martes, 5 de junio de 2018
Entrenamiento Mental
De la misma manera como nos
preocupamos por mantener nuestro cuerpo saludable, también es importante tener
cuidados para el desarrollo de nuestra mente. El cerebro, como cualquier
órgano, necesita ejercicio a diario para que funcione a la perfección.
Según el doctor Eduardo Palacios,
neurólogo adscrito a Colsanitas, ‘así como el cuerpo envejece y va perdiendo
muchas de sus capacidades a medida que pasa el tiempo, el cerebro también lo
hace. Sin embargo, este declive no se presenta en un abrir y cerrar de ojos.
Por el contario, es un proceso lento y progresivo que puede afectar solo
algunas habilidades específicas’.
Uno de los primeros síntomas de
déficit mental que se evidencian es no poder recordar sucesos recientes, o al
tener las llamadas lagunas mentales. En los pacientes con trastornos
cognitivos la memoria es la función mental que casi siempre se ve comprometida
con mayor gravedad.
‘La memoria es la facultad de
registrar, conservar y evocar las experiencias. Para que esto pueda ser posible
es necesario que exista una perfecta comunicación entre las neuronas y que el cerebro
sea capaz de crear nuevos circuitos en la medida que va guardando recuerdos.
El entrenamiento mental a lo largo de la vida retrasa el envejecimiento
cerebral y mantiene la mente lúcida. Neurona que no se usa, se atrofia’, afirma
el doctor Palacios.
Aparte de la pérdida de memoria,
cuando el cerebro se vuelve ‘lento’ suelen presentarse otras alteraciones
mentales que van a determinar la magnitud del problema. Algunos individuos
tienen dificultad para comprender lo que se les dice o para expresarse, no
pueden hacer operaciones aritméticas sencillas, no coordinan bien los
movimientos, les cuesta trabajo planificar u organizar sus actividades y no
reconocen objetos o personas conocidas.
Los ejercicios mentales por sí
solos no curarán los trastornos cognitivos serios, pero se pueden convertir en
una manera entretenida de velar por la salud mental.
Según el doctor Eduardo Palacios,
neurólogo adscrito a Colsanitas, ‘así como el cuerpo envejece y va perdiendo
muchas de sus capacidades a medida que pasa el tiempo, el cerebro también lo
hace. Sin embargo, este declive no se presenta en un abrir y cerrar de ojos.
Por el contario, es un proceso lento y progresivo que puede afectar solo
algunas habilidades específicas’.
Uno de los primeros síntomas de
déficit mental que se evidencian es no poder recordar sucesos recientes, o al
tener las llamadas lagunas mentales. En los pacientes con trastornos
cognitivos la memoria es la función mental que casi siempre se ve comprometida
con mayor gravedad.
‘La memoria es la facultad de
registrar, conservar y evocar las experiencias. Para que esto pueda ser posible
es necesario que exista una perfecta comunicación entre las neuronas y que el cerebro
sea capaz de crear nuevos circuitos en la medida que va guardando recuerdos.
El entrenamiento mental a lo largo de la vida retrasa el envejecimiento
cerebral y mantiene la mente lúcida. Neurona que no se usa, se atrofia’, afirma
el doctor Palacios.
Aparte de la pérdida de memoria,
cuando el cerebro se vuelve ‘lento’ suelen presentarse otras alteraciones
mentales que van a determinar la magnitud del problema. Algunos individuos
tienen dificultad para comprender lo que se les dice o para expresarse, no
pueden hacer operaciones aritméticas sencillas, no coordinan bien los
movimientos, les cuesta trabajo planificar u organizar sus actividades y no
reconocen objetos o personas conocidas.
Los ejercicios mentales por sí
solos no curarán los trastornos cognitivos serios, pero se pueden convertir en
una manera entretenida de velar por la salud mental.
Lo Que Natura No Da
Desde el tiempo de nuestros abuelos, fue tema de discusión si la gente era tonta o mala porque no estudiaba o porque sus problemas los traían de nacimiento. Y se discutía que al malo y al tonto había que conducirlos por el camino del conocimiento para hacer de ellos personas buenas, útiles, brillantes.
Otros, decían que
el malo lo era porque ya había nacido con alma mala, que más bien necesitaba
redención, que le hablaran de las cosas de Dios.
Sin embargo, una
tercera opinión decía que si se era tonto de nacimiento, bien poco se podía
hacer por un individuo y remataban con el dicho del encabezado que reza: Lo que natura no da, Salamanca no lo presta; en
alusión a la prestigiosa y antigua Universidad de Salamanca, España.
Hay alumnos que
ponen sus codos en el pupitre, pero su mente está en otra parte: Dice el dicho
que no hay peor sordo que el que no quiere oír.
Hay estudiantes que
en vez de poner sus ojos en el pizarrón, ponen su mirada al interior de su
mundo atormentado por la problemática propia de la adolescencia y se sienten
negados para aprender; y no porque no puedan, sino porque como dice otro dicho
de origen bíblico: no hay peor ciego que el que no
quiere ver.
Así las cosas, para
lograr la superación personal hay que poner en juego, la voluntad, el esfuerzo,
y sobre todo, procurar una mente sana y despejada, de lo contrario, no se
esfuerce: pues lo que natura no da, Salamanca no lo presta.
O como dice mi compadre Pancho: me sales más caro que un hijo
tonto en el Tecnológico. O sea, de qué sirve que te tenga en la
escuela más cara, si tú nunca pondrás nada de tu parte.
Muchos estudiantes
conocí que traían sobre sus espaldas una carga social y económica que no les
dejaba avanzar para llegar a la ansiada meta que habían soñado. Problemas como
la pobreza que no les daba para cubrir cuotas ni de una escuela pública y
vivían siempre con hambre y mal vestidos. Otros, con problemas morales por
padres desordenados o de familias desintegradas; siempre inmersas en un medio
social que los arrastraba a la violencia o a los vicios como puerta de escape.
