jueves, 1 de febrero de 2018

Expectativas


Las expectativas no nos permiten vivir en libertad, aceptando el curso de las cosas, ya que creemos que por el hecho de desear algo en concreto, ya sea aprobación, perfección o comodidad, tiene obligatoriamente que ocurrir. Pero la realidad es que lo que tenga que suceder, va a suceder, estemos o no de acuerdo.

Las personas en muchas ocasiones pretendemos tomar el rol fantasioso de divinidad. Pensamos erróneamente con “deberías”, hacia nosotros mismos, los demás y la vida en general. Nos decimos cosas como “mi jefe debería tratarme bien y no gritarme”, “las cosas me deben salir bien siempre y con poco esfuerzo” o “yo debo hacer mi trabajo bien porque si no significa que soy un gusano”.  ¿Qué nos hemos creído?, ¿un juez?, ¿un Dios?, ¿quién puede decir lo que debería o no debería ser?

Cuando vivimos esperando que la vida funcione como queremos, que las cosas salgan como nos gusta o que los demás nos traten como creemos merecernos estamos siendo, en realidad, esclavos de lo que esperamos.

Vivir con expectativas nos convierte en personas débiles a nivel emocional, ya que esperamos que las cosas sucedan tal y como deseamos y no siempre va a ser así. De hecho, en un porcentaje considerable de veces, la vida va a tomar un giro distinto del que esperábamos y no queda otra que aceptarlo con el mayor sosiego posible.

Si no nos entrenamos bien para soltar las expectativas y abrazar lo que viene, corremos el riesgo de sufrir considerablemente, de deprimirnos o llenarnos de ansiedad. Cada cual elige qué es lo que prefiere pues cada uno es dueño de su propio estado emocional.

La clave se encuentra en aprender la diferencia entre lo que es controlable y lo que no. Yo no puedo controlar el pensamiento ni la actitud de los demás, tampoco las circunstancias del mundo y de la vida. Sin embargo si puedo controlar la forma de relacionarme con esto, la forma de pensar sobre ello y de hacerle frente.

Cuando tratamos de controlar lo incontrolable, evidentemente, nos frustramos porque nunca va a ocurrir lo que queremos. Nuestro margen de actuación se reduce a que podemos hacer las cosas de la mejor manera que sabemos o actuar como mejor sepamos, pero eso no quiere decir que se nos vaya a recompensar, ni que todo vaya a ir conforme a nuestras expectativas y deseos. Vamos a quitarnos esta idea absurda de la mente y comencemos a aceptar la realidad.

Piensa, por ejemplo, en que un día alguien te dice: “El cielo debería ser de color verde manzana, porque sí, porque a mí me gusta ese color y espero que algún día sea así” ¿Qué pensarías? Seguramente que esta persona no está muy bien de la cabeza, que tiene un deseo absurdo, que nunca se va a realizar por la sencilla razón de que es imposible y porque por mucho que a mí me guste algo, no significa que obligatoriamente tenga que ocurrir.

Si todo fuese siempre color de rosa y como queremos, esto de vivir tendría poca gracia. No hay alegría sin tristeza, satisfacción sin decepción, éxito sin fracaso… Para sentir el cosquilleo que nos produce el alcance de una expectativa, tenemos que conocer la frustración y tolerarla.


¡Empieza hoy a soltar! Anota en un papel todas tus expectativas, hacia ti mismo, los demás y el mundo y ve modificándolas. Te gustaría que se cumplieran, pero no es obligatorio y pase lo que pase lo aceptarás y soportarás. 

Practica un diálogo interno más maduro y fuerte, y saldrás ganando.

La Amistad


De la amistad se ha escrito mucho y seguramente se seguirá escribiendo, pero nunca será suficiente para entender la importancia de tener amigos.

Ser amigo es casi tan importante como respirar; es el mayor signo de nuestra capacidad de darse, de ayudarse mutuamente. ¿Hasta qué punto un padre, un esposo o esposa podrá suplantar a un amigo fiel?

En la amistad no caben la traición de Judas, la mentira, la hipocresía. Sólo existen la verdad, la conducta digna, los gestos desinteresados y generosos.

El amigo nos acompaña en el trabajo arduo y en el difícil camino de la vida. La amistad es la prueba contundente de quien soy, porque solamente por los amigos me reconozco y me encuentro en lo cotidiano y en la gratitud hospedada en mi alma que recibe sorpresivamente este maravilloso sentimiento.

Hugo W Arostegui



La Odisea Del Saber


El loco eremita empachado de sabiduría -como la abeja que había reunido demasiada miel- sentía que estaba a punto de llegar al lugar en el que las emociones humanas resultaban insignificantes.

Hablaba todos los idiomas, conocía todos los protocolos, dominaba todos los códigos, aniquilaba todas las criptografías, inventaba lenguas de signos con cada gesto, soñaba señales de humo transparente que describían todas las epopeyas humanas y escribía poesías científicas con soplidos en el dorso de las ballenas azules que nadaban en las peceras de su conocimiento. 

Estaba obsesionado con descifrar el mensaje definitivo, aquel que no necesitaría de otro para ser explicado. Esperaba la última sinapsis de la última idea de la última letra del dictado de la naturaleza, la manus suprema de la inteligibilidad, el puente al más allá, el eslabón perdido del entendimiento, el no ser que hacía que todo fuera. 

Quería romperse contra el acantilado en el que la materia salta a la espiritualidad, pedirle el carné de transformación a la fuerza, hurgar en el ropero en el que deja su masa el electrón cuando se traviste de fotón, dar el golpe de gracia a su nanoignorancia. 

No era posible tanto saber ni cabía tanto deseo en su humana condición, así que un día su mente colapsó y de instante en el universo a eterna nada pasó. 

Ahora -feliz de no ser- charla de cosas sencillas con los corpúsculos de luz, se sienta al borde del cosmos para ver los atardeceres del espacio-tiempo, dibuja auroras boreales con los deseos humanos y apaga su atemporal melancolía de estar vivo jugando a cristalizarse en célula de retina para recrearse con las maravillas del mundo sensible que por su finitud otrora tanto le atormentó. 


miércoles, 31 de enero de 2018

La Mano Amiga


El mundo moderno se ha ideado mil formas de combatir los efectos nocivos del estrés, ese mal de la civilización que cada día parece cobrar más víctimas. Ahora resulta que la mejor arma para hacerle frente es contar con el afecto de la familia o de los allegados. Una mano amiga, dicen los especialistas, no sólo brinda apoyo emocional a la hora de los problemas sino que puede aumentar la resistencia de una persona para luchar contra las enfermedades y prolongar su vida.

