Nuestro ritmo de vida actual implica una distracción
constante: luces, sonidos, teléfonos móviles, anuncios, coches, el trabajo, la
familia, etc.
En definitiva, tener que estar atentos a mil cosas a la vez. Esto
implica que el tiempo que podemos permanecer conectados con el presente es
cada vez menor y más difícil de encontrar. Muchos estudios apuntan a esto
como una de las principales causas del estrés.
Además de todo lo que implican los tiempos actuales y la
sociedad en la que vivimos, está nuestra tendencia humana a anclarnos en el
pasado y a recordar, muchas veces con melancolía. Nos angustiamos con las
situaciones negativas, calculando y recalculando nuestras acciones y las de los
demás.
De la misma manera solemos preocuparnos por el futuro,
tratando de planearlo al detalle y mirándolo de modo catastrofista, provocando
con nuestras imaginaciones sentimientos de ansiedad y angustia. La mayoría de
las veces acabamos comprobando que nuestros planes y cavilaciones no se cumplen
y que no todo sale como hubiéramos querido.
¿Cómo vivir en el presente?
Muchas veces se nos aconseja que vivamos en el presente, que
nos concentremos y disfrutemos de cada momento y de las pequeñas cosas de la
vida. Pero ¿qué es vivir en el presente? Y, lo más importante, ¿cómo se hace?
La respuesta es más simple de lo que parece: sólo se trata
de estar presente, ser consciente y también responsable del momento actual. Lo
que pasó hace un segundo ya forma parte del pasado.
Vivir en el presente es dejar
las distracciones a un lado para centrarse en el aquí y ahora. Puedes comenzar
ahora mismo, mientras lees estas líneas…
1. ¿Qué perciben tus sentidos?
¿Cómo es el ambiente que te rodea? Presta atención al
espacio en que te encuentras, a las personas que hay a tu alrededor, a la
iluminación, a los colores. ¿Hay ruido? ¿Qué temperatura hace?
2. ¿Cómo te sientes físicamente?
Fíjate en tu cuerpo; ¿estás cómodo o incómodo? ¿Qué partes
de tu cuerpo están en contacto con el medio que te rodea? ¿Qué emoción
predomina en ti? ¿Sientes algún dolor? Concéntrate en tu respiración y en los
latidos de tu corazón. ¿Qué sensaciones tienes?
3. ¿En qué piensas?
¿Qué estás imaginando, anticipando o planificando en este
momento? ¿Qué te preocupa? ¿Estás realmente en el ahora o estás en el pasado o
en el futuro?
Es muy importante ser conscientes de que la gran mayoría de
cosas que se nos pasan por la cabeza nos las imaginamos, lo que hace que
tengamos pleno poder sobre ellas. Igual que eres capaz de traer pensamientos a
tu mente, eres capaz de dejarlos ir. Siendo conscientes de que son simplemente
pensamientos, sobre todo cuando nos provocan angustia, es como
podremos dejarlos pasar.
El pensamiento puede ser un excelente compañero cuando
conseguimos centrarlo en el presente y en la realidad, dándonos diferentes
alternativas de respuesta a los problemas y situaciones que enfrentamos cada
día.
Conectarnos con el presente de esta manera, tomándonos un
respiro para hacer este ejercicio, podremos tomar decisiones basándonos en cómo
nos estamos sintiendo realmente con nuestro momento actual.
Cada vez que queramos, cuando nos sentimos estresados,
tristes, preocupados… podemos hacernos las tres preguntas
anteriores para recuperar el contacto con el ambiente y
centrarnos en el aquí y el ahora.
También nos podemos animar a establecer este
repaso como una rutina, hasta que nos acostumbremos a hacerlo.