miércoles, 25 de abril de 2018
Altruismo
El altruismo se puede definir
como la preocupación constante por las necesidades ajenas, es decir, hacer todo
lo posible para que los demás gocen de bienestar y tengan lo que precisan.
El altruismo está presente
en la cultura, la enseñanza y la religión, así como también en el cerebro. En
el caso de los animales, por ejemplo, se lleva a cabo cuando uno de los
ejemplares está dispuesto a sacrificarse por el bien de la manada.
El altruismo puro significa
sacrificar una cosa, ya sea el tiempo, la riqueza, la energía o el conocimiento
sin buscar a cambio ningún tipo de recompensa o compensación. No se busca un
beneficio por los actos, ni directos ni indirectos.
El comportamiento altruista dentro del
reino animal aumenta las posibilidades de supervivencia de los otros a costas de la
reducción de las probabilidades de subsistir uno mismo. Esta teoría,
igualmente, no explica mucho más sobre aquellos animales que dan la vida por
otros por los que no están emparentados.
Algunas personas son todo lo
contrario a egoístas, dan sin mirar a quién, ofrecen hasta lo que no poseen por
el bien del prójimo. Las investigaciones mostraron que la clase social, el nivel de educación, el
género o los ingresos de dinero pueden explicar por qué se puede ser altruista
o egoísta.
El comportamiento altruista no
está determinado únicamente por factores cerebrales o biológicos. El
volumen de materia gris puede influenciarse por diferentes procesos sociales.
Por ejemplo, al estar
rodeado de personas caritativas, con el hábito de donar, dar limosna o ayudar
al otro, aumentará la posibilidad de ser altruista también. Si, por el
contrario, se vive en un ambiente de egoísmo,
de pensar solo en uno y de no dar nada al otro, esto influirá en las decisiones
y actitudes. Como se decía, no es solamente una cuestión de materia gris, sino
hay varios factores influyentes.
El altruismo está presente
en la cultura, la enseñanza y la religión, así como también en el cerebro. En
el caso de los animales, por ejemplo, se lleva a cabo cuando uno de los
ejemplares está dispuesto a sacrificarse por el bien de la manada.
El altruismo puro significa
sacrificar una cosa, ya sea el tiempo, la riqueza, la energía o el conocimiento
sin buscar a cambio ningún tipo de recompensa o compensación. No se busca un
beneficio por los actos, ni directos ni indirectos.
El comportamiento altruista dentro del
reino animal aumenta las posibilidades de supervivencia de los otros a costas de la
reducción de las probabilidades de subsistir uno mismo. Esta teoría,
igualmente, no explica mucho más sobre aquellos animales que dan la vida por
otros por los que no están emparentados.
Algunas personas son todo lo
contrario a egoístas, dan sin mirar a quién, ofrecen hasta lo que no poseen por
el bien del prójimo. Las investigaciones mostraron que la clase social, el nivel de educación, el
género o los ingresos de dinero pueden explicar por qué se puede ser altruista
o egoísta.
El comportamiento altruista no
está determinado únicamente por factores cerebrales o biológicos. El
volumen de materia gris puede influenciarse por diferentes procesos sociales.
Por ejemplo, al estar
rodeado de personas caritativas, con el hábito de donar, dar limosna o ayudar
al otro, aumentará la posibilidad de ser altruista también. Si, por el
contrario, se vive en un ambiente de egoísmo,
de pensar solo en uno y de no dar nada al otro, esto influirá en las decisiones
y actitudes. Como se decía, no es solamente una cuestión de materia gris, sino
hay varios factores influyentes.
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