domingo, 4 de marzo de 2018

Encuentro Con La Filosofía


A través de la historia la filosofía se ha caracterizado por ser una actividad del pensamiento humano centrada en interrogar al mundo humano centrada en interrogar al mundo en buscar explicaciones satisfactorias frente a los diferentes problemas y acontecimientos que se presentan en todos los niveles de la vida
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La filosofía surge, no solo en Grecia sino también en la actualidad, precisamente del encuentro del ser humano con el mundo, de la admiración del hombre  frente a todo lo que existe. 

A diferencia de las demás ciencias, la filosofía no tiene un campo especifico de investigación, ya que se ocupa del mundo, de la totalidad de la realidad y por ello su reflexión tiene que ver con campos diversos como la cosmopología, la política, la psicología, la antropología, la ciencia, etc.
La interpretación que la filosofía ha hecho del mundo ha sido siempre distinta. por ello, su tarea ha tenido que ver más con la problematización de lo real que con ofrecer métodos o respuestas definitivas. 

El saber filosófico que presenta, entonces, como una serie de problemas entorno a los cuales se han desarrollado las principales corrientes y concepciones del pensamiento filosófico occidental.

Las preguntas por la naturaleza de la vida humana, los valores, el conocimiento, lo trascendentes concierte en los grandes problemas abordados por la filosofía para intentar responder a las inquietudes mas apremiantes de la humanidad especialmente aquellas relacionadas con el ser con las cosas, del mundo del ser humano, la verdad, lo absoluto, etc.

El carácter problemático de la filosofía  permite que su comportamiento sea visto como una temática constante de puntos de vista, muchos considerados contradictorios e incluso inútiles. 

El saber filosófico está conformado por distintas maneras o perspectivas de abordar el mundo, las cuales se replantean y se someten a discusión constante.


Mente Y Cuerpo

Filosofía



En filosofía del espíritu y ciencia cognitiva, el problema mente-cuerpo es el problema de explicar la relación entre la mente (alma para algunos autores) y la materia: cómo es que eventos y estados mentales aparentemente no físicos (como sensaciones, creencias, decisiones, recuerdos) explican a, interactúan con, o bien supervienen de las sustancias y procesos del mundo físico estudiado por la ciencia.

El problema fue famosamente descrito por René Descartes en el siglo XVII, y por los filósofos aristotélicos, en la filosofía de Avicena, y en las anteriores tradiciones asiáticas. ​

Una variedad de enfoques han sido propuestos; la mayoría de ellos dualistas (como el cartesiano) o monistas. El dualismo sostiene una rígida distinción entre las esferas mental y material. El monismo sostiene que existe solo una realidad, sustancia o esencia unificadora en cuyos términos todo puede ser explicado.

Cada una de estas categorías en sí contiene numerosas variantes. Las tres principales formas de monismo son: el idealismo, que sostiene que la existencia del pensamiento es primera y coextensa al mundo externo, o bien que el mundo externo es un contenido o esquema de la consciencia; apariencia o ilusión. 
El fisicalismo (también materialismo o naturalismo) sostiene que la mente consiste en materia organizada de una manera particular, o bien en un proceso o actividad física, tal vez emergente. Finalmente, el monismo neutral y el materialismo no-reductivo sostienen que la mente y la materia son aspectos de una misma esencia.

Las dos principales formas de dualismo son: el dualismo de propiedades —muy cercano al monismo neutral— que sostiene que las propiedades mentales involucrando la experiencia consciente son propiedades irreducibles y fundamentales a la misma sustancia material, pero distintas a las propiedades tradicionalmente estudiadas por la física como la masa o la carga. 

Por último está el dualismo de sustancias, la postura preponderante en el pensamiento de las religiones abrahámicas, que sostiene que el alma está formada por un tipo distinto de sustancia sobrenatural, de ninguna manera sujeta a la materia y las leyes de la física.

El problema mente-cuerpo puede ser descompuesto en otros estrechamente relacionados como el de la intencionalidad, el de la causalidad mental, el de la consciencia, el del libre albedrío, el de la significación de los símbolos, el de la identidad del individuo, etc. La influencia del problema mente-cuerpo es patente incluso en áreas como la sociología y la economía. 

El materialismo histórico de Karl Marx sostuvo que la conciencia era engendrada por las contingencias materiales de su entorno. ​ Un rechazo explícito de la dicotomía es encontrada en el estructuralismo francés, y es una posición que generalmente caracterizó a la filosofía francesa de la posguerra
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La ausencia de un punto de interacción causal identificable entre la mente no-física y su extensión física ha demostrado ser problemática para el dualismo de sustancias, y muchos filósofos de la mente contemporáneos piensan que la psique no es algo separado del cuerpo. ​ 

Las posturas materialistas han evolucionado considerablemente desde sus primeras formulaciones en la Grecia antigua y la Ilustración hasta el casi-etéreo funcionalismo contemporáneo, y van ganando terreno en círculos científicos. A esto ha ayudado el advenimiento de la sociobiología, la computación, la psicología evolutiva, la revolución cognitiva y las evidencias de la neurociencicia que ponen de manifiesto la dependencia de los fenómenos mentales en sustratos corporales.


 Aun así, se considera que el problema mente-cuerpo sigue abierto y está lejos de ser sepultado. En efecto, filósofos como David Chalmers y Colin McGinn presumen que algunas de las preguntas planteadas podrían ser irresolubles.

Viabilidad De La Diversidad


La viabilidad de una ciudad no sólo depende de su eficiencia económica. Las ciudades son necesariamente diversas en su composición social y cultural y su viabilidad depende, asimismo, de la capacidad de generar y mantener, respetando la diversidad, un sentido compartido de responsabilidad con relación al futuro.

Con la intención de entender mejor de qué forma las ciudades pueden fomentar la inclusión urbana en un periodo de intensas transformaciones sociales y culturales, el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, el Woodrow Wilson International Center de Washington DC y el Development Bank of Southern Africa promueven un estudio comparativo de los retos intelectuales y prácticos que la creciente diversidad urbana supone.

