Mi querido viejo, pensarás que me gustan mucho las
canciones y los versos sobre nosotros los viejos y tienes razón, ¡hay tantas
cosas que podemos disfrutar ahora que hemos llegado a estas edades!, entre
ellas están las canciones y los versos.
Hablemos del placer de caminar; caminar es una de
las más sabrosas actividades humanas; seguramente recuerdas los primeros pasos,
los “pininos” (¿de dónde viene esa palabra?) de los bebés que avanzan
vacilantes, a veces tropiezan pero siempre están alegres; luego los pasos de
los jóvenes que comienzan a conquistar el mundo, pasos firmes, optimistas, y
luego los pasos de los adultos, que saben lo que quieren y saben a dónde van.
Seguramente tú pasaste por esas etapas, tal vez no
recuerdas tus primeros pasos de bebé, pero sí los pasos apresurados, casi
brincando, en tu adolescencia, recuerdas cómo podías subir las escaleras
saltando dos o incluso tres escalones, y a veces hasta les ganabas a quienes
subían por el elevador.
¿Y los pasos de nosotros los viejos?
Lo primero que sucede, si no tomamos las medidas
necesarias, es que parece que nuestras piernas ya no son las mismas; es posible
que veas que los muslos y las piernas adelgazaron, aun cuando la barriga siga
siendo igual; eso significa que perdiste parte de la grasa que llenaba tus
piernas y que los músculos ya no son tan firmes y voluminosos como antes; tal
vez haya además ciertas molestias o dolor en rodillas o tobillos, o un dedo que
te molesta en las noches o al caminar.
Y puede ser que, casi sin darte cuenta, tus pasos
sean ahora vacilantes, pasos pequeños, y tal vez camines con la columna
vertebral un poco encorvada, mirando al piso.
¿Es normal esto?, ¡no, de ninguna manera!, caminar
así no tiene nada que ver con la edad.
En primer lugar, cuando caminas encorvado no puedes
respirar bien y llenar los pulmones de oxígeno, y los pasos breves pueden hacer
que pierdas el equilibrio porque tu cuerpo tiene una base de sustentación corta
y puedes tropezar o caer.
¿Qué hacer? Recuerda, mi querido viejo, que puedes
(y debes) caminar viendo hacia adelante, al caminar erguido te oxigenarás mejor,
pero sobre todo, tus pasos podrán ser más firmes, pasos grandes, que aumenten
tu base de sustentación al caminar y te permitan sentirte dueño de tu caminar;
pasos fuertes, pasos optimistas, pasos seguros, mirando hacia adelante.
“Se hace camino al
andar”, dice el poeta; tú tienes por delante mucho camino por andar.
Que nadie te diga
que “no se puede”; ejercita tus piernas, disfruta el caminar, rápido o
despacio, pero con pasos grandes, firmes, que mejorarán tu salud y te darán más
confianza en tu cuerpo.
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