sábado, 27 de mayo de 2017

Cualquier Semejanza Es Nuestra Realidad


Erase una vez unos habitantes, una ciudad y un reino muy lejos de aquí y que se parecían muy poco a nosotros. Vivían al principio en paz, rodeados de cosas sencillas como el sol, aire puro, pájaros y plantas, las buenas y sencillas plantas, que en gran variedad había existían en aquella tierra, y que los ancianos del lugar usaban para hacer tizones medicinales, plantas cuyos secretos pasaban las abuelas de generación en generación. 

Cuando se necesitaba alguna planta, alguna abuela sabia salía a la montaña y volvía con un buen puñado de ellas, justo las que necesitaban para cada caso. Pero eso sólo ocurría de tarde en tarde, en los raros casos en que alguien se ponía enfermo, por lo común viejos a los que ya se iba aproximando su hora de partir de este mundo. Así es que había muchos ciudadanos saludables y longevos. 

Pero un día triste de un año maléfico llegó a la ciudad un hombre malo, y se quedó en el mejor hotel, maquinando cómo hacerse rico con tan confiados e ingenuos ciudadanos. Se llamaba Manson y era en realidad un estafador desaprensivo que había tenido que huir de otro reino por una gran estafa que él hizo. Aunque, como suele ocurrir con todos los estafadores, vestía con mucho empaque y parecía una persona muy honorable y digna de crédito. Todos le cedían el paso cuando él entraba en los lugares importantes de la ciudad. 

Manson tenía el corazón negro y se rodeó, por la ley de la semejanza, de un pequeño círculo de hombres con el corazón asimismo negro, y empezó a maquinar cómo estafar a gran escala, sin que esta vez tuviera que huir ni le quisieran llevar ante la justicia. 
Pronto creo una estafa perfecta que, como sería a gran escala, sería muy poco detectable. Decidió vender a los ciudadanos de ese reino simultáneamente venenos y contravenenos para de esta forma hacerse muy rico. 

Así es que, ayudado de su íntimo círculo de secuaces, pasaron a la primera fase del proyecto. Pusieron a la venta un veneno en bajas dosis para aguas y alimentos, veneno al que sin embargo llamaron «Aditivo Colorante Conservante» pues daba color y sabor atractivo a los manjares e impedía que aguas y alimentos se llenasen de algas y microbios (incluso a temperatura ambiente) o, como ellos dijeron en su publicidad, impedía que las aguas se «pudriesen». Como los efectos de esos venenos eran a largo plazo, sólo los previnieron algunos biólogos expertos, que fueron convenientemente sobornados (y en algunos casos eliminados). 

En vista de que nadie señalaba inconvenientes importantes y en vista de las indudables ventajas, muchos hombres buenos acogieron y financiaron a ese hombre de corazón malo, que fundó una gran empresa que llamó «Aditivos Co.» que creció un 500% durante muchos años, e hizo muy rico a Manson y a los Bancos que le ayudaron. 

Pero la naturaleza no entendía de mentidas y sobornos. Así es que las células de los hígados de los habitantes de esa ciudad y de ese reino se desvitalizaban y morían... a la misma velocidad que las algas que antes enverdecían las aguas de los estanques y que las bacterias que antes fermentaban los alimentos; y los colorantes y saborizantes que tanto realzaban (y hacían vender) los manjares... envenenaban en igual proporción poco a poco los hígados y riñones de la mayor parte de los habitantes del reino. 

Los sistemas inmunitarios de los habitantes de la ciudad se deprimían lentamente y los hepatocitos morían uno tras otro, vertiéndose sus contenidos necróticos en los conductos intra y extrahepáticos y en la sangre, los cuales se llenaban de extrañas proteínas, trozos de ADN y ARN dañados. No es de extrañar que, tras algunas semanas, proliferara entre toda esa materia muerta algún que otro microbio «oportunista» o «basurero», microbio que era rápidamente fotografiado e identificado por los biólogos a sueldo de Manson. 

Para encubrir su oculta pero detectable mala acción, Manson y sus desaprensivos hacían decir a los «expertos» a su servicio que las extrañas proteínas y trozos de ADN y ARN dañados que aparecían en la sangre y biopsias de los afectados pertenecían en realidad a los microbios que aparecían en la mayoría de los hígados afectados. Y, presentando diapositivas de los microbios y del material genético hallado, decían con gran solemnidad que habían por fin descubierto a los verdaderos "responsables" de los daños hepáticos encontrados. 

Y como esa mentira se decía con palabras muy serias y complicadas en revistas muy serias y complicadas... pues resulta que todos los letrados y «científicos» del reino dijeron que así era, en efecto, pues temían confesar que no habían visto nada de todo eso, y que en realidad ignoraban la base que estaba detrás de toda aquella fraseología. Y como ellos dijeron que era así, los mejores periodistas y dibujantes hicieron amplios esquemas que publicaron en las revistas más «serias» y expléndidos documentales que emitieron en la Gran Cadena Televisiva del reino. 

Y, como eso hicieron los periodistas, todos creyeron esa gran mentira que, paradójicamente, recibió el premio Pulitzer de ese año. Es más, hartos de ver crecer el número de enfermos y muertos que cada semana se registraban en el desolado reino, el clamor de las gentes forzaron a que la Seguridad social del envenenado reino financiase la lucha contra esos perversos microbios. 

Manson fundó un gran holding diversificado de empresas que ascendió rápidamente en Bolsa. Además de «Aditivos Co.», Manson y sus desaprensivos fundaron también «Inhibitoria Farmacéutica Co.», que desarrolló potentes antimicrobianos e inhibidores de los procesos de expresión y catabolismo celular. De esta forma lograban frenar durante algunos meses (e incluso años) los alarmantes resultados que en los organismos envenenados los «test detección» iban mostrando. Cierto es que ese frenado se producía a costa de importantes efectos secundarios. Unos y otros eran puestos en el mercado... tras patentarlos, por supuesto. 

Pero la pieza clave del Holding la constituía «Multimedia Co.» empresa de «publicidad y publicaciones científicas» que hizo periódicas y «muy serias» campañas «de sensibilización» en este sentido, poniendo siempre «a disposición de la prestigiosa clase médica» las «valiosas ayudas descubiertas». 

Los envenenamientos de «Aditivos Co.» continuaron, y los subsiguientes daños hepaticorenales también. Convenientemente publicitados, el uso de los productos de «Inhibitoria Farmacéutica Co.» fue creciendo, y pronto pudieron hacerse estadísticas de resultados. 

Como consecuencia, las revistas «científicas» se fueron llenando de sesudos trabajos (estadísticos y aleatorizados, por supuesto) que ilustraban de mil formas distintas la «alta asociación» que existía entre los microbios sospechosos y el daño hepático de los pacientes; y manifestaban bien claramente la dependencia que se producía entre el uso de los fármacos bioinhibidores y la eficaz inhibición de los molestos signos y síntomas que se producían por la destrucción de los hepatocitos y la aparición de microbios. 

La mayor parte de los (ya enriquecidos y afamados) «expertos», y la cohorte de periodistas y cameramans que les seguían, no dudaron de la versión que impulsó Manson, pues había «consenso general» entre todos los «expertos» y, además, las «correlaciones» eran «muy altas y pausibles». 
Como suele ocurrir en la mayor parte de las buenas estafas, los estafados participaron con ganas y ahínco en dejarse estafar: los que participaron en la creación y mantenimiento de los aditivos, test y farmacoinhibidores, obtuvieron dos beneficios: El primer beneficio era el oropel que adquiría la pléyade de médicos y farmacéuticos en financiados «Congresos Científicos» donde la autovanidad que necesitaban alcanzaba dimensiones verdaderamente coreográficas; 

El segundo beneficio era los inesperados y buenos beneficios que el uso de los test y fármacos les dejaba a cada uno de ellos. Para lavar su consciencia «Multimedia Co.» les decía que además de ejercer una loable y sacrificada labor de «prevención» al usar los test de «diagnóstico precoz» en la asustada población... sólo ellos «estaban autorizados» y sabían emplear esos tests. 

En todas las generaciones, desde entonces, existía también ese «terapeuta disidente» que curaba a sus enfermos envenenados, con hierbas medicinales y pócimas simples de las antiguas abuelas, y contraindicaba el uso de los productos de «Aditivos Co.» en las aguas y alimentos, desaconsejando también los potentes fármacos de «Inhibitoria Farmacéutica Co.», millonariamente patrocinados por Manson por los forajidos que le continuaron. 

A pesar del uso universal de «Aditivos Co.», los enfermos que atendía el terapeuta disidente dejaban pronto de empeorar y solían mejorar sorprendentemente pronto y bien, sin apenas secuelas. 

Con estos terapeutas contestatarios, Manson y sus descendientes sabían muy bien lo que hacer, y siempre hacían lo mismo: el terapeuta disidente era rápidamente tildado de charlatán, desacreditado y destituido por quienes tenían mucho que perder. Debido a ello, los periodistas y colegas que antes de ser destituido lo acusaban de ser un «buscador de notoriedad», pasaban a decir en un segundo tiempo que actuaba por «resentimiento» cada vez que, con menos fuerza y más desolado en cada ocasión, seguía el disidente advirtiendo a todos del «gigantesco error»; y lo encerraban en un psiquiátrico (o lo dopaban con psicofármacos, que era más fino). 

Esta es la historia de esa distante ciudad de ese remoto reino que, como ves, tan poco parecido tiene al nuestro.

Ciudad y reino que perduran hasta nuestros días, y en los que durante muchos más años han continuado envenenándose mucho más hígados. Y han continuado muriendo muchos más sufridos ciudadanos. Y han continuado haciéndose ricos y famosos muchos más científicos, médicos y farmacéuticos. 

Y, sobre todo, han continuado haciéndose mucho, más multimillonarios y respetados los desaprensivos estafadores. Cada uno de los que enfermaban y cada uno de los que morían estuvieron siempre muy agradecidos por todo los que, en su triste situación, aquellos estafadores «hacían por ellos». Les dieron premios y títulos y bendijeron el día en que providencialmente llegaron a la ciudad, poco antes de que la epidemia de «microbios rompehígados» comenzase. Y en el Parlamento decidieron erigir una gran estatua de bronce en el centro de la Plaza Mayor, en memoria de Sir Manson, al que llamaron «El Gran Benefactor»; pero que, como tú ya sabes muy bien, querido lector, fue en realidad el primero y más astuto de todos los timadores, el creador de la nueva saga de los biogánsters vendedores de venenos y contravenenos. 

Estas cosas son las que pasan en reinos en donde suspobladores no cuestionan a las autoridades.... 

Y colorín colorado, este «cuento»... "aún" no se ha acabado. 
 



jueves, 25 de mayo de 2017

Egocentrismo

La psicología afirma que el ego es la instancia psíquica que permite que un sujeto sea consciente de su propia identidad y se reconozca como yo. El ego media entre los deseos del ello y los mandatos morales del superyó para que el individuo logre satisfacer sus necesidades dentro de los parámetros sociales.

Se conoce como egoísmo al amor excesivo que una persona tiene sobre sí misma, el cual la lleva a atender solamente su propio interés, sin interesarse por el bienestar ajeno. El egoísmo es, por lo tanto, lo opuesto al altruismo.

El egocentrismo, un término que hace referencia a centrarse en el ego (es decir, el yo), es la exagerada exaltación de la propia personalidad. El egocéntrico hace de su personalidad el centro de la atención.

Los psicólogos resaltan que el egocentrismo consiste en creer que las opiniones y los intereses propios son más importantes que los pensamientos de los demás. Lo que el egocéntrico pretende es, según su óptica, lo único que tiene valor.

Diversos pensadores han expresado sus ideas acerca del egocentrismo y sus consecuencias, y resulta muy interesante observar que se trata de un comportamiento extremo, el cual priva a una persona de la felicidad tanto como lo hace su contracara, la entrega absoluta a los demás, la negligencia de las propias necesidades. 

En una de sus citas célebres, el filósofo suizo Henri Frédéric Amiel expresó que “una manera laboriosa de no ser nada, es serlo todo… de no querer nada, es quererlo todo“; esto resume de forma muy explícita el vacío que acarrea el egocentrismo.

Cuando una persona centra toda la existencia en sí misma, la repercusión más evidente es la desconexión con el resto de los seres vivos, la falta de compromiso e interés hacia los demás; sin embargo, se pasa por alto que el egocentrismo es también una forma de aislamiento.


Al enfocarse exclusivamente en las propias necesidades, se elimina la presencia de las potenciales amistades.

Muchas veces se define a los individuos egocéntricos como seres que sólo pueden amarse a sí mismos; esto puede significar también que se consideren demasiado buenos para ser apreciados por los demás, dado que no pueden comprender su superioridad.



Vale La Pena


Hay momentos que sentimos que todo está mal, que nuestras vidas se hunden en un abismo tan profundo, que no se alcanza a ver ni un pequeño resquicio por el que pase la luz.

En esos momentos debemos de tomar todo nuestro amor, nuestro coraje, nuestros sentimientos, nuestra fuerza y luchar por salir adelante.

Muchas veces nos hemos preguntado si vale la pena levantarnos de nuevo, y solo puedo contestar una cosa; hagamos que nuestra vida valga la pena.

Vale la pena sufrir, porque he aprendido a amar con todo el corazón.

Vale la pena estar en la oscuridad y caer hasta lo más profundo, porque ya no puedo ir hacia más abajo, de ahí en adelante todo va a ser hacia arriba hasta que vea la luz.

Vale la pena agachar la cabeza y bajar las manos, porque al levantarlas seré más fuerte de corazón.

Vale la pena una lagrima, porque es el filtro de mis sentimientos, a través de ella me reconozco frágil y me muestro tal cual soy.

Vale la pena cometer errores, porque me da mayor experiencia y objetividad.

Vale la pena volver a levantar la cabeza, porque una sola mirada puede llenar ese espacio vacío.

Vale la pena volver a sonreír, porque eso demuestra que he aprendido algo más.

Vale la pena acordarme de todas las cosas malas que me han pasado, porque ellas forjan lo que soy el día de hoy.

Vale la pena voltear hacia atrás, porque así sé que he dejado huella en los demás.

Vale la pena vivir, porque cada minuto que pasa es un oportunidad de volver a empezar.

Todo esto son solo palabras, letras entrelazadas con el único fin de dar una idea. Lo demás, depende de cada uno de nosotros. 

Dejemos que nuestras acciones hablen por nosotros.

SE FELIZ Colaboración de María Fernanda Muñoz Tostado.


Entre Ignorantes


Frases:
Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas. 
Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense.

Tres clases hay de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse.
François de La Rochefoucauld (1613-1680) Escritor francés.

En la amistad y en el amor se es más feliz con la ignorancia que con el saber.
William Shakespeare (1564-1616) Escritor británico.

El primer paso de la ignorancia es presumir de saber.
Baltasar Gracián (1601-1658) Escritor español.

Si te parece que sabes mucho y entiendes mucho, ten por cierto que es mucho más lo que ignoras.
Thomas De Kempis (1380-1471) Teólogo alemán.

La enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia.
Amos Bronson Alcott (1799-1888) Filósofo y profesor estadounidense.

Todo lo que se ignora, se desprecia.
Antonio Machado (1875-1939) Poeta y prosista español.

El ignorante, si calla, será tenido por erudito, y pasará por sabio si no abre los labios.
Salomón (970 AC-931 AC) Rey de Israel

Los cántaros, cuanto más vacíos, más ruido hacen.
Alfonso X el Sabio (1221-1284) Rey de Castilla y León.

Nada perturba tanto la vida humana como la ignorancia del bien y el mal.
Cicerón (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano.

La ignorancia es la noche de la mente: pero una noche sin luna y sin estrellas.
Confucio (551 AC-478 AC) Filósofo chino.

Lo peor de la ignorancia..es que.. a medida que se prolonga, adquiere confianza.
Anónimo

Hugo W Arostegui





El Autodominio


No siempre sabemos discutir. En lugar de escuchar y dialogar con ánimo constructivo, a veces queremos imponer nuestra opinión a toda costa.

Mezclamos lo afectivo. No debemos dejar llevarnos solamente por simpatías o antipatías. En el trabajo somos personas que cumplen una función.
Para ser escuchados debemos saber expresar nuestras necesidades, y la inteligencia emocional puede ayudarnos a mejorar nuestra vida laboral.

¿Cómo podemos saber si alguien tiene o no inteligencia emocional?, pregunta Carlos Mateo, psicólogo clínico y especialista en psicología positiva.

El mundo laboral se ha ido haciendo progresivamente más exigente y a la hora de seleccionar y contratar personal no solo se tienen en cuenta el curriculo, el coheficiente intelectual y la experiencia profesional, sino también las competencias emocionales.

Lo que se busca son personas que sean capaces de enfrentar emocionalmente diversas situaciones, o de aprender a hacerlo si se requiere. Por tanto la flexibilidad, la capacidad de aprendizaje y la tolerancia a la presión, son cualidades cada vez más valoradas por los empresarios y gerentes.

La inteligencia emocional es un término creado por el psicólogo norteamericano Daniel Goleman, y consiste en utilizar positivamente nuestras emociones y orientarlas hacia la eficacia del trabajo personal y las relaciones con otras personas.

En el trabajo cada vez tiene más valor. No en vano pasamos más de ocho horas diarias en el trabajo, cinco días a la semana, compartiendo espacio, competencias, toma de decisiones y responsabilidades con diferentes personas a las que no hemos elegido. No es raro que los conflictos estén a la orden del día.

Muchos de los conflictos en el trabajo se deben a una mala comunicación debido a malentendidos que surgen, hasta suposiciones no siempre fundamentadas, pasando por el afán de llamar o por abuso del poder. Otras veces surgen de nuestros ataques personales, invasión de competencias o por incumplimiento de funciones, señala Miguel Silveira, psicólogo clínico experto en estrés y ansiedad.

Estos malentendidos hacen que se debilite el clima de convivencia. Si suponemos en los demás una intención que no han tenido, se falsea la relación y, por lo tanto, el trato que les damos no está justificado. El origen de la situación está en que no sabemos manejar correctamente nuestras emociones.

Nos dejamos llevar demasiado por los impulsos que nos surgen y como estamos demasiado irritables, la agresividad se impone en nuestras reacciones. No estamos debidamente educados para meditar, de antemano, las consecuencias que se derivan de nuestro proceder", añade Silveira.

Sanear las emociones:

Teresa, de 42 años, recuerda el mal ambiente que había cuando se incorporó a su nuevo puesto: Nadie hablaba con nadie, la tensión flotaba en el ambiente y aunque a nadie parecía gustarle la situación, llevaban tanto tiempo aguantándola que no sabían cómo enfrentarse a ella.

Todo cambió cuando llegó una nueva directora: convocaba reuniones de trabajo efectivas, escuchaba a todos, y comenzó a solucionar los conflictos existentes. Nos hizo a todo participes del proyecto. Como arte de magia, el ambiente empezó a mejorar.

Si la inteligencia emocional es tan apreciada en el trabajo es porque nos ayuda a limar asperezas, acabar con tensiones soterradas y a mejorar la comunicación.

Gracias a ella interpretas mejor tu entorno y te comportas de manera más justa. Dejas de culpar al otro y te permite desarrollar las emociones adecuadas para relacionarte, añade el psicólogo Juan Carlos Álvarez.

Todos podemos aprender a manejar correctamente nuestras emociones. De lo que se trata es de desarrollar las emociones adecuadas para relacionarnos y expresar lo que tenemos en la cabeza.

Debes trabajar con dos emociones básicas como son el miedo y la ira. El miedo está en la base de todo lo que nos pasa. Reaccionamos con agresividad porque nos sentimos inseguros. Hay que cambiar las emociones negativas. Para ello se tiene que tener una imagen clara del beneficio que vamos a obtener por el cambio, y estar motivado para hacerlo, concluye Álvarez.



miércoles, 24 de mayo de 2017

El Valor De La Vida


Nada debe valorarse más que la vida humana, de la misma manera que no hay justificación para que un ser humano se considere superior a otro. Sin embargo, nos encontramos inmersos en un sistema deshumanizante que otorga valor a las personas por el dinero, posesiones o logros. Esto nos crea la necesidad de redescubrir el valor del ser humano.

Tenemos un valor incalculable; no somos el resultado de la evolución, de un accidente cósmico o una forma de vida biológica elevada que por casualidad adquirió conciencia. Fuimos creados como seres racionales, con moralidad, voluntad y discernimiento, únicos sobre la tierra con cuerpo, alma y espíritu, capaces de obrar para bien. Somos obra de un creador que con sabiduría e inteligencia nos hizo con un propósito, que no consiste en acumular posesiones o riqueza, sino en que tengamos como prioridad el cuidado y desarrollo integral de todo ser humano desde el momento de su concepción, utilizando para ello todos los recursos disponibles.

La racionalidad y moralidad nos da la capacidad de obrar para el bien, no solo para sí mismo, sino también para los demás. ¿Qué ha ocurrido entonces que hemos desvalorizado la vida, perdiendo la sensibilidad ante la necesidad y el dolor ajeno? Los grandes desafíos que tenemos en nuestro país, como la desnutrición infantil, carencia de atención en salud primaria y preventiva, el hambre y la miseria, el analfabetismo, la violencia que produce muerte y dolor a millares de familias o la desintegración familiar, exigen de cada uno de nosotros una respuesta concreta, comenzando con los gobernantes, puesto que han sido puestos en autoridad para servir, para buscar el bien común, no el beneficio propio.

