viernes, 1 de noviembre de 2019

Con Quién Andas


Seguramente casi todos aquí hemos escuchado esta frase: “Dime con quién andas y te diré quién eres”.

Muchas de las frases que escuchamos son creencias limitantes, no son del todo reales y las asumimos como ciertas sin pensar primero en su veracidad.

Pero resulta que la frase que se encuentra en el título de este artículo de cierta forma sí lo es.
Yo soy de los que creen que no se nace con una personalidad fija.
Esas excusas que la gente pone (“así soy no puedo hacer nada” o “nací así qué voy hacer”) cuando hacen las cosas mal o dicen cosas que realmente no están bien, son tonterías.

Todos somos influenciados constantemente por los demás.
En especial de pequeños.
Nacemos y aprendemos todo de quienes nos rodean tanto bueno como malo. Y poco a poco nuestra personalidad se va formando.

Llega un momento en que nos convertimos en personas con personalidades bien marcadas. Con formas de ser que han sido moldeadas durante toda nuestra vida.

El problema está en que pensamos que estas no pueden ser cambiadas. Pensamos que nuestra personalidad es fija y no podemos hacer algo al respecto si es que estamos mal en algún punto.
Hoy estoy acá para decirte que sí podemos cambiar nuestra forma de ser. Sí podemos convertir nuestros aspectos negativos en positivos.

Para ello, todo se reduce al principio, en las influencias.
Ponte a pensar en la frase de arriba. ¿Crees que sea verdad?
Piensa en las cinco personas con quienes más te juntas. Sean familiares o amigos. Hasta las mascotas.
¿De alguna forma tu personalidad de asemeja en algún aspecto a las de estos?

Muy probablemente que sí.

Si quieres ser un gran inversor ¿De quién te vas a guiar? ¿De tu amigo que ni siquiera invierte pero sabe algo del tema por algo que leyó y recuerda borrosamente o del millonario inversor que creó su fortuna gracias a sus principios y métodos de inversión (como Warren Buffett)?

Si quieres ganar amigos y aprender a influir sobre los demás ¿De quién te vas a guiar? ¿De un compañero de trabajo que se cree líder pero que en realidad se hace el jefe y el mandón abusivo con los demás o de una persona que dedicó parte de su vida a ello y escribió incluso un libro al respecto como Dale Carnegie en Cómo Ganar Amigos e Influir Sobre las Personas?

Empieza a cambiar.
Si quieres ser mejor o cambiar en algo júntate con personas con quienes ya lo hayan logrado y aprende de ellas.

Lee biografías, libros, observa conferencias, etc. De aquellos quienes han llegado al éxito en aquello que tú quieres. O que simplemente han logrado cambiar en aquello que te gustaría también hacerlo.
Deja de juntarte con gente negativa. Si no puedes hacer nada para cambiarlos, aléjate de ellos o por lo menos reduce el tiempo que pasas con ellos y dedícate a cambiar.

La mejor forma de influir en la gente negativa es siendo un ejemplo para ellos.

Recuerda que la manera en que vemos las cosas, la forma en que se crea nuestra personalidad, se determina fundamentalmente en las influencias que recibimos de otros.

Así que ten mucho cuidado en quiénes influyen sobre ti y la manera en cómo tú influyes en los demás.

Empieza cambiando a esas 5 personas con las que más te juntas con aquellas que saquen lo mejor de ti y te enseñen a crecer en aquello que tú más necesites.

Ahora es el momento.


Mejor Los Perdemos


El personaje es interesante cuando intentamos comprender su "modus operandi". Pero más curiosa aún es nuestra respuesta a su requerimiento al darle lo que nos solicita. Una mirada atenta, fija, con expresión intermedia entre triste y alegre por vernos, anticipa su acercamiento. Puede conocernos o no, pero fingirá una intimidad inexistente para que desde el falso fondo de esa franqueza nos manguee, extraño verbo. No nos pide; nos manguea.

En todo pedido hay aflicción por el posible rechazo y cierto achique de la autoestima por depender de otro. En el manguero no,  y este es su arte. Sentimos cierta culpa por tener una condición deudora frente a un oportunista embaucador y habitual seductor al que debemos pagar por nuestro privilegio. 

Y luego de hacerlo rogamos por sentirnos más generosos que estúpidos. Aún más complejo resulta cuando los pedigüeños son instituciones, ONG, clubes o asociaciones, que sin mostrar certificados de pobreza nos manguean desde un derecho autootorgado, un cambio de bolsillos que exige al dador reconsiderar la opción de creer o reventar.

Los motivos invocados por el manguero discurren entre la creatividad de presentar malas noticias -madres, padres y abuelos que mueren y resucitan 14 veces- hasta el gesto sencillo y convincente de alzamiento de cejas, labios en descenso y manos extendidas, listas para recibir. Dos conclusiones se podrían obtener de todo esto: que mucha gente acepta ser seducida por temor a decir no. 

Y que a los mangueros, igual que todos los que se victimizan, más vale perderlos que encontrarlos.


