La productividad y la gestión del tiempo son dos temas
que están presentes en la mente del emprendedor de forma constante.
Realizar todas las tareas del día, avanzar en los proyectos
o entregar los trabajos en su fecha son actividades a las que nos enfrentamos
cada día. Algo que aún se complica más cuando trabajas solo.
Resulta decepcionante llegar al final del día con la
sensación de no haber hecho nada importante. No has parado: 3 reuniones, varios
informes, mails,…, pero sabes que no has avanzado nada.
Existen diferentes herramientas
y sistemas que gestionan nuestra productividad sobre los que ya
hemos hablado en otros post, que puedes utilizar según necesites y adaptados a
ti.
Vamos a comentar hoy otra estrategia basada en un enfoque
distinto. No nos centraremos en todo lo que tenemos que hacer, sino en los objetivos
que queremos conseguir. Una forma de priorizar lo importante.
Es posible que te encuentres más de un día con una larga
lista de tareas y acciones que realizar. De sólo verla ya casi te bloqueas de
la cantidad de cosas que tienes que hacer. Hay mucha gente que se paraliza con
esto y no es capaz de empezar a actuar. Bien, cuando esto ocurra plantéate lo
siguiente:
¿Cuál es tu
objetivo principal del día?
Puede ser hacer un cliente nuevo, entregar un trabajo
pendiente o contactar con dos nuevos colaboradores. Lo que quieras. Busca
un resultado concreto que te hará avanzar en tu estrategia empresarial.
Algo que realmente quieras haber conseguido ese día y que de alguna forma puedas
medir para saber si lo has alcanzado (nº de, €, visitas,…). Además, su
logro te aportará un beneficio concreto o alcanzar el siguiente paso en tu
plan. Hay una razón de peso para lograrlo.
Imagina que tu objetivo es entregar hoy ese trabajo
pendiente, ya que así podrás enviar la factura al cliente y cobrarla dentro del
mes corriente. Buen motivo para acabarlo.
Ve a tu lista de tareas y señala todas aquellas que tienen
que ver con éste objetivo. Añade otras si las necesitas. Estas son tus tareas
preferentes para el día, lo primero que has de hacer, todas ellas. Una por una
hasta que las termines.
El resto de tareas las realizas una vez terminadas éstas. Si
algo ha de quedarse sin hacer, deben ser estas tareas de tu lista que no
corresponden a tu objetivo.
Si crees que tienes tiempo, quizás quieras plantearte uno o
dos objetivos más en el día, siempre que te comprometas a realizar durante tu
jornada todas las tareas asociadas para acabarlos. De nada sirve
plantearse objetivos que no vas a cumplir.
Cuando estás trabajando en un proyecto grande puedes
marcarte objetivos diarios para ir avanzando. Recuerda que estos objetivos han
de poder medirse para comprobar los resultados obtenidos al final del día y
alcanzarlos te permitirá progresar en algún aspecto del proyecto global. Es
decir, hay una buena razón para hacerlos.
Si tu compromiso ha sido firme durante el día y
tus tareas o acciones relacionadas con el objetivo están hechas, al final de tu
jornada podrás saborear la gratificante sensación que produce el logro del
objetivo alcanzado.
Por muchas tareas que realices durante las horas laborables, habrás
alcanzado tu meta. Te sentirás satisfecho/a por el trabajo realizado y por los
resultados conseguidos. ¡Una estupenda forma de acabar el día! Y lo mejor, aumentará
tu autoestima y la motivación para volver a conseguirlo al día siguiente.
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