Las ciudades son necesariamente escenarios de diversidad social, en especial en lo que se refiere a las tradiciones, creencias, conocimientos, capacidades técnicas, actividades profesionales y aspiraciones de sus habitantes. Es sobre la base de esta heterogeneidad que las ciudades nacen, crecen y a menudo prosperan como centros de intercambio, innovación y desarrollo. 


Pero esta diversidad inherente a las ciudades, fuente de riqueza material e inmaterial, también puede ser su gran problema. Porque la diversidad implica ideas contradictorias, intereses conflictivos, proyectos a veces incompatibles. Es decir, las ciudades reales, vivas, dinámicas, también son intrínsecamente, inevitablemente, escenarios conflictivos, espacios de enfrentamiento. 

De modo que las ciudades, por lo menos en sentido moderno y democrático, sólo existen plenamente como tales en la medida que consiguen convertirse en escenarios y dispositivos de integración y sinergia de la diversidad: es decir, de una articulación de una cierta cohesión a partir de la diferencia. 

¿Cómo conseguir crear, mantener o renovar esta articulación en un período de incremento intensivo y acelerado de la diversidad urbana? ¿Cómo concebir e implementar estrategias de inclusión cívica que construyan unos mecanismos efectivos de ciudadanía compartida por encima de las diferencias individuales? 

Éstas son las cuestiones básicas de este debate, que se enmarca en el proyecto de investigación y discusión ‘Ciudades inclusivas: retos de la diversidad urbana', promovido por el Woodrow Wilson International Center for Scholars (WWICS) de Washington, el Development Bank of Southern Africa de Johannesburgo y el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB).

Cultivar La Cultura


Nuestras formas de pensar, de sentir y de actuar, la lengua que hablamos, nuestras creencias, la comida y el arte, son algunas manifestaciones de nuestra cultura que debemos proteger y cultivar. 

Este conjunto de saberes y experiencias se transmite de generación en generación por diferentes medios. Los niños aprenden de los adultos y los adultos de los ancianos. 

Aprendemos de lo que oímos, de lo que leemos, de lo que vemos y experimentamos en la convivencia cotidiana. 

Mediante la transmisión de costumbres y tradiciones, un grupo social intenta asegurar que las generaciones jóvenes den continuidad a los conocimientos, valores e intereses que los distinguen como grupo y los hace diferentes a otros.

No se trata de no evolucionar y quedar estancados en las tradiciones y costumbres de los antepasados, se trata de crecer en función de nuestras raíces, encontrando como ciudadanos de un mismo país un rumbo que nos conduzca al bien común, pero eso sí; amando, venerando y agradeciendo el pasado común que nos forjo. 


Pensar En Positivo


Pensar en positivo es fundamental en todo estado de ansiedad, no solo es suficiente con controlar el componente físico de la ansiedad e iniciar todas aquellas conductas que van a mejorar mi estado ansioso; debemos comenzar a revisar nuestras actitudes mentales, es decir, nuestra forma de pensar. Detrás de todo proceso de ansiedad suelen existir preocupaciones que nos desbordan, pensamientos negativos, miedos, etc. que al no ser abordados de una manera eficaz continuarán generando ansiedad. Pensar es algo que hacemos durante todo el día incluso cuando dormimos seguimos pensando en sueños.

Los principales pensamientos negativos que afectan a la ansiedad son las preocupaciones constantes, aquellas que nos desbordan y van desembocando poco a poco en una escalada de la ansiedad. 

Hay personas que se preocupan por “todo”, reaccionan de manera exagerada, sacan las cosas de su justa proporción, se centran en los aspectos negativos, se molestan con facilidad, reaccionan siempre con mal humor, etc. Todas estas actitudes ante la vida y sus circunstancias, no dejan de ser un hábito, una actitud aprendida. Por tanto, nuestra superación personal pasa por adquirir la práctica de reaccionar ante la vida de modo más tranquilo, con serenidad ayudando a que las dificultades resulten más fáciles de manejar.

Un tipo de pensamiento muy habitual son los ¿Y si?… “y si pasa…” asustándote de las situaciones negativas que pueden ocurrirte en el futuro. Vivir pensando en todas las experiencias negativas que pueden pasarnos en el futuro solo acrecentará aún más la ansiedad, y claro que pueden pasarnos cosas negativas en nuestras vidas pero puestos a inventar imaginemos que también podemos vivir experiencias positivas y agradables. 
A veces, sufrimos más con lo que imaginamos que con lo que en realidad sucede.

Deja de tener miedo por lo que puede ir mal y comienza a pensar en lo que puede ir bien


sábado, 3 de marzo de 2018

Únicos E Irrepetibles


Una de las características que más distingue y dignifica a todo ser humano (hombre o mujer) es su condición de ser único e irrepetible; y esto se pone de manifiesto por su absoluta distinción como especie, es decir como hombre o mujer orientado u orientada hacia el mundo para realizarse ante la historia como ser corporal y espiritual, distinto a los demás por su manera específica de ser persona.

La manera de ser, de pensar, su color, su forma, peso, la manera de vestirse, sus creencias, la manera de relacionarse, caminar, hablar, actuar, etc. etc. Todo ello configura a un ser humano como persona antes que como un simple individuo. Basta la actitud de persona que todo ser humano lleva implícita para decir que todo lo que como hombre o mujer hace o dice es propio de esa única persona.

Un hombre o una mujer es hombre o mujer único e irrepetible en sí mismo o misma, diferente a todos los demás. Ahora bien, al decir que es único e irrepetible no debe hacernos pensar que estamos solos refugiados en nuestro egocentrismo pues nos relaciones con el mundo y vivimos en sociedad.

Italo Gastaldi decía: “yo soy yo y no puedo ser habitado por otro, ni representado, ni sustituido por nadie”. Y siguiendo el pensamiento de José Ortega y Gasset llegamos a la conclusión de que nuestra unicidad es única, inconfundible, que nos parecemos a los demás pero somos diferentes. Pero. volvemos a incidir en que vivimos junto a los demás y que la interioridad de cada uno de nosotros y nosotras es la que nos permite ser conscientes de lo que hacemos, lo que decimos y los que somos en relación con los demás que también poseen su propia unicidad e irrepetibilidad.

La manera de gozar de la libertad (y hablo sólo de los que tenemos la fortuna de poseer cierta libertad porque existen muchos seres humanos que desgraciadamente no gozan de ella por imposiciones externas y ante eso hay que rebelarse) podemos ser responsables de nuestras opciones, pero no sólo para con nosotros puesto que al vivir al lado de los demás tenemos que pensar fundamentalmente en nuestra relación con ellos. Nuestro “yo” debe actuar con una actitud abierta y franca con los “otros” a los que debemos considerar hermanos o congéneres y procurar hacer del mundo un mundo mejor para mí y para todos a la vez.

Porque el hombre y la mujer, siendo únicos, somos seres para el encuentro, para hacernos y enriquecernos culturalmente con los demás. La única forma de realizarnos como personas es cuando nos identificamos con los otros aún sabiendo que somos únicos e irrepetibles. 

Damos parte de nosotros a los demás y sólo de esa manera ayudamos a nuestra propia persona a crecer y lo que es mejor a ser libres y más humanos.


A Que Distancia Compartimos


De nosotros depende reducir o acrecentar el trecho que nos separa de los demás
 La comunicación no verbal entre seres humanos es más importante de lo que se suele pensar. Claro está, también las palabras cuentan y por ello las reglas del profesor emérito de Psicología de origen iraní Albert Mehrabian, de la Universidad de California, Los Ángeles, se han mesurado.

En realidad, su fórmula comunicativa consistente en un 7% de las palabras dichas, un 38% del tono de voz usado y el 55% del lenguaje corporal se sacó de contexto con relación al marco experimental usado en los años sesenta, y por ello es más sensato pensar que en una conversación cara a cara el componente verbal es de un 35% y más del 65% es comunicación no verbal. 

Es decir, cuando nos comunicamos es más importante lo que no decimos con la boca. Evidentemente el contexto es muy importante para una interpretación aproximada del lenguaje corporal, así como la cultura en que se produce la comunicación.

Dice un proverbio oriental que quien no sabe interpretar una mirada nunca entenderá nada. Creo que hay mucho de verdad en esta frase porque a veces los ojos expresan lo que las palabras callan o niegan.

Vivimos atrapados en una especie de jaulas de convencionalismo social que resultan necesarias para la convivencia y el orden comunitario. Sin embargo, pese a los esfuerzos que se hacen para ocultar los sentimientos, ellos encuentran la manera de llegar a la superficie de la piel, con el riesgo de ser leídos por la mente entrenada de los expertos en comunicación no verbal.


Aprender A Vivir Las Emociones


Inteligencia EMOCIONAL: Aprender A Vivir Las Emociones
La mayor parte de las habilidades para conseguir una vida satisfactoria son de carácter emocional, no intelectual

Hemos aprendido desde pequeños que el sentimentalismo (así se ha llamado al hábito de sentir a flor de piel las emociones y a mostrar en público esa forma de interpretar las vivencias) era propio de personas débiles, inmaduras, con déficit de autocontrol. Además, se ha extendido en nuestro imaginario colectivo el lugar común, machista como pocos, de que las emociones o -más aún- el llanto, pertenecen al ámbito de lo femenino. Sin embargo, todo evoluciona y va ganando terreno la convicción de que vivir las emociones es un elemento insustituible en la maduración personal y en el desarrollo de la inteligencia.

Tenemos muy en cuenta nuestro espacio intelectual y no sólo le hemos dedicado tiempo y esfuerzo, sino que incluso la valoración que hacemos de una persona pasa, en buena medida, por sus conocimientos y habilidades intelectuales. Desde la educación, tanto reglada como no académica, se nos ha motivado para que saquemos el máximo partido a nuestros recursos intelectuales.

Nadie discute la necesidad de adquirir conocimientos técnicos y culturales para prepararnos (y reciclarnos) para la vida profesional, pero en una equivocada estrategia de prioridades olvidamos a veces la importancia de educarnos para la vida emocional. Aprender a vivir es aprender a observar, analizar, recabar y utilizar el saber que vamos acumulando con el paso del tiempo. 

Pero convertirnos en personas maduras, equilibradas, responsables y, por qué no decirlo, felices en la medida de lo posible, nos exige también saber distinguir, describir y atender los sentimientos. Y eso significa contextualizarlos, jerarquizarlos, interpretarlos y asumirlos. Porque cualquiera de nuestras reflexiones o actos en un momento determinado pueden verse "contaminados" por nuestro estado de ánimo e interferir negativamente en la resolución de un conflicto o en una decisión que tenemos que tomar.

Una habilidad muy especial
Mimar nuestro momento emocional, aprender a expresar los sentimientos sin agresividad y sin culpabilizar a nadie, ponerles nombre, atenderlos y saber cómo descargarlos, es uno de los ejes de interpretación de lo que nos ocurre. 

Cada vez que dudamos ante una decisión, que nos proponemos comprender una situación, no hacemos estas operaciones como lo haría un ordenador o cualquier otro ingenio de inteligencia artificial, sino que ponemos en juego, traemos a colación, todo nuestro bagaje personal (incluyendo lo que nos ha podido pasar hace un rato o unas horas) y el pesado fardo de nuestra herencia cultural. De ahí que vivir nuestras emociones es una habilidad relacional que nos capacita como seres que se desarrollan en un contexto social. 

Sólo cuando conectamos con nuestros sentimientos, los atendemos y jerarquizamos, somos capaces de empatizar con los sentimientos y circunstancias de los demás. No es más inteligente quien obtiene mejores calificaciones en sus estudios, sino quien pone en práctica habilidades que le ayudan a vivir en armonía consigo mismo y con su entorno. 

La mayor parte de las habilidades para conseguir una vida satisfactoria son de carácter emocional, no intelectual. Los profesionales más brillantes no son los que tienen el mejor expediente académico, sino los que han sabido "buscarse la vida" y exprimir al máximo sus habilidades.

Aprender a desarrollar la inteligencia emocional
Esta sociedad de las "buenas maneras" y el control social han hecho de nosotros auténticos robots de las apariencias. En la Universidad de Málaga los doctores Fernández Berrocal y Extremera han abordado la inteligencia emocional como la habilidad (esencial) de las personas para atender y percibir los sentimientos de forma apropiada y precisa, la capacidad para asimilarlos y comprenderlos adecuadamente y la destreza para regular y modificar nuestro estado de ánimo o el de los demás. 

En la inteligencia emocional se contemplan cuatro componentes:

Percepción y expresión emocional. Se trata de reconocer de manera consciente qué emociones tenemos, identificar qué sentimos y ser capaces de verbalizarlas.

Una buena percepción significa saber interpretar nuestros sentimientos y vivirlos adecuadamente, lo que nos permitirá estar más preparados para controlarlos y no dejarnos arrastrar por los impulsos. 

Facilitación emocional, o capacidad para producir sentimientos que acompañen nuestros pensamientos. Si las emociones se ponen al servicio del pensamiento nos ayudan a tomar mejor las decisiones y a razonar de forma más inteligente. El cómo nos sentimos va a influir decisivamente en nuestros pensamientos y en nuestra capacidad de deducción lógica. 

Comprensión emocional. Hace referencia a entender lo que nos pasa a nivel emocional, integrarlo en nuestro pensamiento y ser conscientes de la complejidad de los cambios emocionales. Para entender los sentimientos de los demás, hay que entender los propios. Cuáles son nuestras necesidades y deseos, qué cosas, personas o situaciones nos causan determinados sentimientos, qué pensamientos generan las diversas emociones, cómo nos afectan y qué consecuencias y reacciones propician. 

Empatizar supone sintonizar, ponerse en el lugar del otro, ser consciente de sus sentimientos. Hay personas que no entienden a los demás no por falta de inteligencia, sino porque no han vivido experiencias emocionales o no han sabido gestionarlas. Quién no ha experimentado la ruptura de pareja o el sentimiento de orfandad por la pérdida de un ser querido, es difícil que se haga cargo de lo que sufren quienes pasan por esa situación. Incluso cuando se han vivido por experiencias de ese tipo, si no se ha hecho el esfuerzo de vivirlas de manera explícita aceptándolas e integrándolas, no estarán suficientemente capacitados para la comprensión emocional inteligente.

Regulación emocional, o capacidad para dirigir y manejar las emociones de una forma eficaz. Es la capacidad de evitar respuestas incontroladas en situaciones de ira, provocación o miedo. Supone también percibir nuestro estado afectivo sin dejarnos arrollar por él, de manera que no obstaculice nuestra forma de razonar y podamos tomar decisiones de acuerdo con nuestros valores y las normas sociales y culturales.

Estas cuatro habilidades están ligadas entre sí en la medida en que es necesario ser conscientes de cuáles son nuestras emociones si queremos vivirlas adecuadamente.


Cometer Los Mismos Errores

¿Error o decisión? No te engañes. Como seres humanos estamos expuestos a cometer errores; es la ley de la vida. Pero, hoy te quiero hablar acerca de cómo sacarle provecho a un error en lugar de convertirte en su esclavo. Cuando cometes una falla y luego la vuelves a cometer, torna a ser una decisión. Ahora, te comparto las causas más comunes por las cuáles estos errores se convierten en decisiones y no lecciones.

No estás arrepentido. Sino sientes remordimiento por lo que te acaba de suceder eso significa que en cualquier momento lo repetirás. Para que tomes ventaja, debes cansarte de experimentar malas consecuencias, proponer no volver hacerlo e identificar en qué aspectos de tu vida te afecta. Haz una lista, ayudará a que aclares el asunto.

Eres falso. No ser sincero contigo mismo es una de las causas que más daño puede hacerte y estarías pasando de bruto a tu propia persona. Debes ser franco. Por ejemplo, si nunca te puedes quedar callado cuando tu mamá te regaña, determina por qué ella insiste en hacerlo y si eres tú quien está fallando, acéptalo y no lo vuelvas a hacer.

Eres demasiado orgulloso. Si el orgullo te ciega, entonces ¿qué te gusta, estar ciego? Creo firmemente en que ser orgullosos es sinónimo de inmadurez y estupidez. Así que analízalo. Por ejemplo, si uno de tus errores que se ha convertido en decisión es el de no tener tacto al dar tu opinión piensa en el daño que causas a tus amigos o padres y piensa si te gustaría que te paguen de la misma manera.

No quieres sacrificarte. Si no te esfuerzas, no conseguirás nunca deshacerte de esos errores crónicos. Sé bien que salir de la zona del confort cuesta, pero la vista fuera de esa caja es perfecta. ¡Sólo los valientes se sacrifican!

No eres determinado. Si tú que eres tú no puedes definir lo que quieres, entonces no mereces confiar ni en ti mismo. ¡Eso es decepcionante! Así que toma la decisión y no cambies de parecer.

Si ya no quieres ser víctima de tus errores por decisión evita las causas mencionadas anteriormente, te sentirás liberado cuando ya no dependas de esos estados deplorables. 

Recuerda, ser sincero. No puedes identificar el meollo del asunto si crees que no tienes ningún problema. No seamos hipócritas, identifiquemos esas fallas y creemos soluciones.


Aportes A La Integración Social


La Sala 770 del Centro Cultural Ricardo Palma presenta la exposición “Afecto en el Capital” a cargo de la artista Leticia Larín. La muestra está conformada por una serie de componentes articulados en un sistema donde cada fragmento cumple una función.

La idea en la que se centra la exposición “Afecto en el Capital” está basada en el cuchimilco, estatuillas prehispánicas de la cultura Chancay caracterizadas por tener los brazos extendidos y que simbolizan la fertilidad femenina. De igual manera, la artista encuentra en su obra una llamada a la integración social mediante la interrelación de sus trabajos.

“Afecto en el Capital” expone por medio de una variedad de figuras los arquetipos humanos como la maternidad, la mendicidad, el dinero, la deidad, la persona, la red. 