Necesidades

Se ha creído tradicionalmente, que las necesidades humanas tienden a ser infinitas; que están constantemente cambiando; que varían de una cultura a otra, y que son diferentes en cada período histórico. Pero tales suposiciones son incorrectas, puesto que son producto de un error conceptual, que consiste en confundir las necesidades con los satisfactores de esas necesidades.


Las necesidades humanas fundamentales son finitas, pocas y clasificables. Además las necesidades humanas fundamentales son las mismas en todas las culturas y en todos los períodos históricos. Lo que cambia, a través del tiempo y de las culturas, son la manera o los medios utilizados para la satisfacción de las necesidades.

Las necesidades fundamentales son: subsistencia (salud, alimentación, etc.), protección (sistemas de seguridad y prevención, vivienda, etc.), afecto (familia, amistades, privacidad, etc.) entendimiento (educación , comunicación, etc.), participación  (derechos, responsabilidades, trabajo, etc.), ocio (juegos, espectáculos) creación (habilidades, destrezas), identidad (grupos de referencia, sexualidad, valores), libertad (igualdad de derechos).

Concebir las necesidades tan sólo como carencia implica restringir su espectro a lo puramente fisiológico, que es precisamente el ámbito en que una necesidad asume con mayor fuerza y claridad la sensación de “falta de algo”. Sin embargo, en la medida en que las necesidades comprometen, motivan y movilizan a las personas, son también potencialidad y, más aún, pueden llegar a ser recursos. La necesidad de participar es potencial de participación, tal como la necesidad de afecto es potencial de afecto.

Integrar la realización armónica de las necesidades humanas en el proceso de desarrollo, significa la oportunidad de que las personas puedan vivir ese desarrollo desde sus comienzos; dando origen así a un desarrollo sano, autodependiente y participativo, capaz de crear los fundamentos para un orden en el que se pueda conciliar el crecimiento económico, la solidaridad social, el crecimiento de las personas y la protección del ambiente.


Las necesidades humanas básicas referidas, deben constituirse en derechos inalienables del ser humano, ya que su posesión y práctica hacen a la dignidad del individuo y las comunidades. 

La satisfacción de estas necesidades implica un marco ambiental sano. La degradación del ambiente, provocada por los procesos de contaminación y  “explotación”  irracional de los recursos, atenta gravemente contra ellas. Actualmente y a nivel mundial, los modelos de desarrollo económico y tecnológicos han provocado que millones de seres humanos no hayan tenido posibilidad de acceder a la satisfacción de estas necesidades básicas.


Con Gusto No Pica


“Quien que va tras algo de forma voluntaria, no siente molestias por las posibles incomodidades. Comentario al marcador de uso: Esta paremia conoce una réplica: Sarna con gusto, no pica, pero mortifica; con esta réplica, se indica que siempre se produce algún daño o alguna inquietud”

Para el día de hoy, una expresión que seguramente la hayan oído alguna vez, pero que a primera vista puede ser complicada de entender.

La sarna, según nuestra amiga la Real Academia de la Lengua Española, es una afección cutánea contagiosa provocada por un ácaro o arador, que excava túneles bajo la piel, produciendo enrojecimiento, tumefacción y un intenso prurito (picor).Y bien, aunque no hace falta que nadie tenga ese problema en la piel para que usemos esta expresión, la sarna en la piel sería el equivalente a cualquier cosa molesta que nos pase en nuestra vida: tener que madrugar, tenerse que levantar 5 veces en una noche, volar en un avión durante 10 horas seguidas… a cada uno le puede molestar una cosa distinta, pero en general todos los ejemplos anteriores son situaciones no suelen agradar a nadie.

Pero pensemos ahora que el hecho de tener que madrugar es para ir a ver a alguien que hace mucho tiempo que no vemos y que nos hace mucha ilusión volver a ver. En ese caso, no nos molestará tanto madrugar como podría parecer en un principio. De la misma forma, pensemos que cuando nos tenemos que levantar 5 veces por la noche es para dar de comer o para darle un beso a un hijo pequeño. Entonces, la molestia tampoco es tan grave, ¿no?. Y supongamos que las 10 horas de vuelo son para llegar a un destino al que hemos soñado viajar durante toda nuestra vida. Merece la pena el esfuerzo, ¿verdad?

Pues bien, para todas esas cosas que en principio son molestas pero que los beneficios que llevan detrás son favorables o interesantes para nosotros, se creó la expresión de hoy: sarna con gusto no pica. Porque una molestia si nos resulta placentera, deja de ser una molestia.

Que disfruten de un excelente día!!

jueves, 31 de octubre de 2019

No Comprender


“Meditación: Si quieres conocerte, observa la conducta de los demás. Si quieres comprender a los demás, mira en tu propio corazón”

 Los seres humanos fuimos creados para convivir con otras personas y no para estar solos y alejados del resto de la sociedad. Sin embargo, en muchas ocasiones esta convivencia se nos hace difícil ya que estamos tan ensimismados en nuestra forma de vivir y de ver las cosas que dejamos de ser tolerantes con los demás seres que nos rodean. En verdad nos pasamos la vida sin entendernos o, lo que es más inquietante, malentendiéndonos.