Algunos resistieron
heroicamente para mantenerse en el camino; pero otros, sin apoyos de ninguna
especie, renunciaron a todo convencidos que habían nacido para macetas y jamás
pasarían del corredor.
Nuestra Pereza
Al trabajo fuimos arrojados por un castigo bíblico. Cuando la pareja primordial desobedeció el mandato divino de no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, Adán y Eva no sólo fueron expulsados del Paraíso sino que, como si no bastara con semejante maldición, Jehová castigó al hombre con el deber de ganarse el pan con el sudor de su frente.
El estigma que unió al hombre con el trabajo perdura todavía hoy. Y en defensa del imperativo divino, aún se cree -tal vez a modo de consuelo de esa pérdida transgeneracional- que mientras que la pereza deshumaniza al ser humano, el trabajo lo humaniza.
Tal vez como un
resabio tardío de lo perdido, se descubre en la pereza cierto aspecto
paradisíaco que nos seduce. A fin de cuentas, el mismísimo Jehová nos aleccionó
con su pereza ejemplar: tras seis días de trabajo, el séptimo descansó... y era
Dios.
Nosotros, ni cortos ni perezosos (nunca mejor dicho), frágiles y
culpógenos, multiplicamos el castigo bíblico hacia ámbitos insospechados hasta
para el mismísimo Creador: "debería adelgazar", "debería
levantarme más temprano", "debería hacer gimnasia",
"debería dejar de fumar", "debería estudiar inglés", en una
cascada de mandamientos profanos, creados por una criatura que ni Dios pensó
tan vulnerable.
Una retórica del deber tanto o más constrictiva que la
consagración del monje que se resiste a la pereza. Porque en cuanto
autoimpuesta, ni siquiera nos hace falta esperar otra vida para recibir el
merecido castigo sino que, mucho más eficaz, la ruina nos amenaza, por decirlo
de algún modo, hic et nunc .
El costo existencial de
menospreciar el valor de la pereza es someternos sin descanso a imperativos que
dirigen nuestras vidas, imponiéndonos metas las más de las veces triviales que
cercenan nuestros deseos más genuinos.
No se trata de
perpetuar el no hacer nada, ni siquiera de endiosar un dolce far niente que,
con el correr de los días, lo más probable es que nos suma en un sopor
insoportable. Pero sí de tener la sensibilidad, llegada la ocasión, de ser
capaces de cultivar la pereza, como se cultiva la amistad o el amor.
A fin de
cuentas, ¿por qué no dejarse llevar, de tanto en tanto, por el regocijo de la
actividad de la no actividad, por el goce útil de lo inútil que se parece, si
la hay en alguna parte, a la libertad? ¿Por qué no sucumbir a ese ocio adánico?
Si aceptamos que,
más que un pecado mortal, la pereza es una experiencia humana, tal vez sea ése
el primer paso para terminar aceptándonos como somos, sin luchar codo a codo
para demostrar nada a nadie. Por empezar, ni siquiera a nosotros mismos.
El Tiempo No Nos Espera
Últimamente me he dado cuenta de algo. Es una verdad simple, pero creo que no siempre la tenemos totalmente en cuenta. Y es que cuando hacemos planes y los comenzamos a posponer por motivos como pereza, vergüenza o simplemente porque creemos “no estar completamente listos”, solo nos estamos excusando de una meta que nosotros mismos nos propusimos, sin ningún tipo de obligación.
Y si hacemos eso con lo que nosotros mismos queremos, ¿qué
haremos con el resto? Porque, si nos ponemos a pensar, el tiempo seguirá
pasando, nosotros excusándonos, y nunca llegaremos a nada.
Como dicen algunos, “puede que cuando te
des cuenta sea demasiado tarde“.
Y la verdad es que puede ser
así, ¡pues no lo sabemos! El tiempo, nuestra vida y su duración no nos van a
esperar porque se nos ocurrió que era mejor idea dejar tiradas aquellas cosas
que queríamos hacer. Es cierto, vivimos en un mundo rápido y estamos ocupados
permanentemente.
Pero yo soy de los que cree que si uno quiere realmente
hacer algo, encontrará el tiempo y la manera para hacerlo, o al menos lograrás
intentarlo. La verdad es que nos dejamos estar y se nos olvida que el día de mañana nuestros antiguos sueños
pueden ser aplastados. ¿Quieres esperar hasta que suceda eso?
Pues yo no
.
Yo no quiero inventar que el tiempo me esperará. Que sobre
aquello que tengo pendiente, hará como que nunca corra ningún día ni ninguna
hora. Quiero hacer lo posible por lograr lo que me propongo con mi
vida, desde lo más pequeño hasta lo más grande. Desde detalles que solo yo
notaré, hasta actitudes con otros. Y ser sincero conmigo mismo si no cumpliré
algo.
Finalmente, solo a nosotros mismos nos pesará en la
consciencia todas aquellas veces en que “casi” hiciste algo. Que “pensaste” en
ir por esa meta que deseas cumplir.
Regula tus expectativas a los tiempos que
tienes. No las bajes, pero ve un paso a la vez, y sé quién quieres ser.
lunes, 4 de junio de 2018
La Imagen Que Irradiamos
Si pensamos
solamente en nosotros, alimentamos nuestro pequeño yo, alimentamos nuestro Ser
individual. Entonces, llegamos a ser nuestra imagen individual. Y nuestra
imagen propia es nuestro yo.
Tal como sentimos, pensamos y hablamos, así nos
imponemos un sello individual a nosotros mismos, porque lo humano inferior, es
decir, lo no divino que creamos, se introduce en la estructura de partículas de
nuestra alma. De allí irradia a través de todo el cuerpo impregnándolo con ello
totalmente. Nuestra constitución externa, todo nuestro comportamiento, nuestros
movimientos, nuestros gestos y mímica, nuestra expresión del rostro, así como
la forma de nuestro cuerpo, son la imagen de nuestros sentimientos,
sensaciones, pensamientos, palabras y actos.
La gente joven es
frecuentemente bonita, porque es joven. Sin embargo, la verdadera belleza es la
luz que irradia de un alma madura, independientemente de la edad terrenal. La
belleza resulta de los valores internos, de la virtud y pureza del alma.