Desde hace varios años había intrigado a los científicos el hecho estadístico de que los pacientes hospitalizados que contaban con el apoyo de la familia y los amigos vivían más tiempo que los solitarios. Diversos estudios han mostrado, por ejemplo, que las víctimas de ataques cardíacos que tienen soporte emocional, sobreviven mucho más tiempo que aquellos que no cuentan con este apoyo. Ese poder preventivo del afecto sobre el organismo, ha llevado en los últimos tiempos a los investigadores a indagar el porqué.

Uno de ellos es la psicóloga Janice Kielcolt, quien hace poco publicó los resultados de una investigación que demuestra que las peleas maritales pueden afectar no sólo la relación de pareja sino la salud de los cónyuges. Del mismo modo, sostiene la psicóloga, una buena relación se convierte en una ventaja biológica que fortalece el sistema inmunológico y protege contra las enfermedades cardíacas.

En una investigación realizada entre estudiantes de medicina, Kielcolt encontró que aquellos estudiantes que eran más amigables soportaban mejor las tensiones de los exámenes y visitaban con menos frecuencia el consultorio médico. "Claro que no es el número de amigos lo que parece ofrecer un alivio contra el estrés, sino la calidad de esas relaciones", afirma la investigadora. "Pero además, es la relación con las personas que usted ve día a día la que parece ser crucial para su salud". Y no todas las relaciones tienen igual significado. "Si usted tiene una pareja romántica con la cual se entiende y vive en armonía, eso lo beneficia más que si pelea con su pareja"

Aunque parezcan inocuos, los cambios en las relaciones interpersonales pueden afectar los niveles de la presión arterial", señala Steve Smith, director de la investigación. El estudio también monitoreó la presión arterial de un grupo de personas durante las actividades diarias normales y encontró que los niveles eran más altos cuando ellas estaban entre extraños, menos altos cuando estaban solas y mucho más bajos cuando estaban en familia.

Mientras estos cambios leves y transitorios están entre el rango normal de las fluctuaciones, los investigadores creen que los cambios sustanciales pueden llegar a causar daño cardiovascular. "La interacción negativa tiene un efecto a corto plazo en el sistema cardiovascular, y si es repetido regularmente durante varios años puede conducir a una enfermedad cardíaca", dice el doctor Smith. De la misma manera, advierte, si las relaciones interpersonales son una fuente de paz y sosiego, pueden ejercer un efecto protector en el corazón.

La evidencia es contundente. Un estudio realizado entre 200 ancianos, hombres y mujeres, quienes habían sufrido ataques cardíacos, comprobó que aquellos pacientes que tenían dos o más personas, fuentes de soporte emocional, 
presentaban dos veces más probabilidades de sobrevivir que aquellos que no contaban con ningún tipo de apoyo o de afecto. 

Lisa Berkman, la epidemióloga que dirigió el estudio, señala que entre los pacientes que contaban con dos o más personas, fuentes de afecto, 17 por ciento murió durante el primer año mientras que en el grupo de aquellos que no tenían un apoyo emocional el índice de muertes fue del 58 por ciento.

Según los investigadores, la gente de pocos amigos o sin familia tiene una tasa de muerte de dos a cuatro veces mayor que aquellos de su misma edad que cuentan con el afecto de sus allegados. Esto ha sido demostrado en media docena de estudios estadísticos que involucran a cerca de 20 mil hombres y mujeres.


"Para obtener esta clase de protección, la gente tiene que percibir que realmente cuenta con sus amigos o su familia. A la hora de solucionar los problemas o enfrentar una crisis puede ser suficiente tener a alguien con quien hablar o simplemente que lo haga sentir mejor acerca de sus propias capacidades para manejar una situación difícil", dice Berkman. 

Y lo cierto es que los datos de mortalidad dejan muy claro que la gente que recibe afecto tiene más larga expectativa de vida. 

martes, 30 de enero de 2018

Arrogancia Y Terquedad



Generalmente, una persona difícil quiere ser siempre la que manda, logre que las cosas se hagan a su manera, diga la última palabra o demuestre que es la que tiene la razón.
La mayor parte de las veces, aunque no lo exprese ni lo acepte, es egocéntrica e insegura.

Cuando tratas con personas difíciles, necesitas saber con quién tratas (qué motiva el comportamiento de la persona), que quieres lograr y para que lo quieres lograr, cuanto vas a arriesgar de la relación y si vale la pena el desgaste tuyo y de la relación.

Las personas pueden ser difíciles:
Sin darse cuenta de que lo son, ya sea porque:
No pueden manejar adecuadamente sus emociones negativas (estrés, frustración, enojo, etc.), y se desquitan con los demás.

Están tan inmersos en sí mismos, que no perciben las necesidades y la forma de pensar de los demás, dando por hecho que todos piensan o deberían de pensar como ellos y necesitan lo que ellos quieren.

Tienen algunas características que influyen en su conducta, como arrogancia, terquedad, hostilidad, demasiada susceptibilidad, etc. siempre están convencidas de que tienen la razón, aun cuando están equivocadas,

Están manejados por algunas creencias equivocadas, que rigen su vida.
Creencias como:
"En la vida sólo hay vencedores y vencidos", por lo que ellos no pueden ceder y convertirse en vencidos, o
"Ceder es mostrarse débil y la gente se aprovecha de las personas débiles". 
Porque de esa manera consiguen lo que quieren.


Alternativas ll

Muchas veces nos encontramos en un punto de nuestra vida en donde todo pareciera oscuro, en donde no encuentras una salida para lograr tus metas, en donde tu cuerpo trabaja a toda marcha pero tu alma piensa que las cosas que estás haciendo no son las adecuadas para tu vida.

Es en ese momento en donde debes parar y analizar varios aspectos de tu vida, revisar tus alternativas.

Las alternativas son una serie de soluciones que se nos presentan en nuestro camino para poder cumplir con un objetivo (ya sea tener un trabajo estable,
comprar la casa de los sueños, tener el viaje que nunca hemos tenido, preparar mis cosas para vivir solo(a), entre otras situaciones), y muchas veces nos centramos en que sólo hay una cosa para cumplir esas metas. Pues la realidad es otra, el Universo es tan sabio que te ofrece tantos caminos como sean posibles para que esas cosas que deseas se puedan convertir en una realidad. 

Siempre existirán muchas formas de lograr un resultado o de llegar a un lugar específico. Para eso, debes abrir tu mente a las alternativas y entenderás que no necesariamente porque algo sale diferente a como lo esperabas, quiere decir que haya salido mal.

Muchas veces nos encontramos en un punto de nuestra vida en donde todo pareciera oscuro, en donde no encuentras una salida para lograr tus metas, en donde tu cuerpo trabaja a toda marcha pero tu alma piensa que las cosas que estás haciendo no son las adecuadas para tu vida. Es en ese momento en donde debes parar y analizar varios aspectos de tu vida, revisar tus alternativas
.
Las alternativas son una serie de soluciones que se nos presentan en nuestro camino para poder cumplir con un objetivo (ya sea tener un trabajo estable, comprar la casa de los sueños, tener el viaje que nunca hemos tenido, preparar mis cosas para vivir solo(a), entre otras situaciones), y muchas veces nos centramos en que sólo hay una cosa para cumplir esas metas. Pues la realidad es otra, el Universo es tan sabio que te ofrece tantos caminos como sean posibles para que esas cosas que deseas se puedan convertir en una realidad. 