Mediante la idea del feminismo, busca integrar las capas sociales en un sistema más definido.


Al visualizar cada parte de la muestra podemos identificarlos, partiendo de las fotografías donde la artista habla con personas y recauda dinero reflejando la mendicidad, representando la deidad mediante la construcción de una figura de fe con el dinero recaudado, la limpieza del dinero mediante el lavado, entre otras figuras simbólicas que se pueden identificar al recorrer la muestra.

Vocación De Servicio

Si tienes vocación de servicio, tienes que saber que este aparte de ser un valor, en sí, es todo un arte. Es la cualidad sincera que puede nacer de ti para servir. 
Es cuando tienes empatía con el resto. Es cuando tienes ese compromiso real de ayudar desinteresadamente a los demás. También, significa que eres proactivo, es decir, que no esperas a recibir indicaciones para realizar alguna acción que cumpla las expectativas del otro. Por lo contrario, te adelantas a los hechos.
Si generas empatía, ya sea con un conocido, amigo, pariente, compañero de trabajo, clientes entre otros, tienes la mitad del camino ganado. Pero, ¿qué es tener empatía? Es cuando te pones en el lugar del otro. También, es cuando tratas a los demás como te gustaría que te traten, entre otros puntos.
Tener vocación de servicio significa cuando tienes siempre el compromiso necesario, esa disposición para servir al otro, en cualquier contexto y sin hacer ningún tipo de diferencias, superando cualquier tipo de “barrera” ya sea personal o social. Es cuando eres servicial aquí y allá, es decir en todos lados.
Vocación de servicio es cuando consideras al otro sin esperar nada a cambio. Es una cualidad que logra identificarte como ser humano por lo cual eres bien considerado tanto por los demás como por ti mismo.
En conclusión, tener vocación de servicio es cuando tienes una actitud de vida y de colaboración para con los demás.


Identidad


Todos los seres humanos tenemos una identidad. Este es un tema del que oímos hablar a menudo y presenta tantas facetas como la personalidad de ser humano que responde a una multiplicidad de factores.

Todos tenemos un nombre y un apellido. El nombre representa "aquello que es mío"; el apellido, "aquello que recibí por herencia". Cuando una persona logra comprender que es la sumatoria de ambas cosas y es capaz de reconocerse como un todo, entonces sabe al fin quién es.

Pero en el camino que nos conduce a conocer quiénes somos pueden surgir luchas internas que es menester enfrentar.

Por caso, soy Bernardo pero no quiero ser Stamateas. Con esta actitud, estoy rechazando lo que me transmitieron mis antepasados, llámese abuelos y padres. Entonces me rebelaré y haré todo lo contrario de lo que aprendí de ellos, 
tomando mi propio camino. Esta postura es muy común en la adolescencia.

Soy Stamateas pero no quiero ser Bernardo. Por temor a realizar mis propias elecciones y equivocarme, me refugio en mi familia y cumplo a rajatabla sus mandatos, sin cuestionar nada.

Por momentos soy Bernardo y por momentos, Stamateas. No tengo bien en claro qué es lo que yo construí y qué pertenece a mi familia. En esta última situación, los límites se han desdibujado.

La realidad es que soy una síntesis de ambos mundos. No necesito copiar a nadie ni oponerme totalmente a lo que he recibido de mis familiares. Puedo tomar lo que me sirve de esa herencia y agregarle mi impronta personal, aquello que yo elijo sin imposiciones externas, para construir algo único: mi "yo".

He escuchado a muchas personas declarar: "Yo soy así y no puedo cambiar". Lo cierto es que todos somos una mezcla de lo heredado y de lo aprendido. Por ejemplo, no podemos cambiar nuestro aspecto físico, al menos los rasgos principales, pero sí somos capaces de modificar y mejorar nuestra conducta cuando somos conscientes de ésta. Podemos mejorarnos cada día para superarnos a nosotros mismos.

Todo el mundo, independientemente de su lugar de origen, tiene estilos diferentes de funcionar. Hay personas hiperactivas que hacen muchas cosas en el día, y otras que se dedican a unas pocas actividades cotidianas. Lo importante no es que hagas 100 o cinco cosas, sino que aquello que hagas sea con excelencia. La famosa navaja de nacionalidad suiza incluye varias herramientas (tijera, cuchillo, abrelatas, destornillador...). Todas están incluidas en el mismo instrumento pero cada una posee una función distinta y conforma la navaja.

Muchos viven comparándose con los demás pero uno es bueno por definición. La comparación solamente sirve si es útil para crecer y mejorar. 
Copiar lo bueno del otro es una señal de madurez, lo cual no significa imitarlo.

La imitación es un rasgo común entre los adolescentes porque ellos están construyendo su identidad y en esa etapa de sus vidas no saben bien quiénes son. Pero esa conducta debería desaparecer en la adultez, una vez que la persona ha desarrollado su autonomía y fortalecido su autoestima. Algo que no siempre ocurre.

Aquel que compite con los demás va en busca de aprobación, la que no recibió de niño; aquel que compite consigo mismo sabe quién es y persigue la grandeza.
No procuremos ser mejores que otros, sino superarnos a nosotros mismos, lo cual consiste en extraer de nuestro interior todo el potencial que aún no ha visto la luz. 

Tomemos seriamente el deseo de mejorarnos cada día y afianzar nuestro ser.


viernes, 2 de marzo de 2018

Importancia De La Autoestima


Cada día existe una mayor concienciación sobre la importancia de la autoestima. Reconocemos que así como un ser humano no puede esperar realizarse en todo su potencial sin una sana autoestima, tampoco puede hacerlo una sociedad cuyos miembros no se valoran a sí mismos y no confían en su mente.

La autoestima es la experiencia de ser aptos para la vida y para las necesidades de la vida. Más específicamente, consiste en lo siguiente:

Confianza en nuestra capacidad de pensar y de afrontar los desafíos básicos de la vida.

Confianza en nuestro derecho a ser felices, el sentimiento de ser dignos, de merecer, de tener derecho a afirmar nuestras necesidades y a gozar de los frutos de nuestros esfuerzos.