También del rostro de una persona anciana puede irradiar el brillo de la bondad
y del altruismo. Con los años los aspectos característicos de nuestro mundo de
sensaciones y pensamientos se van grabando más y más en nuestra figura externa.
Al mirarnos sinceramente en el espejo, este nos muestra qué aspectos humanos
nos caracterizan.
Mediante la auto observación
de nuestro comportamiento podremos reconocernos y tomar las medidas necesarias
para nuestra vida. Entonces, podremos decidir libremente: ¿Queremos ser divinos
o no divinos, es decir, permanecer siendo netamente humanos? Divino significa,
entre otras cosas, estar sanos, fuertes, alegres, equilibrados y dinámicos.
Humano significa en el transcurso de nuestra vida: estar cansado, ser débil,
problemático, pendenciero, enfermizo y a menudo gravemente enfermo. Nosotros
mismos lo decidimos mediante nuestra manera de sentir, pensar, hablar y actuar.
Amar Es Dar Nuestra Parte
Hay muchas personas que son excesivamente críticas consigo
mismas. Casi nunca están conformes con los resultados de su trabajo, con la
calidad de sus relaciones, con su vida en general, no tienen un saludable nivel
de autoestima…
Son perfeccionistas. Pero no por tener un honesto compromiso
con lo bien hecho, sino como estrategia para protegerse de la autocrítica ante
el más mínimo error cometido.
Además, son excesivamente susceptibles a la crítica o a la
desaprobación de los demás, en la que ven reflejado su propio y doloroso conflicto
interno.
Esa parte autocrítica de la personalidad está respaldada por
emociones que parecen justificarla, que la muestran “razonable”: frente al
error propio o ajeno, automáticamente surgen el enojo o el disgusto y entonces
la opinión desfavorable (es decir, la crítica), parece lógica y natural.
Si una persona con estas características toma consciencia de
su situación, si se da cuenta de que su autocrítica sólo le provoca dolor sin
ayudarle realmente en ningún aspecto de la vida, tal vez se diga: “Bueno,
tendría que dejar de ser tan autocrítico” o “Debería comenzar a tratarme con
más consideración”, lo que no es más que nuevamente el mismo mecanismo muy,
pero muy sutilmente disfrazado: observar el propio “error” y reclamarse a sí
mismo por cometerlo.
Pero entonces, ¿qué hacer con este rasgo de la personalidad
con el que honestamente no estamos conformes, que sinceramente queremos
abandonar, si al señalárnoslo como inapropiado estamos actuando desde la
autocrítica que nada resuelve? Más precisamente, ¿qué hacer con el crítico que
llevamos dentro si al cuestionarlo o criticarlo en realidad le estamos dando el
control y lo fortalecemos?
La respuesta a esta pregunta me pareció desconcertante e
inesperada. No parece ser la solución lógica de este problema. Pero por ser la
respuesta correcta, ciertamente también está respaldada por la lógica.
Veamos: esta parte crítica (o autocrítica) de la
personalidad, la que, disfrazada de saludable perfeccionismo, sólo provoca
dolor al calificar de insuficientes todos nuestros esfuerzos y resultados ya
que, “lógicamente”, siempre podrían haber sido superiores o mayores o mejores,
esa parte crítica está herida.
Se trata de una parte lastimada, triste y enojada, precisamente porque se formó
de la crítica recibida por el niño que fuimos.
Y es legítimo e inevitable que un niño así lastimado por
adultos, se sienta dolido, triste y enojado. Y es comprensible que se exprese
con el lenguaje y con los códigos aprendidos de la crítica sin amor. Y un niño
así lastimado, que no recibió el sano estímulo del amor y la aceptación
incondicionales, no merece de nuestra parte nuevas críticas y maltratos para
“corregirlo”, sino que le corresponde (y lo reclama, a su manera) que
simplemente lo aceptemos y que lo amemos. El amor es lo único que puede
devolverle (¡que puede devolvernos!) la paz, el equilibrio y la alegría.
Y esta conclusión no sólo vale en nuestro interior. Cuando finalmente
entendemos esta situación que tiene lugar dentro nuestro, cuando comprendemos
que la única respuesta eficaz contra la propia crítica o la autoagresión es el
amor hacia nosotros mismos (especialmente hacia nuestra parte crítica),
inmediatamente apreciamos el alcance universal de esta conclusión.
Comenzamos a
comprender cuál es la verdadera condición del “agresor”: alguien que en
realidad se castiga a sí mismo, alguien que necesita con urgencia darse y
recibir su propio amor, alguien que es incapaz de dar amor a los demás y de
recibirlo porque recrea o proyecta en ellos su propio drama interno, y,
finalmente, alguien como nosotros, que sólo necesita amor…
Cuando Las Uvas Están Verdes
Fábulas De Esopo
Cuando Las Uvas Están Verdes
Era una tarde muy soleada y calurosa. Una zorra, que había
estado cazando todo el día, estaba muy sedienta. “Cómo me gustaría encontrar
agua”, pensó la zorra.
En ese momento vio un racimo de uvas grandes y jugosas
colgando muy alto de una parra. Las uvas parecían maduras y llenas de zumo.
“¡Oh, oh!” dijo la zorra mientras la boca se le hacía agua. “ El zumo dulce de
uva sacia mi sed!”.
La zorra se puso de puntillas y se estiró todo lo alto que
pudo, pero las uvas estaban fuera de su alcance.
No queriendo abandonar, la zorra tomó impuso para alcanzar
las uvas. Fue inútil, no pudo alcanzar las uvas.
La zorra saltó y brincó una y otra vez pero no pudo alcanzar
las uvas en ninguna ocasión. Al final la zorra estaba más sedienta y cansada
que nunca.
“¡Qué tonta soy!” dijo la zorra con rabia. “Las uvas están
verdes y no se pueden comer. De todas maneras, ¿para qué las querría?.
Y así se marchó la zorra.
