En nuestra vida, en varios
momentos nos sentimos perdidos. Con mayor o menor frecuencia creemos que este
no es nuestro lugar, que no hacemos lo que nos hace felices o que lo que
hacemos nos priva de las cosas buenas. En definitiva, que estamos mal y no le
encontramos el sentido a nada.
Bien, pues entre tú y yo, de perdido a perdido,
ahora te tocan las preguntas del examen de tu vida que no llevas estudiado.
Es la primera de muchas preguntas que debes hacerte cuando
te sientas así.
Etimológicamente, perdido es alguien
que no tiene un destino determinado. Sinceramente, creo que todos
tenemos un destino, del que normalmente nosotros mismos decidimos el trayecto. Perderse
es habitual si no sabes el camino, aprender de ello es obligatorio si
quieres conocerlo.
“Hay gente que pasa su vida
haciendo cosas que detesta, para conseguir dinero que no necesita, comprar
cosas que no quiere e impresionar a gente que odia“.
Este tipo de
gente que describe Emile Henry Gauvreay sí que son auténticos perdidos.
Tendrás un momento confundido, dubitativo o indeciso; llámalo como quieras,
pero tú no eres un perdido.
Al principio te parecerá que
sí, que nunca has estado peor, que todos los momentos anteriores eran
exageraciones de tu mente, que ahora no hay marcha atrás o que ya no vas a
poder disfrutar como antes. Vuélvelo a pensar, quizás ahora ves claro que, de tanto que andamos, alguna vez nos perdemos entre
tantos sueños de grandeza; aunque sabes que siempre vale la pena luchar para
cumplirlos.
Olvida las palabras siempre, todo, nada y nunca. Los acontecimientos
son relativos y los estados son temporales, no hay verdades absolutas ni
sentimientos permanentes. Puede ser que hayas tenido un golpe de
mala suerte, que te haya ocurrido un desafortunado suceso o que te hayas
visto involucrado en un hecho puntual, pero no, no eres un perdido
.
Nuestra mente tiende
hacia cuatro estados: euforia, estabilidad, irritabilidad
y tristeza. Nuestras ajetreadas vidas son un vaivén entre ellos.
Procuramos mantenernos entre los dos primeros, aunque a veces, las
circunstancias o nosotros mismos nos lo impedimos
s.
Aprovecha cada momento, desapúntate del Máster de
Cobardía que te sacas en la Universidad del Conformismo y empieza otra carrera,
una de velocidad, una en la que tú eres el único aspirante y ganador.
Esta carrera se corre montado con valentía, en un circuito en
forma de sonrisa y con combustible hecho de coraje.
“En realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si
la vida espera algo de nosotros” (Victor Frankl).
La vida son momentos, algunos altos y otros bajos creados
por circunstancias internas y externas, aunque eres tú
quien decide la intensidad de las pendientes; ese es el sentido
que le quieres dar a la vida, y lo que ella espera de nosotros.
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