más propio de este es descubrir y esto potencia el crecimiento personal del
hombre, esto significa que en su intimidad es referencia a otro, de quien
proviene y a quienes de orienta destinándose.
En conclusión la
trascendencia del hombre, es el hecho de que el ser humano sobre pasa a todo el
orden de la magnitud física, capta las cualidades, las esencias, y la sustancia
conoce la apariencia y la realidad, es la apertura a lo infinito que ninguna
cosa del mundo puede impedir.