Y cuando no, nos encontramos con la deslumbrante situación en la que perecemos sin llegar a comprendernos. Pero no siempre acabamos de ver los motivos que conducen a los demás a adoptar ciertas aptitudes o decisiones. También es verdad que no pocas veces tampoco está claro lo que nos ocurre con nosotros mismos. Entonces es cuando nos  descorazonamos. Y, si nos descuidamos nos lanzamos a extraer precipitadas conclusiones. Diciendo: “Si no lo entiendo es que no está bien” 

En cierta medida no parece mal que intentemos  valorar en algún sentido lo que hacemos; pero deberíamos comprender que vivir es no llegar a entenderse nunca del todo. Y si uno dice: “No te entiendo”, y con ello terminar la comunicación, sería razonable intentar comprender, que a veces es conveniente preservar una distancia. Sin embargo, tenemos que asimilar, que llegar a entenderse “del todo” no es lo mismo que “absoluto”.

Lo cierto es, que deberíamos razonar y  repetir de forma incesante y a través de nuestra mente, esto tan sencillo; “te acepto, intento comprenderte  y me intereso por ti” Así de esta forma, y si pudiéramos comunicarnos en esta forma, unos a otros, todos creceríamos individualmente, en la comprensión personal y sobre todo en la aceptación. 

No perdamos nunca de vista a las personas cercanas, e incluso  aquellas con las cuales no nos conectamos habitualmente, como pueden ser familiares o amigos. Tengamos en cuenta que en cierta forma llevamos en nuestras manos el deseo a quien apreciamos. Si así lo aceptamos, les entenderemos comunicando la fuerza de la compresión.

Ni que decir tiene, que muchos son personas que tienen dificultades para perdonar sus errores. Esto ocurre sobretodo en las “personas perfeccionistas” que no toleran la posibilidad de equivocarse o de errar. En estos casos es importante entender que somos humanos y que como todos, nos equivocamos y no por ello le valoremos menos.            

Todo esto es un efecto que no requiere dominarlo todo, captarlo todo; sí verlo  dominando la situación. Pero intentarlo sin fisuras llegando a un entendimiento y no tener dudas, ni incertidumbres. Tal situación no es apropiarse completamente del otro, solo se trata de apreciarlo, aunque no le tengamos enmarcado.

El entendimiento es una “potencia maravillosa”, que distingue, pero que “aísla y separa” y, por ello, no es un principio de unidad. Entenderse es necesario, aunque sí, lo complementa el afecto. Sin él, hay poco que hacer. Tampoco se trata de entregarse a la indiferencia de la comprensión.

Debemos de considerar que el interés por llegar al otro, por vincular el aprecio al conocimiento, por sintonizar, por latir y respirar conjuntamente no supone alejarnos de su existencia.

No entenderse del todo es también verse sorprendido por la vida que tanto nos atrae.


Las Apariencias



Un Audi en la puerta, subidas a esquiar o viajes al Caribe y los dividendos de la casa y las cuotas del colegio impagas. Aunque algunos consideren esta realidad como inexistente, varias personas viven en la clásica bicicleta bancaria tratando de mantener un estándar de vida que no es acorde a sus ingresos. El trasfondo: la inseguridad que da paso a una vida basada en las apariencias.

El fenómeno no sólo se remite a las pertenencias materiales, sino que también se hace visible en las relaciones humanas que se establecen con el entorno, donde el verdadero ser es ocultado por una personalidad maquillada. Una de las explicaciones para entender esta actitud se debe a la imperiosa necesidad de “ser aceptado, amado y sentir que uno es importante para los demás”, postula la psicóloga Paulina Alfaro.

Ante esta necesidad surgirían máscaras o personajes que encubren la verdadera personalidad de un individuo. “Desde pequeños descubrimos que no todo lo que uno dice o hace es aceptado por nuestros padres, hermanos, amigos. Entonces, comenzamos a desarrollar una serie de mecanismos de supervivencia para mantener esa respuesta amorosa y afectiva de nuestro entorno”.

Sin embargo, esta respuesta adaptativa al medio en una etapa adulta se puede volver neurótica, porque la persona empieza a identificarse con esa imagen ficticia que ha construido.

Es decir, “ya no es una respuesta de supervivencia sino de sobreadaptación y comienzas a actuar preocupada por tener esa aprobación de los demás y te olvidas de ti misma”, agrega la psicóloga transpersonal. Este descuido implica que no hay un interés por identificar las propias necesidades, los objetivos de vida, las cosas o situaciones con que se disfruta, los intereses y capacidades que hacen que cada persona sea única e irrepetible. La emoción que se esconde, según Paulina Alfaro, es el miedo a ser rechazado y perder aceptación, cariño. “Lo que pasa es que somos seres sociales y que vivimos en constante interacción con los demás, pero hay veces que nos quedamos atrapados en esa máscara y respondemos automáticamente sin mayor cuestionamiento por ese terror al abandono”.