Moraleja: Algunas personas desdeñan y menosprecian lo que no
pueden tener.
La Caja De Pandora
Cuando amenazamos con
"abrir la caja de Pandora" nos referimos a tomar una decisión que
desencadene múltiples conflictos. En la mitología griega, Pandora es la primera mujer de
la Tierra. Cada uno de los dioses le otorgó un don, por lo
que su nombre significa todo-don. Pero la creación de esta mujer fue la venganza
de Zeus contra los hombres por la traición de Prometeo al robar el fuego
sagrado y entregarlo a los mortales.
Pandora llevaba consigo una caja o vasija en la que los dioses habían escondido todos los males. Presa por la curiosidad, la mujer abrió la caja, y su fatal contenido se diseminó por nuestro planeta. Así es como surgieron las enfermedades y demás calamidades que aquejan al género humano. Pandora, asustada, cerró rápidamente la caja, pero en su interior sólo quedaba la esperanza.
Según este mito, a los humanos sólo nos queda la esperanza de superar con esfuerzo todos los males que nos aquejan, hacerlos volver a la caja y cerrarla con siete llaves.
Preparados Para Lo Incierto
"Esperar lo inesperado" es algo a lo que Edgar
Morin nos hace una invitación y es que en siglos anteriores siempre
se creyó que el futuro seria repetido, sin embargo una y otra vez se
ha demostrado que no es así siempre habrá pequeños
acontecimientos que no sabemos que tanto podrán repercutir en un
futuro, y el vídeo nos pone dos ejemplos claros de cómo pequeños
sucesos, pueden llevar a acontecimientos que jamás se hubieran imaginado
personas de esa época.
Entendemos por incertidumbre, el desconocimiento en una condición futura, lo cual puede ser por falta de información e incluso por desacuerdo sobre lo que se sabe o lo que podría saberse…
Edgar Morin nos hace ver algo que es en extremo interesante, utilizar la educación como arma para enfrentar las incertidumbres. La educación nos ayudara a enfrentar todas las dudas y problemas que se presentan en la vida cotidiana… Con ella tendremos una mejor toma de decisiones ante cualquier incertidumbre.
La vida está llena de cambios…
Y que mejor, que esperarlos preparados…
Cada minuto que pasa, es una posibilidad para mejorarlo todo.
La Sagacidad
El término
inteligencia fue introducido por Cicerón para significar el concepto de
capacidad intelectual. Pero su definición ha sido una cuestión compleja y
polémica, si bien habitualmente se la concibe como la aptitud para entender,
asimilar, elaborar y procesar información utilizándola adecuadamente, estando
muy ligada a otras funciones mentales, como la percepción, o capacidad de
recibir tal información, y la memoria, o capacidad de almacenarla. La
inteligencia se asimila a la capacidad de razonar, planear, resolver problemas,
pensar de manera abstracta, comprender ideas y lenguajes, y aprender, tanto de
aciertos, propios y extraños, como de errores. Así pues, inteligente es aquel
que sabe escoger, lo cual le permite elegir las mejores opciones para resolver
una cuestión.
La astucia,
en cambio, se encuentra relacionada con la sagacidad, la sutileza, el ardid, la
treta, la artimaña y la habilidad para engañar o evitar el engaño y lograr un
objetivo. El astuto se convence a sí mismo y tiene siempre a mano una añagaza
para lograr un propósito. Pero el hecho de demostrar petulancia, vanidad o
terquedad lo aproxima a la necedad. El astuto viene a ser un ignorante que no
sospecha de sí mismo creyéndose prudente, cuerdo y de buen juicio, con lo que
se acerca a la noción de mentecato.
Desarrollar La Inteligencia
Seguramente, en infinidad de veces te habrás preguntado qué
es la Inteligencia. Pues bien, la inteligencia se define como la capacidad
para resolver problemas, aprender, adaptarse a nuevas situaciones, razonar,
manejar conceptos abstractos, comprender ideas y aprender. Todo ello al mismo
tiempo que se usan todos los conocimientos para aprovechar al máximo el
entorno.
Es adaptarse efectivamente, al combinar todos los procesos
ya nombrados, uniendo muchas habilidades. La inteligencia es infinita, no
posee límites. Existe un inmenso poder en el deseo de hacer algo, en la actitud
mental positiva.
La inteligencia no es sólo el conocimiento o una habilidad
académica. Se refiere a la amplia y profunda capacidad para comprender el medio
ambiente, para dar sentido a las cosas. Así es posible darse cuenta y para
resolver en cada circunstancia qué es lo que debe hacerse.
Al definir de esta forma la Inteligencia, significa que ésta
puede ser medida, y se hace por medio de los Test de Inteligencia. Existen diversos tipos de test
de Inteligencia, algunos incluyen números o palabras y sólo exigen un
conocimiento cultural determinado. Sin embargo otros se basan en conceptos
universales simples como poco/mucho, arriba/abajo. No obstante, todos
miden la capacidad mental de forma muy general.
Se ha demostrado la existencia de varias inteligencias:
Inteligencia Lingüística: se relaciona con la habilidad para
articular ideas claras, sentimientos, perspectiva, agudeza. Aquí podemos
mencionar a los grandes escritores, oradores, poetas, entre otros.
Inteligencia Espacial: Es una habilidad muy particular para
formar modelos mentales correspondiente al mundo espacial y tener la capacidad
de operar con esos modelos. Arquitectos, navegantes, escultores.
Inteligencia Musical: consiste en la sensibilidad ante el
tono, la melodía y el ritmo.
Inteligencia Lógico Matemática: Habilidad y destreza con las
cadenas de razonamiento y los números. Razonamiento matemático.
Inteligencia kinésico-corporal: Es la habilidad innata con
las manos y el cuerpo. Cirujanos, atletas, bailarines.
Inteligencia Interpersonal: Motivar, ayudar y entender a
otros: habilidad para diferenciar los diferentes estados de ánimo,
temperamento, motivaciones e intenciones de los demás.
Inteligencia intrapersonal: Se encuentra direccionada al
mismo individuo. Conocerse a uno mismo y utilizar ese conocimiento para
enfrentar positivamente la vida.
¿QUÉ ES LA INTELIGENCIA EMOCIONAL? – VITAL PARA LLEVAR UNA
VIDA PLENA
Son las inteligencias intrapersonal y la interpersonal las
que integran lo que llamamos “Inteligencia Emocional”, que se define como la
capacidad de evaluar, controlar y percibir las emociones. Muchos especialistas
aseguran que esta inteligencia es una característica innata, sin embargo, otros
piensan que puede ser fortalecida y aprendida.
Existen muchos ejemplos donde las inteligencias se separan.
Como por ejemplo en personas que sufren de trastornos mentales y de manera
sorprendente poseen habilidades extraordinarias para: componer música, dibujar
o realizar complicados cálculos matemáticos.
Al responder ¿qué es la Inteligencia? podemos
decir que actualmente existen nuevas perspectivas en lo que se refiere a la
valoración de la inteligencia, ya que son más completas y amplias, puesto que
no sólo evalúan el plano matemático y lógico. Es por esto, que la inteligencia
emocional se considera de vital importancia, ya que está relacionada con
nuestros pares, con nosotros, con lo que se refiere a nuestro bienestar.
La inteligencia es un conjunto de habilidades que nos sirven
para resolver problemas. Entonces, mejorando esas habilidades podemos
desarrollar nuestra inteligencia
.
Si bien es cierto que la edad apropiada para desarrollar
nuestras habilidades y por ende nuestra inteligencia es cuando somos niños,
también podemos desarrollar la inteligencia en el transcurso de toda nuestra
vida.
Objetivos Del Día
La productividad y la gestión del tiempo son dos temas
que están presentes en la mente del emprendedor de forma constante.
Realizar todas las tareas del día, avanzar en los proyectos
o entregar los trabajos en su fecha son actividades a las que nos enfrentamos
cada día. Algo que aún se complica más cuando trabajas solo.
Resulta decepcionante llegar al final del día con la
sensación de no haber hecho nada importante. No has parado: 3 reuniones, varios
informes, mails,…, pero sabes que no has avanzado nada.
Existen diferentes herramientas
y sistemas que gestionan nuestra productividad sobre los que ya
hemos hablado en otros post, que puedes utilizar según necesites y adaptados a
ti.
Vamos a comentar hoy otra estrategia basada en un enfoque
distinto. No nos centraremos en todo lo que tenemos que hacer, sino en los objetivos
que queremos conseguir. Una forma de priorizar lo importante.
Es posible que te encuentres más de un día con una larga
lista de tareas y acciones que realizar. De sólo verla ya casi te bloqueas de
la cantidad de cosas que tienes que hacer. Hay mucha gente que se paraliza con
esto y no es capaz de empezar a actuar. Bien, cuando esto ocurra plantéate lo
siguiente:
¿Cuál es tu
objetivo principal del día?
Puede ser hacer un cliente nuevo, entregar un trabajo
pendiente o contactar con dos nuevos colaboradores. Lo que quieras. Busca
un resultado concreto que te hará avanzar en tu estrategia empresarial.
Algo que realmente quieras haber conseguido ese día y que de alguna forma puedas
medir para saber si lo has alcanzado (nº de, €, visitas,…). Además, su
logro te aportará un beneficio concreto o alcanzar el siguiente paso en tu
plan. Hay una razón de peso para lograrlo.
Imagina que tu objetivo es entregar hoy ese trabajo
pendiente, ya que así podrás enviar la factura al cliente y cobrarla dentro del
mes corriente. Buen motivo para acabarlo.
Ve a tu lista de tareas y señala todas aquellas que tienen
que ver con éste objetivo. Añade otras si las necesitas. Estas son tus tareas
preferentes para el día, lo primero que has de hacer, todas ellas. Una por una
hasta que las termines.
El resto de tareas las realizas una vez terminadas éstas. Si
algo ha de quedarse sin hacer, deben ser estas tareas de tu lista que no
corresponden a tu objetivo.
Si crees que tienes tiempo, quizás quieras plantearte uno o
dos objetivos más en el día, siempre que te comprometas a realizar durante tu
jornada todas las tareas asociadas para acabarlos. De nada sirve
plantearse objetivos que no vas a cumplir.
Cuando estás trabajando en un proyecto grande puedes
marcarte objetivos diarios para ir avanzando. Recuerda que estos objetivos han
de poder medirse para comprobar los resultados obtenidos al final del día y
alcanzarlos te permitirá progresar en algún aspecto del proyecto global. Es
decir, hay una buena razón para hacerlos.
Si tu compromiso ha sido firme durante el día y
tus tareas o acciones relacionadas con el objetivo están hechas, al final de tu
jornada podrás saborear la gratificante sensación que produce el logro del
objetivo alcanzado.
Por muchas tareas que realices durante las horas laborables, habrás
alcanzado tu meta. Te sentirás satisfecho/a por el trabajo realizado y por los
resultados conseguidos. ¡Una estupenda forma de acabar el día! Y lo mejor, aumentará
tu autoestima y la motivación para volver a conseguirlo al día siguiente.
domingo, 3 de junio de 2018
La Era De La Inmediatez
En la sociedad de la
información se han acortado tiempos, sí; se ha contribuido a mejorar nuestra
efectividad en términos de respuesta y soluciones, también; y, asimismo, se ha
incrementado nuestro conocimiento y el ingreso virtual a espacios públicos, sin
importar distancia o dimensión.
Dichas bondades, sin duda
numerosas, están formando en nuestras sociedades una "cultura de la
inmediatez". Me explico. El poder que brinda el acceso a la información,
desde cualquier parte del mundo y en tiempo real, de una manera veloz y
asequible, es un fenómeno que está influyendo sobre las relaciones
interpersonales, en el sentido de atención, diálogo, socialización y hábitos.
Se trata de un efecto que se
resiente también en lo individual, pues puede modificar los niveles de
paciencia, concentración, interés, perseverancia y desempeño.