La autoestima es una necesidad muy importante para el ser humano. Es básica y efectúa una contribución esencial al proceso de la vida; es indispensable para el desarrollo normal y sano; tiene valor de supervivencia. El no tener una autoestima positiva impide nuestro crecimiento psicológico. 

Cuando se posee actúa como el sistema inmunológico de la conciencia, dándole resistencia, fortaleza y capacidad de regeneración. Cuando es baja, disminuye nuestra resistencia frente a las adversidades de la vida. Nos derrumbamos ante vicisitudes que un sentido más positivo del uno mismo podría vencer. 

Tendemos a estar más influidos por el deseo de evitar el dolor que de experimentar la alegría. Lo negativo ejerce más poder sobre nosotros que lo positivo.

Una autoestima baja no significa que necesariamente seamos incapaces de alcanzar metas. Algunas personas tienen el talento y el impulso para lograr mucho, a pesar de poseer una autoimagen pobre: por ejemplo, el adicto al trabajo altamente productivo que se siente impulsado a probar sus méritos a alguien que predijo que no llegaría a nada. Pero sí significa que seremos menos eficaces —menos creativos— de lo que podemos llegar a ser, y que nos veremos impedidos de gozar de nuestros logros. Nada de lo que hagamos nos parecerá “suficiente”.
Si tenemos confianza objetiva en nuestra mente y valor, si nos sentimos seguros de nosotros mismos, es probable que pensemos que el mundo está abierto para nosotros y que respondamos apropiadamente a sus desafíos y oportunidades. La autoestima fortalece, da energía, motiva. Nos impulsa a alcanzar logros y nos permite complacernos y enorgullecernos de nuestros logros: experimentar satisfacción.
Según esto, podría parecer que lo único que necesitamos para asegurar la felicidad y el éxito es un sentido positivo de autovalía. El tema es más complejo. Tenemos más de una necesidad y no hay una solución única a todos los problemas de nuestra existencia. 

Un sentido bien desarrollado del uno mismo es una condición necesaria pero no suficiente para nuestro bienestar. Su presencia no garantiza satisfacción, pero su falta produce indefectiblemente algún grado de ansiedad, frustración, desesperación. La autoestima se proclama como necesidad en virtud de que su ausencia (relativa) traba nuestra capacidad para funcionar. Por eso decimos que tiene valor de supervivencia.

Dentro de una persona, habrá fluctuaciones inevitables en los niveles de autoestima, así como las hay en todos los estados psicológicos. Necesitamos pensar en términos del nivel promedio de autoestima de una persona
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¿Es posible tener demasiada autoestima? No, no lo es; no es más posible que tener demasiada salud física. A veces se confunde autoestima con vanagloria, jactancia o arrogancia; pero estos rasgos no reflejan demasiada autoestima sino demasiado poca. 

Las personas con una autoestima alta no se ven impulsadas a mostrarse superiores a los demás; no buscan probar su valor midiéndose según un estándar comparativo. Se alegran de ser como son, no de ser mejores que otra persona.


Herramientas Digitales


Estamos entrando en una nueva etapa de la historia. Hasta ahora el progreso de la humanidad ha estado limitado por un mundo físico y biológico del que no podíamos escapar. 

No podíamos pensar solos más allá de los límites de nuestro cerebro, ni podíamos pensar juntos más allá de los límites de nuestra organización. Y esos límites no quedan muy lejos ¿cuántas personas podríamos tener un debate cara a cara sin que se vuelva un caos, siendo capaces de llegar a conclusiones comunes? ¿10? ¿20? Quizás 100. Nos ha costado un trabajo titánico dar cada pequeño paso hacia adelante como sociedad.

Ahora, sin embargo, vivimos una explosión de creación de nuevas herramientas digitales en la red que nos permiten trascender esos límites. Cada nueva herramienta que se diseña nos permite pensar e interactuar juntos de maneras que antes no existían. Y por lo tanto, producir efectos esencialmente nuevos en la sociedad.

Cada herramienta es un nuevo tipo de cerebro digital, que posibilita una nueva forma de inteligencia colectiva. Cerebros funcionando gracias a la suma de inteligencias individuales de todos los usuarios y que gracias a las licencias libres pueden rediseñarse y mejorarse una y otra vez a sí mismos, en un proceso de retroalimentación imparable. 

Si la aparición de la inteligencia humana fue capaz de cambiar tan radicalmente este planeta, no podemos ni imaginar lo efectos que pueden producir estas nuevas inteligencias.



La Mente Atenta

La Mente Atenta
¿Cuánto puedes mantener la atención en algo de manera continuada? ¿Cuánto puedes recordar los nombres de las personas que te acaban de presentar? ¿Cuán capaz eres de describir con detalle lo que hiciste esta mañana al salir de casa?

La capacidad de concentrarnos y mantener nuestro foco de atención de forma estable y prolongada es sin duda un factor clave a la hora de volvernos más productivos, efectivos y resolutivos en la vida. Y estas habilidades tienen que ver mucho con nuestros resultados, nuestros logros y éxitos y, en gran medida, 
nuestro sentido de satisfacción con el aprovechamiento de nuestro tiempo y oportunidades.

La psicología moderna nos habla de la ley de impresión mental predominante. Lo que esta ley nos explica es que nuestra mente no puede realmente atender dos cosas diferentes a la vez. Es por ello que aunque muchos caigamos en la ilusión de la multi-tarea (pretender que resolvemos varias cosas a la vez), la realidad es que acabamos no haciendo bien ninguna de las cosas que hacemos en paralelo.

¿Lo has comprobado personalmente? Puedes probar este experimento: observa tu nivel de efectividad concentrando tu atención en una sola tarea en un momento dado y en contraste, observa qué resultados obtienes cuando tratas de hacer dos (o más) cosas a la vez. Por ejemplo estás con alguien al teléfono y al mismo tiempo completas un correo electrónico en el ordenador que tienes delante. 

