martes, 24 de abril de 2018

Mirando Sin Ver

Decíamos el otro día lo muy importante que es observar (contemplar). Es todo un arte al cual uno debe dedicar enorme atención. Vemos sólo de un modo parcial, 
nunca vemos algo por completo, con la totalidad de nuestra mente y no lo hacemos porque el mundo de nuestra percepción lleva subtítulos. 

Vemos el mundo a través de unas gafas conceptuales.

Hemos de aprender este arte extraordinario o siempre andaremos funcionando, viviendo a través de una parte muy pequeña de nuestra mente, de un pequeño segmento del cerebro: el prejuicio.

Nunca vemos nada de manera total, debido a diversas razones, y no solo nuestra visión es parcial sino que no vemos nunca “la cosa en si” sino más bien la utilidad de las cosas. Por ejemplo este teclado que ando aporreando en este momento, es un “teclado”  que sirve para escribir en mi ordenador, ¿pero qué es en realidad un teclado, ¿sabemos qué es un teclado en sí?

 Estamos tan comprometidos con nuestros pequeños problemas, tan densamente cargados con creencias, con tradiciones, con la memoria y con la utilidad, que esto nos impide realmente mirar o escuchar simplemente. 

Nunca vemos un árbol, lo miramos siempre a través de la imagen que tenemos de él, del concepto acerca de ese árbol; pero el concepto, el conocimiento, la experiencia es algo por completo diferente del árbol real.

En este lugar uno está rodeado ‑afortunadamente‑ por una gran cantidad de árboles; y si ustedes miran en torno mientras proseguimos con este tema, si verdaderamente miran, descubrirán lo extraordinariamente difícil que es ver de manera tal que ninguna imagen, ninguna pantalla se interponga entre el ver y el mirar. 

Por favor, háganlo; no me miren a mí, miren el árbol, descubran si pueden verlo completamente. Por «completamente» quiero significar con la totalidad de la mente y el corazón, no con un fragmento de ellos, pues lo que vamos a investigar esta noche requiere una observación así, un ver así. A menos que lo hagan realmente (sin teorizar, sin intelectualizar o traer a colación temas que no hacen al caso) me temo que no podrán seguir de cerca aquello que intentaremos examinar juntos.

Este párrafo de Khrishnamurti al que he modificado en algunos tramos me viene perfecto para hablar de algo que esta mañana me ha estado rondando por la cabeza. 

Es la dificultad que tenemos los humanos para observar un fenómeno sin meter en esa observación algo nuestro, sea emociones, el miedo, la rabia, la compasión o nuestro prejuicios -creencias- políticas o de cualquier otra clase.

Pretender discutir con alguien que (aparentemente) para sus adentros no traza una línea divisoria entre voz imperativa (lo que se debe) y voz descriptiva(lo que es); entre su deseo de apreciar (visualizar) “Lo que es” y “Lo que debería ser”; es pretender y nada más que pretender realizarlo.

Creo que este comentarista puso el dedo en la llaga entre las diferencias entre contemplar un fenómeno y resolver un fenómeno problemático,


Ver y mirar no son la misma cosa.

lunes, 23 de abril de 2018

Construye Tu Propia Senda


“Por eso conviene seguir lo que es general a todos,  es decir, lo común; pues  lo
general a todos es lo común. Pero aun siendo el logos general a todos, los
Más viven como si tuvieran una inteligencia propia particular”
Heráclito

Uno de los mayores enemigos de la realización y el éxito es esa tendencia que solemos tener los seres humanos de compararnos constantemente con los demás. Tendemos a mirar a nuestro alrededor con la intención de encontrar precisamente esos ejemplos que hacen que nuestros logros parezcan insignificantes en relación a los conseguidos por otros. Y esa dinámica termina siendo totalmente desalentadora.

Pienso por un instante en la increíble cantidad de personas que fruto de esta dinámica han terminado incubando una falsa creencia de falta de valía para lograr sus sueños y aspiraciones. Por qué lo triste es que no se dan cuenta de que en la mayoría de las ocasiones están comparando sus comienzos con los finales de los demás.

Y permíteme que me explique. Es muy frecuente caer en el error de comparar nuestros resultados cuando iniciamos la persecución de cualquier objetivo con los resultados de otras personas que ya tienen mucha experiencia o resultados en esas mismas áreas. De ese modo, es habitual encontrar por ejemplo al joven programador que compara sus resultados con los obtenidos por el fundador de Facebook, o el guitarrista que está comenzando que se compara con Mark Knopfler o el empresario que se compara con alguien que tuvo mucho suceso.

Cuando esos ejemplos sirven de inspiración, están cumpliendo su verdadera función: demostrarte lo que es posible lograr cuando uno pone en juego todo su máximo potencial. Pero cuando para lo único que sirven es para multiplicar en ti sentimientos de falta de valía o capacidad, sería mucho mejor que dejaras de fijarte en ellos y pasases a centrarte en tu propio crecimiento y evolución en relación a tu punto de partida.

Lo que muchas veces se nos pasa por alto es precisamente eso: estamos en una etapa del camino diferente, y por tanto no es comparable. 

Céntrate en dar lo mejor de ti mismo y en disfrutar todas y cada una de las etapas del camino. Y desde esa perspectiva toda la experiencia se transforma, y se empieza a ver como posible alcanzar cualquier altura que te atrevas a soñar.



Mantiene Su Vigencia


Recuerdo que era todavía un adolescente cuando cayeron en mis manos las obras completas de William Shakespeare. Vienen a mi memoria, aquel hondo impacto que me causaron cada uno de sus personajes y sus tramas y la viva emoción con que las leí. ¿Por qué? Porque es un autor sumamente sugerente, que invita al lector a pensar, a reflexionar sobre temas profundos, como son: el sentido de la vida, las pasiones humanas, los conceptos del bien y del mal, la muerte, el Más Allá...

