viernes, 7 de septiembre de 2018

El Equilibrio


Creo que en mi vida, sin saberlo, siempre ha estado presente el equilibrio. Lo he cultivado, cuidado, buscado, mimado, defendido, y se ha hecho con un lugar privilegiado en mi vida, el de un valor vital prioritario.

Es posible que no me haya dado cuenta de todo ello hasta que en un momento de mi vida sentí que lo perdía, que se ausentaba, que se alejaba, que me dejaba. Esos momentos en los que sabes que pasa algo pero no sabes qué, que no te encuentras en ti.

Es posible también que al ver a otros perderlo, mi necesidad de aferrarme a él se haya hecho cada vez más presente e intensa, siendo cada día más consciente de la necesidad de cultivarlo. Mi trabajo como coach me pone en frente de personas que buscan restablecer el equilibrio en sus vidas. Un equilibrio que se ha visto quebrado por un sistema de vida sobre acelerado, despersonalizado, y desconectado.

Tengo la sensación de que vivimos en los extremos, en los límites, y que forzamos tanto la oposición para reforzar nuestra identidad frente a los otros, que al final acabamos perdiendo el norte y el equilibrio. Comentarios de que “mi trabajo es mi pasión y por eso no necesito vacaciones”, o “el deporte es mi vida”, “la familia es mi vida”, y todo empieza a girar en torno a ella, olvidando todo lo demás, abren las puertas al desequilibrio. Esa tendencia casi compulsiva a vivir en las redes sociales, y digo literalmente vivir, cada minuto de tu vida, incluso la más íntima. Esa insistencia por mostrar, por contar, por compartir como si fuera un instinto básico y esencial del ser humano. ¿Dónde queda la necesidad de preservar, de callar, de conservar parcelas reservadas, de intimidad?

La pasión desmedida y concentrada en un sólo foco puede acabar en obsesión y locura. Mi trabajo me gusta, hago deporte, frecuento las redes sociales, escribo y me involucro en muy distintas actividades y proyectos, pero ninguno desata mi pasión por entero, ni son mi vida. Lo que verdaderamente me apasiona es mi vida, la vida. Y la vida son muchas cosas, en ella hay espacio para muchas pasiones que pueden vivir en armonía y equilibrio. Una vida plena y rica es una vida que cultiva el equilibrio de muchas pasiones. Una vida en la que hay lugar para lo intelectual, lo emocional, lo físico, lo espiritual… El equilibrio puede que sea el mejor indicador de la inteligencia emocional.

Una vida holística en la que experimentamos una pasión armónica, y no una pasión obsesiva, que acaba generando unos apegos que se convierten en dependencias (deporte, trabajo, redes sociales, amor, emociones fuertes…), que nos subyugan, nos limitan, nos van minando hasta lograr que nos perdamos. Dependencias y apegos que pueden ser tan devastadoras como las drogas, pero mucho más lentas y silenciosas.

El equilibrio es un suave balanceo, que se desplaza de un lugar a otro de forma constante, pero que siempre vuelve a un punto central para iniciar el cambio de desplazamiento.

Todo el movimiento gira en torno a un eje que se mantiene firme, y a la vez nos permite flexibilidad y movilidad. Ese punto central es nuestro eje vital, en el que se alinean todas las dimensiones esenciales de la persona (social, espiritual, emocional, intelectual, física..). Viviendo en el eje sabemos, en cada momento, qué dimensión de nuestra vida necesita más atención, más cuidado, y nos moveremos suavemente hacia ella en busca del equilibrio.

Somos un sistema vivo compuesto de muchas partes y elementos, en constante proceso de flujo y reorganización, que pasa por momentos de caos, pero que siempre tiende al equilibrio. Olvidarnos del equilibrio es tanto como olvidarnos de la vida.

Desatender nuestro equilibrio vital es matar lentamente nuestra vida.

Piensa en una familia, que también es un sistema. Una familia con dos progenitores y tres hijos. Imagina que algunos de los miembros de esa familia estuvieran desatendidos, o no recibiera la misma atención que el resto de forma permanente. ¿Qué crees que pasaría? Lo mismo que nos pasa a cada uno de nosotros cuando alguna de nuestras dimensiones vitales está desatendida o abandonada. El sistema se quiebra, la persona se resiente, se resquebraja.

El problema es que vivimos dopados por estímulos constantes, por la velocidad de la vida, porque vamos con el piloto automático, y no nos damos cuenta del desequilibrio.

De repente ocurre algo que nos saca de nuestra vorágine (un despido, una pérdida, una enfermedad, una separación, un accidente…) y comienzan a aparecer las grietas, y las heridas supuran, se escapa el dolor, que es el llanto de esas partes desatendidas de nuestra vida. Empiezan a aparecer los dolores físicos, los cambios de humor, los cambios físicos, los bajones y subidas de energía. Tras ellos surge la desmotivación, la desorientación, la desazón, la pérdida de sentido, las dudas sobre nuestra identidad, sobre nuestro lugar en el mundo.

El desequilibrio comienza a tomar posesión y nos invade una sensación de estar al borde del abismo, a punto de caer, de romper. Estos son los casos extremos, pero cada vez más frecuentes. Sin embargo, el desequilibrio está continuamente presente a nuestro alrededor y en nuestro día a día. Nos rodea de mil formas aparentemente inofensivas, alejándonos del eje central y llevándonos a los extremos: los abanderados de lo emocional frente a lo racional y viceversa, los defensores de los femenino frente a lo masculino, los partidarios de la apertura en canal frente a los reservados a ultranza, los que viven conectados de forma permanente y los que practican la desconexión total, los pesimistas frente a los optimistas, los prácticos frente a los utópicos, los creativos frente a los analíticos, etc., etc., etc.

Cada minuto se libra una batalla por defender algún extremo, como si con ello estuviéramos defendiendo nuestra vida.



jueves, 6 de septiembre de 2018

Ausencia De Contacto Humano


Hoy en día, parece ser como si la tecnología estuviera reemplazando el contacto humano que antes teníamos y esto se está viendo en todas partes. Usted lo puede presenciar en las tiendas en donde poco a poco ya no se está necesitando una cajera para cobrar sus artículos, ya hay máquinas en donde usted mismo puede pagar por lo que desea comprar. Sólo siga las instrucciones y puede pagar o en efectivo o con tarjeta de crédito. 

Usted ya lo puede presenciar por teléfono cuando llama una compañía, en vez de un ser humano responder a la llamada, es una máquina dándole instrucciones de que número marcar no una vez, no dos veces sino más de tres veces antes de poder hablar con una persona. Y esto ya se está viendo hasta cuando uno está en una cita romántica con alguien en donde ya la atención no sólo está en usted sino en otra persona también por el teléfono. Yo me pregunto hasta donde estamos llegando como sociedad con toda esta tecnología reemplazando lo que no se puede reemplazar que es el contacto humano.

En este mundo que se está convirtiendo cada vez más estresante y en donde parece ser como si estuviéramos más distantes el uno al otro, el contacto humano es esencial. Es ese contacto humano lo que nos hace sentir que todos estamos conectados, que nos hace sentir que nosotros importamos. La tecnología es una cosa hermosa porque nos permite acercarnos a las personas que están lejos físicamente. Pero por otro lado, a causa del mal uso de la tecnología, nos aleja de los que están cerca.

Mi consejo para combatir esto es de comenzar a cultivar las relaciones positivas que usted tiene. Comience por pasar más calidad de tiempo con sus hijos, sus padres, sus buenos amigos, etc. Dales su completa atención cuando esté con ellos. Prestarle atención a otra cosa mientras está con ellos no cuenta. Dándole su completa atención los hace sentir como si usted realmente está con ellos y que su tiempo con ellos realmente importa. Cuando usted cultiva relaciones saludables, usted va a notar que cualquier vacío que tenga o hambre de amor comienza a desvanecer.

Otra manera para combatir esta falta de contacto humano es siendo amable y sonreír a las demás personas, aunque usted no las conozca. Todos nosotros estamos conectados de una manera u otra y lo que nosotros le hagamos a los demás viene hacia uno también. 

Cuando usted es amable y le sonríe a los demás, el mundo también le sonríe. 

El regalo de su sonrisa puede ir tan lejos y hasta puede alegrar el día de otra persona. Su amabilidad puede derretir un corazón duro. Es tan bonito cuando se le provee un servicio a alguien oír las palabras “por favor” y “gracias”. Esto le da a entender a esa persona que se le aprecia el servicio que nos dieron.


Tenga respeto por la manera que son los demás, como piensan los demás, de donde son, sus gustos, etc. Todos nosotros merecemos respeto y a nosotros nos gusta las personas que nos respetan por cómo somos. Usted no puede esperar que los demás se sientan atraídos cuando se está lleno de tanta crítica y negatividad. 

Respetar a los demás es respetarse a si mismo. Hagámonos una meta de aprender sobre otras culturas, diferentes maneras de pensar, conocer sobre otras religiones para que así podamos aprender a tener más tolerancia. 

Esto lo ayudará a tener una mente más abierta y a tener más respeto hacia las diferencias de los demás.

La Cultura De La Inmediatez


Pero no todo ha sido bombos y platillos. Los avances tecnológicos han distorsionado nuestra percepción de la realidad. Esperamos, inconscientemente, conseguir todo lo que queremos en cuestión de segundos, minutos, o, en el peor caso, horas. Hemos desarrollado una cultura de la inmediatez que nos hace impacientes y podría, en el largo plazo, hacernos incompetentes.

Así como somos capaces de encontrar la ubicación de un restaurante en menos de cinco segundos en un aplicativo móvil, esperamos también que los procesos humanos complejos ocurran en un abrir y cerrar de ojos. Esperamos que la gente cambie aspectos fundamentales de su personalidad de la noche a la mañana. Del mismo modo, esperamos lograr lo extraordinario sin experimentar el crecimiento personal, los estudios académicos y el desarrollo profesional necesarios para tal fin. Del mismo modo, esperamos resolver problemas complejos con una sola instrucción.

En los negocios, muchas grandes empresas tienen la expectativa de lograr objetivos estratégicos desafiantes rápidamente mediante la asignación de presupuestos insuficientes y la ejecución de tácticas impracticables que ignoran la misma realidad que tratan de conquistar y transformar. 

En este sentido, muchas de las empresas más renombradas del mundo todavía permanecen en funcionamiento debido a la grandeza heredada de sus fundadores hace décadas, pero no por su genialidad actual. Además, muchas de estas empresas, según revelan sus propios estados financieros publicados, ganan más dinero en el mercado de valores que mediante la venta de sus productos y servicios. La impaciencia y su tenebroso aliado, la codicia, se han convertido, hoy más que nunca, en una fuerza muy poderosa en nuestra sociedad; precisamente a causa de las herramientas que la tecnología moderna ofrece al mundo de los negocios.

Esfuerzo, paciencia, compromiso, servicio al cliente, investigación, al igual que muchas otras labores que consumen tiempo, ya no son bien vistas. Cada vez más, la gente quiere salir del paso con sus obligaciones sin involucrarse en lo absoluto en lo que hacen. Un motor de búsqueda rápida, una simple hoja de cálculo, un resumen ejecutivo y una aplicación móvil parecen ser todo lo que las personas están dispuestas a usar. En otras palabras, la gente está empezando a rechazar las virtudes que le dieron origen a la tecnología moderna. Estamos en una encrucijada muy crítica como sociedad y debemos actuar con rapidez para evitar dar un giro definitivo en la dirección equivocada.

Debemos recordar que la eficiencia tecnológica de hoy es el resultado de siglos de exigente investigación y desafiante experimentación. El Renacimiento, la Revolución Científica, la Revolución Industrial y la Revolución Tecnológica están detrás de cada automóvil que conducimos, cada avión que abordamos, cada aplicativo informático que utilizamos, cada selfie que tomamos y cada like que le damos a un post en las redes sociales.

Cada vez que enviamos un correo electrónico, por ejemplo, el mensaje llegará a su destinatario en menos de un segundo. Sin embargo, a la humanidad le tomó al menos cinco mil años de historia documentada en la búsqueda del conocimiento, la ciencia y la tecnología para que podamos enviar dicho correo electrónico. 

Los beneficios de la tecnología moderna son el resultado de la determinación incansable, la reflexión sincera y la capacidad de observación detallada de nuestros predecesores. Tomar conciencia de ello puede ayudarnos a ser más agradecidos por vivir en esta época y motivarnos a utilizar la tecnología de hoy de forma más inteligente y responsable.

Sería inaceptable dejar que la impaciencia, la codicia y la vanidad dominen nuestra cultura de hoy. No sólo sería esto una falta de respeto a nuestros antepasados, también podría ser el camino para perder todo lo que hemos logrado como especie con tanto esfuerzo.


La Arrogancia

Que levante la mano quienes se sienten a gusto con las personas arrogantes.
Si hiciéramos esta pregunta en un grupo de 10, 100 o 1000 personas, no debería sorprendernos que nadie levantase la mano. 

A la mayoría de la gente no le gustan las personas arrogantes, entre otras cosas porque nos hacen sentir mal, nos menosprecian y generan la sensación de inferioridad. De hecho, la arrogancia es una creencia de superioridad y autoestima exagerada que se manifiesta con afirmaciones excesivas y presuntuosas. 

