El Buey Solo Bien Se Lame
“Esta sentencia tradicional nos advierte, tal como indica otra famosa
expresión popular, que es preferible estar sólo que mal acompañado, o bien que
para muchas tareas es mejor prescindir de ciertos colaboradores que más que
ayudar van a entorpecer la realización de las labores. Seguramente se
buscó la figura del buey por tratarse de una bestia muy noble,
emblemática a la hora de realizar faenas dificultosas y que, como tantos otros
animales, apelan a su lengua para asearse o calmar un ardor.”
Cuando llega un nuevo fin de semana preparamos un buen mate amargo y lo
degustamos a veces escuchando música o sintonizando, como sonido de fondo, un
aparato de televisión, tanto da, ni a mí ni a mi querida amiga nos interesa, es
tanto lo que nos decimos entre un mate y otro, son tantas las imágenes que
acuden a nuestra mente, que nos sumimos e esa especie de letargo donde el
tiempo y el espacio se nos unen para compartir con nosotros esta tan grata
reflexión.
Hay, nos consta, muchas personas que sienten un verdadero pánico al
escuchar la palabra soledad, o aquellas que el simple hecho de “sentirse solos”
les deja a merced de sus angustias y temores y buscan “confundirse” por el
medio que sea, digamos que se “mimetizan” entre el jolgorio de una efímera
multitud o ahogan sus sentidos recurriendo al consumo de alcohol.
Pienso que “el estado de soledad” cuando la persona humana se deja
atrapar por su “contra esencia” cuando su ser social no logra integrarse al
contexto colectivo del cual es una parte indisoluble, entonces sí, amigos míos,
su situación es digna de darnos lástima.
Pero cuando uno construye, a través del tiempo, una relación de afecto
con su “ser en soledad” encuentra en ese intercambio, una retrospectiva sobre
los distintos aspectos de su vida, que permite observar estos sucesos desde la
perspectiva de que todo lo que ha pasado, y por ende, todo lo que podrá suceder
en el futuro, forman parte de esa dinámica tan particular que nos hacen
comprender mucho mejor nuestra existencia.