Con mate o facturas
de por medio. Sentados en una confortable sala o en una ruidosa estación de
servicio. De a dos o entre cinco. Estudiar en grupo ofrece infinidad de
variantes, aunque no siempre garantiza que todos sus integrantes obtendrán
buenos resultados.
De todas maneras, la mayoría de los estudiantes prefiere
buscar compañía a la hora de interpretar los contenidos de un espacio
curricular. Las razones para hacerlo no son pocas ni triviales.
Reunirse para
estudiar permite compartir diferentes puntos de vista acerca de una misma
lección y esto, a su vez, ayuda a reflexionar de manera más profunda la materia
y a analizarla desde tantas perspectivas como jóvenes se agrupen.
Además, el
aprendizaje mejora sustancialmente porque cada chico juega tanto el rol de
profesor como el de alumno, es decir, enseña a sus pares y escucha o pregunta
cuando otros exponen.
"Estudiar en grupo me
parece fundamental. En primer lugar, porque la persona se sabe acompañada y,
además, porque entre los integrantes se ayudan a entender ciertas terminologías
complicadas.
Conversando cada lección, se aprende de una manera distinta,
aunque eso no implica que inventen un vocabulario propio. Es aconsejable no
formar agrupaciones demasiado grandes ya que, en ellas, los adolescentes están
más propensos a distraerse", manifestó la psicóloga y profesora Carmen
Cuesta Santillán.
La experta indicó, además, que siempre que una persona está próxima a rendir un examen, se muestra angustiada. "Compartir esa experiencia con un par ayuda a ambos a tranquilizarse", expresó.
Un requisito importante para
aprender en forma adecuada es reunirse con compañeros afines, que sean
igualmente responsables y que prefieran estilos de trabajos similares o
complementarios. De esa manera, ninguno de ellos sentirá que es el único que se
encarga de todo mientras los demás solamente se divierten.
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