La era digital,
sin duda, ha permitido que nuestras habilidades se potencien y podamos realizar
actividades de forma simultánea, lo cual, a su vez, genera una consecuencia en
nuestro trato con otras personas que no están en el mismo "mundo
digital"; creando, inconscientemente una forma de relación social, que de
manera selectiva establece nuevas posibilidades de vinculación o comunicación
.
Por otra parte, tiende a
impactar sobre la paciencia y el rendimiento, pues la necesidad de obtener
respuestas fáciles y rápidas, ha menguado la capacidad de espera y de
construcción de juicios críticos, así como de proyectos de mediano y largo
plazo. Al no conseguirlo, suele derivar en episodios de ansiedad y estrés, que
poco contribuyen a un desarrollo personal integral.
No por nada Sir Isaac Newton
reconoció a la "paciencia" como el descubrimiento más invaluable. Es
importante, entonces, contribuir a la sensibilización de las generaciones
futuras y a quienes estamos expuestos a las influencias de las nuevas
tecnologías, para lograr una combinación armónica y equilibrada entre sentido
humano y beneficio digital.
Su reto es que el uso de las
herramientas tecnológicas y el alcance práctico y casi sin limitaciones a toda
clase de información, debe ser para contribuir al fortalecimiento de nuestros
valores más elevados, como la solidaridad, la convivencia, la colaboración y el
esfuerzo.
El Control De Las Emociones
La estructura de nuestro cerebro tiene cincuenta mil
generaciones de historia evolutiva, con sus propios éxitos de supervivencia,
por eso, no tenemos que sorprendernos si ante los eventos de la vida,
respondemos instintivamente con recursos emocionales adaptados a nuestras
necesidades.
De las emociones a los sentimientos, el neuropsicólogo
Raúl Espert ha estudiado el cerebro desde hace muchos años. Y con sus
reflexiones nace esta disección del cerebro emocional que ha realizado Laura
Xerra en colaboración con el propio Raúl Espert.
La emoción es un impulso que mueve a la persona a actuar, la
raíz etimológica de la palabra viene del latín “e-movere”, es decir, “ir
hasta” que al final se resumen en: ataca, escapa o lucha.
Cada uno de nosotros viene equipado con unos programas de reacción
automática o una serie de predisposiciones biológicas a la acción, sin
embargo, nuestras experiencias vitales irán modelando con los años
ese equipaje para definir nuestras respuestas ante los estímulos emocionales.
Las Metas
Las personas que quieren lograr metas (aunque no
lo creas hay gente que no quiere entrar en este trabajo y viven su vida de
acuerdo al viento que esté soplando en el momento), se esfuerzan por declarar y
algunas a formular sus metas, pero ¿por qué la mayoría de las personas no las
logran a pesar que se esfuerzan en ello?
Como dice Camilo Cruz, orador y escritor motivacional: “La
gente no planea fallar, la gente falla al planear”.
Establecer metas realizables, tiene muchas variantes,
factores y metodologías. Hay un dicho popular que inteligente es aquel que
aprende de sus experiencias y sabio es aquel que aprende de las experiencias
propias y de quienes han tenido éxito, porque para llegar allí se han
equivocado y han corregido.
Teniendo en cuenta esta sabiduría, para establecer
metas de valor y calidad que te lleven a tener una vida plena y feliz, tomemos
como guía lo que hombres, mujeres, empresas y organizaciones hacen y tienen
para que sus metas se cumplan.
Los seres humanos nos diferenciamos de los otros seres de la
creación porque tenemos la capacidad de soñar y de elegir la vida que queremos
vivir. Por ello, es importante establecer metas de valor y calidad
que contengan la esencia de lo que somos y de lo queremos llegar a ser, hacer y
tener.
Tener metas y actuar no es lo único para tener éxito en su
consecución.
Establecer metas de calidad y valor, dan dirección, energía,
sabiduría, satisfacción y mayores probabilidades de lograr los resultados
anhelados.
Son pocas las personas que logran vivir una vida plena,
feliz y de valor. La razón es porque ellas tienen claro su propósito, sus
valores, sus recursos, sus potenciales y un por qué claro y poderoso que los
lleva a superar los obstáculos que se les presenta en el camino.
Ellos asumen la responsabilidad de su vida.
Nunca es tarde para tomar el camino de la felicidad y la
autorrealización personal, recorrerlo y disfrutar del poder transitar en este
hermoso mundo que nos correspondió vivir
Inmensidad De La Mente
En la mente humana,
la información recogida por el sistema sensorial fluye a través de un sistema
cognitivo cuyos componentes básicos son la atención, la percepción y la
memoria.
De acuerdo a este planteamiento, se concibe al ser humano como un
procesador activo de información. Primero, recibimos diferentes estímulos
externos que se transforman en nuestro interior en mensajes nerviosos que alcanzan
el cerebro; después, organizamos e interpretamos estos mensajes de manera
significativa, y, finalmente, los guardamos en nuestra memoria, y desde ella
influyen de nuevo en todo el proceso.
Todo así explicado
parece perfecto, pero en realidad no lo es. No somos únicamente una central de
procesado de información y datos, pues, curiosamente, a la hora de interpretar
la información sensorial el ser humano parte de una predisposición mental que
influye considerablemente en lo que percibe.
Percibimos lo que queremos
percibir. Es el fenómeno conocido como 'predisposición perceptiva'. Es decir,
las cosas nos influyen en función de nuestra experiencia previa y de nuestra
herencia genética en un porcentaje que varía de persona a persona en una
cantidad variable difícil de determinar.
La mente del ser
del humano es su propia semilla con la capacidad de evolucionar hasta su pleno
desarrollo. Se podría decir que la vida es la posibilidad de evolucionar que
tiene la materia en forma organizada y con un propósito; y así como puede
naturalmente evolucionar la materia también evoluciona la conciencia hacia una
etapa superior. La evolución de la conciencia se manifiesta como sabiduría, que
es la organización de la inteligente superior, o sea la posibilidad de síntesis
que permite percibir de una manera holística y dimensional la realidad tal como
es.