Desde luego, no se trata de un autor más entre los muchos escritores, sino de un gigante de la Literatura Universal de la talla de Miguel de Cervantes Saavedra; del Dante y su “Divina Comedia”; de Homero con su “Ilíada” y “La Odisea”; de Thomas S. Eliot con su magistral obra poética “La Tierra Baldía”, quien aporta las claves de la crisis de valores de nuestra cultura; de Charles Dickens, quien a través de sus obras despertó la conciencia social de millones de ingleses de varias generaciones; de Alexandr Solzhenitsyn, quien descubrió al mundo occidental el verdadero rostro de la extinta Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, etc.

¿Por qué resulta fascinante la lectura de Shakespeare? Porque explora la conciencia humana hasta límites nunca antes abordados en el quehacer literario. Desglosa asombrosamente las diversas facetas que tienen la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia, la pereza...

Por ejemplo, resulta estremecedora su obra “Macbeth” en la que los esposos protagonistas van cometiendo una serie de crímenes, mediante engaños, hasta que –con las manos manchadas de tanta sangre derramada– comienzan a perder la lucidez y el equilibrio mental. 

El autor inglés demuestra cómo el ser humano tiene la funesta capacidad de hacer el mal hasta límites insondables.

Si alguien dijera que “Shakespeare resulta ya obsoleto”, sin duda, sería una afirmación desacertada, porque tan sólo en su obra “Hamlet” en que el joven protagonista sufre y se enfrenta a una serie de graves sucesos y desencantos, en su desesperación, se plantea una frase que ha permanecido a lo largo de los siglos: “Ser o no ser. Ésa es la cuestión”. Es decir, si existen la maldad y los engaños, entonces, ¿qué sentido tiene la vida humana? ¿Hay alguna razón por la que valga la pena existir?...

La misma cuestión fue planteada en el siglo pasado, cuando la humanidad se enfrentó a dos terribles Guerras Mundiales y sobrevino en la población un estado generalizado de tristeza, pesimismo y hartazgo de vivir y que desembocó en la “Filosofía Existencialista”, como por ejemplo: el pensamiento de Jean Paul Sartre, quien afirmaba: “el hombre es una pasión inútil” y “el infierno, en realidad, son los demás”; Martin Heidegger, filósofo alemán que sostenía que “el-hombre-es-un-ser-para-la-muerte”; el escritor francés Albert Camus aseveraba que no se podía vivir con esperanza, ilusión ni alegría porque –en su particular visión trágica de la vida– el hombre es un ser intrínsecamente perverso y había que explicar antes las raíces profundas del mal. Así lo expresa en sus obras: “La Peste” y “El Extranjero”.


Por otra parte, William Shakespeare sigue siendo fuente de inspiración para novelistas, poetas, autores de obras de teatro, escritores de guiones de cine y series de televisión. Fue tal su genialidad, que sus obras de teatro se siguen presentando con éxito; algunas han sido convertidas en piezas de ópera; y, en definitiva, perviven muchas de sus frases y conceptos en la cultura de nuestro tiempo.

Las Caras De La Ambición


“Un hombre no es desdichado a causa de la ambición, sino porque ésta lo devora”, Montesquieu

La ambición está hecha del mismo material con el que se tejen los sueños.

Nos impulsa a fijarnos metas que nos ilusionan y retos que, a priori, parecen imposibles de alcanzar. Es un poderoso motor que desafía la lógica y la razón.

Quienes se atreven a darle rienda suelta, son capaces de cambiar su realidad y sus circunstancias. No en vano, es un poderoso agente de transformación. Y nos puede aportar muchas cosas positivas. Alimenta nuestro espíritu de superación, el inconformismo y la capacidad de soñar a lo grande. 

Nos invita a ir más allá de nosotros mismos, despertando nuestro afán competitivo. Incluso puede enseñarnos a ser más humildes.

Sin embargo, por lo general goza de una dudosa reputación. Especialmente debido a las compañías que frecuenta. Entre sus relaciones habituales se encuentran la codicia, la insatisfacción y el propio interés; cuyos venenosos consejos nos pueden arrastrar a lugares sombríos.

Sin duda, podemos afirmar que la ambición tiene dos caras. Su rostro luminoso nos lleva a brillar, y su lado oscuro nos conduce al más profundo de los infiernos. De ahí la importancia de aprender a gestionarla lo mejor posible. 

Todos conocemos sus cantos de sirena, y dependiendo de cómo la interpretamos, cedemos a sus impulsos o nos resistimos estoicamente a su sugerente canción.

En cualquier caso, es innegable que tiene un importante impacto en nuestra vida, ya sea por exceso o por defecto. 


domingo, 22 de abril de 2018

Confianza Y Autoestima

Los hombres no podríamos vivir en armonía si faltara la Confianza, es decir, la seguridad firme que se tiene de una persona, por la relación de amistad o la labor que desempeña.

Tenemos seguridad en una persona porque sabemos que en sus palabras no existe el doble sentido o el rebuscamiento; jamás hace un juicio a la ligera sobre las actitudes de los demás; trabaja con intensidad, procurando terminar la tarea encomendada cuidando hasta el más mínimo detalle; llegará puntual si así se ha acordado o guardará el secreto que le hemos confiado.

Es fácil perder la Confianza en alguien cuando no actúa con justicia, algún comerciante, profesional o prestador de servicios que abusa de nuestra falta de conocimiento o buena voluntad, y pide a cambio una cantidad de dinero que no corresponde a lo convenido.

La mentira tampoco tiene lugar en cualquier tipo de relación, pues confunde la verdad, destruye los sentimientos, provocando una ruptura que pocas veces, o nunca, se puede resanar.

Podemos confundir la “confianza en uno mismo” convirtiéndola en presunción, como una forma de hacernos notar mediante una actitud poco respetuosa a las personas, lugares y circunstancias, tratando bruscamente a un mesero o buscar los medios para no formase en fila en un banco.

