No Eres Como Eres por Casualidad
El universo tiene una característica muy importante, que
además es muy útil a la hora de comprender mejor nuestra vida: nada es como es
por casualidad, todo lo que existe tiene una forma asociada a
su función.
Las sillas, por ejemplo, no tienen patas y un asiento por
azar, sino para que nos podamos sentar; nuestro corazón tiene cuatro cavidades
con paredes musculares para poder bombear la sangre; las raíces de los árboles
son como son para captar los nutrientes de la tierra, etc. La forma de
cualquier cosa está asociada a su función; este hecho se cumple siempre. Y tú
no eres ninguna excepción.
Así pues, no eres como eres por casualidad. Tienes
una función dentro del universo, y tu forma es perfecta para llevarla a cabo.
Tu Lugar en el Mundo: Puedes Descubrirlo a Través de tu
Forma
Cuando no sabemos cuál es la función de una cosa, podemos
intentar descubrirla a través de su forma. Es decir, si miramos un objeto
desconocido, podemos intentar descubrir para qué sirve analizando cómo es.
¿Tiene ruedas? ¿Es grande o pequeño? ¿Tiene algún mecanismo? A través de estas
y otras preguntas, podemos ir deduciendo cuál es su función.
Esto mismo lo puedes hacer contigo mismo. Puedes analizar tu
forma como persona: ¿cómo eres? ¿Qué habilidades tienes? ¿Qué te gusta? ¿Qué
sabes hacer mejor? Todas estas cuestiones hacen referencia a tu manera de ser,
y apuntan en una dirección: tu lugar en el mundo.
Este proceso de análisis se puede dividir en dos pasos.
Paso 1 para Encontrar Tu Lugar en el Mundo: Analiza Tus
Sentimientos
Los sentimientos son una parte importantísima de nuestra
vida que, desgraciadamente, a menudo dejamos en segundo plano. Pensamos que la
razón es mucho más sólida y fiable, cuando la realidad es todo el contrario: los
sentimientos son los que realmente saben cuál es nuestro camino.
Al fin y al cabo, ¿de qué va la vida? ¿De trabajar? ¿De
formar una familia? ¿De luchar para sobrevivir? Bien, un poco sí que va de todo
esto, pero detrás hay un objetivo mucho más básico: sentirse bien. Esta es la
finalidad principal de la vida; es lo que todos queremos conseguir.
Y los sentimientos son los que saben qué es lo
que nos hace sentir bien. En el fondo, nos están marcando un camino;
nos están diciendo qué tenemos que hacer para ser felices.
¿Qué te gusta hacer? ¿Qué experiencias quieres vivir? ¿De
que te gustaría trabajar? ¿Con qué tipo de personas quieres relacionarte? Las
respuestas a este tipo de preguntas te están indicando cuál es tu lugar al
mundo.
Paso 2: Analiza Tus Capacidades
Simplemente escuchando nuestros sentimientos, podemos ver
claramente cuál es nuestro lugar en el mundo. Una persona que está conectada
con lo que siente no tiene nunca ninguna duda. Pero esto no siempre es fácil,
¿verdad? Por esta razón, es útil analizar también nuestras capacidades.
¿Qué se te da bien? ¿Qué habilidades tienes? Si respondes a
estas preguntas, verás que tus capacidades también indican un camino: el de las
cosas que sabes hacer mejor. ¡Y este camino coincide con lo que te gusta hacer!
No es por casualidad, el universo es muy sabio.
Así pues, tu lugar en el mundo
es la respuesta a dos preguntas: “¿qué te gusta?” y “¿qué sabes hacer?”.
Estás preparado para hacer aquello que más te gusta. Esto es
lo que has venido a hacer a la Tierra, y lo que el universo espera que hagas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario