Si quieres hacer dieta convendrá que llenes tu nevera de
alimentos adecuados. Si quieres meditar te ayudará tener un espacio en tu
casa donde puedas estar tranquilo y en silencio. Si tienes que superar un
examen te será útil una mesa ordenada donde colocar solo lo necesario para
estudiar sin distracciones. O si quieres hacer deporte tendrás que guardar
tiempo en tu agenda para ese fin.
Estos son solo algunos ejemplos para mostrarte que además
de contar con tu entusiasmo y fuerza de voluntad, que a veces pueden flaquear,
puedes contar con tu entorno si sabes transformarlo en un factor
colaborador.
El entorno te influencia y tú puedes moldearlo para que, a su
vez, te moldee positivamente. Se trata de diseñarlo en forma tal que te
apoye en tus propósitos, sosteniendo tu motivación y ayudándote a minimizar
esfuerzos y optimizar rendimientos. Te propongo nueve pasos que
te ayudarán en este empeño:
1.- Cada objetivo tiene su entorno ideal así que una
vez que tengas claro lo que quieres lograr puedes empezar preguntándote: ¿cómo
sería un entorno colaborador para este asunto? En general, un buen entorno
es cualquier aspecto de tu vida que funcione como estructura de apoyo para tus
propósitos. Puede tratarse de personas que te den soporte, tecnología que te
facilite la vida, programas que te ayuden a sistematizar procesos y crear
hábitos, espacios que te inspiren, formación que te ayude a evolucionar o grupos
con intereses similares que refuercen tu motivación, por ejemplo.
2.- Concreta los recursos que consideras más
necesarios. Crear un entorno colaborador es como formar un equipo para que
no tengas que depender solo de ti mismo. Por ejemplo, si te has propuesto
pensar más positivamente y quieres repetir, cada cierto tiempo, palabras que te
aportan un enfoque constructivo, sería muy estresante tener que recordar los
momentos programados para hacerlo. Pero si activas alertas en tu móvil, podrás
relajarte confiando en que te avisará puntualmente cuando llegue el momento de
repetir tu frase inspiradora.
3.- Encuentra las diferencias: Una vez que hayas
repasado todos los elementos que podrían transformar lo que te rodea en un
entorno colaborador, pregúntate: ¿qué diferencias presenta esta visión con
mi entorno actual? ¿qué cambios serían los más determinantes? ¿Cuáles son los
que ya puedo llevar a cabo?
4.- Descubre los entornos nocivos: Quizá te des cuenta
que algunos de tus entornos actuales no solo no son colaboradores sino que
contribuyen a frenar tu avance. Empieza por atender esas áreas. Y cuando tengas
bien claros los cambios que quieres realizar, haz una lista, prioriza los más
urgentes y pasa a la acción. Si quieres dedicar un tiempo a estudiar y en tu
hogar no hay espacio para concentrarte sin interrupciones, estudia en la
biblioteca más cercana. Si estás haciendo dieta y te resulta difícil seguirla
comiendo con tus compañeros de trabajo, aprovecha para caminar hasta algún
parque y come allí.
5.- Mucho de lo que te rodea puede convertirse en un entorno
favorable para la consecución de un determinado objetivo. Si al mirar a tu
alrededor piensas que nada puede apoyarte, repasa otra vez lo que
necesitas, coméntalo con tu familia, amigos o profesionales que puedan
ampliar tu punto de vista Observa otros entornos y los beneficios
que les aportan a personas con necesidades similares a las tuyas.
6.- En ocasiones resulta difícil superar las
resistencias ante el cambio. Te puede resultar tranquilizador
empezar por detectar, valorar y agradecer primero lo que ya funciona bien
y establecer mejoras sobre ello. Quizá no necesitas un armario nuevo pero te
puede resultar más efectivo otro sistema de ordenar tu ropa en su interior
o cambiar la ruta de paseo con tu mascota puede ser la oportunidad para
hacer más ejercicio físico o usar Internet para revisar las ofertas antes de
hacer la compra mensual en tu supermercado preferido te ahorraría dinero,
por ejemplo. Empezar simplemente mejorando algunas áreas puede lograr una
gran transformación del conjunto y un aporte de confianza para emprender
cambios más drásticos
.
7.- Conviene, además, que diseñes entornos sostenibles que
no necesiten, para mantenerlos, más esfuerzo que el que te ahorran.
Si decides hacer cambios en tu terraza para convertirla en un espacio más
acogedor pues quieres tener más momentos de tranquilidad al aire libre, procura
que el cuidado que requieran las plantas y el mobiliario que escojas no reste
demasiado tu tiempo de relax.
8.- No te olvides de evaluar: Para detectar estos
errores de cálculo conviene que tras implementar un cambio evalúes su rendimiento en
relación a lo que querías obtener al aplicarlo. La evaluación también te
ayudará a que la inercia no te lleve de vuelta a las antiguas situaciones o
costumbres.
9.- Diseñar paso a paso y rediseñar: Recuerda que la
creación de nuevos hábitos requiere esfuerzo hasta que no están consolidados y
empiezan a aportarte seguridad y beneficios. Por lo tanto, puede
resultar conveniente ir paso a paso en vez de afrontar muchos cambios a la vez.
E ir rediseñando conforme afrontas distintos retos que suponen diferentes
necesidades.
Lo importante es que contemples la posibilidad de
perfeccionar tu entorno para transformarlo en un sistema que te permita
descargarte obligaciones, que te sirva de filtro ante posibles
distracciones, que te refuerce en tu motivación y te apoye con
efectividad en tu camino.
¡Harás más con menos esfuerzo y la vida te
resultará más fácil!
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