A muchos de nosotros nos cuesta abrir la mente a nuevos escenarios (espirituales, culturales, laborales, entre otros) y siempre nos quedamos en nuestra bendita zona de confort porque es ahí donde nos sentimos bien, protegidos, y hasta amados y valorados. Pero si seguimos ahí no vamos a descubrir las maravillosas opciones que nos presenta la vida, es por esto que debemos abrir nuestra mente a nuevas aventuras, sensaciones, emociones; disfrutarlas y aprender de cada una de ellas.

Si crees que hay un único camino que recorrer, tendrás millones de formas de fracasar. En cambio, si tienes claro el bienestar que buscas y te abres a las miles de formas para alcanzarlo, tendrás miles de maneras de ser exitoso.


Imperfecciones


Las creencias, los objetos, las necesidades y las personas se transforman, vienen y van. Todo evoluciona. No habría posibilidad de evolución si retuviéramos lo que se tiene que ir. Estaríamos impidiendo que llegue lo nuevo.

Uno es lo que hace y piensa de sí mismo. La impaciencia y el perfeccionismo son obstáculos para amarse y amar. Estos obstáculos nos llevan a la comodidad y la costumbre, que no sólo nos niegan a nosotros mismos, sino que también niegan al otro, y a los demás, ya que le dan razón al pasado.

No nos damos cuenta de la influencia que tenemos en la vida de los otros. Somos y damos posibilidades. El ser humano no es más que la posibilidad de ser lo que quiere. De eso se trata todo, de tener la posibilidad de elegir como reaccionar, y con eso dar posibilidades de elección.

Muchas veces nos empeñamos en acumular virtudes. Muchas veces construimos nuestra vida alrededor de valores y virtudes que pensamos que nos hacen mejores, y no hacen otra cosa que estancarnos donde estamos.Amar implica trasformación. Si el amor no se transforma, no nos transforma, no es más que hábito, acostumbramiento o cualquier otra cosa que no es amor. El amor actualmente esta muy supeditado al valor del significado de la palabra, pero no al hecho de sentirlo.

Decir Te amo, parece que sólo es utilizable ante algo majestuoso, cuando el amor es todo. El amor es el mismo para todos. Cuando se quiere, se quiere. No se quiere ni más ni menos. Si se puede querer de diferentes maneras, pero el amor no es cuantificable.

El hecho de estar en contacto con otro ser humano es la libertad misma, sino quedaríamos presos de nosotros mismos. En el otro podemos ver nuestra realidad, si somos capaces de verla. El otro es el mejor espejo de uno mismo. El otro es nuestro límite.

Las creencias, los objetos, las necesidades y las personas se transforman, vienen y van. Todo evoluciona. No habría posibilidad de evolución si retuviéramos lo que se tiene que ir. Estaríamos impidiendo que llegue lo nuevo.

La imperfección admite cambios, nos permite aspirar a ser alguien mejor, nos da la capacidad de elegir lo que queremos ser. Y el único centro posible es tomar conciencia de lo real.

Amar implica trasformación. Si el amor no se transforma, no nos transforma, no es más que hábito, acostumbramiento o cualquier otra cosa que no es amor. El amor actualmente esta muy supeditado al valor del significado de la palabra, pero no al hecho de sentirlo.

¿Por eso será que somos tan críticos de los demás? ¿Por qué vemos en ellos nuestras propias miserias? El perfeccionismo es lo que nos lleva a sentirnos descontentos con nosotros mismos y a hacer sentir mal a los demás. No busquemos lo perfecto, sino lo real. Y la realidad es que somos seres indigentes, finitos e ignorantes.


Con Ojos Ajenos


Literatura
Con Ojos Ajenos
Si las traducciones de las obras de Darwin están floreciendo, lo mismo ocurre con libros dedicados a reconstruir o analizar su vida y su obra. Y no está siendo mala la cosecha, aunque una pareja de libros sobresale por encima de todos: la biografía en dos volúmenes de la distinguida historiadora de la ciencia (en la actualidad es catedrática en la Universidad de Harvard) Janet Browne, aparecida en su original inglés en 1995 y 2002 y cuya traducción al castellano acaba de publicar la editorial de la Universidad de Valencia. Charles Darwin. El viaje y Charles Darwin. El poder del lugar compone, en mi opinión, no una de las mejores biografías de científicos que existen, sino una de las mejores biografías jamás escritas.

A través de casi 1.500 páginas, Browne reconstruye la vida y contribuciones científicas de Darwin, sí, pero también la de la sociedad victoriana en que vivió, así como la extensa red de científicos de la que formó parte. Y lo hace desplegando una narración que sabe transmitir la intensidad, y en ocasiones drama, de una biografía en la que las peripecias de una juventud viajera dieron paso a décadas de enfermedad y de esfuerzos intelectuales de una concentración y extensión difíciles de imaginar.

En el limitado espacio de una reseña sería imposible hacer honor a una obra de este calibre; como mero ejemplo, mencionaré que el tratamiento que se hace de El origen de las especies no se reduce a explicar su génesis y contenidos, ni tampoco a la importante cuestión de cómo fue recibido, sino que se inserta también en el contexto de la industria editorial británica de la época, detallando las tácticas que tanto Darwin como su editor, John Murray, desplegaron para hacer del libro el fenómeno editorial que finalmente fue. Lo único malo del Charles Darwin de Browne es que llega a su final, que se termina, privándonos del placer de continuar leyéndolo.


Siempre Dar La Cara


En este mundo tan sumergido entre las transformaciones y las contradicciones parece que la expresión “dar la cara” fuese sacada de alguna obra literaria. “Dar la cara” es dar crédito. Dar crédito es dar confianza dice “paradójicamente” un anuncio de la radio de un banco.

Pero aunque intentemos hacer matrices, esquemas y Excel para organizar nuestra vida, no siempre sale según lo esperado. Y no siempre tenemos a nuestro lado las personas afines, las que comparten esa misma historia, esos mismos códigos, con las que cerramos los ojos y nos entendemos. A veces tenemos que gestionar la diversidad, y esa diversidad está en poder dar crédito y confianza a gente con la que pensamos diferente, actuamos diferente, tenemos historias diferentes, porque sabemos en el fondo que su talento, competencias y valores nos aportan en nuestro día a día.

Pero además de gestionar esa diversidad el “dar la cara” implica un paso más, probablemente más valiente, donde los verdaderos líderes asoman, aquellos que son capaces de poner en valor lo que nadie puso en valor hasta hoy, “dar la cara” a pesar de lo que se diga, a pesar de lo que se piense, a pesar de la historia, a pesar de todo. Será allí que nos daremos cuenta que habiendo regalado ese acto de confianza estas personas puedan dar incluso más de lo que nos dan aquellas personas afines.

