La dignidad es un valor inherente al ser humano por su
condición de tal, valor que es de orden superior en relación al de los demás
seres vivos del cosmos. A ese valor se le da el nombre de dignidad humana.
La dignidad humana es el valor principal de toda persona, de
donde deriva el principio básico y primero del que surgen todos los demás: el
respeto, actitud que merece el hombre por pertenecer al género humano, o sea,
por su dignidad humana.
En sentido moral, o desde una perspectiva ética llamamos
principio a todo juicio que deriva de la aceptación de algún valor. Del valor
de la vida y dignidad humana deriva el principio del respeto.
La filosofía, el positivismo y el empirismo afirman que los
valores son subjetivos, es decir, son construcciones del campo emocional que
pueden ser creadas por el consenso de una comunidad. Esto es criticado por
quienes sostienen su total relativismo, ya que un grupo social podría acordar
que los judíos no tienen dignidad y que pueden ser asesinados arbitrariamente.
El propio conocimiento del hombre, su inteligencia, su libertad y capacidad de
contemplarse a sí mismo (introspección), le permite transcender el mundo en que
se desenvuelve en busca de amor y felicidad.
Ello es innato en el hombre y
forma parte de su naturaleza. Aunque no siempre esa búsqueda esté a nivel de su
consciencia, su capacidad de acción impulsada a dominar el mundo es propia del
valor de su dignidad humana.
La dignidad del hombre es un valor que le viene
dado, que es anterior a la propia voluntad y que reclama una actitud de
reconocimiento y aceptación como valor supremo, es decir, una actitud de
respeto. No es posible manipular al hombre como si fuera un objeto para lograr
fines personales.
El respeto es primordial para la humanidad, junto a otros
principios básicos como la integridad, la honestidad, la justicia y la lealtad.
La elección de conductas correctas buscando el mayor servicio posible a la
sociedad y a las personas, por encima de intereses particulares y egoístas,
enaltecen nuestra dignidad humana.
La discusión vigente en la sociedad sobre la
legitimidad de la eutanasia, pone en tela de juicio el concepto de dignidad
humana. Quienes consideran inmoral a la eutanasia, afirman que la dignidad
humana procede de la condición de ser hijos de Dios y de la capacidad de
obediencia de la ley moral que no emana del ser humano.
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