Tenemos seguridad en una persona porque sabemos que en sus
palabras no existe el doble sentido o el rebuscamiento; jamás hace un juicio a
la ligera sobre las actitudes de los demás; trabaja con intensidad, procurando
terminar la tarea encomendada cuidando hasta el más mínimo detalle; llegará
puntual si así se ha acordado o guardará el secreto que le hemos confiado.
Es fácil perder la Confianza en alguien cuando no actúa
con justicia, algún comerciante, profesional o prestador de servicios que abusa
de nuestra falta de conocimiento o buena voluntad, y pide a cambio una cantidad
de dinero que no corresponde a lo convenido.
La mentira tampoco tiene lugar en cualquier tipo de
relación, pues confunde la verdad, destruye los sentimientos, provocando una
ruptura que pocas veces, o nunca, se puede resanar.
Podemos confundir la “confianza en uno mismo” convirtiéndola
en presunción, como una forma de hacernos notar mediante una actitud poco
respetuosa a las personas, lugares y circunstancias, tratando bruscamente a un
mesero o buscar los medios para no formase en fila en un banco.
Otra forma mal entendida de la Confianza, es la familiaridad
excesiva en el trato, provocando la burla de quienes nos rodean, los
mismos familiares y compañeros de trabajo son las víctimas de nuestro asedio,
posiblemente no reaccionan violentamente ante nuestro comportamiento por falta
de recursos, sino por tener más educación.
Ahora bien, todos somos capaces de generar Confianza en los
demás:
– Cada vez que enseñamos a otros a trabajar, aceptando sus
fallas y ayudándoles a mejorar, de esta manera podrán adquirir seguridad en lo
que están haciendo.
– Para tomar decisiones, tomar en cuenta a los que comparten
las mismas responsabilidades, así, con otra visión de la situación se obtienen
mejores resultados.
– Saber escuchar la opinión de los demás, sin importar
nuestra mejor preparación o el puesto de mayor nivel que ocupamos.
– Ayudar a los hijos a decidir, procurando proporcionarles
los elementos que les ayuden a tomar la opción que más convenga.
– Procurando cumplir a tiempo con los encargos que tenemos,
en el trabajo, en casa y con los amigos.
– Presentar nuestro trabajo limpio, ordenado y puntualmente.
– Hablar siempre con la verdad.
– Cobrar la cantidad justa de dinero por lo que vendimos o
el servicio que prestamos.
– Evitar que se hagan burlas o calumnias de otras personas.
Somos dignos de Confianza por cumplir responsablemente
nuestras obligaciones, ayudamos a los demás con nuestro consejo o nuestro
trabajo, si sabemos cumplir con las promesas que hacemos, evitamos
criticar a los demás, generamos un ambiente agradable en las reuniones a las
que somos invitados, comprendemos los errores de los demás y ayudamos a
corregir.
Tal vez los mejores indicadores de Confianza, son la
cantidad de amigos que tenemos, el número de personas que acuden a nuestro
negocio y las responsabilidades que nos asignan en el trabajo; cuando esto
ocurre, podemos decir que somos Confiables.
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