“A pesar de la incertidumbre,
siento la solidez de lo que existe, y la continuidad de mi ser tal cual soy”
Carl G.Jung
Las flores de Bach trabajan sobre el
mecanismo central de desconexión entre máscara y sombra. El mito griego de
Quirón describe la tarea que cada persona debe enfrentar: la herida que debe
sanar, la lección de vida que debe aprender.
La sombra es lo opuesto a lo que
aceptamos, reconocemos y con lo que nos identificamos: nuestra máscara. De esta
manera la tarea de la Terapia Floral consiste en destruir o disolver nuestras
máscaras y ponernos en contacto, cercano e íntimo, con nuestra sombra. La
Terapia Floral (en lenguaje moderno) es una psicoterapia sostenida por esencias
florales.
Entrar en contacto con la sombra es
el paso inicial del proceso terapéutico e implica:
Que la persona la sienta como parte
propia e incorpore los afectos/ emociones que por ausentes se vuelven síntomas,
ya que el síntoma es la expresión de una emoción suprimida
Que acepte que somos dos y que ambos
somos “uno mismo”. Ej: Que todo Vervena - Vervain en la personalidad esconde un
Violeta de Agua -Water Violet en su sombra, que todo Agua de roca - Rock Water,
una Cerasifera - Cherry Plum.
Nuestro trabajo floral consiste en
lograr que la persona reconozca lo que proyecta fuera de sí y considere sus
síntomas, sus vínculos y sus sueños como espejos que le devuelven la madera de
que está hecha su alma. Actividad difícil porque nos cuesta ver en nosotros lo
que rechazamos en otros.
Eduardo H. Grecco nos aconseja como
terapeuta, tener en cuenta tres lugares desde el cual diagnosticar en términos
caracterológicos a una persona: máscara, sombra y posición emocional. La
personalidad es la ventana por medio de la cual miramos el mundo y el mundo nos
mira.
La sombra es lo que ignoramos y rechazamos de nosotros mismos. La
posición emocional es la modalidad afectiva que marca nuestra vida y tiñe el modo
de mirar y ver la realidad propia y ajena.
Hay esencias para acercarnos, para
tomar conciencia de nuestra sombra, opuesta a lo que es ese escudo
identificatorio manifiesto que llamamos personalidad. Esa flor que mora en el
abismo al que nos cuesta asomarnos es la que hay que descubrir y se debe
prescribir cuando hablamos de prescripción caracterológica – flor tipo. Allí es
donde mora la fuente de donde mana la “causa real de la enfermedad”.
“Detrás de una máscara rígida y
autosuficiente, la sombra que tenemos que abrazar es el espíritu de libertad de
pensamiento que envolvía a Bach por dentro y por fuera, de la cabeza a los
pies”.
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