El término
neurociencia apareció hace más de treinta años. Actualmente se publican más de
40.000 artículos al año sobre esta materia. Estamos asistiendo a una verdadera
explosión científica en ese sentido. Pero aunque los neurocientíficos se
preocupen de la mente, «pasarán siglos y acaso millares de años antes que el
hombre pueda entrever algo del insondable arcano del mecanismo no sólo de
nuestra psicología, sino de la más sencilla, de un insecto».
Fue Ramón y Cajal
quien escribió está magnífica reflexión. También decía: «Los centros nerviosos
de los mamíferos, especialmente los del hombre, representan la verdadera obra
maestra de la naturaleza, la máquina más sutilmente complicada que la vida puede
ofrecer». Toda la obra de Cajal es reveladora en este sentido.
La
propia ciencia tiene sus limitaciones, porque su epistemología no es perfecta.
Hay que reivindicar un nuevo relativismo cognitivo, capaz de coexistir con el
mundano y vulgar 'nada se sabe seguro' o 'todo es opinión', porque las
limitaciones no son tanto de la ciencia en sí como de nuestros cerebros. ¿Cómo
explicar, si no es de este modo, fenómenos tan terriblemente humanos como la
violencia, la codicia, las desigualdades sociales, la mentira
?
La mente es un
órgano biológico más que una ventana a la realidad. Así pues, es lógico que no
seamos capaces de comprender bien todos los fenómenos que rodean o incluso
algunas de las más elementales leyes de la física, no digamos si se trata de la
física cuántica
en realidad es que no la entiende casi
nadie en absoluto. Somos limitados y eso nos deja un margen de error que hemos
de saber gestionar honradamente.
Hoy nos hemos puesto serios, quizás porque a
veces nos olvidamos de que la vida también lo es.
Perseverancia II
“Puedes llegar a cualquier parte, siempre que andes lo
suficiente”, Lewis Carroll
La perseverancia es una carrera de fondo. Una maratón
en cuya meta habitan todos nuestros objetivos. Lamentablemente, en una sociedad
que late al ritmo de la hipervelocidad, esta modalidad ha perdido muchos
adeptos. Nuestro día a día está marcado por los estímulos constantes
y la gula por querer siempre más.
Así, tendemos a centrarnos en lo inmediato y
en todo aquello que nos promete una dosis de satisfacción exprés.
Podríamos decir que participamos en una perenne carrera de cien metros lisos,
en la que apenas importa la resistencia.
Todo lo rige la rapidez y la
ley del mínimo esfuerzo. Pero esta inercia nos impide centrarnos en
aspiraciones a largo plazo, lo que limita las posibilidades de tomar las riendas de
nuestro destino.
La receta parece sencilla: seguir el recorrido marcado, no parar bajo
ninguna circunstancia y, a su debido tiempo, cruzar la línea de meta. Pero del
dicho al hecho hay un trecho. La perseverancia se conquista cada día.
Cuando
emprendemos el reto de correr una maratón sin haber entrenado lo
suficiente, solemos terminar tirando la toalla. Nuestro cuerpo no está
preparado para aguantar tan exigente esfuerzo, y nuestra mente se bloquea ante
la elevada presión. Lo cierto es que resulta fácil construir castillos en
el aire, imaginado éxitos futuros e incontables alegrías. Pero el esfuerzo, la
voluntad, la constancia y el sudor que requiere la realización de tan creativas
ensoñaciones son patrimonio de quienes perseveran.
Entonces, ¿en qué consiste la perseverancia? Y ¿cuáles son
sus beneficios?
Etimológicamente, proviene del latín perseverantia,
que significa constancia, persistencia, dedicación, firmeza o tesón; bien en
las ideas, las actitudes o en la ejecución de cualquier propósito. Así, la
perseverancia es la capacidad de seguir adelante a pesar de los obstáculos, las
dificultades, la frustración, el desánimo e incluso los deseos de rendirnos
ante cualquier situación.
Una persona perseverante persigue sus metas con
ahínco y tesón, tiende a terminar todo aquello que empieza, mantiene su
atención en su objetivo y, si no lo alcanza, lo vuelve a intentar utilizando un
método distinto. Así, esta cualidad nos ayuda a desarrollar el autocontrol,
a regular nuestra tolerancia a la frustración y nos convierte en personas más
resistentes y resilientes.
Dicho de otra manera, la perseverancia es una suerte de brújula que
nos permite orientarnos en la tormenta. Es el factor que convierte las palabras
en acciones, la teoría en práctica, los sueños en realidades. La fortaleza
que nos lleva a no rendirnos ni desfallecer ante las más adversas
circunstancias.
Como si fuéramos arcilla, nos moldea y nos esculpe. En última
instancia, está vinculada a nuestros intereses y motivaciones más
profundos. Honrarla es honrarnos a nosotros mismos.
La pregunta es: ¿estamos
dispuestos a pagar su precio?
El Sentido De La Existencia
Muchas personas creen y afirman que el sentido de su vida es
Dios, el que afirma que tras la muerte del cuerpo, el alma continua existiendo
y vivirá eternamente junto a Él.
Esta afirmación da sentido completo a la pregunta anterior:
“Si todo está abocado a sucumbir… ¿Por qué y para qué existe?” Nacemos,
crecemos, nos desarrollamos, morimos… por tanto, nuestra vida tiene un final
terrenal, pero no existe el final del alma.
La existencia tiene un sentido terrenal, pero la muerte
supone un límite absoluto para la humanidad. Por tanto, existen personas que
piensan que el sentido de su vida es aquello que pueda proporcionarle la
felicidad en su estancia en la tierra, como ayudar a los demás o realizar
aquello que te pueda completar enteramente como persona, pero tras todo esto,
en la muerte, no existe ningún sentido.
Nuestra existencia humana y el mundo son absurdos. Vivimos y
seremos personas pasajeras en la historia de la Tierra. Todo lo que hacemos,
absolutamente todo, carece de un sentido propio. Los días son exactamente
iguales y vives desaprovechando el tiempo, pues un día morirás y no te habrá
servido de nada el haber vivido.