Otra forma mal entendida de la Confianza, es la familiaridad excesiva en el trato, provocando la burla de quienes nos rodean, los mismos familiares y compañeros de trabajo son las víctimas de nuestro asedio, posiblemente no reaccionan violentamente ante nuestro comportamiento por falta de recursos, sino por tener más educación.

Ahora bien, todos somos capaces de generar Confianza en los demás:

– Cada vez que enseñamos a otros a trabajar, aceptando sus fallas y ayudándoles a mejorar, de esta manera podrán adquirir seguridad en lo que están haciendo.
– Para tomar decisiones, tomar en cuenta a los que comparten las mismas responsabilidades, así, con otra visión de la situación se obtienen mejores resultados.
– Saber escuchar la opinión de los demás, sin importar nuestra mejor preparación o el puesto de mayor nivel que ocupamos.
– Ayudar a los hijos a decidir, procurando proporcionarles los elementos que les ayuden a tomar la opción que más convenga.
– Procurando cumplir a tiempo con los encargos que tenemos, en el trabajo, en casa y con los amigos.
– Presentar nuestro trabajo limpio, ordenado y puntualmente.
– Hablar siempre con la verdad.
– Cobrar la cantidad justa de dinero por lo que vendimos o el servicio que prestamos.
– Evitar que se hagan burlas o calumnias de otras personas.

Somos dignos de Confianza por cumplir responsablemente nuestras obligaciones, ayudamos a los demás con nuestro consejo o nuestro trabajo, si sabemos cumplir con las promesas que hacemos, evitamos criticar a los demás, generamos un ambiente agradable en las reuniones a las que somos invitados, comprendemos los errores de los demás y ayudamos a corregir.


Tal vez los mejores indicadores de Confianza, son la cantidad de amigos que tenemos, el número de personas que acuden a nuestro negocio y las responsabilidades que nos asignan en el trabajo; cuando esto ocurre, podemos decir que somos Confiables.

El Verdadero Valor


¿Qué es seguridad en sí mismo? Es la confianza que la persona tiene sobre si mismo, siendo esta una manera sana de comunicarse. Asimismo, es la capacidad de defenderse de forma honesta y respetuosa. 

Te compartimos un gran parábola que de seguro te servirá de mucho, veamos.

Un día un sabio maestro recibió la visita de un joven que se dirigió a él para pedirle consejo:
— Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro sin mirarlo, le dijo:
— Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... y haciendo una pausa agregó: — si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
— E... encantado, maestro— titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
—Bien— asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y al dárselo al muchacho, agregó:
— Toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas. El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes, quienes lo miraban con algún interés.

Pero les bastaba el escuchar el precio del anillo; cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y solo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. Alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.

¡Cuánto hubiera deseado el joven tener esa moneda de oro! Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Triste, subió a su caballo y volvió a donde el maestro se encontraba:

— Maestro -dijo- lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera obtener dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

— Qué importante lo que has dicho, joven amigo —contestó sonriente el maestro—. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él.
Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo. El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
— Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
— ¡58 MONEDAS! — exclamó el joven.
— Sí, -replicó el joyero— yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido
.
— Siéntate —dijo el maestro después de escucharlo— Tú eres como este anillo: Una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. 

¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?


Superar Los Reveses


Todos los seres humanos nos enfrentamos al fracaso y las crisis y es la forma en que se gestionan estos fracasos lo que determina el nivel de felicidad y bienestar.

Dominar estrategias para hacer frente tanto a los desastres como la las pequeñas desilusiones cotidianas son algunas de las habilidades más importantes que podemos desarrollar.

La ciencia y la psicología desvelan los mecanismos de cambio en el cerebro y en la mente, y la forma de adaptar hábitos mentales que nos ayuden a pasar de la tragedia al bienestar.


Vamos a entrenarnos en cultivar los recursos y habilidades que nos hagan más resilientes delante de los contratiempos.

sábado, 21 de abril de 2018

Sin Condiciones


“Por grande que sea una presa, un mínimo agujero, por la presión hidráulica, la acaba rompiendo”, se dice. Incluso los altos sueños pueden venirse abajo si los volvemos condicionales. Por pequeña que sea, una condición puede ser grieta suficiente para que todo se rompa.

Uno de los errores de nuestra cultura es pensar que solo lo posible vale la pena. Hemos puesto la atención únicamente en lo realizable, lo tangible, lo real y lo medible, y hemos dejado a un lado el valor de lo inalcanzable, de las utopías, las ilusiones y los sueños. “La gente se enorgullece de tener los pies en la tierra, de ser realista y sensata, y se burla de aquellos que están en las nubes”, escribe Ken Robinson. 

Vivir a expensas de que algo tenga un final feliz sería como decir “no vivas, ¡que vas a morir!”. Creo que no importa tanto que la película acabe bien si el desarrollo es un tostón. (Yo no pago palomitas por cinco minutos de final, sino por dos horas de emoción).

Nos hemos mercantilizado hasta el punto de vernos como productos. En el amor, si nos gusta una persona pero tarda en correspondernos, o si las cosas van mal, “¡a por otra!”; en el trabajo, “al que antes me agarre” o “al que más me pague”; y en las relaciones personales, se habla de “dar para recibir”, como si la generosidad fuera un intercambio. 

Hacemos las cosas bajo la condición de que nos salga bien la tirada. Queremos hacernos ricos por inflación, no por inversiones de riesgo. ¿Y si la riqueza está en la aventura de los mares y no en el cofre de la isla? No hay viaje que pueda disfrutarse preguntando “cuánto falta”.

“¿Y si la riqueza está en la aventura de los mares y no en el cofre de la isla?”.
Lo que realmente da valor a una persona no es lo que hace cuando hay garantías, sino lo que emprende cuando no las hay. El amor, como la valentía, reside en el espacio del “podría ser que no”. No es una cuestión de optimismo o pesimismo, es una cuestión de condicionalidad. Mientras que, en esa bifurcación, un pesimista piensa “¿y-si-no?” y un optimista “¿y-si-sí?”, un amante se pregunta “¿y-qué-más-da?”, porque un amante sabe que lo importante no es conseguirlo, sino pelearlo (disfrutarlo).

La diferencia está en quién lo hace para conseguir algo y quién porque lo ama. Son esos dos violinistas en diferentes estaciones de metro, uno mirando las monedas y el otro sintiendo cada nota con los ojos cerrados. El amor es tocar para ti.

Ser un amante es estar dispuesto a continuar cuando no hay premio, es hacerlo aunque no llegue. Ser amante es estar dispuesto a trabajar sin tener recompensa, a quedarte sin nada, en el aire, desnudo. Lo contrario es ser comerciante. El amor es la muerte de la condición. 

La dificultad o frustración temporal no pueden ser la causa de abandono de un sueño atemporal. Los sueños no tienen fecha. Todo sueño verdadero es atemporal e incondicional
.
Plantéalo así. Si te garantizaran que si lo dejas todo y te dedicas a lo que amas, al final lo consigues, ¿lo harías? ¿Y si no te lo dijeran? Esa es la diferencia. Si tu segunda respuesta es sí, eres un amante.



La Vida Que Percibimos


Hoy quiero hablarles de la percepción humana, esa maravillosa herramienta evolutiva que nos permite desde enamorarnos hasta sortear obstáculos que atenten incluso contra nuestra propia vida.

Resulta paradójico que una misma “herramienta” pueda controlar extremos tan distantes en nuestro vivir, pero ¡así es!  A través de la percepción los seres humanos somos capaces de seleccionar pareja, reconociendo e interpretando signos casi imperceptibles haciendo más fácil la selección natural para la conservación de la especie.

También es un mecanismo evolutivo de protección, nos hace darnos cuenta de los peligros que nos rodean y nos pone en situación de alerta para ser capaces de reaccionar de la manera adecuada a estímulos agresivos, haciéndonos retirar la mano de una fuente de calor, cubriéndonos cuando hace frío…o descargando dosis de adrenalina para sobreponernos a un fuerte impacto con el único interés de preservar nuestra vida.

La percepción es no solo nuestro proceso de “asimilar” los estímulos sino es además la manera cómo reaccionamos ante ellos, cómo cada uno de nosotros nos manejamos o conducimos en el entorno que nos rodea y, además, es el mecanismo a través del cual realmente convivimos en sociedad. Entonces, más específicamente, debemos hablar sobre  la semiótica de la percepción.

Todos estamos expuestos a una inmensa cantidad de estímulos a cada momento del día, partiendo por cosas cotidianas y domésticas como el sonido de un despertador o el “ringtone” que asignamos a una persona específica y significativa de nuestra libreta de contactos, las luces de un semáforo, el aroma del primer café de la mañana, el sabor de un postre, el contacto con la textura de una superficie y hasta los más complejos sistemas de signos, por ejemplo, un mapa, un manual constructivo, las letras de un libro, los diagramas informáticos, los datos que refleja un equipo médico para controlar los valores de la respiración durante una cirugía, etc. No podríamos reaccionar ante toda esta avalancha de sensaciones sin la herramienta de la percepción
.
Hay que recordar o aclarar que percibir no es sinónimo de “ver”; vemos con los ojos y a través de un mecanismo también maravilloso que es la vista, pero no es suficiente. Percibimos a través de los cinco sentidos y por medio de estímulos que pueden ser visuales, auditivos, gustativos, olfativos y táctiles, y que tienen muchas más categorías dentro de sí mismos, volviendo el proceso de percibir algo muy complejo, específico y detallado.

Estos signos estímulos generan en nosotros sensaciones, las cuales duran únicamente fracciones de segundos para que, al ser asimiladas, nuestro cerebro las convierta en percepciones, involucrando  procesos cognitivos y otorgándoles  significados.

Este proceso continuo e ilimitado es la “semiosis”: la capacidad humana de asignar significado a todo lo que le rodea. De esta manera es como realmente nos comunicamos y es así como la fragancia de un perfume significa para nosotros el recuerdo de una persona en particular, la música y la letra de una canción nos remonta a un momento importante de nuestra vida… un color nos puede hacer pensar en una marca específica y un símbolo nos puede comunicar un concepto.

No podemos hablar de semiosis sin aclarar que la semiótica es el estudio de los signos dentro de un contexto social, por lo tanto ese proceso perceptivo estará siempre condicionado por las características y particularidades de cada uno de nosotros.

Percibimos de acuerdo a quienes somos, a nuestra sensibilidad,  carácter y temperamento,  a nuestro nivel de estudios, nuestra identidad cultural, creencias religiosas, ideologías políticas, tendencias sexuales, género, edad, status social y capacidad adquisitiva, a nuestras experiencias de vida, sean éstas agradables o no.

Es por eso que un diseño no funcionará de la misma manera para un público oriental que para Latinoamérica, tenemos un simbolismo diferente para ciertos colores, palabras y lugares… percibimos diferente.

Por lo tanto, los diseñadores debemos estar conscientes que al utilizar signos para comunicarnos con grupos y públicos específicos también debemos tomar en cuenta sus similitudes y diferencias para percibir. De ahí la importancia de segmentar muy bien nuestros mercados o target y centrar nuestra atención en el usuario. 

Por tal razón se recurre a la utilización de estereotipos que son, en palabras sencillas, la anulación de los rasgos particulares, agrupando a las personas por sus características generales, tratando de reducir las individualidades al mínimo para facilitar la efectividad de este proceso perceptivo y generar la respuesta esperada.

Podríamos escribir muchísimo más acerca de la maravilla de la percepción pero quizás el punto medular sea que es parte de nuestra esencia, que está directamente relacionada a nuestro ser individual y que constantemente está siendo modificada por todos los acontecimientos, pequeños o grandes,
afortunados o no, que marcan nuestra vida. Que con cada nueva experiencia o cambio al que nos enfrentamos modificamos nuestra manera de percibir y que, como dije al principio, la percepción es una herramienta evolutiva que nos ayuda a seguir viviendo y nos permite adaptarnos a nuestro entorno actual, sin duda no es igual al de ayer y será totalmente distinto al de mañana.