Muchas veces el miedo es quien impide que exista confianza, en cualquier tipo de relación. Si vivimos con miedo, enfocamos nuestra energía y esfuerzos a protegernos y jamás podremos hacer cosas diferentes, innovar, cambiar, etc. Si el líder desarrolla seguridad en su equipo o el padre o madre en su familia, existirá confianza más allá de las compatibilidades y el grupo trabajará en conjunto obteniendo mayores y mejores resultados. Podemos ponernos las excusas que queramos, sólo servirá para dejar pasar unas horas, no más
.
Todos necesitamos, aunque pensemos lo contrario, de esa persona que sea capaz de “dar la cara” por nosotros en los momentos difíciles. Es entendible que busquemos inconscientemente estar rodeados del líquido amniótico de la confianza porque hay sensaciones que no se olvidan. Ya que ese líquido nos ha cuidado en su día, nos ha dado cierta seguridad y en la vida real instintivamente buscamos lo mismo.

Por eso, la responsabilidad del líder es tan alta y exigente y no es una misión para cualquiera. “Dar la cara” equilibrando las necesidades del negocio y compatibilizarlos con las expectativas de su equipo, y a la vez mantener la confianza de ambas parte en alto, no es una misión fácil. Ese líder que “da la cara” va primero, toma riesgos, no prejuzga y otorga confianza para generar confianza. Y en ese pacto implícito asumimos que esa confianza se gana a base de mucho trabajo pero también se pierde con muy poco esfuerzo.


“Dar la cara”, jugársela por el otro a pesar de los pesares es uno de los mayores testimonios de madurez, de grandeza, de profesionalidad, de amistad, de valores, de humildad, de fortaleza, de compañerismo. 

Es hora de darnos a luz a nosotros mismos, salir de nuestro mundo amniótico, porque gestionar lo previsible sólo nos aportará resultados previsibles, gestionar situaciones o personas previsibles nos convertirá en manager, madres, padres, amigos o gestores de equipos previsibles. Y por si nos queda alguna duda, recordemos lo que nos dijo alguna vez Ernest Hemingway: “La mejor forma de averiguar si puedes confiar en alguien es confiar en él”. 

En definitiva, “dar la cara” es confianza.

Nuestras Acciones Nos Preceden


Pensar es fácil, hacer es difícil,
y convertir los pensamientos en acción es la cosa más difícil del mundo
”. de Johann Wolfgang von Goethe

Es sabido el beneficio de Mindfulness en la salud y el bienestar, pero aunque no esté tan estudiado, creo que es igualmente importante el efecto que tiene en los procesos de pensamiento y en la eficacia personal. Una conciencia más ecuánime y lúcida mejora la creatividad, la capacidad de reflexionar, la asignación de prioridades, la toma de decisiones y la capacidad de funcionar en ambientes complejos, incluso nos permite funcionar con dos hipótesis contradictorias. Por ello quiero iniciar una serie de reflexiones que colgaré en el blog sobre este tema. Para empezar, tomaré un proceso mental que exploramos en el retiro de Mindfulness de este verano, las diferencias entre la Intención y la Acción.

La intención, como dice Goethe en su cita, sería el pensamiento que precede a la acción, sea esta un movimiento del cuerpo o una palabra. La intención por tanto es íntima y personal, la acción es pública e irrevocable. Una persona es dueña de sus intenciones pero responsable ante otros de sus actos. 

Tomar conciencia de las intenciones hace que nuestras acciones sean más coherentes, precisas y mejor enfocadas, respondiendo mejor a lo que demanda cada situación. Una de las grandes fuentes de frustración nace de las acciones que producen resultados alejados de las intenciones, quizás porque se actúa precipitadamente, o, también, por causas del azar, que es una condición más importante de lo que parece (como bien explica D. Kahneman). 

Hay un cita atribuida a Oscar Wilde que me fascina “no good deed goes unpunished “que podríamos traducir como “toda buena acción” tiene su justo castigo”!!. Para algunos significa que la vida no siempre es justa y que las cosas no siempre salen como queremos. A mí me lleva a reflexionar sobre ¿Qué es eso que consideramos “buena acción”? y ¿Cuál era realmente la intención que estaba originando esa “buena acción”?. Por otro lado, la filosofía Oriental enfatiza la importancia de la intención y el desapego al resultado de la acción (como recoge el Bhagavad Gita).

Las personas reactivas se caracterizan porque su intención es inseparable de la acción, por lo tanto no llegan a contemplar la intención y a valorar sus consecuencias. La sabiduría nos ayuda a crear un espacio entre la intención de hacer algo, digamos ir al frigorífico para coger un helado o enviar un email de respuesta incendiaria, y la acción en sí. 

Este espacio mental nos permite valorar si esa acción es la más adecuada. Parafraseando a otro de mis pensadores favoritos, Viktor Frankl, “lo importante no es lo que nos pasa (por la cabeza, es decir la intención) sino lo que hacemos con ello (es decir la acción). Por ello, cualquier esfuerzo por construir, ampliar y enriquecer las posibilidades del “espacio de libertad que hay entre la intención y la acción», entre los acontecimientos externos o los pensamientos y las respuestas que damos a ellos, permite que los seres humanos creen un espacio en el que responder creativamente a los desafíos de la vida. Esta es la esencia de la práctica de Mindfulness. Pruébelo!

Para que no quede en ideas y palabras, proponemos un ejercicio práctico para explorar directamente la diferencia entre intención y acción. El ejercicio consiste en fijarse cuando hay intención presente en la mente y cuando esta intención se convierte en acción. Puede ser respecto a una llamada de teléfono, satisfacer el apetito en la comida, o antes de realizar alguna actividad que uno le gusta o tener que hacer una tarea no deseada.

Contemplando la intención en la mente se puede identificar cuando es débil y está cargada dudas, o cuando es poderosa y se convierte en anhelo o deseo, estados mentales de los hablaremos otro día. La contemplación también se puede extender a la acción y ver de qué forma esta acción ha respondido a la intención, algo que también exploraremos otro día.


Construir Acuerdos


Hoy en día generar acuerdos es un verdadero reto. En un mundo donde pareciera que el desacuerdo es “el pan cotidiano”, nos matamos por nuestras diferencias y competimos en vez de colaborar, ¿será realmente posible “poner juntos los corazones”?

¿Qué hace que nuestros corazones se separen? ¿Qué hace que tomemos diferentes rumbos? Pienso que es la atención a nuestras necesidades.

Es posible que entremos en conflicto cuando nuestras necesidades son diferentes y queremos satisfacerlas, pero los recursos con que contamos no pueden satisfacer ambas de manera simultánea.