Fin a la hipocresía Para Lucía Godoy, psicóloga y académica de la Universidad Andrés Bello el tema pasa por ser falso e hipócrita. “Son personas que no han desarrollado todos los aspectos de su ser y necesitan aparentar situaciones emocionales, económicas o relaciones de familia que ya no tienen o nunca han tenido para parecer que están bien, pero no tienen conciencia de sí mismas, no han desarrollado su autoestima y dependen emocionalmente de la opinión de terceras personas”.

Mantener ese estatus, imagen de perfección y prestigio no es fácil ni menos cuando dista de la realidad, pero es tal el esfuerzo que se hace por vivir de una apariencia, que tarde o temprano termina por estallar, la verdad se asoma y la persona se libera. “La presión social efectivamente existe, pero no todos respondemos aparentando lo que no somos.

El tema está en aprender y aceptar sanamente que puede haber un alto porcentaje que no apruebe lo que digo o cómo vivo, pero eso no significa que el valor de mi persona esté en juego”, enfatiza Alfaro. En otras palabras, las personas que viven honestamente son las que saben que son queridas por lo que son y no por lo que tienen o representan. 

En ese momento el miedo al rechazo pasaría a ser parte de la experiencia humana, ya que se toma conciencia que resulta imposible controlar las respuestas de los demás. En ese mismo sentido, resulta determinante desarrollar las posibilidades de inteligencia, autoestima, autovaloración y conocer el sentido más profundo de la vida. “La idea es quitarse el peso de encima y salir de este círculo vicioso. Al hacerlo la persona entiende que es mucho más agradable vivir de una manera más auténtica y conectada con sus potenciales que vivir en la superficialidad”, agrega Lucía Godoy.


Además, será determinante en este proceso descubrirse las aptitudes, los defectos, “lo que me gusta de mí y lo que no tanto y aceptarlas como parte mía y construir una autoestima, una certeza interna que le dará coherencia y consistencia a lo que soy para desde ahí relacionarme con la sociedad”, aconseja la psicóloga Paulina Alfaro.

Fuente: Emol.com - http://www.emol.com/noticias/Tendencias/2011/11/11/736109/Vivir-de-las-apariencias-una-opcion-que-termina-siempre-por-explotar.html


Nuestros Recursos

Puedes clasificar tus recursos personales separándolos en dos grupos: Recursos Internos y Recursos Externos. Esta clasificación proporciona una forma más inteligente para medir tu riqueza. Y no sólo para medirla, también para crearla.


Recursos Internos y Externos
“La habilidad es la riqueza de un hombre pobre.” – John Wooden

“Es el corazón lo que hace a un hombre rico. Un hombre es rico o pobre por lo que es, no por lo que tiene”. – Henry Ward Beecher

Puedes clasificar tus recursos personales separándolos en dos grupos: Recursos Internos y Recursos Externos. Esta clasificación proporciona una forma más inteligente para medir tu riqueza. Y no sólo para medirla, también para crearla.


Recursos Internos y Externos

“La habilidad es la riqueza de un hombre pobre.” – John Wooden

“Es el corazón lo que hace a un hombre rico. Un hombre es rico o pobre por lo que es, no por lo que tiene”. – Henry Ward Beecher

Los recursos “internos” de una persona son sus hábitos, habilidades y conocimientos. Por ejemplo: creatividad, valentía, tenacidad, perseverancia, consciencia de sí misma, habilidades técnicas/profesionales/artísticas, conocimientos, auto-estima, etc.
Los recursos “externos” son cosas que por consenso social una persona puede llamar “de su propiedad”: dinero, relaciones personales (no las personas en sí), herramientas, muebles, inmuebles, vehículos, etc.
Una de las diferencias más importantes entre estos dos tipos de recursos es lo que sucede cuando los usas o “gastas”. Los recursos externos disminuyen con el uso. Tu casa y tu vehículo se deterioran con el uso. Tu cuenta bancaria disminuye con cada cheque. En cambio, tus recursos internos aumentan con el uso. Mientras más practicas una habilidad, te vuelves más hábil. Mientras más usas tu creatividad, te vuelves más creativo/a.
Al comprender estas diferencias y tenerlas presentes, puedes comenzar a explorar diferentes formas de “invertir” esos recursos:


La Luz Propia


Tener luz propia es disfrutar de una buena autoestima y  enorgullecernos de lo que somos. Aspirar con fuerza la realidad que nos envuelve y, además, saber dar felicidad a los demás.

Al fin y al cabo, la vida no es tan complicada, si dejamos de “apegarnos” a los materialismos, a los egoísmos y evitamos a su vez depender en exceso de otras personas, seremos más libres y auténticos para vivir en plenitud.

Ahora bien… ¿Qué entendemos por estar en “la oscuridad”? Hay quien se pasa media vida encerrado en esa dimensión donde las envidias, los rencores y resentimientos hacia los demás nos demuestran que no saben ser felices.

Y debemos ir con cuidado porque, en ocasiones, las personas oscuras pueden ir apagando luces. Reflexionemos hoy sobre ello.