Con frecuencia argumentamos que somos un país pobre, dependiente y limitado para enfrentar estos desafíos. Sin embargo, somos un país rico en recursos y potencial humano, con capacidad de generar oportunidades para el desarrollo integral de todos sus habitantes. El verdadero problema radica en que no estamos valorando la vida en la dimensión correcta, nos hemos vuelto indiferentes ante el drama de nuestros semejantes. Esto se evidencia, por un lado, en la forma como se administran y distribuyen los recursos públicos (actos de corrupción o en la priorización de cosas que no buscan satisfacer las necesidades primarias de la población) y por el otro, en la negativa o evasiva de cumplir a cabalidad la responsabilidad de pagar impuestos. Tanto lo uno como lo otro es inmoral y condenable.

La valoración del ser humano es un desafío ético para todos los que formamos parte de la sociedad. La riqueza y las posesiones son instrumentos que deben servir para el beneficio de los demás, no para fines egoístas.

Cada vida es única y valiosa en sí misma. Más allá de la indispensable cobertura de nuestras necesidades básicas, la felicidad no se encuentra en el consumo o la acumulación de bienes materiales, como trataron de hacernos creer, sino que la hallamos en todo aquello que no tiene precio: el amor, la amistad, la naturaleza… Apreciar y valorar los grandes regalos de la vida, es un primer paso para amarla y protegerla, uniendo nuestras fuerzas con las de todas las personas cuya sensibilidad humana haga palpitar su corazón al unísono con el de la humanidad.

El valor de la vida es una vida con sentido y con valores. Los valores como la generosidad, la bondad, la sabiduría, la integridad o la valentía nos hacen humanos. Casi todo el sufrimiento que padecemos nos lo causamos nosotros mismos y los unos a los otros, por causa de la falta de valores humanos que permiten la extensión de la codicia, la maldad, la envidia, el rencor… Tras cada vulneración de los derechos humanos hay alguien que hizo incumplimiento de sus deberes o valores humanos. Hasta que no comprendamos esto, nada cambiará. 

Y, para que cambie, tenemos que comenzar por cambiar cada uno de nosotros, cultivando lo mejor de nosotros mismos para ofrecerlo a los demás.


Comenzar Ahora


Dejar de lado lo que se ha sido para reinventarse no es una tarea fácil, entre otras cosas, porque se deben derrotar temores, replantear ideas, transformar objetivos y tomar la decisión de volar hacia mundos desconocidos.

Hay personas que están anquilosadas en el tiempo. Como prefieren permanecer en terrenos ya trajinados no avanzan y, lo que es peor, no tienen la más mínima posibilidad de cruzar los trayectos que les corresponden.

Son seres que no han aprendido a manejar bien la cotidianidad, ni han asumido el vuelo hacia destinos mejores o más gratificantes.

¿Es su caso?
Haga una sencilla reflexión sobre estas aseveraciones y pregúntese qué tanto de estas palabras retratan su estado actual.

De pronto detecta que todavía hay circunstancias de su realidad que necesitan de una intervención más franca y decidida de su parte.

Es probable que tenga pensamientos negativos que ha dejado anidar en su cabeza y que, en el fondo, lo único que han logrado es cultivar su inseguridad.

Suele ser muy fácil acomodarse a las viejas rutinas diarias lo que, de alguna forma, hace que sus días y los años pasen sin pena ni gloria. Usted, como todo ser humano, debe apuntarles a nuevas emociones como una manera de crecer. No puede abrir los brazos al tedio, porque él lo envolverá y le hará desperdiciar su vida.

Puede ser ‘aterrador’ ver el calendario y comprobar que los años están pasando sin lograr ‘nada de nada’.

Hacer cosas nuevas le ayudará a entender la importancia de correr ciertos riesgos. No tiene que tomar salidas radicales, pero sí deben ser acciones distintas a lo normal.

Empiece con pequeños cambios, pues ellos le abrirán la mente y le permitirán alimentar su espíritu.
Además, esas pequeñas cosas que emprenda le devolverán la confianza a usted mismo y le permitirán estar más abierto a opciones diferentes o a proyectos valiosos.

Yo creo que, de alguna forma, le hace falta poner los pies sobre la tierra y situarse en el camino que lo lleve a la renovación.

Lo que tiene que hacer es cambiar su forma de pensar y aprovechar las oportunidades que tiene a su alrededor.

Si se organiza mejor, si visualiza un mejor futuro, si tiene voluntad y si decide alzar el vuelo, luego de ese ‘plan de ajustes’ verá que las cosas empezarán a marchar mejor.

Está a tiempo de realizar modificaciones en su vida que, de alguna manera, le permitirán enfocar su existencia hacia mejores propósitos.

Ahora bien, incluir a Dios en estos planes de renovación le permitirá aumentar su fe y tener la certeza de que él le bendecirá. No le quepa la menor duda de que el Señor le enseñará a mirar con ojos nuevos y su corazón se expandirá.

Lo que quiero decir es que, en cada cosa nueva que emprenda podrá notar las manos de Dios, pues el encuentro con Él garantizará una continuidad entre su vida espiritual y su cotidianidad.

La experiencia de la fe se va haciendo más creíble en lo cotidiano y en nuestro estilo de vida, siempre y cuando decidamos renovarnos.

Solo me resta recordarle que la vida empieza todos los días y que, si lo analiza bien, hoy es un buen momento para comenzar a disfrutarla.


¡Adelante!

Influencias


Así, referida a las personas, la influencia es el poder o la autoridad de alguien sobre otro sujeto. Ese poder puede utilizarse para intervenir en un negocio, para obtener una ventaja o para ordenar algo. En otras palabras, la influencia es la capacidad de controlar y modificar las percepciones de los demás.

Este concepto es subjetivo y, como tal, la percepción de la influencia de una persona sobre otra varía según el observador. Existe una serie de situaciones que son mal vistas por la mayoría de los individuos de una misma cultura, como sucede con el consumo de estupefacientes, los asaltos a mano armada, los abusos sexuales y los asesinatos; cada una posee un nivel de gravedad diferente, pero todas estas acciones son consideradas delitos para la mayoría de las sociedades. Por lo tanto, si un padre sabe que su hijo ha entablado amistad con una persona adicta a alguna droga, seguramente se opondrá a la relación alegando que se trata de una mala influencia.

Del mismo modo, frente a una persona estudiosa y trabajadora, dentro de los parámetros normales, su cercanía a otro individuo será vista como una potencial buena influencia. Sin embargo, si dejamos a un costado los crímenes, dado que atentan contra la libertad de los demás y de ninguna manera pueden ser vistos como un acto positivo, la mayoría de las costumbres y de los gustos pueden ser vistos desde dos posturas opuestas.

Por ejemplo, un apasionado del cine que desea estudiar una carrera universitaria para convertirse en editor profesional puede encontrarse con la oposición de sus padres y con la sugerencia de escoger un camino tradicional, considerado más redituable. Otras personas con la misma visión de la vida pueden considerar que este joven representa una mala influencia para sus amigos. Este caso, que parece extremista, es muy común en muchas familias y resulta absurdo que todas ellas consuman arte en varias de sus formas: leen novelas y poesía pero aborrecen la idea de que sus hijos se conviertan en escritores; adoran el cine pero temen estar criando a futuros actores.


En la eterna lucha por la razón, alguien que en un entorno determinado tiene el poder para decidir qué está bien y qué está mal, puede ser considerado como una mala influencia por otra persona, y la complejidad de esta red de diferencias conceptuales es potencialmente infinita.

martes, 23 de mayo de 2017

Tu Luz Propia


Este relato tradicional tailandés expresa de una forma sencilla el sentido de “tu luz propia”.
La pequeña luciérnaga.

Había una vez una comunidad de luciérnagas que vivía en el interior del tronco de un altísimo lampati, uno de los árboles más majestuosos y viejos de Tailandia.

Cada anochecer, cuando todo se quedaba a oscuras y sólo se oía el murmullo del cercano río, todas las luciérnagas abandonaban el árbol para llenar el cielo de destellos. Jugaban a hacer figuras con sus luces bailando en el aire para crear un sinfín de centelleos más brillantes y espectaculares que los de un castillo de fuegos artificiales. Pero entre todas las luciérnagas que vivían en el lampati, había una muy pequeñita a la que no le gustaba salir a volar.-

No, no, hoy tampoco quiero salir a volar- decía todos los días la pequeña luciérnaga-.

Tanto sus abuelos como sus padres, hermanos y amigos esperaban con ansiedad a que llegara la noche para salir de casa y brillar en la oscuridad. Se lo pasaban tan bien que no comprendían cómo la pequeña luciérnaga no les acompañaba nunca. Le insistían para que fuera con ellas a volar, pero no había manera de convencerla.

– ¡Que no quiero salir a volar!- repetía la pequeña luciérnaga.

Toda la comunidad de luciérnagas estaba muy preocupada por la actitud de la pequeña. Pasaban los días y la pequeña seguía encerrada sin salir de casa.

Un anochecer, cuando todas las luciérnagas habían salido a volar, la abuela luciérnaga se acercó a la pequeña y le preguntó con delicadeza:

– ¿Qué te sucede, mi pequeña niña? ¿Por qué nunca quieres salir de casa? ¿Cuál es la razón por la que nunca quieres venir a volar e iluminar la noche con nosotros?

– ¡No me gusta volar!- respondió la pequeña luciérnaga
– Pero, ¿por qué no te gusta ni volar ni mostrar tu luz?

– Pues…- explicó por fin la luciérnaga-, ¿para qué he de salir si con la luz que tengo nunca podré brillar como la luna?. La luna es grande y brillante y yo a su lado no soy nada. Soy tan pequeñita que a su lado no soy más que una ridícula chispita. Por eso nunca quiero salir de casa y volar, porque nunca brillaré como la luna.-

¡Ay, mi niña!- sonrió la abuela-. Hay una cosa de la luna que has de saber y que desconoces
– ¿Y qué es lo que debo saber?

– Has de saber que la luna no tiene la misma luz todas las noches. La luna cambia todos los días. Hay noches en que está radiante. En cambio en otras se esconde, su brillo desaparece y deja al mundo sumido en la más profunda oscuridad.

– ¿De veras que hay noches en que se esconde la luna?

¡Claro que sí, mi niña! Hay noches en que la luna es enorme y otras en que se hace invisible. La luna no siempre brilla con la misma intensidad. La luz de la luna depende del sol. En cambio tú, pequeña, siempre brillarás con la misma fuerza y lo harás con tu propia luz.

A partir de entonces la pequeña luciérnaga salió cada noche a volar con su familia. Y así fue como aprendió que cada uno ha de brillar con su propia luz.

Relato tradicional de Tailandia extraído del libro de J.M. Hernández y A. Sáinz de la Maza. “Cuentos de todos los colores”. Ed. RBA-Libros, 2004.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.

Eduardo Galeano “El libro de los abrazos”




Que Decir Y Cómo Decirlo



Solo puedes cuestionarte aquello que elegiste desde la mente.

Solo puedes temer equivocarte si no es tu mente quien está al mando.
Solo puedes arrepentirte cuando no has sido totalmente tú quién conduce tu expresión.

Cualquier experiencia vivida desde la verdad de tu corazón, contiene el saber necesario para volver la vista atrás y comprender el sentido de caminar rumbo a lo desconocido.

No hay que proponerse escribir una novela sino simplemente escribir, lo que se pueda, aquello que uno es capaz. Eso es lo que he aprendido con los últimos trabajos. ¿Qué quiero decir? Que el acto de escribir es lo más importante y es anterior a todo, al plan, a la posible estructura del libro. Es anterior a la idea de libro.

Escribir es lo que define al individuo, es lo que lo hace ser el que es. Es lo que me hace a mí ser el que soy y ser de este modo y no de otro. No importa si escribo una novela, fragmentos, reflexiones o simplemente juegos.

Negarse a escribir, resistir la intención, también es parte de la vida del escritor. 

Escribir solo cuando ya no se puede resistir más. Escribir es una doble resistencia. 

Se escribe para resistir las servidumbres que la vida impone y  se escribe para expresar nuestra opinión la cual puja dentro de nosotros con total prescindencia de cualquier estado anímico o condicionamiento.


Hugo W Arostegui

domingo, 21 de mayo de 2017

Cimientos Culturales Las “Cajas Negras” De La Civilización.

“En el presente vivimos los años mozos de la época denominada por el gran filósofo polaco, Zygmunt Bauman (1925), como “modernidad líquida” o posmodernidad, durante la cual van disminuyendo gradualmente los habitantes de la Tierra que recurren a los tesoros del saber, por considerarlos “inútiles” ante el delirio materialista imperante.

El planeta gime ante la displicencia generalizada en la consecución de los nutrientes intangibles que alimentan el intelecto. Estos, reemplazado a su vez, por remedios materiales que sacian los ímpetus a veces incomprensibles, de su desviada realidad.

En consecuencia, el “homo económico”, llevan la delantera en la carrera para sustituir y aun aproximarse al “homo sapiens”. ¿Pero, se preguntan algunos, de que sirven los deleites del espíritu, si tantos son los focos de atención que nos dirigen hacia los indispensables requerimientos de la población consumista?

A esta interrogante de la actualidad responde en el siglo pasado el genial filósofo y escritor español, Miguel de Unamuno, que : “Sólo el que sabe es libre, y más libre es el que más sabe. Sólo la cultura da libertad. No proclaméis la libertad de volar si no das alas; no la de pensar, si no das pensamiento”. Para terminar diciendo: “La verdadera libertad que hay que dar al pueblo es la cultura”.

Somos, sin duda alguna, mitad materia que compone la armadura del animal viviente que vino al mundo; y como tal, comemos, hablamos, nos movemos, defecamos y hacemos el amor, entre otras actividades; pero sobre todo, sobresalimos en la creación porque somos los únicos seres provistos de la venerada capacidad de pensar, lo cual nos distingue orgullosamente de los demás animales y otros entes.

Y tanto necesita nuestro cuerpo de los alimentos para poder sobrevivir como también requiere nuestra mente del combustible intangible del saber, para con estas herramientas, hacernos siempre más libres y más felices.

Deplorable debe ser la realidad de los analfabetos, y aun de algunos que simplemente desestiman las bondades que ofrece la cultura, puesto que en una mente y una mirada vacías de tantos conocimientos distanciados de los rudimentos del diario vivir, se ven obligados a conformarse sólo con lo esencial, siendo ellos incapaces de analizar y conceptuar sobre los infinitos recursos de que disponemos en esta posmodernidad, para colmar cada uno dentro de su propia capacidad, esta efímera existencia terrenal, disfrutando así del conocimiento que nos brinda todo este grandioso universo.”

En el día de ayer participamos de un encuentro, para ser precisos se trataba de desarrollar un tema con un muy valioso contenido " El Placer En Nuestras Vidas” en un ciclo de encuentros que se realizan en “Sala Brocos” en el edificio “La Casa De La Cultura, en la ciudad de Tacuarembó, me resultó muy claro e interesante el desarrollo de una temática que forzosamente (despierta la curiosidad que les caracteriza) la necesidad de “buscar en sus registros” las mencionadas “cajas negras” que todos guardamos en algún recóndito lugar de la memoria.

Escuchando la muy buena disertación de los expositores, algunas expresiones lograron “activar” el añejo contenido de mi memoria y claro lo que surgió fue que comparando lo registrado en las “cajas negras” de mi niñez, no pude evitar la humorada que me causó tal comparación, a modo de ejemplo, les diré, que llegaron a mis oídos palabras tales como: "sexo oral” ocasionando que del contenido de lo registrado en mi memoria surgieran situaciones relacionadas con  la “oralidad” es que en mis registros sobre el tema obviamente no teníamos mayores referencias, para nosotros, setenta años atrás, cuando recibíamos la infausta noticia de que tendríamos una “prueba oral” significaba que todos y cada uno deberíamos exponer en palabras todo aquello que entendíamos que debíamos decir sobre alguna temática en cuestión.

Claramente se puede observar la gran diferencia generacional que separan a nuestros registros.

Es por eso que no he podido evitar “sofrenar al vasco medio loco” que todavía me caracteriza y me dije: por qué no decir algunas cosas que puedan ser captadas por los registros albergados en la memoria colectiva de los participantes, entonces es que no pude evitar, confieso que no he realizado ningún esfuerzo por evitarlo, y entonces “dije lo que dije” demás está decir de que acompaño el pedido de disculpas correspondiente.

Resumiendo: una hermosa oportunidad de “cultivar el pensamiento” en la fértil tierra de los “Viviendo”, muchas gracias.

Hugo W Arostegui


sábado, 20 de mayo de 2017

Espejismos Cotidianos


La búsqueda de la felicidad es una constante en la vida humana y, al parecer, mientras más la buscamos, más esquiva se nos vuelve.

Puesto que buscarla es suponer que no está, y nos lleva a poner el énfasis sobre nuestras carencias, sobre todo lo que hipotéticamente nos falta para llegar a ser felices. Nos lleva a vivir en la ansiedad y en el deseo, deseo de poseer, deseo de alcanzar y cuando aquello llega, vivimos en el miedo de perderlo…y seguimos sufriendo.

La persecución de la felicidad nos lleva a un permanente anhelo de lo que falta, a una atención constante sobre el futuro, sobre lo que vendrá después, sobre el logro, dejando de atender al ahora, al proceso, al disfrute del momento. 

Seré feliz cuando tenga un auto, me case, consiga ese trabajo, tenga el postgrado, los niños crezcan, y cuando eso llega, ya estamos situados en otra felicidad hipotética, esperando, siempre esperando que llegue ese momento idílico en que estaremos completos. 

Lo triste es que podemos llegar al final de la vida física así, quizás allí pensaremos… seré feliz cuando muera.

Nuestra cultura de consumo nos ha convencido que necesitamos agregar mucho a lo que tenemos para alcanzar la felicidad. Agregar cosas, experiencias, conocimientos y, así nos vuelve consumistas, no sólo de objetos, sino de afectos, vivencias, cursos, fiestas. Tragar y tragar esperando siempre otra cosa mejor. El hombre ideal, el trabajo perfecto, los hijos soñados.

Basta visitar un mall para observar como el estímulo visual y auditivo ha ido aumentando a niveles para muchos y, especialmente para los niños pequeños, intolerables. Cuál es la idea que hay detrás de esto? Una idea muy nuestra, que mientras más ropaje y estímulos tengamos, más felices seremos.

Los sobreestÍmulos y la sobreactividad de la vida urbana nos están convirtiendo en ciegos, sordos e insensibles. Como el drogadicto que ya no se conforma con una dosis y pide más y más sin lograr, después de un tiempo, el efecto deseado.

El gran espejismo consiste en pensar que el ser feliz depende de algo exterior, de algo que nos será dado desde fuera, que necesitamos determinadas circunstancias o hechos y olvidar que la fuente de la felicidad está dentro de nosotros y tiene que ver con una actitud interior, de agradecimiento y bendición a lo que está siendo la vida en este momento, aún en el dolor.



viernes, 19 de mayo de 2017

El Estado Consciente


Resulta difícil precisar qué es la conciencia, ya que no tiene un correlato físico. Se trata del conocimiento reflexivo de las cosas y de la actividad mental que sólo es accesible para el propio sujeto. Por eso, desde afuera, no pueden conocerse los detalles de lo consciente.

La etimología de la palabra indica que la conciencia incluye aquello que el sujeto conoce. En cambio, las cosas inconscientes son las que aparecen en otro nivel psíquico y que son involuntarias o incontrolables para el individuo.

Para la psicología, la conciencia es un estado cognitivo no-abstracto que permite que una persona interactúe e interprete con los estímulos externos que forman lo que conocemos como la realidad

Si una persona no tiene conciencia, se encuentra desconectada de la realidad y no percibe lo actuado.
La psicología distingue entre los niveles consciente (establece las prioridades), preconsciente (depende del objetivo a cumplir) e inconsciente (no se racionaliza). La estructura de la conciencia está dada por la relación que establecen estos tres niveles.

A través de la conciencia un individuo consigue tener una noción de sí mismo y de su entorno; es uno de los elementos que asegura la supervivencia de un ser vivo, pues le permite estar alerta a los peligros y actuar en consecuencia.

Este proceso, aunque resulta sumamente sencillo a simple vista, es el resultado de varios fenómenos psíquicos que tienen lugar en la mente de los individuos a cada instante sin que él tenga total noción de ello. Para resumirlo, este proceso consiste en percibir el entorno a través de los sentidos y analizarlo con la información que se tiene (las cuales fueron desarrolladas a partir de las experiencias con las que el individuo haya tenido que enfrentarse), la memoria.

Si la conciencia de un individuo funciona del modo “adecuado”, las valoraciones que éste hará sobre su realidad serán claras y le permitirán llevar una vida estable; si por el contrario, dado que ha padecido determinadas situaciones traumáticas, puede que su manera de entender en entorno no sea lúcida y, por ende, tome decisiones que causarán desajustes en su entorno. En este punto puede decirse que lucidez y claridad son sinónimos son para la psiquiatría los aspectos que definen una conciencia sana.

Cuando estamos despiertos nuestra conciencia se encuentra alerta y sólo se relaja cuando dormimos, momento en el que el subconsciente puede expresarse y lo hace a través de los sueños; por eso muchos especialistas basan sus estudios sobre el universo psíquico de los pacientes teniendo en cuenta aquello que recuerdan de los sueños, pues en ese momento no existen estructuras ni preconceptos y lo que se muestra sale sin ser analizado, pudiendo acceder a un espacio del individuo que durante el estado de conciencia se encuentra absolutamente oculto.


Es importante señalar que una de las causas de las alteraciones en la conciencia pueden ser problemas biológicos y psicológicos. 

El abuso de ciertas sustancias tóxicas como alcohol y fármacos, puede afectar determinadas zonas del cerebro y provocar alteraciones en la conciencia que pueden ser de diferentes niveles. También ciertas enfermedades psiquiátricas como la ansiedad y la depresión, pueden causar los mismos trastornos en la forma en la que el individuo concibe la realidad.

Conciencia De Ser


¿Qué se requiere para ser feliz? Las personas responden a esta pregunta de muchas maneras: cosas materiales como el alimento, la ropa y el abrigo; relaciones personales e íntimas como con la pareja, 
familia y amistades; o actividades de salud y placer como viajes, ejercicios, deportes, bailes, cenas y espectáculos. 

Sin embargo, está comprobado que la verdadera esencia de la felicidad yace en nuestro interior, en el concepto que uno tiene de la vida, en la actitud, valores, creencias y reglas que poseemos.

La mayoría de nosotros pasamos la vida buscando la felicidad en algo ó en alguien, sin darnos cuenta que todos los elementos necesarios para ser realmente felices se encuentran dentro de nosotros, en nuestro Ser. Vivimos la vida con una conciencia del ser dormida, permitiendo que nuestro subconsciente e inconsciente manejen nuestras acciones y emociones a través del ego.

Cuando despertamos nuestra conciencia del ser, y asumimos total responsabilidad de nuestras vidas, comienza a surgir el milagro de la felicidad, sin dramas, sin excusas. La palabra “Responsabilidad” proviene de dos palabras: Response (respuesta) y abilidad (habilidad). Responsabilidad significa: La habilidad que cada uno de nosotros posee para responder ante cualquier situación. No es lo que sucede lo que nos hace felices o infelices, es cómo actuamos o reaccionamos ante ese suceso lo que determina nuestro estado de ánimo. 

El manejo de las emociones está directamente relacionado con la conciencia del Ser.

Vivir con una conciencia activa del Ser es vivir en presente. Es reconocer el pasado como lo que es: experiencias y vivencias positivas y negativas que nos han permitido llegar a lo que somos hoy. Es comprender que el futuro aún no existe, y que sólo nos ofrece un mundo de posibilidades. ¿Quiere decir que no debemos hacer planes o establecer metas? ¡Absolutamente NO! Debemos siempre tener metas congruentes con nuestra esencia y propósito de vida, sabiendo que al vivir entregado en el presente estamos atrayendo todo aquello que anhelamos y que está en sintonía con el orden divino. Recuerda que Dios nos ha dado el regalo del Hoy y del Ahora; por eso se llama “Presente”.


jueves, 18 de mayo de 2017

La Integridad Personal

“…los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana…”

El derecho al respeto y garantía de la integridad física, psíquica y moral, es inherente a todas las personas en atención a su dignidad. Es un derecho inviolable; en virtud de que ni el Estado, ni los particulares, lo pueden vulnerar lícitamente; e inalienable, toda vez que no se puede renunciar a él y bajo ninguna circunstancia puede ser negado. 

Según la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el derecho a la integridad abarca tres aspectos de la persona: físico, psíquico y moral. El aspecto físico, hace referencia a la conservación de la anatomía del cuerpo humano, sus funciones corporales o fisiológicas de sus órganos. 

El aspecto psíquico, se relaciona con la preservación total y sin menoscabo de la psiquis de una persona; es decir, de sus funciones mentales; y El aspecto moral, se refiere a la capacidad y autonomía de una persona para mantener, cambiar o desarrollar sus propios valores personales. 

Es decir, el derecho a la integridad personal, implica un conjunto de condiciones que permiten a una persona llevar una vida plena. Por ello, tiene una relación estrecha con la protección de la dignidad humana y con la protección de otros derechos fundamentales como la libertad personal, la vida o la salud.

Para garantizar el respeto y garantía del derecho a la integridad personal, los estados tienen obligaciones que deben cumplir:

1. Obligación general de respetar y garantizar el derecho a la integridad personal.

2. Adecuar su legislación nacional y vigilar que sus cuerpos de seguridad a quienes se les ha conferido el uso de la fuerza legítima, respeten el derecho a la vida de quienes se encuentren bajo su jurisdicción.

3. De investigar violaciones a la integridad personal (como actos de tortura o tratos crueles)

4. De iniciar y realizar una investigación efectiva ante casos en que se vulnere el derecho a la integridad.

5. Obligación de otorgar asistencia básica en casos de desplazamiento.

6. De prevenir actos que atenten contra la integridad personal.

7. De no deportar ante la presunción de que una persona pueda ser sometida a tortura o tratos crueles, inhumanos o degradantes.


8. Obligación de reparar a las víctimas por afectaciones a su integridad personal.

Epistemología


“Parte de la filosofía que estudia los principios, fundamentos, extensión y métodos del conocimiento humano”

El primer paso necesario a la hora de definir un concepto es determinar el origen etimológico del mismo. En este sentido, podemos subrayar que es en el griego donde encontramos los antecedentes del término epistemología que ahora nos ocupa. Más aún, este sustantivo está compuesto por la unión de dos palabras: episteme que se puede traducir como “conocimiento o ciencia” y logos que vendría a significar “discurso”.

La epistemología es una disciplina que estudia cómo se genera y se valida el conocimiento de las ciencias. Su función es analizar los preceptos que se emplean para justificar los datos científicos, considerando los factores sociales, psicológicos y hasta históricos que entran en juego.

En ese sentido, podemos establecer de manera más clara aún que la epistemología de lo que se encarga es de abordar la filosofía y el conocimiento a través de la respuesta a diversas preguntas de vital importancia como las siguientes: ¿qué es el conocimiento?, ¿cómo llevamos a cabo los seres humanos el razonamiento? o ¿cómo comprobamos que lo que hemos entendido es verdad?

Hay quienes utilizan la noción de epistemología como sinónimo de gnoseología. Ambos conceptos, sin embargo, no se refieren a lo mismo. Mientras que la epistemología se centra en el conocimiento científico y es considerada como una teoría acerca de la ciencia, la disciplina que se conoce como gnoseología pretende descubrir el origen y el alcance de dichos conocimientos.

La epistemología, por otra parte, suele ser vinculada a la filosofía de la ciencia, aunque ésta es bastante más amplia. Ciertas cuestiones metafísicas, por citar un ejemplo, forman parte de la filosofía de la ciencia y no son objeto de estudio de los epistemólogos.

La epistemología suele ser confundida en ocasiones con la metodología, la filosofía de las ciencias y más recientemente con la gnoseología, ya que todas estas ciencias tienen en común que estudian el proceso de construcción del conocimiento. Sin embargo, la epistemología tiene diferencias que la vuelven única, siendo una herramienta indispensable para el análisis de la ciencia y de sus formas de desarrollo en general.

La función de la epistemología es cristalizar, es decir esclarecer cuales son las circunstancias en que se puede conocer y cuáles son sus límites, es decir que determina el alcance y la validez del conocimiento. Para ello utiliza como medio para determinar la validez o invalidez del conocimiento las argumentaciones. Las mismas pueden ser demostrativas, intuitivas, utilizando recursos de autoridad, entre otras.

La epistemología como ciencia se propone estudiar las circunstancias objetivas, históricas y sociales de la producción de distintos tipos de conocimiento que sean considerados científicos, cuáles son lo criterios que se utilizan para considerar algo como científico, y trabaja con conceptos tales como verdad, justificación, hipótesis, corroboración, etc. En síntesis, es el estudio de cómo y bajo qué condiciones se produce el conocimiento científico. 

Es considerada una de las ramas de la filosofía.

Hugo W Arostegui

Esperanza


La esperanza es un estado de ánimo optimista basado en la expectativa de resultados favorables relacionados a eventos o circunstancias de la propia vida o el mundo en su conjunto.
Otras definiciones de tener esperanza incluyen los siguientes términos: «esperar confiado» y «abrigar un deseo con anticipación».

Las personas suelen aferrarse a la esperanza cuando se encuentran en una situación complicada. Se trata de un recurso que los ayuda a no caer en la depresión, basadas en la idea férrea de que pronto las cosas mejorarán. Esa confianza actúa como estímulo y aporta fuerza y tranquilidad; por otro lado, cuando se pierde o resulta difícil alcanzarla, la vida se vuelve una ardua batalla contra los obstáculos.

Frases de esperanza:

"Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes"
Khalil Gibran (1883-1931) Ensayista, novelista y poeta libanés

"Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustrada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción"
Samuel Johnson (1709-1784) Escritor inglés.

"En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente"
Khalil Gibran (1883-1931) Ensayista, novelista y poeta libanés.

"Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol"
Martin Luther King (1929-1968) Religioso estadounidense.

"Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano"
Martin Luther King (1929-1968) Religioso estadounidense.

"La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo"
Maurice Maeterlinck (1862-1949) Escritor belga.

"Es mejor viajar lleno de esperanza que llegar"
Proverbio japonés

Hugo W Arostegui


miércoles, 17 de mayo de 2017

La Lectura


La lectura es una actividad que consiste en interpretar y descifrar, mediante la vista, el valor fónico de una serie de signos escritos, ya sea mentalmente (en silencio) o en voz alta (oral). Esta actividad está caracterizada por la traducción de símbolos o letras en palabras y frases dotadas de significado
una vez descifrado el símbolo se pasa a reproducirlo. 

La lectura es hacer posible la interpretación y comprensión de los materiales escritos, evaluarlos y usarlos para nuestras necesidades.

Por regla general, el lector ve los símbolos en una página, transmitiendo esa imagen desde el ojo a determinadas áreas del cerebro capaces de procesarla e interpretarla. 

En muchos libros, periódicos, revistas y otros materiales de lectura se incluyen fotografías, dibujos, mapas, gráficas y cuadros, que aclaran, resumen, amplían o complementan la información textual. 

Las imágenes aportan información y ayudan a comprender mejor los textos. La lectura también se puede realizar por medio del tacto, como ocurre en el sistema Braille (lectura para ciegos).

La lectura de textos es la principal fuente de enriquecimiento personal, pues nos permite adquirir conocimientos útiles, mejorar nuestras destrezas comunicativas, desarrollar nuestra capacidad de análisis, nos ayuda a pensar con claridad o resolver problemas, también a recrearnos, entre otros. 

Antes de leer conviene saber cual es el propósito de la lectura, es decir, por qué nos interesa leer. Cuando sabemos que buscamos en una lectura, estamos mejor preparados para conseguir los materiales que puedan satisfacer nuestros intereses.

La lectura que se realiza con el propósito de estudiar y aprender puede ser más eficaz si se desarrollan estrategias de lectura, tales como la lectura exploratoria, lectura rápida, lectura profunda, relectura y repaso, y es más conveniente combinarlas con técnicas de estudio, como el subrayado, la formulación de preguntas, la consulta del diccionario, el resumen, la toma de notas, la elaboración de fichas, etc.

La lectura es una de las actividades más importantes y útiles que el ser humano realiza a lo largo de su vida. 

En primer lugar, la lectura, del mismo modo que todas las restantes actividades intelectuales, es una actividad exclusiva de los seres humanos, únicos seres vivos que han podido desarrollar un sistema intelectual y racional de avanzada. Esto quiere decir que la lectura es una de aquellas actividades que nos define por lo que somos frente al resto de los seres vivos. 

La lectura es una actividad que por lo general comienza a adquirirse muy lentamente desde temprana edad y se mantiene de por vida, es decir que no se pierde con el tiempo.


Por otro lado, la importancia de la lectura también reside en el hecho de que es a través suyo que el ser humano puede comenzar a recibir conocimientos de manera formal e insertarse así en el proceso tan complejo pero útil conocido como educación. La lectura supone siempre atención, concentración, compromiso, reflexión, todos elementos que hacen a un mejor desempeño y a mejores resultados.

Obviamente, la lectura puede realizarse de muchas maneras y con muchos objetivos. Así, no es lo mismo la lectura por placer que aquella que se realiza por obligación para cumplir determinado objetivo educativo o laboral. 

De cualquier modo, siempre la lectura actuará como un fenómeno que nos permite alentar nuestra imaginación, crear nuevos mundos en nuestras mentes, reflexionar sobre ideas o conceptos abstractos, entrar en contacto con nuestro idioma o con otros, mejorar nuestra ortografía, conocer más sobre otras realidades, etc. 

Es siempre relevante para que la lectura rinda sus mejores frutos que la misma se realice en ambientes relajados y tranquilos, que inviten a la concentración, que permitan que la persona se olvide de aquello que lo rodea y se sumerja en la historia que lee.




Homenaje A La Vida


Se entiende por homenaje a todo aquel acto que tiene como objetivo reconocer o recordar los logros de una persona en determinado ámbito ya sea laboral como también familiar o de amigos. El homenaje es un acto que puede llevarse a cabo con o sin ceremonia formal pero que siempre implica hacer algún tipo de reconocimiento a esa persona por algún logro particular. Los homenajes pueden además ser pensados y planeados con mucho tiempo, requerir mucho lujo y pompa aunque otros, más simples, pueden ser simples muestras de cariño y amor.

La noción de homenaje surge con la idea de que una persona ha logrado o hecho algo de lo cual sus seres queridos, sus seres cercanos y sus seguidores se sienten orgullosos. El homenaje es siempre por algo positivo y por tanto supone una celebración de mayor o menor cuantía hacia eso que se entiende como interesante, positivo o significativo. Homenajear a una persona es sin dudas algo particularmente emotivo ya que supone que quienes llevan a cabo el homenaje lo hacen porque realmente sienten orgullo, admiración y cariño por esa persona.

Los homenajes pueden variar mucho dependiendo de cada situación. Por lo general, cuando usamos el término homenaje hacemos referencia a cierto tipo de actos un poco más formales y públicos en los que pueden participar muchas personas: estos homenajes pueden ser a la carrera de una persona, a sus logros personales, a sus bondades. Otros homenajes, sin embargo, pueden ser extremadamente simples y estar representados solamente por la entrega de un ramo de flores, incluso quizás sólo con un beso o un abrazo. De hecho, las fiestas de cumpleaños son en cierto sentido un homenaje dedicado a la persona que cumple años y que celebra un año más de vida junto a sus seres queridos, amigos y familiares.


Poema de homenaje a la vida

La vida que golpea diariamente mi puerta
me trae una alegría detrás de mil tristezas,
pero vale la pena al final de la cuenta
verla llegar al alba con pájaros a cuestas...
Trepar por mi ventana con el sol que comienza,
barrilete del tiempo a subir por la siesta;
a correrme en la sangre como un vino de mesa
y a sacarme a las calles otra vez!

Yo que sé de morir todos los días
resucito a la luz cada mañana,
y al abrirle a la vida mis ventanas
le agradezco la flor, el sol, el viento...
Y aunque a veces me hiere despiadada
también le agradezco el sufrimiento
Porque saben reír mejor que nadie
los que lloran sus penas en silencio

Yo te agradezco vida que tu vengas
cada mañana a golpear en mi puerta,
yo te agradezco vida que tu vengas
aunque me traigas una nueva tristeza.

Autor desconocido