Cuando pensamos en creatividad
es común asociar el concepto con las artes plásticas. La creatividad no es sólo aplicable a la pintura o la música,
entre otras.
Estas serían más
bien algunos de los productos de una personalidad creativa. La creatividad es una capacidad cognitiva que impregna la
personalidad, es una
forma de ser y de pensar, una forma diferente de procesar la información y
transformar la realidad.
También hay una creencia generalizada sobre que es
un concepto que se tiene o no, es decir, uno es creativo o no lo es. Sin
embargo, si bien es cierto que hay personas más creativas que otras, lo primero
que me gustaría aclarar es que es una aptitud susceptible de ser desarrollada y
también de ser inhibida. Por tanto, con la estimulación adecuada es una aptitud
que puede favorecerse
.
Muchos autores hablan de que hay una serie de
características que definen el estilo de personalidad creativo: la
curiosidad, la asunción de riesgos, el gusto por la dificultad, la imaginación,
la independencia del juicio externo, la flexibilidad, el cuestionamiento de la norma y de la
autoridad, la alta tolerancia a la frustración y a la ambigüedad, el entusiasmo
o pasión, la intuición, la iniciativa, el inconformismo, una alta sensibilidad
y la apertura a nuevas formas e ideas definirían a grandes rasgos a la persona
creativa.
Y de la misma manera que no existe una única
inteligencia, sino múltiples siguiendo al psicólogo Howard Gardner:
“La creatividad no es una especie de fluido que
pueda manar en cualquier dirección. La vida de la mente se divide en diferentes
regiones, que yo denomino ‘inteligencias’, como la matemática, el lenguaje o la
música.
Y en una determinada persona puede ser muy original e inventiva,
incluso imaginativa, en una de esas áreas sin ser particularmente creativa en
ninguna de las demás”.
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