La importancia de tener luz propia
Nadie debe darte su luz, las personas tenemos que aprender a cultivar nuestras propias luces, resolviendo esas posibles oscuridades que la vida nos trae de vez en cuando.

Para llegar a tener luz propia es necesario haber asumido e integrado todos estos aspectos:
Aprender que somos personas únicas y auténticas. Todo lo que eres y lo que has conseguido te identifica y debe enorgullecerte.

Los errores o fracasos del ayer no son oscuridades que esconder o de las que avergonzarnos. Son experiencias vividas que dan riqueza a nuestro ciclo vital. Son hechos de los que hemos aprendido y que hemos asumido.

Tener luz significa también saber cultivar la reciprocidad. Nos conocemos a nosotros mismos y somos empáticos con los demás, entendemos sus pesares y nos alegramos de sus alegrías. Y nunca dudamos a la hora de ayudar, de atender a quienes nos necesitan porque ello forma parte de nuestra identidad y nos enriquece.

La vida es felicidad y la felicidad es, ante todo, alegría. No hay arma más poderosa que el sentido del humor: alegra corazones y desmonta a aquellas personas que traen la oscuridad.

Suele decirse que solo las personas inteligentes son capaces de disfrutar de un buen sentido del humor. Así que aplícalo en tu día a día y relativiza tensiones, ilumina tu vida con la risa y vence a quienes desean apagar tu luz.

En conclusión, hemos de aceptar que en esta vida vamos a conocer y vamos a tener que rodearnos de personas muy complejas. No podemos cambiarlas ni obligarlas a ver el mundo desde el mismo punto de vista que nosotros.

Hemos de respetar, aceptar y cuidar de nosotros mismos para evitar que nos afecten. Mientras contemos con esas personas especiales y auténticas de nuestro círculo personal más cercano, nadie apagará esa luz propia.


Compartamos


Compartir es el acto de participación recíproca en algo, ya sea material o inmaterial. Lleva implícito el valor de dar (la generosidad) y de recibir, aceptar o acoger lo que otra persona ofrece. 

Cuando estamos recién nacidos, vivimos fundamentalmente de lo que recibimos; a medida que crecemos, nos vamos dando cuenta de que saber vivir, significa que en la medida que se da, se recibe. Al compartir se produce una ruptura con el egoísmo de aquella persona que se cree autosuficiente. También se produce ruptura con la subestima de aquella que piensa que no tiene nada que dar ni ofrecer.

El ser humano tiene mucho que compartir a lo largo de su vida: bienes materiales, ideas, proyectos, actividades, sentimientos, experiencias, sufrimientos, dificultades, dinero, entre otros. Para una persona es importante recordar que para poder recibir es fundamental dar. Sobretodo dar desinteresadamente, con el propósito de propiciar las condiciones que permitan crear prosperidad, 
bienestar y abundancia, para así ayudar a construir un modo de vida que le haga feliz a ella y a todos.

Se puede decir y concluir que compartir es dar y saber recibir, ofrecer y aceptar a las personas, manifestar y comprender ideas y sentimientos, cooperar en actividades y admitir cooperación, ser solidarios con todas las personas, sin prejuicios; y sentirse corresponsable de la paz y del bienestar de todas las personas.

Desde siempre los seres humanos tendemos a compartir con amigos y conocidos, nuestros pensamientos, sentimientos y las distintas formas de percibir la realidad. Hoy, a través de las redes sociales, las personas intercambian información constantemente. Por esa razón cabe preguntarse por qué a veces nos cuesta compartir el conocimiento.

Esto viene desde la escuela. Es común ver como muchos niños tapan su hoja de ejercicios para evitar que sus compañeros le copien. 

Desde ese momento crecemos con la falsa ilusión de que acaparar el conocimiento nos da más poder. Será que compartir lo que uno sabe podría quitarle a las personas poder ante su entorno. 

Será que retener el conocimiento y no compartirlo nos da el poder que necesitamos para enfrentar la realidad. Las respuestas a estas interrogantes son diversas pero lo importante es comprender por qué es importante compartir lo que sabemos y no reservarlo únicamente para nosotros.

El conocimiento es el único recurso que no se extingue con el uso. Su reproducción es ilimitada, a diferencia de otros recursos que, al utilizarlos, se agotan en lugar de multiplicarse. Además, el conocimiento que se comparte se refuerza en la persona que lo posee.


miércoles, 30 de octubre de 2019

Transitar El Presente


Quien está presente, afina su intuición y sabe distinguir lo verdadero de lo que no es. Aquel que disfruta cada momento es más feliz y se arrepiente menos, pues entiende que equivocarse es parte del aprendizaje.

Ayer es historia, mañana es un misterio, pero el hoy es un regalo, por eso lo llamamos presente”. Esta frase que le dice el maestro tortuga Oogway a Kung Fu Panda, no es sólo para una película de niños. Aunque de autor desconocido, reúne en sí misma una verdad que siempre han enseñado los grandes maestros y que también han recogido autores modernos.