Por ejemplo, queremos entregar en tiempo y cuidar los costos. O quizá tener excelentes resultados y cuidar la calidad de vida del personal. ¿Es posible?

Comparto algunas ideas generales que pueden ser útiles:
1.- Todas las necesidades tienen el mismo valor.
Si en lugar de priorizar, damos valor a todas las necesidades de la misma forma, es posible que encontremos alternativas para que todas sean satisfechas.
2.- Todos los participantes tienen el mismo derecho de ser escuchados
Si cada persona tiene un lugar, es vista, escuchada y puede aportar, las probabilidades que “ponga su corazón” y contribuya a la organización se incrementan considerablemente.
3.- Estar dispuesto a que mi solución no sea la alternativa seleccionada.
Para acordar requerimos estar dispuestos a construir juntos, no a ganar. Hay una gran diferencia entre lo primero y lo segundo. Lo primero nos posibilita para crear alternativas nuevas, posibilidades no exploradas. Lo segundo, limita las alternativas a una opción y generalmente cierra las posibilidades.
4.- Contribuir desde el corazón.
Muchas ocasiones consideramos que si devaluamos al otro, lo criticamos, lo enjuiciamos o lo denigramos “vamos a ganar”. Muchos no nos damos cuenta que esto sólo contribuye a que ambos “paguemos” altos precios individuales y en colectivo. ¿Qué sucedería si aprendiéramos a hablar desde el corazón? Es decir, desde mí, desde mis necesidades, desde lo que deseo, desde lo que puedo aportar y desde lo que me gustaría recibir.
5.- Recordar nuestra suficiencia

Cómo dice Michael Blumenstein: “Suficiencia es la certeza interna de que puedo manejar la incertidumbre”. Muchos de nosotros no estamos dispuestos a abrir el corazón porque tenemos miedo de que si no controlamos todo y es cómo nosotros creemos que debe ser el resultado, no será el adecuado. Quizá nos sorprenda que desde la certeza de nuestra posibilidad de manejar el futuro sin control, seamos más capaces de generar nuevas y en muchas ocasiones, mejores alternativas.

Poner los corazones juntos o acordar, es un arte a aprender, es un reto de la sociedad moderna, es una necesidad en la organización actual. ¿Será que estamos dispuestos a aprender?


lunes, 29 de enero de 2018

Creativos Por Siempre


Quién no ha hablado alguna vez de la creatividad, en su entorno personal, en su trabajo… Lo cierto es que esta cualidad se presenta como un elemento imprescindible en muchas ocasiones para conseguir el éxito profesional y comprobar lo innovadora que es una persona puede ser una manera de evaluar utilizada en las empresas. 

Que no cunda el pánico, porque aunque muchos afortunados la poseen de manera innata, aquellos que no se consideran tan creativos, están de suerte porque se puede educar siguiendo algunas rutinas. Si bien es cierto que no hay nada mágico y se debe trabajar y perseverar. La creatividad es un elemento importante a la hora de forjar nuestra marca personal.

 –Seguir aprendiendo: Las personas creativas son personas con inquietudes y pasión por la recopilación de nueva información. Siempre buscan alternativas y se hacen preguntas. No hay que quedarse en lo superficial.

Observación: Los sentidos están para utilizarlos y no debemos dejar de observar nuestro entorno poniendo en funcionamiento todos nuestros mecanismos. Lo que nos rodea es una gran fuente de información y hay que saber aprovecharla.

¿Quién dijo error?: Una persona creativa no tiene miedo al fracaso porque sabe como gestionarlo. Con esos errores crean oportunidades de aprendizaje y evalúan lo que salio mal para evitar que vuelva a ocurrir.

Todos tenemos un niño dentro: Esta idea siempre es muy utilizada pero es que esla verdad. Debemos recuperar a ese pequeño que cada persona tiene y ver la vida con una filosofía diferente, disfrutando de lo que hacemos, divirtiéndonos como hacíamos cuando éramos niños.

Apertura mental: Tener una actitud y una mente abierta ayuda y mucho. No se debe juzgar con rapidez y hay que evaluar y pensar el por qué de las cosas antes de tomar decisiones para evitar que sean precipitadas.

Olvidarse del reloj: La creatividad es libre y no atiende a horarios muy estrictos y eso hay que tenerlo en cuenta. Suele manifestarse a primera y última hora del día y se debe aprovechar esos instantes para poder sacar algo provechoso.

-Soñar despierto no es malo: Al contrario, muchas investigaciones demuestran que esta práctica puede sacar lo mejor de uno mismo.

Arriesgarse: No hay que tener miedo de empezar un proyecto y que fracase. Una persona creativa toma ese riesgo y aunque el resultado al final no sea el deseado, el propio proceso y todo lo que conlleva ya es motivador y gratificante.


La imaginación al poder: dar vueltas a la cabeza, pensar en diferentes posibilidades. Imaginar debe tomar protagonismo en toda nuestra vida, en los diferentes ámbitos, no solo en el laboral.

El Fruto Del Esfuerzo


Indudablemente, que tener su propio negocio, disponer de un salario proporcional al esfuerzo y trabajar de forma independiente, son de las mejores formas de ganarse la vida: El primero disfruta con lo suyo, el segundo sabe que a mayor esfuerzo, mayores beneficios, y el tercero dispone del tiempo a su comodidad.

Todos tienen ingresos de acuerdo a sus capacidades, y éste será mayor, cuanto mejor dominen sus respectivas áreas.

A todos debo decirles que gasten en proporción a lo que ganen. Cuando se tiene un buen ingreso se desperdicia más dinero de lo que uno puede imaginarse. Sin convertirse en avaros, deben controlar sus egresos, proporcionándose la comodidad adecuada, y ahorrando el excedente, pudiendo también invertir o reinvertir alguna parte del mismo.

Si tienen empleados, deben de acuerdo a lo que producen, corresponderles con justicia. "Trata a los demás, de acuerdo a como te gustaría lo hicieran contigo", es una herramienta que te conducirá a comprender el sentido de la palabra "Humanidad"“Cultiva las buenas acciones, y mantente en paz con tu conciencia” “Se justo y serás recompensado"

El Comedido No Sale "Bien Servido"


“La acción más pequeña es mejor que la intención más grande”
A veces, decir “lo que vale es la intención” no es suficiente. Tener la voluntad de ayudar a alguien puede causar problemas Pero ¿cómo? ¡Si sólo estoy tratando de ayudar!

¿Has preguntado si el otro necesitaba tu asistencia?

Tal vez te haya ocurrido que has querido ayudar a alguien o una persona a intentado asistirte y los resultados no fueron como esperabas. A veces, los demás (y nosotros mismos) empujamos en la dirección contraria.

Las personas que más amamos son las que más nos quieren ayudar, en términos generales. Sin embargo, a veces esa fuerza no nos sirve, porque no nos lleva a donde queremos llegar.

