Es muy común en las empresas, que las áreas de producción y
de calidad sean las expertas en términos de productividad, pues ellas son las
responsables de hacer que los procesos sean eficientes y alcancen la mayor
producción posible con los recursos disponibles.
Sin embargo, en el factor humano está la
clave para hacer eficiente la cadena de valor. En la era industrial, el talento
organizacional se analizaba por tiempos y movimientos, en la actualidad
debe ser valorado por su capacidad de hacer eficientes los procesos,
superar obstáculos, proponer, alcanzar metas y objetivos y propender por el
desarrollo y crecimiento de la empresa, en pocas palabras por su capacidad de
“agregar valor”.
Es por eso que las personas responsables de la gestión del talento humano en
las empresas, deben preguntarse constantemente de qué forma y en qué proporción
los colaboradores están agregando valor, o si por el contrario, están haciendo
ineficiente la cadena de valor de la empresa.
Ésta es una de las preguntas clave que han ganado relevancia
en los últimos años. Investigaciones recientes presentan algunos “hábitos
empresariales” que impactan negativamente en la productividad; son actividades
como reuniones extensas sin objetivos claros, jornadas y actividades fuera del
horario laboral, imposibilidad de construir y sostener acuerdos entre
colaboradores, errores de comunicación que generan reprocesos y costos a la empresa,
poca capacidad de ordenar el tiempo, entre otros.
Debemos hacer seguimiento periódico al desempeño individual; hoy
en día existen diversos software que facilitan esta labor, pero si tu empresa
no cuenta con alguno, puede definir sus propios sistemas y formatos donde
precise áreas clave de resultados, metas y objetivos en un tiempo
determinado, además de diseñar un modelo de seguimiento para valorar su
cumplimiento. Un colaborador agrega más valor a su empresa cuando tiene
capacidad de autoevaluar su gestión de manera permanente, ajustando sus
acciones en función del cumplimiento de metas, incluso antes de su
proceso de evaluación periódica de desempeño.
La organización y optimización del tiempo debe
ser un tema de atención para la empresa. No son pocos los casos en los que los
colaboradores se quedan después de su jornada laboral o simplemente utilizan
demasiado tiempo en una tarea, generando incumplimiento en los plazos
establecidos, y de esta forma, retrasos en cadena que impactan a toda la
empresa. Los colaboradores deben hacer planes diarios, semanales y
mensuales de actividades en función de metas claras y precisas y,
en conjunto con sus jefes, hacer seguimiento al cumplimiento real de las
actividades. Aprender a asignar el tiempo correcto a cada actividad y
cumplirlo, es una habilidad que todos deben aprender.
Las empresas deben garantizar la generación y
cumplimiento de acuerdos, la falta de esta habilidad está evidenciada en los conflictos que se generan entre
distintas áreas y al interior de ellas.
Reconozco que nuestra sociedad no está
acostumbrada a negociar para crear acuerdos y comprometerse con ellos, sin
embargo, esta práctica genera un cambio radical en el desempeño de los
colaboradores y en la productividad de las empresas, se eliminan las excusas y
justificaciones y la gente aprende a asumir su responsabilidad. Las
empresas deben enseñar a negociar y construir acuerdos, diseñando herramientas
para el registro y el seguimiento al cumplimiento.
La comunicación efectiva es una clave transversal.
Seguro todos hemos vivido situaciones en las que decimos una cosa y nos
entienden otra, o nosotros damos por entendida una situación y nuestro
interlocutor intentaba decir algo distinto. La comunicación organizacional es
un reto para las empresas y mejorarla permite logros en la productividad.
Puede
parecer un mal menor, pero si cada colaborador procura dar el mensaje pensando
en que la otra persona lo entienda fácilmente, logrará impactar
positivamente en los tres ejes anteriores. Imagina el resultado en
conjunto.
Las competencias de liderazgo van a impactar en la
productividad de la empresa. Jefes, gerentes o supervisores sin competencias de
liderazgo perjudicarán el desempeño de sus
equipos, es por eso indispensable hacer que los líderes de la
empresa generen sus planes de acción para el desarrollo de competencias
diversas e interrelacionadas, que impulsen el crecimiento y desarrollo de la
empresa.
Finalmente, la situación personal de nuestros colaboradores
también afecta la productividad en la empresa;
el estrés financiero, el nivel de endeudamiento, situaciones
personales y familiares, baja identidad con la empresa,
alineación de propósito de vida, entre otros, son temas que deben ser
tenidos en cuenta.
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