Es reconfortante
encontrar de cuando en cuando información que exalte los valores humanos en
contra de las habituales noticias de acciones bárbaras, o por los menos,
carentes de sentimientos.
Esta es la
historia de un sacerdote español, Ignacio
María Doñoro, que en América Latina, dado que se ha movido por
diferentes países de dicho continente, ha salvado la vida a miles de niños
listos para ser vendidos o entregados, en muchas de las ocasiones por sus
propios padres, a las mafias de venta de órganos y de prostitución infantil,
dos de los negocios ilegales internacionales más extendidos y lucrativos del
mundo.
Y escasas son
las Justicias de las diferentes naciones que pueden emprender acciones penales
contra estas organizaciones traficantes de órganos y de carne viva, dado lo
extendidos de sus entramados y la movilidad incontrolable de sus integrantes.
Y ya que los
Gobiernos nos pueden actuar por su propia cuenta, este sacerdote ha creado una
organización, Hogar Nazaret, que compra
a estos niños o los rescata de sus captores, para reintegrarlos en la sociedad
mediante su inclusión en programas gubernamentales laborales y de estudios.
Nos alegra
conocer acciones de este tipo, a pesar de ser una gota de esperanza en el
océano de la maldad.
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