¿Esto quiere decir que tus familiares y amigos son malas personas? ¡Por supuesto que no! Ellos creen que te están haciendo un favor cuando en realidad puede que te estén “hundiendo”.

Te voy a dar un consejo”, dice tu madre. “Tienes que hacer tal o cual cosa” indica tu padre. “¿Por qué no trabajas como yo?” pregunta tu primo. “Cuando tengas más experiencia lo comprenderás”, afirma tu abuela.

Cuando todos los que nos rodean empiezan a opinar sobre nuestra vida, nos están intentando ayudar. ¿Pero a qué precio?, ¿cómo hacemos para actuar como todos nos indican?, ¿y dónde reside lo que deseamos hacer nosotros?

Si nos dejamos llevar por las opiniones ajenas, aunque solo estén tratando de ayudar”, corremos el riesgo de perder el rumbo, no saber hacia dónde nos dirigimos ni qué es lo que queremos lograr. Si a eso le sumamos que en ocasiones no somos muy seguros de nosotros mismos, el problema será peor porque sucumbiremos ante las presiones.

Es imposible agradar a todo el mundo, grábate esto a fuego. Los que te aman dirán que quieren ayudarte, pero en realidad, puede que quieran depositar en ti sus frustraciones o intenten cambiarte para moldearte a su manera.
El hecho de querer ayudar al otro, sin tener en cuenta sus verdaderas necesidades se puede extender a muchos ámbitos.

Por ejemplo, nuestra pareja ha dicho que hoy preparará la cena, que no os preocupéis por nada. En vez de quedarte sentada en el sofá mirando la televisión esperando a que tu media naranja termine la bendita cena, te levantas a cada rato y vas a “inspeccionar” lo que está haciendo: “¿Quieres que pele las patatas?”, “así no se corta la carne”, “mientras tanto voy lavando las ollas”, “¿pongo la mesa”?

¡No es así! Te ha dicho que te quedes en el sofá que desea agasajarte con una rica cena porque te lo mereces después de trabajar todo el día.

¿Por qué es tan difícil no intentar “ayudar”? puedes tener las mejores intenciones, sin embargo estás logrando que tu pareja se sienta un inútil, que no tenga la capacidad para preparar una cena o lo que es peor, que siempre tienes que controlarlo todo.

“Si sólo quería ayudar”… La mejor manera de hacerlo es quedarte sentada en el sofá mirando un programa o si no puedes resistir a la tentación de ayudarle, puedes darte un baño o salir a dar un paseo. A tu regreso, la cena ya estará lista y tendrán una velada maravillosa. ¡Si no era tan difícil!

No se trata de dejar de dar consejos ni tampoco de quedarnos de brazos cruzados cuando alguien necesita ayuda. Pero sí de saber qué momento es adecuado para ofrecer nuestra opinión o echar una mano. 

Una simple frase como por ejemplo “Si quieres, te digo lo que me parece, tú puedes tomarlo o dejarlo” o una pregunta sencilla “¿necesitas que te ayude?” son vitales para no entrometernos tanto en la vida de los demás.

Tratemos de no apabullar al otro y ayudarlo sin tener en cuenta si realmente lo necesita. Es verdad que existen personas muy orgullosas que no piden ayuda, pero quizás si encuentras la manera de analizar sus reacciones o actitudes, puedes comprender cuando le vendría bien que lo asistas.

En el caso de que alguien se entrometa demasiado en tu vida y desee “ayudarte” todo el tiempo, dile que aprecias su preocupación y sus intenciones, que valorarás sus consejos y luego analizarás todas las opciones antes de tomar tu propia decisión.


Ventajeros



Si hay un tipo de personas que detesto, es el ventajero.

Ese que aprovecha el mínimo resquicio para meterse y usar todo lo que tenga a su alcance para su propio provecho, en cualquier ámbito.

Y ese tipo de personas es el que aparece cada vez que vamos a pagar algún impuesto o factura, y nos cansamos de esperar nuestro turno, media hora, una hora o a veces más.

Sobre todo ahora que todo está colapsado por donde se lo mire. Si vas al correo, si vas a Servicios Públicos, a telefónica, a pagar la tarjeta, a los supermercados y ni hablar de los bancos.

De pronto cuando crees que te toca por fin llegar a la ansiada ventanilla, aparece la madre con el niño en brazos. Por lo general es un niño que bien podría mantenerse en sus propios pies o sentado en una silla, no necesariamente en brazos de su madre, de su padre o a veces de sus abuelos, pero ahí está, erigido como espada de vencedor (pobre niño, usado para tal propósito).

Si no es la madre con el niño, aparece la embarazada, que sin ningún escrúpulo, luce su abultada panza que le genera el derecho a pasar por sobre todos los sufridos ciudadanos que esperan su turno. Que yo sepa el embarazo no es una enfermedad, sino todo lo contrario.

Otras veces, o seguidamente, viene el anciano apoyado en un bastón, que parece ser que estuviera solo en el mundo sin ningún familiar ni ser humano cercano capaz de hacerle el favor de pagarle sus facturas.

Hoy pequé de persona desconsiderada, y no me arrepiento.

Llegando a la caja, pegado a la ventanilla a punto de pagar mis facturas de  –que no sé por qué motivo no llegan a mi domicilio, sino que tengo que tomarme la molestia de imprimirlas, con el consiguiente gasto de tiempo y recursos- se me acerca una señora pidiéndome que la deje pagar antes ya que estaba “recién operada”, a lo que le respondí que no era mi problema si las empresas no ponen una caja especialmente para casos de personas con problemas físicos para esperar parados, y que mi tiempo también valía.

Por un momento estuve tentado de ceder mi lugar a la ancianita, pero vi que detrás de ella había otras personas ancianas en igual situación, con lo cual procedí a efectuar el pago sin mayores remordimientos.

Seguramente alguien en la cola habrá pensado mal de mí, pero estoy seguro que la mayoría estuvo de acuerdo.


La Biblioteca Virtual



La naturaleza cambiante de los documentos (tablillas, papiros, pergaminos, papel, bytes) y sus condiciones de acceso condicionan nuestro concepto de biblioteca, bibliotecario y usuario. Con la digitalización el documento pierde el soporte y estas definiciones la consistencia; colección, usuario y bibliotecario adquieren un significado diferente que nos hacen cuestionar lo que es y debe ser la biblioteca y cuál será nuestro papel. Recurrir a la biblioteca porque es el lugar donde se encuentran los libros (todavía nuestro mayor activo) se agota; conseguir que los ciudadanos nos sigan considerando opción para obtener información es cada vez más complicado y no creo que estemos en disposición de transformarnos en un “makerspace” sin libros de la noche a la mañana. 

¿Dónde se encuentra la esencia de la biblioteca que queremos ofrecer?, ¿tenemos que rellenar con tecnología los huecos dejados por los libros que no vamos a comprar?, ¿seguirá siendo la lectura nuestro eje vertebrador?, ¿hacia dónde debemos dirigir la mirada ahora que el libro parece no tan importante?