El sentido de la existencia es un problema tanto filosófico
como vital ya que se encuentra unido al dolor y a la seguridad de que algún día
moriremos. El dolor puede ser algo físico y momentáneo, mientras que también
puede ser un dolor espiritual, producido por el estado de ánimo de cada
persona, que puede originar depresiones e incluso ansiedad.
La certeza de que
algún día moriremos hace que los seres humanos se planteen que la muerte es
algo inexperimentable, ya que todo aquel que la experimenta no puede demostrar
la verdad definitiva sobre la existencia porque está muerto.
Para
mí, el sentido existencial depende de la visión de cada persona. Uno puede
vivir felizmente haciendo cosas que para otros resultan simples y sin sentido.
Pienso que todos buscaremos nuestro propio sentido existencial a lo largo de la
vida, en la familia, la felicidad, o simplemente, en Dios.
Puede que no se sepa
claramente el sentido de la vida, pero si se sabe que la vida, desde que
nacemos hasta que morimos, es algo maravilloso y donde encontrarás muchas de
las respuestas que hoy no sabes.
El Gusto Por La Lectura
Pareciera ser, a primera vista, que no habría mucha diferencia entre quien lee y quien no lo hace frecuentemente. Pero es sólo un engaño. Las diferencias son bastante grandes y notorias. En primer lugar, quien lee aumenta su cultura, la hace sólida si es endeble y la enriquece cada vez más. Quien permanece ajeno a los libros, por el motivo que sea, también es cómplice de su ignorancia, que se acrecienta a medida que sigue huyendo de las páginas escritas.
En segundo lugar,
la lectura aporta un panorama más amplio para el desarrollo de las propias
ideas y fomenta una actitud crítica, pero no en sentido negativo, sino
positivo, ya que remueve los preconceptos e instala la necesidad de contrastar
unos datos y otros, algunos más veraces y otros, pobres y caducos. Quien lee no
cree lo primero que escucha, al menos tiene un cierto bagaje cultural que
matiza cualquier intento de absolutismo respecto a ciertos temas.
En tercer lugar, la
lectura es fuente de conocimientos. La falta de lectura, por el contrario,
adormece el espíritu y la inquietud intelectual. Pero, tampoco es suficiente
con ser un devorador de libros, ya que se puede leer mucho pero mal.
Es decir:
siempre se debe buscar, mediante el consejo de alguien o guiados por el propio
sentido común, las lecturas que favorezcan el desarrollo personal, que son
todas aquellas que no están reñidas ni con la moral ni con la ética, ni
menosprecien el valor individual de las personas ni sus creencias.
Hay personas
que, a fuerza de consumir basuras editoriales, que las hay y muchas, han hecho
de su intelecto un refugio para las ideas más depravadas y siniestras. No hay
que leer cualquier cosa, hay que leer siempre con un criterio determinado para
cada circunstancia.
El gusto por la
lectura lleva a quien lee a no contentarse con lo primero que ofrecen las
vidrieras, o con aquel libro que es best seller mundial, pero que sin embargo
no aporta mucho más que un simple cuento de hadas, nacido para entretener con
exclusividad. Quien se habitúa a la lectura quiere buscar autores con los
cuales identificarse en costumbres, modismos e ideas acerca de las grandes
cosas de la vida. Es el lector cómplice del autor en cuanto difusor de ciertos
ideales nobles, que agrandan las miras de la rutina diaria
.
Y la falta del
hábito de lectura repercute necesariamente en el trato con los demás. Quien no
hace más ver las caricaturas del periódico, difícilmente pueda transcribir en
palabras lo que le dicta su corazón cuando quiere expresar su amor. Reinará una
especie de «parquedad sentimental», caracterizada por escuetas líneas y frases
hechas repetidas una y otra vez, hasta despojarlas de su intenso significado
por el abuso de su presencia en los labios del amante.
El gusto por la
lectura es gustar de disfrutar más de la vida, de compartir en palabras las
experiencias vividas y en saber transmitir las propias con la justa mezcla,
cual recete perfecta, de sentimientos, emoción y vocablos.
Leer significa ir
más allá de nuestro estrecho mundo personal y adentrarnos en el otro, en crecer
en empatía, estar con el otro y desde el intercambio fructífero de ideas, poder
decir, al final del día, que hemos aprovechado el tiempo, al menos por haber
leído unas líneas de nuestro autor preferido.
Sentirte A Gusto
Si quieres sentirte bien debes empezar a cuidarte y a pensar
más en ti. La felicidad
la decide uno mismo. Una persona que lo tiene todo se puede
sentir mal y otra que lo ha perdido todo, incluso la salud, puede ser feliz. Es
difícil pero en gran parte es el resultado de la voluntad propia. ¿Por qué no
empiezas hoy a tomar las decisiones que te harán sentir mejor?
En la vida estamos solos. Ninguna de las personas
que están hoy a tu lado estará contigo para siempre. Los niños crecen y se van
de casa, las parejas se separan, y finalmente, todo el mundo muere. No puedes
condicionar tu felicidad a los demás. Tienes que
pensar en ti primero siempre. Y no lo digo como un llamamiento
al egoísmo, sino simplemente para decir que la mejor forma de ayudar a los
demás es sentirse bien uno mismo.
Además, la verdadera
felicidad solo puede venir de uno mismo. Significa que no eres
verdaderamente feliz si tu estado de ánimo depende de terceras personas.
Y por
supuesto, es válido al revés: tampoco puedes hacer feliz a los demás. Es algo
muy personal, que viene de dentro.
Sin duda el gran reto para sentirse feliz es ser capaz de
conseguir una mejor autoestima, y tener
confianza en uno mismo.
Tu felicidad depende solo de ti. Olvídate de
excusas, y de personas externas. Tú eres quien tiene el poder de cambiar. El
camino es que aprendas a conocerte mejor, a aceptarte, y a mejorar, ignorando
lo que el resto del mundo pueda opinar sobre ti.
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