La vida cambia y con ella nuestra situación laboral, familiar y emocional, por lo tanto, percibimos siempre de acuerdo a nuestra propia historia.


Realidad, ¿Cuál Realidad?

Mi realidad o su realidad, ¿cuál de las dos? el problema radica en que el consciente y el inconsciente de cada persona también tienen su propia realidad, por lo tanto creo que no existen los hechos dados por esta “realidad” condicionada a nuestros prejuicios que desde luego no son fijos sino variables de acuerdo a nuestro entorno y por supuesto al tiempo. 

Entonces para poder determinar la veracidad de nuestras experiencias o mejor dicho la falta de proposiciones por que nuestra realidad es limitada solo a nuestro punto de vista lo mejor sería admitir que nada es falso en nuestros argumentos, solo es la falta de hipótesis comprobables que validen la veracidad de nuestras estipulaciones o la falta de herramientas para comprobar lo correcto o incorrecto de esas aseveraciones, por eso la mayoría de ocasiones imponemos nuestras condiciones sin tomar en cuenta la de las personas con que nos relacionamos por eso creo que este obstáculo que no permite la adaptación de nuestra intuición a las condiciones nuevas u opiniones de otras personas radica en la persistencia de las antiguas formas de representación presentes en cada término de nuestro proceso de comunicación con seres queridos, amigos, compañeros de trabajo y desconocidos.

Por eso propongo un método para generar un conocimiento discriminante que nos permita ser holísticos, que abarquemos todos esos matices verbales, corporales y tal vez esos que se nos pueden escapar de nuestra limitada percepción (No como estructura estadística o financiera sino bajo el concepto de la hermenéutica):

1. Construir a modo propio una técnica del logro consciente de un objetivo dado en vez de la técnica que se presenta espontáneamente y casi en cualquier momento en nuestras vidas como una expresión de la supuesta armonía hacia el entorno, este modo daría como resultado que nuestra actividad diaria nos desligue  de la dominación de nuestro intelecto volitivo.

2. Nuestro intelecto debe ser inquieto y analítico, deseoso de enmarcar la experiencia dentro de un esquema en que la verdad (Tomada de distintos puntos de vista) sea analizada sin ningún esfuerzo consciente aceptando la experiencia tal y como es sin interpretarla por el intelecto. Por que tanto la ciencia como la filosofía o cualquier otra forma de acercarse a la verdad tienen un valor como recurso temporal o como indicador direccional considerados como logros elevados, son conceptos del mundo relativo y es en este en el que son verdaderos y tienen cuantía por eso es necesario actuar en un campo de libertad no ligado a teorías sino a hipótesis que cambiarán de acuerdo a la situación y a las personas que lo crean.

3. Este punto es para que nosotros o mejor cada persona que lea esta entrada lo llene con sus experiencias, por supuesto esperaría comentarios, opiniones y sugerencias.

Y como la frutilla del pastel me queda esta frase: Sacar una conclusión equivale a completar un círculo.



Nuestra Mente


"No conozco ninguna cosa que sea tan ingobernable como una mente no desarrollada.
En verdad que una mente no desarrollada es ingobernable.

No conozco ninguna otra cosa que sea tan gobernable como una mente desarrollada.
En verdad que una mente desarrollada es gobernable.

No conozco ninguna otra cosa que proporcione tanto sufrimiento como una mente no cultivada y no desarrollada.
En verdad que una mente no cultivada y no desarrollada proporciona sufrimiento.

No conozco ninguna otra cosa que proporcione tanta felicidad como una mente cultivada y desarrollada.
En verdad que una mente cultivada y desarrollada proporciona felicidad"


AnguttaraNikaya.

Las Ilusiones


Para algunos, las ilusiones siempre son falaces espejismos, como las aguas de los manantiales que engañan al sediento durante su andar por el desierto. O los cantos de sirena que tientan al astuto Ulises en la Odisea, una de las obras maestras de Homero.

“Quien vive de ilusiones, muere de desengaño”, se les oye decir, aunque no necesariamente con mala fe. Es una sentencia recurrente, con sabor a frustración, que intenta ubicarnos en medio de una realidad solo validad para las ciencias exactas, sin tener en cuenta que muchas veces —cito a Ernesto Sábato— “en la vida, la ilusión, la imaginación, el deseo y la esperanza cuentan más”.

No pretendo despojar de su valor a las ciencias exactas, pues no estaría actuando dentro de mis cabales; pero vivo convencido de que sus virtuosos maestros alguna vez fueron blanco de la ilusión y soñaron con ser grandes matemáticos o físicos. Lo lograron porque lucharon y, a golpe de perseverancia y genialidad, hicieron realidad sus anhelos. Sus ilusiones nunca desembocaron en la mar del desengaño
.
El caminante del desierto es víctima de una ilusión óptica con apariencia de realidad. Yo hablo de todo lo contrario, de la realidad que le abre paso a la ilusión, a las esperanzas positivas y sueños realizables. Hablo de las ilusiones del corazón. Pero éstas también pueden ser frustrantes cuando no se convierten en anhelos, y se ponen a merced de la suerte o el destino, se desconfía del trabajo y de la inteligencia del ser humano, o se le teme a los retos de la vida. Sin embargo, cuando una ilusión trueca en sueño y le dedicamos tiempo y esfuerzo, no tiene por qué terminar en desencanto, todo lo contrario.

Podemos forjarnos la ilusión de conocer China alguna vez en la vida. No faltarán quienes nos apoyen y estimulen, aquellos que nos digan: “qué bello sería”. Tampoco faltaran los otros, los que llamo matadores de ilusiones, quienes apelan a juicios realistas, pero permeados de negativismo.