Nos gusta imaginar las futuras bibliotecas como espacios dinámicos y abiertos, transitados por personas que utilizarán la tecnología para aprender, hacer y enseñar. A mí también, y creo que estará a nuestro alcance si apostamos por abandonar nuestra zona de confort para superar dinámicas consideradas consustanciales. Y a veces no será fácil:


domingo, 28 de enero de 2018

Seguridad Y Confianza


La confianza en uno mismo es una manera sana de comunicarse. Es la capacidad de defenderse de forma honesta y respetuosa. Todos los días, nos enfrentamos a situaciones en las que tener confianza y seguridad en nosotros puede ser de gran ayuda; por ejemplo al invitar a alguien a una cita, al acercarse a una maestra para hacerle una pregunta o presentarse a una entrevista para la universidad o un trabajo.

No todos tienen confianza en sí mismos naturalmente. Algunas personas se comunican de manera demasiado pasiva. Otras personas tienen un estilo demasiado agresivo. Un estilo seguro es el equilibrio ideal entre estos dos extremos.

Ser seguro significa lo siguiente:
Puedes expresar una opinión o decir cómo te sientes.
Puedes pedir lo que deseas o necesitas.
Puedes expresar tu desacuerdo de manera respetuosa.
Puedes hacer sugerencias o dar a conocer tus ideas.
Puedes decir "no" sin sentirte culpable.
Puedes defender a otra persona.

¿Por qué es importante?
Un estilo de comunicación seguro puede ayudarnos a hacer los que deseamos, pero es mucho más que eso. Cuando nos sentimos seguros de nosotros mismos, nos respetamos y respetamos a otros.

Las personas que hablan con seguridad y confianza demuestran que creen en sí mismas. No son demasiado tímidas ni demasiado avasalladoras. Saben que sus ideas y sus sentimientos son importantes. Tienen confianza.

Las personas seguras de sí suelen hacer amigos con más facilidad. Se comunican con respeto hacia las necesidades de las otras personas y a sus propias necesidades. Suelen ser buenas para resolver conflictos y desacuerdos. 

Las personas que respetan son respetadas.


El Peaje Comunitario


La vida comunitaria es como una autopista: por ella se circula más rápido y más seguro, pero hay que pagar un peaje.

Cuando uno vive solo, puede estar más a gusto, más ensimismado en sus cosas y, al no haber nada que le incomode o le rete, puede estar dando vueltas sin darse cuenta, haciendo su camino más largo de lo debido. 

Transitar la autopista de la vida común, por el contrario, nos hace el camino más rápido y más recto, pero nos pide desprendernos de cuando en cuando de nuestro preciado “dinero” para pagar un peaje.

La vida común nos da seguridad, protección, nos hace sentirnos bien cuando hay buenas relaciones, posibilita sacar lo mejor de nosotros al entregarnos a los demás y disfrutar del amor mutuo, nos anima al ver a los más avanzados, nos sostiene y lleva en volandas cuando flaqueamos, etc., pero nos pide el peaje, sin el cual no se puede ir por la autopista. Y una cosa es clara: cuando se usan las autopistas es porque el peaje merece la pena.

Optar por vivir en comunidad es estar dispuestos a pasar de lo mío a lo nuestro.

Esto puede parecer relativamente sencillo cuando se trata de cosas. 

Todo lo que hay en la comunidad es nuestro, decimos, aunque “esto lo uso yo”, ¡que quede claro! Es algo que todos admitimos con naturalidad. Pero las cosas se complican cuando entran en juego los ideales, las formas comunitarias de proceder, las formas de actuar de los demás con las que nos sentimos incómodos, nuestra misma forma de proceder, que defendemos aunque moleste a los otros o vaya en sentido diverso al grupo. 

Es entonces, cuando debemos meter la mano en el bolsillo para desprendernos de algo nuestro, cuando empezamos a regatear y pedimos un descuento. Llega la hora de pagar el peaje y nos resistimos. 

Comenzamos a soñar, imaginando una comunidad diferente, unas relaciones ideales que no son otra cosa que unas relaciones adaptadas a mis necesidades y forma de ser, unas relaciones que nos dejen ir gratis por la autopista, que nos eviten pagar el peaje. 

¡Cuánto nos cuesta aceptar con paz esas naderías que nos incomodan, esas pequeñas manías de los demás que nos llegan a turbar al obsesionarnos con ellas! Cuanto antes paguemos el peaje de la aceptación, antes podremos conducir con alegría por la autopista, gozándonos de la meta que se acerca y olvidándonos de las pocas monedas que hemos tenido que dar.

Es inútil que nos engañemos y más vale que estemos prontos a pagar el peaje para poder disfrutar de la autopista comunitaria. 

Las relaciones humanas son siempre muy similares. Somos muy poco originales. Más todavía, tendemos a generar los mismos modelos de relación como si de un cuerpo humano se tratara. Podemos tener diferente color de piel, ser más altos o más bajos, más o menos gordos, con nariz puntiaguda o chata, con rasgos orientales, occidentales o andinos, pero siempre tenemos dos manos, dos pies, dos ojos, una boca, etc. Y si algo nos falta, tratamos de reconstruirlo o compensarlo.

Algo parecido le sucede a la comunidad y a cualquier grupo humano que convive en relación. Todo grupo genera por sí mismo tipos de persona muy parecidos.

Nos asemejamos a las células madres, capaces de transformarnos en cualquier tejido para realizar allí su misión. Cuando un determinado tipo de persona desaparece en un grupo humano (el gruñón, el apocado, el nervioso, el mandón, el bondadoso, el trabajador, el leguleyo, el original, el ecuánime, etc.), no pasa mucho tiempo en que otro ocupa su lugar. 

Eso sucede en todos los sitios, aún en las comunidades más santas. No debemos soñar en grupos humanos donde no existan las formas de ser que me molestan. En el fondo todas son necesarias para mantener el equilibrio del conjunto. Por eso más nos vale pagar cuanto antes el peaje para disfrutar de la autopista.

Ese peaje supone el trabajo del propio corazón, si no queremos ir por la autopista con el freno de mano echado. Afrontar con naturalidad esa realidad es muy importante. Ayuda a mejorar las relaciones, a ser pacientes, a sobrellevar las debilidades de los demás. La ayuda en carretera –corrección fraterna la llamamos- no es echar en cara ni humillar. 

Se puede avisar de los peligros y se puede ayudar a reparar los desperfectos, para lo que el perdón y la misericordia son herramientas indispensables en toda relación humana. Cuando una comunidad toma conciencia de ello y sus miembros trabajan en ello, la comunidad experimenta una gran transformación, aunque siga teniendo sus debilidades.