¿Has observado que a menudo cuando vuelves a prestar atención a la persona que te habla por teléfono te das cuenta de que has perdido algún dato de lo que te estaba diciendo? Y ahora sientes cierta incomodidad al tener que preguntar por ese dato, ya que eso delata que estabas “ausente”.

Lo que sucede al tratar de hacer multitareas es que lo único que estamos haciendo es alternar la atención, con resultados en general más bien pobres, como puedes comprobar personalmente.

Así que te inspiramos a enterrar el mal hábito de la multitareas y volver a entrenar la atención. Una atención enfocada te permitirá finalizar las tareas con mayor éxito y en menor tiempo. No importa si la lista de tareas es grande, una cosa a la vez es lo único que puedes hacer, ya que así es como funciona tu mente.

Y a medida que practicas mantener el foco en aquello que estás haciendo, tu nivel de concentración va a aumentar con el consiguiente aumento de la calidad en los resultados y también el incremento de satisfacción en todo lo que emprendas.

Vale la pena. Una cosa en cada momento, atención enfocada y libre (tanto como puedas) de distracciones. Te invitamos a que practiques este sencillo principio y disfrutes de sus enormes beneficios.


Del Desasosiego A La Serenidad


No hay persona que no conozca el desasosiego y asimismo la vivencia de la angustia. El desasosiego es una sensación de agitación, incertidumbre, impaciencia, temor difuso, ansiedad o zozobra.

Toda persona experimenta desasosiego cuando algo no acontece como esperaba, cuando hay un estímulo que se interpreta como amenazante o cuando hay que atajar una situación dificil o soportar una circunstancia desfavorable; pero además el desasosiego asalta muchas veces a la persona sin causa aparente, simplemente porque se desencadena en ella de repente o incluso en los momentos o situaciones más inesperados. ¿Por qué? Puede haber en tales instantes causas químicas incluso, pero más generalmente se debe a que la persona no está totalmente armonizada y de repente surge esa sensación desagradable.

Como la fiebre es al cuerpo, la ansiedad es al alma. Una y otra son síntomas y nos avisan de que algo no opera adecuadamente, sea en el cuerpo o en la mente.

A veces las causas se pueden descubrir, pero otras se nos escapan. Pero de lo que no hay duda es que el desasosiego nace unas veces de nuestro núcleo interior de caos y confusión, y otras como una reacción asociada al temor, la inseguridad, el sentimiento de frustración o fracaso, la incertidumbre o a otros innumerables factores tanto externos como internos. 

Lo que es cierto es que el desasosiego se manifiesta más en la persona menos madura e integrada psíquicamente, más inestable y menos segura de sus propios recursos internos. A veces se presenta como ansiedad y admite muy diversos grados de intensidad, desde una leve inquietud a una incontrolada angustia.

Una sociedad como la nuestra es caldo de cultivo para el desasosiego, la incertidumbre, el miedo y la zozobra. La gran mayoría de las personas no disfruta de una verdadera y enriquecedora vivencia de serenidad y están, sin percatarse muchas veces de ello, desasosegadas, viviendo una sensación de ansiedad a la que aparentemente se habitúan, pero que interiormente las va minando o por lo menos les quita la grata vivencia de la paz interior y la inspiradora serenidad.

Otras están tan estresadas y dan tan poco tiempo a su ser interior, que están muy distantes de la verdadera tranquilidad y se hallan inmersas en un escenario continuado de inquietud, ansiedad, impaciencia, apresuramiento, autoexigencias y disipación de sus mejores energías, lo que pueda producir psicastenia, debilidad psicosomática, angustia y apatía.


Nos será de gran utilidad en este sentido practicar con alguna asiduidad la meditación y tratar de estar más atentos, sosegados y lúcidos en la vida diaria. 

Como decían los antiguos sabios de la India, nada hay que pague un instante de paz, y es en la serenidad donde se hace escuchar la voz de nuestro yo más profundo. La conquista de la serenidad debe ser una de nuestras más destacadas prioridades.

Ganamos la serenidad para nosotros y la compartimos con los demás. Si algo necesita este mundo convulso es serenidad, porque de la misma nace la lucidez y de la lucidez la compasión.

Sinceridad De Propósito


Es un valor que debemos vivir para tener amigos, para ser dignos de confianza.
¿Alguna vez has sentido la desilusión de descubrir la verdad?, ¿esa verdad que descubre un engaño o una mentira?, seguramente si; la incomodidad que provoca el sentirnos defraudados, es una experiencia que nunca deseamos volver a vivir, y a veces, nos impide volver a confiar en las personas, aún sin ser las causantes de nuestra desilusión.

Pero la Sinceridad, como los demás valores, no es algo que debemos esperar de los demás, es un valor que debemos vivir para tener amigos, para ser dignos de confianza….

La Sinceridad es un valor que caracteriza a las personas por la actitud congruente que mantienen en todo momento, basada en la veracidad de sus palabras y acciones.

Para ser sinceros debemos procurar decir siempre la verdad, esto que parece tan sencillo, a veces es lo que más cuesta trabajo. Utilizamos las “mentiras piadosas” en circunstancias que calificamos como de baja importancia, donde no pasa nada: como el decir que estamos avanzados en el trabajo, cuando aún no hemos comenzado, por la suposición de que es fácil y en cualquier momento podemos estar al corriente. Obviamente, una pequeña mentira, llevará a otra más grande y así sucesivamente… hasta que nos sorprenden.

Al inventar defectos o hacerlos más grandes en una persona, ocultamos el enojo o la envidia que tenemos. Con aires de ser “franco” o “sincero”, decimos con facilidad los errores que comenten los demás, mostrando lo ineptos o limitados que son.

No todo esta en la palabra, también se puede ver la Sinceridad en nuestras actitudes. Cuando aparentamos lo que no somos, (normalmente es según el propósito que se persiga: trabajo, amistad, negocios, círculo social…), se tiene la tendencia a mostrar una personalidad ficticia: inteligentes, simpáticos, educados, de buenas costumbres… En este momento viene a nuestra mente el viejo refrán que dice: “dime de que presumes… y te diré de que careces”; gran desilusión causa el descubrir a la persona como era en la realidad, alguna vez hemos dicho o escuchado: “no era como yo pensaba”, “creí que era diferente”, “si fuese sincero, otra cosa sería”…

Cabe enfatizar que “decir” la verdad es una parte de la Sinceridad, pero también “actuar” conforme a la verdad, es requisito indispensable.