Ellos, entonces, se empeñarán en demostrarte la lejanía de esa nación asiática, el excesivo precio de los pasajes, lo tedioso de las largas horas de vuelo, lo dura que está la vida en medio de la crisis económica y otra ensarta de argumentos, todos reales, con el propósito de evitarte, según sus puntos de vista, un desengaño
.
No afirmo que el solo hecho de ilusionarse con conocer China ya asegure la visita. No es así. Ahora bien, si somos de los que se ilusionan, sueñan y luchan, y de los que no le temen a los retos de la vida, tendremos muchas más posibilidades de visitar ese gran país, que aquellos que no lo sueñan y mucho menos se ilusionan con hacerlo.

¡Hay que ilusionarse, imaginarse y motivarse, para después hacerlo! Si fracasamos, la inevitable desilusión se verá compensada por la satisfacción del esfuerzo, convencidos de que hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance. La tranquilidad espiritual, a pesar de la momentánea frustración, se encargara de alentar nuevas ilusiones.


Cuando se agotan las ilusiones, más que vivir, sobrevivimos, y la existencia se torna tan difícil como, según Juan Ramón Jiménez, “tratar de componer una rosa deshojada”.

Vendimia Tus Sueños


EL SUEÑO DE LA VENDIMIA
De las altas cumbres 
desciende el agua 
abrazando el rumbo de las acequias 
río de amor vendimiado 
padre de la cosecha 

Madre de las uvas 
gredosa y tierna 
es la tierra mía gestando el vino 
rayo de sol, su corazón 
canta por el racimo 

Mientras el sonido de las guitarras 
desperezan cuecas en su alegría 
ebria de luz pinta la vid 
el viento de la vida 
sembrador de penas, pasó el granizo 
deshojando el verde de las hileras 

Quién fuese azul 
para encender cielos de primavera. 
por las alamedas de la vendimia 
alumbrando el vino se va febrero 
plena y frutal inmensidad 
sueños de sus labriegos

Mercedes Sosa


viernes, 20 de abril de 2018

Potencia Tu Entorno



Si quieres hacer dieta convendrá que llenes tu nevera de alimentos adecuados. Si quieres  meditar te ayudará tener un espacio en tu casa donde puedas estar tranquilo y en silencio. Si tienes que superar un examen te será útil una mesa ordenada donde colocar solo lo necesario para estudiar sin distracciones. O si quieres hacer deporte tendrás que guardar tiempo en tu agenda para ese fin.

Estos son solo algunos ejemplos para mostrarte  que además de contar con tu entusiasmo y fuerza de voluntad, que a veces pueden flaquear, puedes  contar con tu entorno si sabes transformarlo en un factor colaborador.  

El entorno te influencia y tú puedes moldearlo para que, a su vez,  te moldee positivamente. Se trata de diseñarlo en forma tal que te apoye en tus propósitos, sosteniendo tu motivación y ayudándote a minimizar esfuerzos y optimizar rendimientos. Te propongo nueve pasos que te ayudarán en este empeño:

1.- Cada objetivo tiene su entorno ideal así que una vez que tengas claro lo que quieres lograr puedes empezar preguntándote: ¿cómo sería un entorno colaborador para este asunto? En general, un buen entorno es cualquier aspecto de tu vida que funcione como estructura de apoyo para tus propósitos. Puede tratarse de personas que te den soporte, tecnología que te facilite la vida, programas que te ayuden a sistematizar procesos y crear hábitos, espacios que te inspiren, formación que te ayude a evolucionar o grupos con intereses similares que refuercen tu motivación, por ejemplo.

 2.- Concreta los recursos que consideras más necesarios. Crear un entorno colaborador es como formar un equipo para que no tengas que depender solo de ti mismo. Por ejemplo, si te has propuesto pensar más positivamente y quieres repetir, cada cierto tiempo, palabras que te aportan un enfoque constructivo, sería muy estresante tener que recordar los momentos programados para hacerlo. Pero si activas alertas en tu móvil, podrás relajarte confiando en que te avisará puntualmente cuando llegue el momento de repetir tu frase inspiradora.

3.- Encuentra las diferencias: Una vez que hayas repasado todos los elementos que podrían transformar lo que te rodea en un entorno colaborador, pregúntate: ¿qué diferencias presenta esta visión con mi entorno actual? ¿qué cambios serían los más determinantes? ¿Cuáles son los que ya puedo llevar a cabo?

4.- Descubre los entornos nocivos: Quizá te des cuenta que algunos de tus entornos actuales no solo no son colaboradores sino que contribuyen a frenar tu avance. Empieza por atender esas áreas. Y cuando tengas bien claros los cambios que quieres realizar, haz una lista, prioriza los más urgentes y pasa a la acción. Si quieres dedicar un tiempo a estudiar y en tu hogar no hay espacio para concentrarte sin interrupciones, estudia en la biblioteca más cercana. Si estás haciendo dieta y te resulta difícil seguirla comiendo con tus compañeros de trabajo, aprovecha para caminar hasta algún parque y come allí.

5.- Mucho de lo que te rodea puede convertirse en un entorno favorable para la consecución de un determinado objetivo. Si al mirar a tu alrededor piensas que nada puede apoyarte, repasa otra vez lo que necesitas,  coméntalo con tu familia, amigos o profesionales que puedan ampliar tu punto de vista   Observa otros entornos y los beneficios que les aportan a personas con necesidades similares a las tuyas. 