No estrechemos la autopista con nuestra mezquindad, preocupados de exigir a los demás lo que nosotros no damos, o mostrando nuestra insatisfacción por lo que nos molesta de los demás. La corrección busca el bien del otro con amor. La insatisfacción volcada en la crítica es el desagüe de nuestras aguas fecales.

Dejemos la autopista en su anchura original para que puedan circular todos los vehículos por ella, y no sólo los de nuestra marca. Que nuestra magnanimidad atraiga más que ahuyente, sin que ello signifique permiso para saltarse las normas comunitarias establecidas, supervisadas siempre por la corrección fraterna.

La Humanidad Humilde


A casi todos nos inculcaron desde niños la importancia de cultivar la humildad. Este es un principio muy bonito, de hecho, es algo que la mayoría de los grandes personajes de la historia de la humanidad comparten, el problema es que muchas personas lo malinterpretan y lo confunden con una desacreditación de los propios logros.

Esto es algo que ocurre mucho en las áreas creativas, en donde, gracias a este entendimiento erróneo de la humildad, podemos encontrar a ilustradores que presentan su trabajo a los clientes como “dibujitos” o diseñadores que dicen hacer simples “loguitos”.

La mala interpretación de la humildad se hace más patente aún frente a la recepción de un halago. Cuando algún colega, amigo, familiar, o incluso, un cliente felicita a un creativo por su trabajo, es probable que éste tenga el impulso inmediato de desacreditarse, aludiendo a diferentes cosas sin importancia. Un diseñador, por ejemplo, podría decir que Photoshop ayudó mucho, un fotógrafo podría aludir a que con una luz de atardecer perfecta era prácticamente imposible tomar malas fotos, un periodista podría decir que las respuestas del entrevistado hicieron todo el trabajo o un diseñador web quizá diga que no fue un proyecto complicado gracias a que WordPress ya incluye todas las funcionalidades necesarias.

Para mucha gente es difícil recibir un halago y responder con un simple “gracias”, sino que, de manera innata, buscan la forma de restarse mérito.

Conozco esto bien porque yo solía ser así. Afortunadamente es un hábito que he logrado cambiar con el tiempo.

Si tu trabajo es bueno, es inevitable que tu entorno y, sobre todo, tus clientes lo noten y te lo hagan saber.

Entonces…
¿Por qué nos sentimos incómodos con los halagos?

Porque nosotros conocemos el tras bambalinas, todo aquello que los clientes jamás verán, todas esas dudas que pasan por nuestra cabeza mientras creamos.

Nosotros sabemos claramente cuáles fueron nuestras referencias, sabemos en qué nos inspiramos y la cantidad enorme de bocetos deficientes que desechamos antes de llegar al resultado final. 

Desde nuestra perspectiva, podemos apreciar, a diferencia de nuestros clientes, que nunca hemos sido genios, ni superdotados; que esas ideas que a ellos les parecen magníficas, en realidad son cosas que leímos en un libro o que dijo otra persona que probablemente sea más inteligente que nosotros.

Estamos en una posición tan cercana al proceso creativo que nuestra visión está nublada por todas las imperfecciones del camino, sin embargo, eso no es lo que ve la otra gente. Ellos ven el resultado final, la parte genial de nuestro trabajo y están en todo su derecho de felicitarnos, si lo consideran pertinente; mientras que, por nuestra parte, debemos estar abiertos a recibir y aceptar esos halagos con la consciencia de que lo merecemos.

Con esto no quiero decir que debamos andar por allí como unos engreídos, creyéndonos los mejores del mundo.


La verdadera humildad está en recibir los comentarios positivos con una sincera gratitud y, sobre todo, en compartir el crédito con quienes participaron en el proceso y contribuyeron a que el trabajo se llevase a cabo.

sábado, 27 de enero de 2018

Nuestra Aventura


La verdad es que la aventura es tremendamente estimulante y nos permite recargar las que yo llamo “pilas del alma” que normalmente se suelen descargar bastante con la rutina del día a día. Los viajes son una excelente manera de recargar estas pilas porque nos sumergen de lleno en lo nuevo y distinto. 

No hace falta que nos vayamos a escalar el Himalaya o adentrarnos en la selva amazónica; la aventura se produce cuando salimos de la rutina y nos sumergimos en nuevas experiencias, y en los viajes esto ocurre de forma casi automática, por eso resultan tan estimulantes.

Cuando salimos en un viaje vamos en modo “explorador”, queremos ver cosas, visitar sitios, probar comidas distintas, asombrarnos, emocionarnos, explorar, aprender, conocer gente nueva. Todo ello, o una mezcla, está siempre presente al emprender un viaje. Pero luego, al volver a casa, entramos de nuevo en nuestra rutina y alimentamos nuestra alma pensando en el siguiente viaje. 

Utilizo intencionalmente la expresión “alimentar el alma” porque una de las necesidades del espíritu humano es precisamente la de descubrir y experimentar la vida. 

Esto se ve claramente cuando somos niños y funcionamos siguiendo nuestros impulsos naturales que nos llevan a querer explorarlo todo y a descubrir y aprender. 

Luego, a medida que vamos creciendo y el proceso educativo va haciendo su labor, nos vamos alejando de estos impulsos y siguiendo las pautas que la sociedad nos marca. 

Esto en sí no es ni bueno ni malo porque la educación es necesaria y nos ayuda a desarrollarnos y a construir nuestra persona. Sin embargo, la desconexión con nuestra naturaleza y no atender sus necesidades tiene un efecto en nuestros niveles de satisfacción vital, de felicidad, de alegría de vivir e incluso de salud.

La aventura, entendida ésta como explorar, descubrir y experimentar, es una necesidad de nuestra naturaleza que busca su satisfacción. ¿Quiere esto decir que tenemos que dedicar una parte de nuestros ingresos a hacer viajes? No, claro que no, no es a ese tipo de aventura al que ahora me refiero, sino a la aventura de la vida.

Si miramos nuestra vida desde el día que nacimos ¿no ha sido una verdadera aventura?. La historia de nuestra vida es la historia de una aventura en la que han ocurrido cosas, lo creamos o no, que son tremendamente interesantes y de la que se podría hacer una película de esas que te enganchan tanto que no te puedes levantar del sillón. Pero no es sólo lo que ha ocurrido, sino lo que ocurrirá en el tiempo que nos queda en este viaje que llamamos vida. Cuando vemos y nos tomamos nuestra vida así, todo adquiere un color mucho más intenso y la vida se vuelve interesante y estimulante.

Toma plena conciencia de que tu vida es una aventura muy interesante
Busca explorar, descubrir y aprender cada día


Mira al futuro y no veas algo ya definido y prefijado y siente en lo profundo de tu corazón la emoción de lo desconocido y por venir.

No caigas presa de esa necesidad del ego humano de seguridad y de tenerlo todo atado y planeado que ahoga el alma. Vive como si hoy fuera tu primer día y como si fuera el último