Uno de los más conocidos es el alemán Eckhart Tolle, quien a través de su libro “El poder del ahora”, explica cómo el origen del sufrimiento humano se basa en la actividad incesante de la mente. Esta insiste en mantenernos ocupados con hechos pasados o angustiados por la incertidumbre del futuro. 

Atrapados en este mundo de ideas, somos incapaces de atrapar (y disfrutar) el momento.

Conocido es el significado de pre-ocuparse, es decir “ocuparse antes de tiempo”. Qué falta de sentido perder momentos vitales cuando sabemos que llegado el minuto, sí tendremos que ocuparnos y resolver de alguna forma las dificultades que se presenten.

Don Miguel Ruiz en su libro “Los cuatro acuerdos”, habla del “metote”, el ruido que se produce en la mente, que unido a los condicionamientos y el deber ser, terminan por confundir al ser humano y sumergirlo en un estado de angustia que lo aleja de la felicidad.

Orwell en 1984 reconoce algo de esta especie de esquizofrenia de la mente cuando se refiere al “doble pensar”, esa habilidad del ser humano para poner una etiqueta en la mente y hacerla funcionar paralelamente con otro pensamiento. ¿En cuántas cosas puedes pensar al mismo tiempo? ¿Cuánta energía demanda? Mucha.

Estar presente es sólo ser.“Cuando te lavas los dientes, estás con tus dientes; cuando te duchas, estás contigo bajo el agua; si te duele algo, aceptas ese dolor, lo haces tuyo y lo aceptas…hasta que desaparece”.

En ese entonces, creí comprender algo de eso. Me lavaba los dientes con cuidado, tratando de ser mis dientes y me duchaba de la misma manera… pero han pasado muchos años antes de entender algo el significado profundo de esa enseñanza.

Quien está presente, afina su intuición y sabe distinguir lo verdadero de lo que no es. Aquel que disfruta cada momento es más feliz y se arrepiente menos, pues entiende que equivocarse es parte del aprendizaje. Estar presente es emocionarse con un abrazo, con el canto de un pájaro o la sencillez de la lluvia.

Dicen que la presencia permite envejecer más lentamente. Tolle explica que al identificarnos con el ser nos alejamos de los efectos que el tiempo tiene en el cuerpo físico. 

Estar presente nos vuelve más livianos y nos identifica con una frecuencia vibratoria menos densa que nos aleja de los problemas de la materialidad. Pero lo más importante, permite vivir cada momento –sin juicio ni calificación- y abrir una puerta a lo que cada uno es en realidad.


Ser Y Estar


Si no estamos presentes no podemos ser aquello que decimos. Y a veces hay quienes están físicamente, pero no están. Están, a la vez, presentes y ausentes. Si nuestra presencia, en cambio, está llena con nuestro ser, entonces sí lograremos aportar a diferencia. Con reconocer al semejante, creo, no alcanza. Hace falta el atributo más importante de todos. Y a la vez, uno de los más difíciles de lograr. Hace falta estar presentes. Estar ahí, sí. Pero también estar presentes en el sentido de ofrendar. Ser, para el otro, un presente. Regalar nuestra disposición amorosa.

Alguien que ofrenda dispone en un tiempo y un espacio para hacer con el otro. Sin acción, creo, no hay presencia genuina. El que está presente pone vocación y se ofrece en su estar y en su hacer. Si lo que quieres es ofrendar, trata de que nunca te dé lo mismo estar allí que en otra parte.

Que no te sea indiferente el hecho de que tus acciones en ese presente tenga algún efecto en los demás.

Asegura que el efecto de tu presencia sea positivo. No seas un obstáculo, sino un regalo. Asegúrate de que tu presencia sirva. No alcanza con decir presente, debes verificar con tu conciencia si te encuentras ahí voluntariamente o si te han llevado.

Son, me parece, dos maneras casi opuestas de estar presentes. Podemos presentarnos ante el reclamo y la demanda de alguien, o bien hacerlo en términos proactivos, voluntarios.

Es decir: ¿Nos llaman y vamos? ¿O estamos dispuestos a acudir antes de que nos convoquen?

Son dos maneras de ser que cambian radicalmente nuestro hacer. La primera es por arrastre, y sólo surge cuando nos llaman la atención. La segunda es diferente, y a esto aspiramos, si es que buscamos un pleno desarrollo de lo humano. Vayamos al frente. Estemos presentes y disponibles para los que lo necesitan. Pongamos el cuerpo y el espíritu.

Por supuesto que nos haremos daño el uno al otro. Pero esta es la condición misma de la existencia. Para llegar a ser primavera, significa aceptar el riesgo de invierno. Para llegar a ser presencia, significa aceptar el riesgo de la ausencia.


Manipulados


Verosímil es aquello que tiene apariencia de verdadero, que resulta creíble para quien lo observa. Esto no implica que se trate de una situación real, sino que es transmitida en un contexto determinado, respetando una serie de reglas y manteniendo un nivel aceptable de coherencia entre los diferentes elementos que la constituyen.