6.- En ocasiones resulta difícil superar las resistencias  ante el cambio. Te puede resultar tranquilizador empezar por detectar, valorar y agradecer  primero lo que ya funciona bien y establecer mejoras sobre ello. Quizá no necesitas un armario nuevo pero te puede resultar más efectivo otro sistema de ordenar tu ropa en su interior  o cambiar la ruta de paseo con tu mascota puede ser la oportunidad para hacer más ejercicio físico o usar Internet para revisar las ofertas antes de hacer la compra mensual en tu supermercado preferido  te ahorraría dinero, por ejemplo.  Empezar simplemente mejorando algunas áreas puede lograr una gran transformación del conjunto y un aporte de confianza para emprender cambios más drásticos
.
7.- Conviene, además, que diseñes entornos sostenibles que no necesiten, para mantenerlos,  más esfuerzo que el que te ahorran.  Si decides hacer cambios en tu terraza para convertirla en un espacio más acogedor pues quieres tener más momentos de tranquilidad al aire libre, procura que el cuidado que requieran las plantas y el mobiliario que escojas no reste demasiado tu tiempo de relax.

 8.- No te olvides de evaluar: Para detectar estos errores de cálculo conviene que tras implementar un cambio evalúes su rendimiento en relación a lo que querías obtener al aplicarlo. La evaluación también te ayudará a que la inercia no te lleve de vuelta a las antiguas situaciones o costumbres.

9.- Diseñar paso a paso y rediseñar: Recuerda que la creación de nuevos hábitos requiere esfuerzo hasta que no están consolidados y empiezan a aportarte seguridad y beneficios.  Por lo tanto,  puede resultar conveniente ir paso a paso en vez de afrontar muchos cambios a la vez. E ir rediseñando conforme afrontas distintos retos que suponen diferentes necesidades.


Lo importante es que contemples la posibilidad de perfeccionar tu entorno para transformarlo en un sistema que te permita descargarte obligaciones, que te sirva de filtro ante posibles distracciones,  que te refuerce en tu motivación y te apoye con efectividad en tu camino.  

¡Harás más con menos esfuerzo y la vida te resultará más fácil!

Integración Social



El ser humano vive en sociedad, forma parte de un sistema. Dicha integración social potencia la autoestima personal y eleva el bienestar individual de quien se relaciona con los demás. Sin embargo, existen situaciones en las que las personas pueden estar en riesgo de exclusión social.

Por ejemplo, la precariedad económica puede estar vinculada con la exclusión social. Desde este punto de vista, existen profesionales como los trabajadores sociales e instituciones específicas que trabajan ofreciendo una ayuda concreta a esas personas que están en riesgo de exclusión.
Convivencia social
Esta ayuda tiene un doble beneficio ya que no solo sirve de ayuda para las personas vulnerables que están en riesgo de quedar fuera del sistema sino que se trata de un beneficio social para todos ya que el bienestar individual de las personas suma bienestar al conjunto.

La sociedad no es una entidad estática sino dinámica, los elementos que componen la sociedad están en constante evolución. Desde este punto de vista, puede suceder que una persona que ha formado parte de una familia acomodada esté en riesgo de exclusión en un momento de su vida como consecuencia de un problema económico o un problema personal.

La integración social tiene como objetivo potenciar a las personas en el desarrollo de su propia autonomía. Desde este punto de vista, se ha avanzado mucho en la integración de personas que sufren algún tipo de discapacidad. Esta integración social también mejora la convivencia de todos armonizando los intereses de cada una de las partes.

Atender al factor humano
Uno de los aspectos más importantes para la integración de las personas en la sociedad es el trabajo. Por ello, en tiempos de crisis económica, el riesgo de exclusión de aquellos parados de larga duración aumenta. La integración social apuesta por la atención a las personas, es decir, por priorizar el factor humano analizando los recursos que se necesitan para actuar en una situación de ayuda.

Los profesionales que trabajan en este sector analizan un perfil específico de personas en riesgo de exclusión social con el objetivo de minimizar las opciones de vulnerabilidad en la sociedad actual.

Moralidad Y Conciencia

Moralidad y Nuestra Conciencia

La moralidad afecta nuestras decisiones diarias, y esas decisiones están dictadas por nuestra conciencia. De nuevo, debemos decidir por nosotros mismos de dónde proviene la conciencia.

Mucha gente tiene la idea de que la conciencia es un asunto de nuestros corazones, que conceptos del bien y del mal, y de justicia están "programados" en cada uno de nosotros.

Esto coincide con los escritos de Pablo, el apóstol, quien señala que hasta aquellos que no creen en Dios, frecuentemente obedecen las leyes de Dios, como aparecen en los Diez Mandamientos: 

"Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos" (Romanos 2:14-15).


De nuevo, aquellos que no creen en Dios se quedan con la única conclusión posible a que pueden llegar - que nuestras decisiones están basadas únicamente en nuestra necesidad de sobrevivir. 

Lo que llamamos nuestra conciencia, entonces, estaría basada en nuestro comportamiento adquirido, en vez de ser parte de un diseño divino.

jueves, 19 de abril de 2018

Los Valores Sociales


El bien, la verdad, la belleza, la felicidad, la virtud, han sido conceptos que desde el principio de la humanidad han guiado el comportamiento y las aspiraciones de las personas y las sociedades. Los seres humanos han definido sus valores a lo largo de la historia, reflejándolos en las mentalidades colectivas, las leyes y costumbres, la religión y la cultura.

¿Qué son los valores?
Los valores son aquellos criterios que rigen el comportamiento de los seres humanos. La práctica de los valores identifica a un individuo con la manera de estar en el mundo del grupo al que pertenece, afirmando así una determinada concepción de la humanidad.

Las mentalidades colectivas
Todas las actividades humanas, incluidos el lenguaje verbal y los gestos, corresponden a un entorno mental colectivo. Dicho entorno determina las motivaciones, las elecciones y la forma de afrontar las consecuencias de nuestros actos.
Para entender las mentalidades colectivas hay que acudir a las fuentes históricas. El legado de las generaciones pasadas es tan importante como nuestras acciones presentes.

COMPONENTES DE LAS MENTALIDADES COLECTIVAS
Las mentalidades colectivas están formadas por los siguientes componentes:
El racional. Historia cultural e intelectual de las ideas, de la filosofía y de la exploración de la conciencia.

El emotivo. Afectos e impulsos que nos mueven a actuar y a reaccionar.

El imaginario. Representaciones mentales que configuran un mundo interior personal pero compartido por los miembros de un colectivo.

El inconsciente. Aquellos procesos mentales que escapan a la conciencia.

El conductual. Toda la actividad humana es observable según lo que se hace o se dice.

Los valores en las leyes y costumbres
Los valores sociales encuentran su máxima expresión en los códigos de comportamiento que cada sociedad se impone a partir de leyes, usos y costumbres aceptados por la generalidad.

Las religiones y las mentalidades colectivas
Las religiones tratan, por un lado, de responder de una forma concreta a los problemas derivados de la convivencia social, y por otro, de proporcionar a las comunidades unos valores éticos y morales, relacionados con su concepción del mundo.

Las doctrinas sociales de la gran mayoría de las religiones se inspiran en los principios que se desprenden de sus libros sagrados. En el caso del cristianismo, los Evangelios resaltan la importancia de los siguientes principios:
El respeto a la dignidad de la persona.
El amor al prójimo como base de la convivencia.

El bien común y la justicia social como referencia para gobernantes.
Los valores sociales en la literatura y el cine
La lectura sirve para aprender, desarrollar la inteligencia y entretenerse. Las páginas de los libros son también un espejo en el que se reflejan los valores de una época y de una sociedad.

Durante la Edad Moderna, la literatura influyó decisivamente en la formación del sentimiento de identidad de los pueblos europeos, creando una imagen coherente de los mismos y dando lugar al nacimiento de proyectos colectivos
.
La literatura ha sido una potente creadora de imágenes. Mención especial hay que hacer del teatro, que durante siglos tuvo una importancia capital para la constitución del espíritu colectivo de los pueblos. 

Hay que tener en cuenta que hasta finales del siglo XIX la capacidad de lectura era patrimonio de una minoría culta. Además, el teatro se consume colectivamente, frente a la lectura que es un acto individual.


A partir de la segunda mitad del siglo XX, la imagen (cine y televisión) ha superado como generador e indicador de valores sociales a la palabra escrita. Este medio, relativamente reciente, es un soporte de expresión de valores con una amplia influencia, debido a su carácter masivo.

El Sufrimiento Humano


Sufrir significa tomar postura frente al propio dolor y esto equivale a estar ´por encima´ de él.” 

El hombre y la mujer tienen derecho no sólo a la vida, al trabajo, a la alegría, a la paz; tienen, además, un derecho fundamental que nadie les puede quitar de ninguna manera y éste se refiere al sufrimiento.

 “Porque en el recto sufrimiento, en el sincero sufrimiento de un genuino destino, se le abre al hombre una suprema oportunidad, más aún, la más grande oportunidad de cumplir su propio sentido y darse plenitud a sí mismo.”   “¡El dolor pertenece a la esfera más íntima y personal del hombre.

¡El hombre no educado por el dolor permanece siempre niño! ¡La última ley de la historia es el sufrimiento!

He aquí por qué el crecimiento, la maduración, el enriquecimiento de una vida humana están ligados al dolor y a la pregunta, ¿por qué sufrir? Tal respuesta no es pronunciada en voz alta, con altivez, con alegría y soberbia, sino que se manifiesta balbuceando, a veces con lágrimas que no siempre son físicas, en el fondo del corazón, en lo íntimo del propio ser. La respuesta que el ser humano sufriente da a la pregunta sobre el porqué del dolor es siempre una respuesta sin palabras. Sin embargo, para Frankl, esa es la única respuesta significativa.


Y esto es así porque el amor y el dolor se gestan y maduran en el silencio. El amor es la meta última y más alta a que pueden aspirar el hombre y la mujer. La salvación de la persona está en el amor y a través del amor. 

El verdadero amor es el único sentido capaz de dar vida y vida en abundancia.

El Pensamiento Humano


“El pensamiento es extremadamente valioso. Uno puede de hecho crear cosas con la mente.

Por ello, vigila cuidadosamente tus pensamientos, pues cada uno de ellos puede crear, literalmente, algo vivo.

Ten en cuenta que cuanto más elevada sea una facultad, más lejos puede llegar. Es posible arrojar algo lejos pateándolo, pero llegará más alto si utilizas tu mano.

Más lejos aún llegarás con tu voz, llamando a alguien que está muy lejos. El oído llega más lejos aún, pues puedes escuchar sonidos como el de un disparo desde una distancia muy grande. Tu vista llega más lejos aún, percibiendo lo que hay en el cielo. Sin embargo, lo más elevado de todo es la mente, que es capaz de penetrar las alturas más excelsas. 

Debes por lo tanto cuidar tu mente por sobre toda las cosas.”


Las facultades intelectuales o superiores de la mente, son aquellas que nos diferencian de cualquier animal. En nosotros los seres humanos, la mente es lo que nos diferencia de los animales. Hemos sido dotados de unas facultades intelectuales que en nuestros sistemas educativos nunca se nos ha enseñado, siendo estas una parte importante y tan elevada de nuestra personalidad. 

Al aprender a usar adecuadamente las facultades intelectuales se obtiene control sobre los pensamientos y los sentimientos.

No Te Rindas


Poema de Mario Benedetti – "No te rindas"


No te rindas, aún estás a tiempo de abrazar la vida y comenzar de nuevo, aceptar tu sombra, liberar el peso y retomar el vuelo.
No te rindas, que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir los sueños, abrir las esclusas, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor, no cedas.
Aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se acalle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tu seno.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque lo has querido y porque yo te aprecio, porque existe el vino y el amor es cierto, porque no hay herida que no cure el tiempo.
Abrir las puertas, quitar los cerrojos, bajar el puente y cruzar el foso, abandonar las murallas que te protegieron, volver a la vida y aceptar el reto.
Recuperar la risa, ensayar un canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida, remontar los cielos.
Mario Benedetti