martes, 2 de enero de 2018

Trascendencia Humana

Filosofía
Trascendencia Humana
Los trascendentales humanos es descubrir la índole íntima del ser personal e investigar la apertura de la persona humana hacia esos rasgos propios que caracterizan a toda persona por ser persona, lo cual no solo indica que uno se abre a su naturaleza y que puede hacerla crecer, ni solo que está abierto a su intimidad, sino que ella misma es abierta hacia las demás personas, lo cual permite encauzar su fin. 

La respuesta radical a ese destino es la libertad y su respuesta compatible con esto su responsabilidad.
El hombre está rodeado de múltiples fenómenos, los cuales puede comprender estando dotado de dos factores, la razón y la inteligencia. La razón es usada como un instrumento del hombre para llegar a la verdad, a través del pensamiento, mientras que la inteligencia es la capacidad de poder manipular ese pensamiento a través de ideas. Este desarrollo constante de estos factores mencionados permiten al ser humano no solamente desarrollarse intelectualmente sino mejorar su sistema de orientación, en otras palabras, logra aproximarse más a la realidad. Podemos definir al hombre como el animal que puede decir “Yo” que puede tener conciencia de sí mismo como entidad independiente.

La situación del hombre como criatura tiende a la necesidad de transcender así mismo elevarse por encima de la pasividad y la accidentalidad de su existencia hasta la esfera de la iniciativa y la libertad. 

El hombre viene al mundo sin conocimiento y por estar dotado de razón e imaginación no puede contenerse con el papel de pasivo, se siente impulsado con el apremio de trascender haciéndose “creador”, pero con la diferencia de que es el único que tiene conciencia de ser creado y creador a la vez. Esta capacidad de trascender es tanto como para conocer como para alcanzar la meta que lo invita su naturaleza, el ser humano trasciende porque tiene una inteligencia que todo lo puede conocer, unas cosas hoy, otras mañana, con facilidad unas, con empeño y venciendo dificultades otras; y el anhelo de conocer, llega a hacer de algún modo las cosas, no limite.

El ser humano descubre que hay en él, junto a la inteligencia, junto a la voluntad, al carácter único e irrepetible un anhelo de ser pleno y colmado.

La filosofa moderna ha consistido en el intento de convertir la libertad en fundamento. Se trata de un intento en que el ser personal juega el papel de lo trascendental con el pensamiento clásico, lo cual el ser es fundamento, el primer trascendental por tanto la verdad, el bien, la belleza, etc. son trascendentales. La transcendencia se refiere a ir más allá de algún límite. La razón asciende parcialmente hasta el saber absoluto, esta (la razón) emerge desde la sensibilidad a través de la conciencia en un devenir o evolución en que a partir del mundo sale a la luz el hombre y de este la conciencia de Dios. Por tanto Dios es el pensamiento acabado. El Yo trasciende los entes.

La crisis de la modernidad ha sido, sin embrago, una crisis de la razón. La irracionalidad parece arruinar los proyectos antropológicos.

De aquí el humanismo ateo conduce a pesar de todo a la negación de la razón lo cual resulta concepción anti humanista.

Contemporáneamente  pocos filósofos reafirman la diferencia entre el hombre y las cosas, la prioridad de la persona sobre el mundo, la libertad por encima de las causas físicas, el ser humano es apertura y trascendencia así piensan Kierkegaard, Gabriel Marcel, etc. Por ello la trascendencia es ir más allá de sí mismo, un movimiento de superación. Por lo tanto el yo no es mera inmanencia necesita trascenderse, salir de si, reconocer y amar, la trascendencia comporta la apertura de Dios, de ahí que el ser personal es el centro de la comunicación, el núcleo de relación social, moral, cognoscitivo y amoroso, la persona es un ser llamado a realizar su destino, su libertad es trascendental, va mucho más allá de la capacidad de elegir, es incluir la capacidad de orientar la existencia de su realidad sin corresponder a un credo o religión determinada, sino a la necesidad de un consenso dialogado abierto a la razón. 

Por lo tanto la actitud humilde de la pequeñez humana lleva a la aceptación de limitaciones y errores de ahí que la tolerancia es el principio para enjuiciar la razón, la pequeñez humana es manifiesta porque acepta la visual verdad y desde este punto cabe subrayar que el juicio es grande y abarca suma grandeza, porque reside lo que se llama dignidad que deriva del valor y alcance de la inteligencia. Es por el conocimiento que los seres humanos estamos en el centro de la realidad, a saber, por encima del mundo físico y por debajo de las realidades divinas, situados en dos mundos, el material y el espiritual, el hombre está en ambos a la vez. Por tal motivo el ser no tiene límites, por la inteligencia el alma se hace en cierta manera todas las cosas dice Aristóteles y Thomas de Aquino la comenta: Posee la totalidad del ser.

Por la mente el hombre es libre, pues trasciende los límites, escapa de cualquier reduccionismo, es el ser abierto a los seres y se sitúa por encima del mundo y por debajo de Dios.

La grandeza del hombre es la grandeza del conocimiento. Por el intelecto el ser humano reflexiona, se auto- posee y se pone en el centro de sus preguntas: ¿Quién soy yo? ¿Por qué existo? ¿Cuál es mi origen? ¿Para qué he venido a la existencia?

 El ser humano es espíritu, libertad y apertura trascendencia. La libertad es trascendental infinita, la conciencia también lo es, el hombre es deseo infinito, razón de todo, es la conciencia de las cosas, el cognoscente humano es una realidad compleja.

El problema de la trascendencia  no es objetivo, ni externo, sino subjetivo e interior “es un problema uno de cuyos datos soy yo mismo” dice (Marcel), este misterio no se suprime se progresa en el profundizando.

La cultura moderna llega a una aniquilación personal, su materialismo y panteísmo someten a la condición humana a formas de vida inhumanas, dimensión trascendental del hombre. Son fracasos, esta deshumanización moderna destaca su raíz en la sustitución del ser personal por abstracciones monistas, al idea, la materia, todo queda reducido a una mecánica, un procedimiento por el cual se debe ser rectificado.

Ante esta situación, una teoría más matizada  respeta la complejidad del hombre, en unidad, sustancial, cuerpo y alma, solución de Aristóteles.

La trascendencialidad humana abarca de forma adecuada las limitaciones e incluso las de la inteligencia y el espíritu, significa pues que presenta una gradación de perfecciones que va de finito al infinito. Este conocimiento abre la mente humana a similitudes del ser absoluto de manera que podríamos decir que son originados de este ser. El hombre es capaz de trascender lo inmediato, los objetos, el orden predicamental para elevarse a  los principios absolutos hasta Dios como origen e identidad absoluta, y al trascender el orden físico no está restringido a ninguna necesidad, por ello es libertad, porque lo más propio de este es descubrir y esto potencia el crecimiento personal del hombre, esto significa que en su intimidad es referencia a otro, de quien proviene y a quienes de orienta destinándose.


En conclusión la trascendencia del hombre, es el hecho de que el ser humano sobre pasa a todo el orden de la magnitud física, capta las cualidades, las esencias, y la sustancia conoce la apariencia y la realidad, es la apertura a lo infinito que ninguna cosa del mundo puede impedir.

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