Se considerará a algo como verosímil cuando tenga apariencia de verdadero, por tanto, es que algo verosímil resulta creíble ya que no da lugar a la falsedad.

Lo verosímil podrá ser real o no pero sí tiene aspecto de serlo y ello lo hace creíble, posible.
Cuando se sucede algún suceso policial sobre el cual no hay muchos datos ni testigos, sino una sola persona que lo presenció, las autoridades policiales lo escucharán y entonces si sus dichos se ajustan a lo posible, admisible, de acuerdo al escenario y a las pericias, podrán entonces tomar a ese testimonio como verosímil para seguir la pesquisa y encontrar la verdad del hecho.

Aunque ojo, algo que es verosímil no es imposible que pueda ser falso en algunos casos, de todos modos, al ser considerado como verosímil terminará por coincidir con el contexto en el cual recibió esa calificación.
“No sé si lo que Juan contó sucedió realmente, de todas maneras sonaba bastante verosímil.”

Mientras que la corriente principal de la filosofía moral moderna da por supuesto que la situación típica en los juicios morales debiera ser la de certeza, la filosofía moral de Aristóteles está dominada por la idea de verosimilitud. Su concepto central, el de virtud, está doblemente penetrado por aquella idea, tanto en su aspecto psicológico como en el epistemológico: no sabemos con certeza, sino sólo con probabilidad, en qué consiste por ejemplo la acción generosa en general ni tampoco en el caso concreto. Sin embargo, la verosimilitud es una base suficiente para la práctica.

Con demasiada frecuencia la frontera entre real y verosímil es difusa; lo es porque con "verosimilitud" es posible explicar y justificar actitudes, modelos, ideas o motivaciones mejor con los hechos mismos. Así, la "realidad" pasa a un segundo plano, incluso se vuelve irrelevante, ante el irresistible peso de algo que "bien pudo ser de esta manera".


Un ejemplo de lo que digo es la famosa frase de Galileo, "Eppur si muove", apócrifa según la mayoría de las fuentes, pero coherente con el contexto en el que se supone que fue pronunciada y con la personalidad del personaje.

Pero cuando el recurso de la "verosimilitud" llega demasiado lejos la frontera con la manipulación también se vuelve difusa. Y la tentación de suplantar lo real y poner en su lugar lo verosímil para favorecer determinados intereses, se convierte en una peligrosa y lamentable costumbre. Sobre todo cuando hay intereses importantes que defender. La historia está llena de ejemplos.

Y en nuestros días ésta es mucho más fácil con ayuda de la fotografía y la informática (a nadie se le escapa que el uso de herramientas de retoque fotográfico está al alcance casi de cualquiera) y su impacto mucho mayor gracias a las medios de comunicación y, sobre todo, internet.


Asumir Nuestra Cuota Parte


Le estás dando demasiadas vueltas. Te estás rayando. El problema se hace más y más grande en tu cabeza, y lo estás pasando mal. Puede que no sea para tanto, puede que sí. Puede que sólo haya sido una mala decisión, un mal día, un mal momento.

Si has tenido un mal día, y parece que todo te sale mal. Si te da por el pesimismo y tienes esa tristeza tonta que te ata nudos en la garganta. Si te quedas mirando al techo en tu habitación, dando vueltas en la cama, mirando la lluvia por la ventana, sorbiéndote las lágrimas. Es el momento, en serio, llámame.

Si simplemente no quieres quedarte en casa, si te apetece caminar, charlar, disfrutar del sol tumbados en el césped o de un día de lluvia con un chocolate entre las manos. Cuenta conmigo, 
yo te acompaño. Entiéndeme, no te estoy haciendo un favor. No me cuesta nada, me apetece. Vamos a planear una tarde improvisada, pero cuenta conmigo. No te quedes en casa.

Si tienes un problema, si algo te preocupa y ese sentimiento se ha quedado aferrado en tu pecho. Pues vente, puedes contármelo, podemos buscar soluciones, pedir consejos o simplemente dejar que te desahogues. Podemos inventarnos insultos nuevos para quien haga falta, planear asesinatos fallidos, o brindar por todas las personas que hacen nuestra vida más complicada. O puedes no contármelo, y sencillamente vamos a hacer que lo olvides durante todas las horas que necesites un descanso. Hay tantos y tantos temas de los que podemos hablar que te juro que el silencio no va a ser un problema. Yo tengo cuerda.

Si te sientes solo, cuenta conmigo. Si necesitas alguien en quien confiar, alguien con quien reír o un hombro en el que llorar. Si necesitas compañía, alguien que te endulce el día, yo me hago con toneladas de azúcar para el café. Que no estás sólo. Que eres alguien importante, eres alguien esencial, especial, alguien sencillamente increíble. 

No tienes ni idea lo complicado que es encontrar a alguien como tú. Que estoy dispuesto a ayudarte en lo que necesites. Que de todo se sale y es mucho más fácil si alguien te toma de la mano. 

