¿Por qué es
importante aprender? No puedes hacer nada si antes no lo aprendes.
Y no
aprendes nada que no quieras aprender y que por tanto, te interese. Por eso es
tan trascendental explicitar tus intereses de forma consciente.
Aprender es un
medio para lograr un fin. Cuando conozco mis objetivos (lo que me interesa),
entonces aprender se convierte en una herramienta que me ayuda a acercarme o a
conseguirlos. Y es entonces cuando estoy motivado para aprender.
Cuando no aprendes,
no puedes cambiar y si no cambias, mueres. Las propias células de tu cuerpo
cambian continuamente para que tú puedas crecer. Por tanto, aunque sea tan solo
para mantener lo que haces, necesitas seguir aprendiendo.
Finalmente, las
maquinas son mucho más eficientes que nosotros en gestionar la rutina. No
podemos competir con ellas en capacidad de almacenamiento, en velocidad o
precisión... La discusión sobre el impacto de la inteligencia artificial en el
mundo del trabajo es apasionante y la conclusión es que si no aprendemos cosas
que las máquinas no pueden hacer, estaremos en serio peligro.
Si dejas de
aprender porque ya crees saberlo todo, porque careces de intereses o por que no
te quedan energías, todo se vuelve rutina y te conviertes en un zombi.
Ahora bien, no
podemos desconocer que aprender lleva consigo aparejadas algunas
contraprestaciones complejas:
Exige esfuerzo: Los
seres humanos estamos diseñados para economizar energía.
La famosa “resistencia
al cambio” no es más que la reacción natural del organismo en su intento de
mantener el estado de comodidad que proporciona la rutina. Aprender requiere
abandonar la “zona de confort” mientras reaprovechar lo que ya sabes (gestionar
el conocimiento) es mucho más seguro.
Es un proceso
personal e intransferible: Aprendes tú y nadie puede hacerlo por ti igual que
nadie puede comer o dormir por ti.
Requiere
proactividad: Aprender depende de ti y no de agentes externos como de tus
padres, tu profesor, tu jefe o tu empresa. La iniciativa, la responsabilidad y
desde luego el beneficio de aprender son tuyos e indelegables.
Aprender exige
recordar y también olvidar lo que no es útil. La mayoría de errores ocurren no
porque no sepamos qué hacer sino porque olvidamos.
Sin embargo,
aprender también entrega recompensas de incalculable valor:
Aprender es
adictivo: Cada vez que aprendes algo que te interesa, se produce una emoción
indescriptible, consecuencia del descubrimiento de lo nuevo (el efecto eureka).
Dicha emoción te conduce irremediablemente a querer saber más.
Al igual que
ocurre con el entretenimiento, el acto de descubrir es apasionante y por eso
las películas, las series o los libros tratan de involucrarte con tramas y
escenarios basados en la sorpresa. Es en ese instante cuando aprender deja de
suponer un esfuerzo al que no le veo sentido para convertirse en un proceso
placentero que me ayuda a conseguir lo que estoy buscando.
Aprender te
proyecta hacia el futuro: hacia lo que no sabes todavía. Mientras el
conocimiento te relaciona con el pasado (lo que ya sabes), aprender te mueve
hacia adelante, es el mecanismo para lograr aquello que te cautiva. Por eso,
aprender es un proceso íntimamente guiado por tus intereses (y no los de
terceros). Y por eso, no puedes aprender aquello que no te importa (tan solo
disimulas haciendo que aprendes).
Dado que aprender es la única forma de
conectarse con lo que vendrá, para innovar hay que ser experto en aprendizaje.
Lo más importante de la educación no es lo que te enseña sino que sea capaz de
crearte el hábito de aprender, se asegure de enseñarte cómo aprender todo lo
que necesitarás en la vida.
No hay nada más
importante que aprender. Está científicamente comprobado que si no comes te
mueres y si no duermes te mueres. Pero si no aprendes, también te mueres ya sea
por una seta venenosa, saltarte un semáforo en rojo o caerte en una piscina.
Según Jack London
“La vida no es cuestión de tener buenas cartas, sino de jugar bien una mala
mano”. Y para eso hay que aprender. El verdadero proceso de aprendizaje
comienza siempre a partir de lo que te interesa, te ilusiona, te hace feliz. Y
eso está íntimamente ligado a priorizar tus intereses y buscar tu propio
camino. Aprender no tiene nada que ver con el tedioso ejercicio de estudiar,
hacer cursos o sacar buenas notas sino con seguir tus intereses sin miedo, ser
curioso, hacerte preguntas y dejarte llevar.
Aprender es un ejercicio de
libertad donde aprendo sobre lo que yo quiero, sin límites. Y desde luego,
aprender puede y debe ser entretenido lo que no significa que todo juego sea
sinónimo de aprendizaje.
El aprendizaje es
la principal característica del ser humano. Somos el ser vivo que más ha
perfeccionado ese proceso. Durante largo tiempo, aprender para el hombre fue
sinónimo de supervivencia. Tuvo que aprender a luchar con enemigos mucho más
fuertes (hasta llegar incluso a domesticarlos) y crear conocimiento para lidiar
con enfermedades y catástrofes naturales que lo diezmaron.
La tecnología es la
mejor muestra de la capacidad de aprendizaje del ser humano a lo largo de la
historia. Si nosotros disfrutamos de una vida apacible es porque las
generaciones anteriores aprendieron lo necesario para asegurarnos el bienestar.
Una civilización más avanzada que las demás (lo mismo que una empresa líder),
basa su predomino en su capacidad de aprender.
No es cuestión de fuerza o de
tamaño. Una de las principales cualidades de una persona no es ya su capacidad
de aprender sino sus ganas. Si una persona no quiere aprender, se convierte en
una rémora. Cuando las empresas se refieren a la dificultad de acometer
procesos de gestión del cambio, justamente reconocen que sus empleados están
acostumbrados a hacer las cosas de una manera (la que siempre han hecho y les
ha funcionado) y no sienten deseos de progresar.
Empiezas a morir
cuando dejas de aprender porque todo proceso de mejora obliga a invertir tiempo
y recursos. En realidad, no puedes no aprender nada porque de otra forma dejas
de existir.
Si quieres vivir, aprende. ¿Por qué estás dispuesto a luchar? ¿Por
qué cosas merece la pena vivir?
“Vive cada día como si fuera el ultimo, aprende
como si fueras a vivir para siempre” (Gandhi)
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