Sin embargo, la actitud arrogante se desarrolla muy temprano en la vida. Un estudio realizado en la Universidad de Yale descubrió que los niños pequeños de entre 5 y 7 años ya muestran cierto pensamiento arrogante pues creen que pueden saber más de los adultos. En algún momento a lo largo del desarrollo, abandonamos esa postura egocéntrica y nos formamos una imagen más objetiva de nosotros mismos y del mundo. 

Al parecer, la persona arrogante no da ese paso madurativo, sigue creyendo que puede ganar siempre y, lo que es aún peor, cree que merece ganar siempre. Esto nos indica que, en la base de la arrogancia se esconde una actitud infantil y un problema de autoestima. De hecho, creerse superiores suele ser un mecanismo de defensa que demuestra que en realidad esa persona no tiene tanta confianza en sí misma. Al respecto, Fulton John Sheen dijo que “la arrogancia es la manifestación de la debilidad, el miedo secreto hacia los rivales”. 

¿Cómo es una persona arrogante? 
La persona arrogante puede parecer atractiva y agradable al inicio ya que suele transmitir una imagen de seguridad y confianza. Por eso, es normal que caigamos en sus redes, hasta que nos damos cuenta de que todo comienza a girar a su alrededor y dejamos de sentirnos bien en su compañía ya que cada vez nos sentimos más pequeños y menospreciados. 

Un rasgo distintivo de la gente arrogante es que buscan constantemente la admiración de los demás. La arrogancia se alimenta de los halagos, por lo que estas personas siempre intentarán sacar a colación sus logros, ya sean reales o ficticios. 

Por eso, no les gustan las personas seguras que se muestran indiferentes y no caen rendidas a sus pies. 


Raigambre Solidaria


Las condiciones contextuales en las que nos movemos concitan la crisis del ser humano contemporáneo, que no es solo crisis económica sino social, una crisis de modelos vivenciales que trae en algunos casos el auge de los fascismos y las convulsiones políticas y sociales. 

En esta coyuntura de crisis de valores, de expansión del individualismo más atroz y la cultura sin salida, la creación literaria, y el arte en general, están obligados a responder, si bien esta respuesta debe de plantearse no desde postulados metafísicos ni instrumentos de conocimiento, sino con actitudes concretas ante la realidad social e inmediata, planteando respuestas e interpretaciones en términos éticos, sociales e ideológicos.

Frente a esta situación se impone la necesidad de un replanteamiento esperanzado y firme del hecho literario y artístico creando los resortes de una nueva educación de la subjetividad, de una nueva educación sentimental que conlleve las condiciones más propicias para encontrar una voz teórica y legítima entre los signos exteriores de la modernidad y las señales inconfundibles de raigambre clásica.

Así, ante el inmovilismo que se ha venido vislumbrando durante los últimos años, en el ámbito de la creación y de la crítica, un grupo de creadores y críticos han decidido alzar su voz, hundiendo sus raíces en el neorromanticismo cívico, hasta alcanzar lo que llamaríamos la literatura de la condición humana, ajena a los resortes antiintelectualistas y centrada en la noción de la crisis del ser humano contemporáneo, que rechaza el artificio y la idea cultural anterior, y promueve una individualidad socializadora, una individualidad de lo humano que declina todo principio de actuación política o manipuladora, como necesidad de respuesta de la realidad que se viene materializando en el ámbito geográfico más cercano y global, desde la  última década. 

De ahí nace la necesidad de crear y desarrollar una corriente crítica y creadora que, bajo la denominación de Humanismo solidario, eclosiona como testimonio de resistencia alternativo ante la convicción de que las corrientes oficiales se abocan al agotamiento, tomando conciencia de la crisis social y proponiendo como centro al ser humano y que este se erija en afán de su pensamiento y creación. 

Lo que en términos poéticos significaría que la poesía no se inscriba en un mundo regido por reglas de orden metafísico, sino en un mundo regido por un sistema de valores materiales y humanos.

Humanismo solidario es una corriente crítica e intelectual de personas libres que, desde la heterodoxia estética, asumen el uso de la palabra como obligación social bajo los irrenunciables principios del compromiso y el comportamiento ético, sin estar sometidos a ideología, filosofía, política o religión alguna. 

Desde el libre discurrir del pensamiento de sus componentes nace la necesidad de rebelarse contra los sistemas y organizaciones que  oprimen y asfixian a la mayoría de la humanidad. Ajenos a toda ideología dominante, Humanismo solidario propugna el destierro del pensamiento único en cualquiera de sus manifestaciones, fundamentando sus principios rectores, y su obra individual y colectiva, sobre los términos morales que emanan de la idea irrenunciable de la fraternidad universal.




La Honorabilidad

El honor es una cualidad moral, un concepto ideológico instaurado en nuestras relaciones sociales, que justifica conductas y explica relaciones con los demás.

Muy vinculado al honor, está la honestidad, como valor de auténtica honorabilidad, y la dignidad, otro valor intrínseco a la condición humana, que dentro de la racionalidad resalta el status personal.

No es casual, pues, que dedique estas líneas a reflexionar sobre estos conceptos, que cada vez  más a menudo escucho, en cualquier comunicación pública o privada de más de dos personas.

 Siempre estos conceptos han estado ligados a una valoración, que la razón, individual o social, hace de las personas y los hechos, hasta el punto de que un principio consuetudinario acuñado dice que “la honorabilidad se presupone”, con lo cual hay que deducir que sólo se destruye, como la buena fe, con la demostración de los hechos reprochables.

 Y hago todas estas reflexiones por pura necesidad de objetividad, que es lo que quiero conseguir, frente a tanta intoxicación de mensajes, noticias, discursos y demás, que quieren distraernos de lo cierto, de la verdad, ¡si es que existe!. No en vano estamos en la época de la postverdad.

Y por eso ya no sé si atender a los hechos, contados por unos y otros, a los relatos, que transcriben historias, a las opiniones alejadas de toda lógica, o sencillamente abstraerme de todo porque verdaderamente no me interesa. Para centrarme, eso sí, en el momento, en el presente, olvidándome de los diseños que unos y otros, interesadamente, difunden sobre nosotros.

Comparto, que no es fácil, que es bueno estar informado, y curiosear la realidad, opinando de ella. Que el control social es la verdadera fuerza de la democracia, y que como ciudadanos que decidimos, debemos demandar, controlar y fiscalizar. 

Sí, debemos exigir que aquellos valores que como sociedad nos autoimponemos, se cumplan por todos.

Creo que aquí está la clave y la dificultad a su vez, debemos exigir a todos nuestros representantes los mismos valores, independientemente de la línea política de donde provengan, porque nuestros valores universales, entre los que está la honorabilidad, son exigibles a cualquier persona.

Evidentemente ningún hecho es ajeno a las pequeñas o grandes luchas humanas, lo ideal, no siempre fácil, es ser capaz de aplicar la razón en la reflexión, y concluir con la aseveración, o la duda, por nosotros mismos. Es preferible a seguir los dictados.

De cualquier manera, los valores humanos de la honorabilidad, la honestidad y la dignidad deberán formar parte de los incondicionales que transmitamos a las futuras generaciones.


Principios

Los principios son normas impuestas por el hombre que buscan guiar las acciones del propio ser humano. 

Podemos decir que estos principios en parte son culturales, pues aunque existen principios universales (no mentir, respetar la vida etc.) asociados a la condición humana, existen muchos otros que variarán dependiendo del país y cultura en el que nos encontremos.

Podemos decir que los principios nos ayudan a desenvolvernos en el día a día. Así, gracias a ellos, podemos actuar siguiendo ciertos patrones a la hora de encontrarnos ante un dilema. Asimismo, gracias a estos principios podemos dar pasos importantes en nuestra vida, por ejemplo en el terreno laboral, pues principios como la ética en el trabajo pueden abrirnos muchísimas puertas.

A nivel comunal, los principios son normas de comportamiento que ayudan y fomentan la convivencia entre personas. Por este motivo, es importantísimo que estos principios sean lo más parecidos posibles en una sociedad. Varios individuos con diferentes principios pueden llegar a chocar entre ellos y terminar discutiendo, pues es evidente que ambos tienen formas diferentes de ver la vida y sus prioridades.

Si bien es cierto que los principios pueden afectar la vida en general del ser humano (principios como amar al prójimo o respetar a los demás), también existen principios en otros ámbitos de nuestra vida como por ejemplo nuestro trabajo; y es que muchas empresas establecen una serie de principios ante los cuales los trabajadores deben responder.

Cabe destacar que principios y ética están indiscutiblemente relacionados. La ética se encarga de estudiar aspectos como la moral, y lo cierto es que los principios forman parte de la moral del individuo.

Un individuo sin principios será un individuo vacío, sin normas ni reglas morales. Su comportamiento no estará regido por ningún tipo de objetivo ético, pudiendo así comportarse de forma ruin.

Fomentar los principios de nuestra sociedad es una tarea realmente importante. Debemos inculcar dichos principios en los más pequeños desde edades ya tempranas. Es la única forma de formar individuos que estén comprometidos con nuestra sociedad. Individuos que posteriormente aceptarán y cumplirán esta especie de normas morales que facilitan la convivencia entre personas.

Así, algunos principios básicos y universales que siempre debemos respetar e inculcar a nuestros pequeños son el respeto a los demás, sin distinción de sexo, cultura o religión; la tolerancia, ya sea con personas de otras etnias o con opiniones diversas a las nuestras; o sinceridad y honestidad, para conseguir que las relaciones con terceros sean mucho más sanas.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

La Mente Que Piensa

Los pensamientos de autoevaluación son particularmente seductores y convincentes. Aparecen en la mente disfrazados de verdad absoluta. Cuando aparecen pensamientos como: “No sirvo para nada”, “No soy querible”, “He defraudado a la gente” o “No tengo remedio”, enseguida nos quedamos atrapados en ellos y los separamos de otros comentarios internos como si fuesen verdades con autoridad.

En la psicología budista, la mente es descrita como un sexto sentido, que se suma a los cinco habituales (vista, oído, olfato, gusto y tacto). Desde esta perspectiva, del mismo modo que el ojo percibe todo tipo de formas, colores y luces, el oído toda clase de sonidos, y la nariz todos los olores, la mente percibe todo tipo de pensamientos: grandes y pequeños, hermosos y feos, interesantes y aburridos, sabios y ridículos, etc. 

La mayoría de las personas no se identifican a sí mismas con los colores y las formas que ven, ni con las texturas que tocan. Normalmente no pensamos, por ejemplo: “Soy verde claro” o “soy rugoso”, cuando vemos algo verde o tocamos algo rugoso. Pero los pensamientos, como objetos de la mente, son un poco distintos y, quizás porque son inmateriales e internos, somos más propensos a confundirlos por quienes somos.

Los pensamientos de autoevaluación son particularmente seductores y convincentes. Aparecen en la mente disfrazados de verdad absoluta. Cuando aparecen pensamientos como: “No sirvo para nada”, “No soy querible”, “He defraudado a la gente” o “No tengo remedio”, enseguida nos quedamos atrapados en ellos y los separamos de otros comentarios internos como si fuesen verdades con autoridad. Aunque esto no les ocurra a todas las personas, muchos tenemos la tendencia profundamente arraigada de desestimar las fantasías y otras categorías de pensamientos como fabricaciones de la mente, y, en cambio, tomamos cualquier juicio sobre uno mismo como una verdad absoluta. 

Esta es precisamente la razón de que el reconocimiento de que los pensamientos no son la realidad pueda brindarnos una gran paz emocional.

Dependiendo de su grado de elaboración, los pensamientos pueden ir de simples movimientos rápidos de energía de la mente, a pensamientos diferenciados, hasta ensoñaciones elaboradas. 

Es importante saber que no hay nada inherentemente negativo en la asociación libre y la ensoñación —en realidad son dos magníficas capacidades de la mente humana que se pueden utilizar de forma creativa—. El problema surge cuando no somos conscientes de nuestro proceso de pensamiento y sin darnos cuenta nos entregamos a pensamientos que dan lugar a juicios negativos, miedos, autocríticas, ira, preocupación, suspicacia, desconfianza y otras emociones que sabotean la paz de la mente y el equilibrio emocional.

Tal vez te preguntes: “¿Qué parte de mí es la que sabe que estoy pensando?” Vamos a llamarla “conciencia”. Aunque pueda parecer escurridiza, cuanto más llegues a conocerla y más aprendas a volver a ella y confiar en ella, más feliz serás. La mayor parte del tiempo, los pensamientos simplemente se producen sin ser conscientes de ellos.

La práctica de mindfulness no implica generar pensamientos voluntariamente, controlar los propios pensamientos ni tampoco manipularlos. Al contrario, supone ser consciente de los pensamientos como pensamientos, dejando que surjan y desaparezcan sin retenerlos ni rechazarlos. Esta capacidad de ser consciente de los pensamientos puede ser usada cada vez que te acuerdes de prestar atención, ya sea meditando o en la vida cotidiana.


Esta conciencia no es algo nuevo que necesites aprender. Ya está ahí y la tienes a tu disposición en cualquier momento, sin importar lo que está ocurriendo. La conciencia está ahí de forma natural, pero puede pasar inadvertida durante toda una vida, por lo que es necesario explorarla y conocerla experiencialmente. 

A medida que te familiarices con tu conciencia, te darás cuenta de que se puede convertir en tu refugio último, un lugar natural de equilibrio para la mente y el corazón, con una capacidad ilimitada para encontrarse con la experiencia y abrazarla.

La Soberbia

La soberbia representa el alarde del poder, su exposición de manera exagerada o de forma ruin. El hombre soberbio ha transgredido límites que los dioses consideran importantes, ha sobrepasado barreras en cuya irrupción se incurre en el pecado.

Pero el soberbio no es un hombre hiperbólico, aunque finge serlo, es más bien un ser que se ha consumido en la carencia, en la mendicidad, su miseria consiste en ser menos que los demás, en tener menor poder sobre sí mismo.

Hay varios ejemplos en la mitología que muestran las consecuencias de la ubris (hybris). En la tradición hebrea encontramos el mito de la Caída, éste relata como cierto dios prohíbe a sus hijos primigenios, llamados Adán y Eva, comer del fruto de un árbol ubicado en el centro del paraíso construido para ellos. Sin embargo, una serpiente, cuya identidad es ambigua, insta a Eva a probar la fruta aciaga. Ella lo hace, luego convida a Adán.

Aquel dios es omnipresente, y al saber que sus hijos le han desobedecido los destierra del paraíso y los arroja a la mortalidad. Dos seres con llameantes espadas guardan, mientras tanto, la entrada a la tierra del origen. Tal desfallecimiento del espíritu es una emulación de una anterior revuelta instada por el ángel lucifer, con ello notamos que los mitos judíos son cíclicos en sus temas.

Otra mitología semejante es el de Prometeo, en la cultura griega. Prometeo era hijo de Yapeto y de Climena, hija de Océano. Entre sus hermanos se encontraban el gran Atlas, Meniteo y Epimeteo. Hesíodo caracterizo a Prometeo como “sagaz y astuto”, luego cuenta: “…cuando los dioses y los hombres mortales disputaban en Melona, Prometeo mostró un gran buey que adrede había repartido, queriendo engañar al espíritu de Zeus”.

Prometeo había recubierto los huesos con la grasa del animal para que así fueran, los restos, más apetecibles para Zeus y por consiguiente la carne pudieran apropiársela los hombres, no obstante Zeus era muy sabio y descubrió la treta, aun así siguió el juego de Prometeo sólo para poder dar un justo castigo a la humanidad.
“Y desde aquel tiempo, acordándose siempre de ese fraude, rehusó la fuerza del fuego inextinguible que brota del roce de los maderos de encina a los míseros hombres mortales que habitan sobre la tierra.”

“Pero todavía le engaño el hijo excelente de Yapeto, robándole una porción esplendida del fuego inextinguible, que oculto en una caña hueca”
La nueva ofensa no hizo sino enfurecer más al gran Zeus que le deparo un cruel castigo al insubordinado hijo de Yapeto:
“Y sujetó Zeus con cadenas sólidas al sagaz Prometeo, y le ató con duras ligaduras alrededor de una columna. Y le envió un águila de majestuosas alas que le comía su hígado inmortal. Y durante la noche renacía la parte que le había comido durante todo el día el ave de alas desplegadas.” Tal es la descripción que nos brinda Hesíodo.

Este castigo ejemplar fue acompañado con la liberación de las calamidades que Pandora, accidentalmente, desato sobre los hombres. Por ahora no importa si Prometo fue liberado por Heracles y recibió gloria posteriormente, lo que interesa es que Prometeo desafió a los dioses y fue castigado. Ícaro, Sísifo, Aracne y Medusa son otras figuras que acompañan a los griegos en la imaginería concerniente a la soberbia.

La soberbia acaece ante la indigencia del ser, el sujeto se eleva hasta cimas inalcanzables en un acto de equilibrio, como una forma de compensación ante su falta de poder sobre su propio campo de acción. 

Alguien me dijo alguna vez, y aún resuena en mi memoria alto y fuerte, “no te presentes tan grande, pues no eres tan pequeño”. Esa frase resume muchas vidas desgraciadas.

El Legado Humano

Nuestra especie ha dejado una señal imborrable en el planeta. Tanto es así, que cuando desaparezcamos perdurará durante mucho tiempo nuestra distintiva huella fósil.

Eso es lo que sostiene, al menos, un equipo de investigadores de distintas instituciones británicas y estadounidenses en la revista The Anthropocene Review.

En su estudio, que ha coordinado el geólogo Jan Zalasiewicz, de la Universidad de Leicester, en el Reino Unido, estos científicos afirman que la marca de la humanidad es de tal magnitud que no es posible encontrar nada remotamente parecido en toda la historia de la Tierra, incluso si nos remontásemos a su formación, hace 4.500 millones de años.

Según describe el ensayo, al igual que hoy podemos estudiar los dinosaurios a partir de sus huesos y las huellas que han llegado hasta nuestros días, los humanos dejaremos un rastro de objetos que estos científicos han denominado tecnofósiles. “De la mayoría de los animales se recuperan pocos vestigios, como restos óseos, por ejemplo.

 Los Homo sapiens, por el contrario, producimos millones de cosas y de muy distinto tipo, desde estructuras nanométricas a ciudades”, indica Zalasiewicz. “Es más, el rastro producido por otros organismos siguen patrones que cambian, por así decirlo, con una lentitud geológica, a lo largo de millones de años.

Por el contrario, nuestros bienes evolucionan a gran velocidad. Los nuevos hacen que los viejos queden obsoletos rápidamente. Con el tiempo, desde aeropuertos a cepillos de dientes podrían quedar enterrados entre los sedimentos de tal forma que acabarán convirtiéndose en tecnofósiles”.


Para el paleobiólogo Mark Williams, coautor del estudio, “dentro de millones de años, mucho después de que nuestra especie haya desaparecido, los tecnofósiles definirán los estratos de la época humana, lo que llamaríamos Antropoceno.

Si un paleontólogo examinara la Tierra en un lejano futuro, probablemente consideraría estos objetos los más valiosos de todo el registro fósil".

Poner Lo Que Importa


Lo que mueve al mundo
La pasión mueve al mundo y eso es innegable. Es fácil distinguir a alguien que realmente vibra con su vida e imprime un entusiasmo especial a sus palabras, acciones y al modo de relacionarse con el resto. Tener pasión y propósito debiese ser nuestro principal objetivo para desenvolvernos en este mundo, y aunque pueda parecer tremendamente difícil mantener un estado de contemplación y positivismo frente a tantas realidades paralelas y situaciones que nos rodean, siempre está la invitación a volver a nuestra verdadera casa. En este sentido, los siguientes aspectos han sido esenciales en mi proceso personal de la integración de la pasión en mi día a día:

1)    Internalizar la gratitud: Estamos vivos, somos autosuficientes e independientes en muchos aspectos y estamos en mejor pie que muchas otras personas. Como primera aproximación, son hechos que nos hacen volver a nuestra situación actual y sentirnos agradecidos de lo que ya somos y tenemos. Por ello, al poner las cosas en perspectiva, son más los atributos buenos y razones por las cuales estar tranquilos y agradecidos al final del día. Mi artículo sobre la gratitud explica con más detalle cómo lograr ese estado a voluntad y sin esfuerzo.

2)    La importancia de la alegría: Simplemente, sonreír y reírnos con frecuencia activa potentes neuroquímicos en nuestro cerebro, liberando el estrés y brindándonos una sensación de mayor liviandad y genuina felicidad, en muchos momentos. 
3)    El camino es lo que importa: Definir con claridad qué es lo que somos y qué deseamos en última instancia para nosotros -elevándonos por sobre metas basadas en lo que otros esperan acorde a nuestra situación- nos lleva a un estado de mayor profundidad que nos puede llevar, entre otras, a valorar más cada instante y darnos cuenta de lo realmente importante. Una vez descubierto esto, el resto de los distractores cae y se va afirmando la esencia dentro de nosotros.


Todo lo anteriormente dicho es, sin duda, una primera aproximación de una experiencia que cada uno debiese vivir individualmente. La pasión, por tanto, no se trata de hacer ni de lograr en la dimensión material, sino más bien del ser y acceder a un estado que es parte intrínseca y permanente en nosotros. 

Podemos estar lavando platos o dirigiendo un grupo importante de personas y tener la misma sensación, energía y entrega. Eso es lo que yo llamo “acción inspirada”, y la decisión de integrarla a nuestra vida está, en cada momento, en nuestras manos.

El Valor De Disentir


La necesidad de agradar y no generar malestar en el ámbito laboral lleva a que muchos trabajadores opten por no compartir sus ideas y pensamientos cuando éstos no están en consonancia con los del resto y a no disentir respecto a los demás. Pero esta actitud no sólo impide poder aprovechar muy buenos aportes, sino que tampoco ayuda a quien decide callar a avanzar en su carrera laboral.

Disentir y mostrar una opinión diferente basada en observaciones o argumentos sólidos es una forma de demostrar capacidad y seguridad en uno mismo. Tener un criterio propio y no seguir siempre a la mayoría es un requisito fundamental para crecer y avanzar profesionalmente.

Pero para hacerlo correctamente es necesario también saber expresar estas opiniones divergentes con respeto, argumento y valorando la opinión de los demás. Es tan importante lo qué se dice como el modo cómo se dice. En este sentido, siempre que quieras dar tu aporte, procura primero evaluar e indicar las virtudes de las otras ideas, enseñar cuáles son los problemas o puntos débiles que observas en ellas y defender luego tu propia solución.

Considera también que, así como es muy útil cuando tú puedes brindar una opinión diferente que ayude a mejorar el trabajo o las condiciones del mismo, no es bueno disentir en todas las circunstancias y sin verdaderos motivos. No se trata de contradecir a los demás, sino de encontrar mejores alternativas o soluciones. Si no sirve para brindar algo mejor, probablemente no sirva de mucho disentir.

Tener una opinión y un criterio propios es muy importante. Y saber expresarlos cuando realmente es necesario puede ayudarnos a mejorar nuestro lugar de trabajo, ser valorados por nuestro propio modo de ver las cosas y desarrollarnos profesionalmente.


Estar Donde Debes Estar

Muchas veces pensamos haber tomado el camino equivocado, podemos lamentarnos por decisiones tomadas que nos han traído consecuencias que hubiésemos preferido no vivir, podemos lamentar el tiempo invertido en algo… Podemos arrepentirnos y culparnos, así no sea con papel protagónico, podemos sentir esa nostalgia por algo perdido o por caminos no recorridos.

Sin embargo, es importante concientizar que nada nos ocurre de manera casual, que todo tiene una razón y que cada una de nuestras experiencias, de nuestras relaciones, de nuestros pasos, tiene la intención de ubicarnos exactamente en lo que debemos vivir, para nuestro crecimiento, para mirar a través de nuevos cristales, para valorar la vida y sus milagros.

Debemos confiar en el proceso de la vida, evidentemente no se trata de cruzarnos de brazos, esperando que lo que tengamos que vivir pase a través de nosotros, no, nuestros tránsitos están ajustados a nuestro crecimiento, al provecho que saquemos de nuestras experiencias y mientras mayor provecho le saquemos al tiempo que puede ser una limitante, estaremos seguramente frente a experiencias mucho más retadoras, que nos impulsen a sacar de nosotros lo mejor y rescatar en cada una de las cosas lo positivo.

No debemos recriminar de nuestro pasado, lo que hicimos en su momento fue lo único que pudimos haber hecho con los recursos y el conocimiento que poseíamos, así que aparte de ser un desgaste energético es totalmente inútil revisar el pasado para sentir culpas o remordimientos, para recordar penas o desear tomar venganza. 

Solo debemos utilizar nuestro pasado con fines prácticos, aprender lo más posible de él, ver cuánto hemos crecido y qué fortalezas hemos desarrollado.

Por más enigmática que pueda resultar la vida, no debemos perder de vista el propósito principal:

¡Ser felices! A pesar de, incluso con… Debemos aprender a mantener nuestra serenidad a pesar de la tormenta, no buscar afuera lo que solo está en nuestro interior, nunca nada, ni una propiedad, ni una cuenta bancaria, ni un logro, ni el mayor orgullo, será causante de felicidad real, todo ello nos llena de alegría, de emociones positivas, pero resultan ser puntuales y siempre nos quedaremos con esa sensación de “ah, ya lo tengo… ¿y ahora?” y así vamos como conejos detrás de su zanahoria buscando la felicidad en los sitios o momentos equivocados.
La felicidad es el producto de una perspectiva cargada de mayor consciencia, donde podemos apreciar cada momento y aceptarlo tal y como es, sin pretender que sea diferente

La felicidad es esa ausencia de resistencia ante lo que no es como queremos, es poder dar lo mejor de nosotros en pro de lo que queremos, apostando siempre por el hecho de que quizás no podamos cambiar algo en particular, pero que al cambiar nuestra manera de verlo, ya sentiremos la paz necesaria para transitar cualquier situación.


Relájate, estás en el único sitio en el que podrías estar, disfruta, aprende, crece, ama y déjate amar.

Gesto Solidario

Todos pueden ser grandes… porque todos pueden servir. Para servir no hace falta un título universitario. Para servir no hay por qué hacer concordar el sujeto y el verbo. Sólo se necesita un corazón lleno de gracia. Un alma generada por el amor.
Martín Luther King, Jr.

Los humanos somos seres sociales: necesitamos de los demás para vivir, debemos relacionarnos, dar y recibir. Desde pequeños, los niños van aprendiendo sobre esta interdependencia: los adultos somos responsables de ayudarlos a sentir, pensar y actuar con los otros.

LA IMPORTANCIA DE UN SIMPLE GESTO SOLIDARIO: Un día, Pedro volvía caminando del colegio cuando vio que el chico que iba adelante había tropezado y se le habían caído todos los libros que llevaba, además de dos abrigos, un bate de béisbol, un guante y un grabador pequeño. Pedro se arrodilló y colaboró con el chico en recoger los artículos diseminados.

Como iban en la misma dirección, lo ayudó a llevar parte de las cosas. Mientras caminaban, Pedro descubrió que el chico se llamaba Iván, que le encantaban los videojuegos, el béisbol y la historia, que tenía muchos problemas con las demás materias y que acababa de romper con su novia.

Llegaron a la casa de Iván, y Pedro fue invitado a tomar una Coca-Cola y a mirar un poco de televisión. La tarde fue agradable, con risas y charla compartidas y Pedro regresó a su casa.

Siguieron viéndose en el colegio, y almorzaron juntos una o dos veces, hasta que los dos terminaron el ciclo básico. Completaron los estudios del ciclo medio en la misma secundaria donde mantuvieron sus breves contactos a lo largo de los años. Finalmente, llegó el esperado último año y, tres semanas antes de recibirse, Iván le preguntó a Pedro si podían hablar.

Entonces le recordó el día en que se habían conocido muchos años antes. “¿Nunca te preguntaste por qué llevaba tantas cosas a casa aquel día?”, preguntó Iván. “Sabes, había limpiado mi armario porque no quería dejarle un revoltijo a nadie. Había guardado algunas píldoras para dormir de mi madre y me iba a casa a suicidarme.

Pero después de pasar unos tiempos juntos, hablando y riéndonos, me di cuenta de que si me hubiera matado, habría perdido esa oportunidad y muchas otras que podrían aparecer. De modo que ya ves, Pedro, cuando recogiste mis libros ese día, hiciste muchísimo más. Me salvaste la vida.”


Qué es La solidaridad?
Es el valor que consiste en mostrarse unido a otras personas o grupos, compartiendo sus intereses y sus necesidades. Nace en principio simplemente de nuestra esencia humana: reconocemos al otro como parte de nuestra propia especie, de nuestra gran familia y entendemos que somos todos esencialmente iguales. Nada de lo que es humano nos es ajeno y cada uno de nosotros es capaz de sentir en carne propia lo que le pasa al otro. 

Por eso, ser solidarios implica que reconocemos el valor de cada persona y contribuimos a que pueda realizar sus proyectos de vida.

martes, 4 de septiembre de 2018

Aceptarnos Tal Cual Somos


No te preguntes si eres feliz, sé feliz ahora. Piensa en positivo. Pregúntate todos los días: ¿Qué me hace feliz HOY? ¿Cuál es mi concepto de felicidad?

Comienza con agradecer que estas vivo y que tienes una nueva oportunidad para hacer las cosas diferente.

La felicidad no está en tú pasado, ni en tú futuro sino en tú presente; el pasado quedo atrás, el futuro es incierto, tu mejor opción para ser feliz es ahora. Constrúyelo con paciencia, humildad y amor. Construye pensamientos e ideas positivas, cultiva el entusiasmo y el optimismo, renueva tu ánimo y mantente siempre sonriente!!

No se puede ser feliz sin aceptar la vida tal y como es; una serie de cambios, de experiencias, de aprendizaje... es un proceso de creación.

Por miedo a mermar, dejamos de crecer. Por medio a llorar, dejamos de reír. Acepta lo que no puedes cambiar!!

Tú Felicidad también recae en aceptarte tal como eres. Disfruta siendo tú mismo. Que importante es creer en ti!! Recuerda que la felicidad verdadera se origina en tu interior.

Aquel cálido e inesperado abrazo, aquella palabra de aliento, una grata sonrisa que ilumina tu día, también es felicidad donada. Proporciona Felicidad para ti como para los demás. 

Desparrama a todas parte la alegría que hay dentro de ti. Que tu alegría sea contagiosa y viva para expulsar la tristeza de los demás

Para ser feliz nunca pierdas la capacidad de asombro ante el encanto de lo cotidiano, de los detalles que entregan los pequeños momentos, de soñar todo el tiempo, de amar sin miedo, de sonreír entre lágrimas y de dar sin pedir nada a cambio.

Decide ser feliz hoy. No pierdas la oportunidad. Hoy es el día de sentir alegría por la vida!!


Frases De Adversidad

La mejor recopilación de internet, acerca de frases famosas relacionadas con Adversidad.
“Cuando el infortunio se generaliza en un país, se hace universal el egoísmo. La mayoría de las desgracias son peores como amenaza que como realidad. ”
Charles-Louis de Secondat, barón de Montesquieu
“El que teme padecer padece ya lo que teme.”
Michel Eyquem, señor de Montaigne
“El sufrimiento purifica. Aquel que sepa sufrir mejor, hará mejor obra.”
John Milton
“Un problema deja de serlo si no tiene solución.”
Eduardo Mendoza
“Cuando el corazón es bueno, el dolor es saludable. El hombre es un aprendiz: el dolor es su eterno maestro. ”
Alfred de Musset
“Lo que nos hace sufrir nunca es una tontería, puesto que nos hace sufrir.”
Amado Nervo
“Saber sufrir y tener el alma recia y curtida es lo que importa saber; la ciencia del padecer, es la ciencia de la vida.”
José María Pemán y Pemartín
“El día en que tus desgracias hayan aprendido el camino de tu casa, múdate.”
Juan Manuel de Palacio
“Aunque nunca obres mal, no por eso escaparás al dolor alguna vez.”
- Menandro
“El dolor es más llamativo que la felicidad.”
Ana María Matute
“Mejor que combatir una desgracia es, a veces, tratar de sé feliz dentro de ella. Se sufre menos del dolor mismo que de la manera como se le acepta. ”
Maurice Maeterlinck
“He sido un hombre afortunado: nada en la vida me fue fácil.”
Sigmund Freud
“Fatigas, pero no tantas, que a fuerza de muchos golpes hasta el hierro se quebranta.”
Manuel Machado Ruiz
“Tengamos buen ánimo y recordemos que las desgracias más insoportables son aquellas que nunca llegan.”
James Russell Lowell
“El hombre segrega la fuerza en proporción con su infortunio.”                                                                                  Chris Marker



Superación


La superación personal muestra la capacidad que tiene una persona a través de su inteligencia y de su dedicación para alcanzar sus objetivos y crecer como persona. Cómo bien explicó el científico Albert Einstein, explica que el deseo mueve el mundo con su impulso tan potente.

Es decir, dentro de ti tienes todos los recursos necesarios para lograr tus metas. Por ejemplo, la constancia, la tenacidad, la paciencia, la capacidad de sacrificio, la pasión… cualidades que acompañan de forma directa a la voluntad en un proceso de superación personal.

La superación personal no tiene límite, es decir, un ser humano puede seguir progresando a nivel de conocimiento y de toma de conciencia a lo largo de su vida. Voluntad y conocimiento que son la base de la superación personal, son dos cualidades que diferencian al ser humano del resto de seres del universo.

La superación personal muestra la capacidad que tiene un ser humano para reflexionar sobre sí mismo, pero lo que es más importante, para actuar de acuerdo a sus valores y creencias. La superación personal tiene una base teórica a nivel de reflexión pero es fundamentalmente práctica.

La superación personal es ese motor intrínseco que a nivel de motivación mueve el corazón humano cuando una persona aspira a ser más sabia, más competente y más capaz. La superación personal remite a ese proceso temporal de cambio en el que una persona sale de su zona de confort para establecer nuevos hábitos y cualidades para mejorar su calidad de vida.

Pasado, presente y futuro definen la vida humana. Pues bien, la superación personal también se entrena en presente analizando los errores del ayer para obtener una experiencia práctica y evitar tropezar dos veces en la misma piedra.

El proceso de superación personal supone dejar atrás ciertos hábitos y creencias irracionales para dar paso a una nueva realidad que refuerce el bienestar personal. Existen recursos especialmente recomendados como el coaching y los libros de autoayuda para reforzar la superación personal.

La superación personal muestra el proceso de crecimiento interior ilimitado que marca la vida de un ser humano desde que nace hasta que muere. Mientras que el paso de los años deja una huella física en forma de arrugas, por el contrario, a nivel interior, los años son sinónimo de experiencia, madurez, riqueza de vivencias y sabiduría.

La superación personal conduce a una persona a ser más feliz. En última instancia, asumir un proceso de este tipo es una decisión personal que nunca puede ser impuesto de forma externa. Es decir, nadie puede ser ayudado si no se deja ayudar, y nadie puede cambiar si no quiere hacerlo.

La superación personal muestra, a nivel humano, que querer es poder y que los límites no están en la realidad sino en la mente.

El Enemigo Silencioso


La tecnología digital es ahora una necesidad moderna. Los videojuegos, la televisión, la radio y el telégrafo, incluso la letra impresa, revolucionaron la sociedad por sus efectos en la cultura, el conocimiento, la creatividad y las emociones. Pero con las aplicaciones es diferente, porque se apoyan en algoritmos seductores. El problema de esta adicción, además, es que no se puede retirar la sustancia que engancha porque todo el mundo usa esta tecnología.

Un profesor de marketing en la escuela de negocios de la Universidad de Nueva York, explora en Irresistible (Paidós) cómo las tecnológicas consiguen robar el tiempo y la atención de los usuarios para que no se despeguen de la pantalla. Defiende que se impongan normas en el diseño de las aplicaciones. Pero advierte que es el consumidor quien debe evaluar seriamente cómo gestiona su tiempo.

Los psicólogos y sociólogos llevan años debatiendo sobre los efectos de las pantallas. Ahora el problema domina los titulares.
El movimiento tomó cuerpo en noviembre, cuando Sean Parker [uno de los primeros inversores en Facebook] dijo que a la red social no le importa el bienestar de sus usuarios y que lo único que le interesa es que tengan sus ojos pegados a la pantalla, y que pasen el mayor tiempo posible usando el dispositivo. Fue un gran momento, llevó a otras figuras del mundo tecnológico a revelar que pasaba algo similar en sus compañías.

P. ¿Pero estas empresas se muestran indiferentes o simplemente quieren tener el mejor producto?

R. Uno podría decir que el mejor producto es el que no puedes dejar de utilizar. Si usas el iphone cuatro horas al día es porque está bien diseñado. Pero es muy difícil saber qué motivaciones hay detrás. Por eso es tan importante que quienes conocen el proceso lo cuenten, para que estas compañías tengan en consideración al consumidor.

P. ¿Es culpa del fabricante o del que desarrolla la aplicación?

R. Apple no me plantea un problema. Es cierto que permite crear aplicaciones que no podemos dejar de usar. Pero una vez que vende el teléfono, no le importa tanto el tiempo que empleas ante la pantalla. Facebook, SnapChat y Twitter, sin embargo, se preocupan por cada minuto porque esa es una métrica clave para sus negocios. Se puede pedir a Apple que regule cómo presenta la información, que también es importante, pero los anzuelos están en el contenido.

P. La persona es la última responsable del uso.

R. Hay gente que es capaz de ver que le basta con 20 minutos y pasa a otra cosa. Pero si en 2015 se estaba de media tres horas frente a las pantallas, el año pasado ya eran cuatro. Por tanto, ha habido un cambio en el contenido que se escapa al control del usuario. No todo el mundo es capaz de hacer un análisis de lo que es bueno o malo para su vida. Ahí es donde se enfocan, en los millones de ojos que no se preocupan por cómo utilizan la tecnología.

P. ¿Cómo se detecta este tipo de adicción?

R. La primera señal es social, si compromete las relaciones. La segunda es financiera, si esa interacción acaba costando más dinero del pensado. La tercera es física, porque la pérdida de atención puede causar un accidente o porque no se hace ejercicio. Y la cuarta es psicológica, porque cambia la manera en la que afrontas el aburrimiento. Esto último parece una tontería, pero el teléfono está ocupando cada segundo que tienes libre. Está bien que no te aburras, pero del aburrimiento surgen ideas.

P. ¿Son las pantallas una amenaza para una sociedad abierta?

R. Sí, porque refuerzan el efecto de caja de resonancia. La gente se queda en las plataformas en las que ve reflejadas sus mismas ideas y puntos de vista. Eso te hace ser más intransigente, dogmático y testarudo. Facebook sabe que a la gente le gusta ver que otros comparten sus mismas ideas. Las plataformas están diseñadas para tratar de mantenerte conectado al dispositivo, para reforzar esa resonancia; no quieren alterar el mensaje introduciendo opiniones diferentes.

P. Se supone que cuanto más abierta, más innovadora es una sociedad.

R. No se puede ser creativo si no se cuenta con un espacio abierto para pensar y debatir. Pero creo que estas compañías no se preocupan mucho por la innovación, salvo por la suya propia, que está enfocada en tratar de evitar que el usuario se vaya y que ellos pierdan ingresos por publicidad. Es una nueva forma de monopolio.

No es una batalla equilibrada. Hay cientos de personas dedicadas al diseño de cada detalle, de cada truco, como el botón de “me gusta”, que hace que te enganches a las plataformas. Tienen miles de millones de datos que les permiten saber lo que funciona. 

Por eso como consumidores debemos ser más inteligentes y tratar de cambiar nuestros hábitos de uso.