Que tú puedes, tú puedes con todo, no se trata de debilidad, se trata de hacerlo más fácil. Porque puedes recorrer tú sólo todo el camino pero, ¿sabes qué? Me encantaría recorrerlo contigo. Porque, no lo olvides, puedes contar conmigo. Siempre.

https://compartiendomacarrones.com


Así Somos


Imagina una vida sin sentimientos. ¿Sería posible disfrutar de algo? Funcionamos con un cuerpo físico, mental, emocional y espiritual. Si consideramos la palabra 'sentimiento' y la aplicamos a estos niveles de conciencia podremos examinar a lo que nos conducirá. ¿Cómo sería experimentar la vida en un cuerpo carente de la capacidad de sentir a nivel físico? Estaríamos entumecidos, insensibles al tacto, el placer o el dolor. ¿Sería posible mantenernos en contacto con lo que somos sin la capacidad de sentir a un nivel mental, emocional o espiritual? 

Nuestros sentimientos son la esencia de quienes somos. Alimentan la energía que constantemente reinventamos a lo largo de nuestras vidas. Nuestros sentimientos nos mantienen informados de nuestro estado de ánimo; le imprimen expresión a nuestras vidas. Los sentimientos nos motivan o nos deprimen. Son el núcleo de nuestros problemas y nos impulsar a la acción, positiva o negativa. Nosotros somos nuestros sentimientos en todas las etapas de nuestras vidas. Nos informan cómo estamos: optimistas, esperanzados, deprimidos o tristes. Le dan valor y sentido a nuestra existencia, a nuestras relaciones, a nuestros sueños y aspiraciones. 

Por eso es tan importante identificar los sentimientos involucrados con nuestras vidas. En nuestros problemas están nuestras oportunidades para cambiar. Después de haber identificado el problema la pregunta que sigue es: "¿Cómo me hace sentir esto? ¿Cuál es el sentimiento asociado al problema, y dónde lo puedo 'sentir' en mi cuerpo? " 

El resultado es cambiar la resonancia asociada a la sensación. No sólo somos nuestros sentimientos cuando los experimentamos, por eso tenemos que entender nuestros sentimientos y su origen. 

Podemos escapar de nuestros sentimientos, hasta cierto punto. Pasa todo el tiempo. Se le conoce como negación. En un proceso de duelo por la pérdida causada por la muerte de alguien querido o el final de una relación, podemos tratar de bloquear los sentimientos asociados con el evento, bloquear el flujo de energía de los sentimientos desde el núcleo interno de la conciencia mental. Algunas formas de represión pueden ser muy agobiantes. Esto puede suceder cuando el dolor, la tristeza y fuerzas similares nos empujan hasta el borde de nuestra capacidad para aceptar el dolor y la pérdida. 

El ser experimenta todo esto en el centro de nuestra naturaleza emocional. Los sentimientos deben ser identificados, aceptados y sentidos antes de que puedan ser tratados. Identificar su naturaleza y lo que están tratando de decirnos es esencial para entender el estado actual de ser. El conocimiento informado de nuestros sentimientos es esencial para que mantengamos buenas relaciones. 

Los sentimientos son la información sobre quién y qué somos, dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos en nuestra evolución personal, o lo que nos está limitando para seguir adelante con nuestras vidas. Reciclar los viejos sentimientos nos mantiene atrapados en nuestras vidas y son una manera de permanecer en lo que nos es familiar y nos limita. Reconocer nuestros sentimientos y cambiar la resonancia con ellos es lo que nos impulsa al crecimiento. Aceptar nuestros sentimientos y trabajar nuestros patrones inconscientes asociados a esos sentimientos nos permite liberarnos de su control sobre la psique y responder a su necesidad de ser identificados y expresados. Sólo los podemos liberar después de haberlos aceptado y expresado en un ambiente seguro. 

Nos validamos a nosotros y a los demás al escuchar y comprender los sentimientos expresados. En nuestra comunicación con los demás reconocer un sentimiento puede verificar: "Tú eres importante. Tú eres valioso. Eres digno de ser escuchado". Durante cualquier diferencia de opinión o discusión, una manera de liberar la energía negativa es dejar claro lo que fue el incidente, libre de juicios, y luego decir "esto es lo que yo siento" o "así es como me hizo sentir". De este modo sólo afirmamos los hechos y los sentimientos asociados. Cuando nos sentimos escuchados nos sentimos validados y podemos llegar a algún tipo de conclusión y sentir paz. 

Los sentimientos son transitorios, a veces nos sentimos atrapados por ellos, pero a menudo pasamos de un sentimiento a otro. Esa es la naturaleza de lo que somos. Reconocer nuestros sentimientos es importante. Por eso, en una sesión el hacer la pregunta "¿y cómo te hace sentir?" crea una posibilidad inesperada para que la persona identifique y reconozca la sensación consciente por primera vez. 

Como seres emocionales, somos sensibles a ser acariciados o golpeados. Debemos celebrar lo que sentimos, aunque sea dolor, porque ese sentimiento fluirá en nosotros. Una vez que sea reconocido sabremos que podemos sobrevivir y seguir adelante con nuestras vidas hacia una mayor coherencia.