El mostrarnos “como somos en la realidad”, nos hace congruentes entre lo que decimos, hacemos y pensamos, esto se logra con el conocimiento y la aceptación de nuestras cualidades y limitaciones.

En ocasiones faltamos a la Sinceridad por descuido, utilizando las típicas frases “creo que quiso decir esto…”, “me pareció que con su actitud lo que realmente pensaba era que…”; tal vez y con buena intención, opinamos sobre una persona o un acontecimiento sin conocer los hechos. Ser sincero, exige responsabilidad en lo que decimos, evitando dar rienda suelta a la imaginación o haciendo suposiciones.

Para ser sincero también se requiere “tacto”, esto no significa encubrir la verdad o ser vagos al decir las cosas. Cuando debemos decirle a una persona algo que particularmente puede incomodarla (pensemos en cosas como: su modo de vestir, mejorar su lenguaje, el trato con los demás o la manera de hacer y terminar mejor su trabajo), primeramente debemos ser conscientes que el propósito es “ayudar” o lo que es lo mismo, no hacerlo por disgusto, enojo o porque “nos cae mal”; enseguida encontrar el momento y lugar oportunos, esto último garantiza que la persona nos escuchará y descubrirá nuestra buena intención de ayudarle a mejorar.

En algún momento la Sinceridad requiere valor, nunca se justificará el dejar de decir las cosas para no perder una amistad o el buen concepto que se tiene de nuestra persona. Si por ejemplo, es evidente que un amigo trata mal a su esposa o a sus empleados, tenemos la obligación de decírselo, señalando las faltas en las que incurre y el daño que provoca, no solamente a las personas, sino a la buena convivencia que debe haber.

La persona sincera dice la verdad siempre, en todo momento, aunque le cueste, sin temor al qué dirán. Vernos sorprendidos en la mentira es más vergonzoso.

Al ser sinceros aseguramos la amistad, somos honestos con los demás y con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la veracidad que hay en nuestra conducta y nuestras palabras. 

A medida que pasa el tiempo, esta norma se debe convertir en una forma de vida, una manera de ser confiables en todo lugar y circunstancia.

Discernimiento



Discernimiento es el juicio por cuyo medio percibimos y declaramos la diferencia que existe entre varias cosas.

El término discernimiento se forma a través del sufijo en latín mentum que significa medio o instrumento” y discernir que también proviene del latín discernere y expresa “distinguir o separar”.

El acto de discernir es una virtud ligada a un juicio moral que permite al individuo valorizar si una acción es buena o mala.

El discernimiento como juicio moral es la habilidad o capacidad que posee una persona para certificar o negar el valor moral de una determinada situación.

La palabra discernir es sinónimo de juicio, perspicaz, distinguir, comprender, es decir, cuando una persona discierna algo debe de comprender, distinguir lo bueno y lo malo, lo correcto e incorrecto y ser prudente en su manera de actuar.

Por ejemplo, cuando a una persona le proponen un trabajo debe de discernir, es decir, debe de analizar lo bueno y lo malo de esa propuesta de trabajo para poder tomar una correcta decisión.

Otro ejemplo puede ser cuando un individuo se desenvuelve en un grupo de personas, debe observar su entorno para determinar lo bueno y lo malo, lo correcto e incorrecto de sus acciones con el fin de llevar una convivencia saludable.

Por otro lado, lo contrario de discernir es imprudencia, inocencia, insensatez, irreflexión, entre otros. Se refiere a la persona que no es capaz de hacer un juicio cabal sobre la situación y sin apreciar las consecuencias de sus actos.

Asimismo, en el ámbito jurídico se refiere a la acción que toma un juez al asignar a un sujeto un curador o tutor, a causa de su falta de discernimiento, con el fin de representarlo en ciertos actos de la vida civil.

En estos casos el tutor debe de tomar decisiones personales en nombre del pupilo y, a su vez, un curador toma las decisiones que afectan el patrimonio del sujeto bajo su responsabilidad.


Intuición E Intelecto


Hemos confiado la vida al intelecto. Sí, lo hicimos como cultura, aquí en occidente. Fíjate que en nuestro sistema educativo, las actividades intelectuales priman, mientras que el rol de la intuición se ha minimizado y descuidado por completo.

Pero los seres humanos son intuitivos por naturaleza, los niños son muy intuitivos si no se les impulsa intelectualmente. La intuición es, además, muy importante en la vida. Yo he cometido errores financieros graves y he hecho inversiones desacertadas cada vez que dejé de lado mi intuición y analicé y razoné demasiado las decisiones.

La investigación biográfica de los ricos y famosos, sean artistas, músicos, emprendedores, escritores, banqueros, o cualquier otra profesión, revela que todas estas personas dejaron de confiar en la doma intelectual a la que se sometieron en el colegio y supieron que debían confiar en su intuición más que en cualquier otra cosa. Yo soy uno de ellos. En el colegio era perezoso. Logré mi bachillerato gracias a mi intuición, tal y como lo hice más adelante en la educación superior, adivinando las preguntas que se iban a hacer en el examen, y adivinaba alrededor del 90%. La intuición siempre implica presciencia de los sucesos y esta es una de las razones por la que es tan importante.

El razonamiento, como muestra Edward de Bono en sus libros, es circular y no produce nuevas ideas. De Bono decía: «El cerebro solo puede ver lo que ya sabe». Así que su acercamiento llamado ‘Creatividad Seria’, que va más allá de la estructura repetitiva del intelecto, del pensamiento, abriendo así la puerta a ideas nuevas a través del uso inteligente de la intuición.

El rol de la voluntad
Creo que la voluntad siempre se basa en subrayar el deseo con prisa de realizarse. En mi observación de los niños, la mayoría tiene una mediocre fuerza de voluntad y solo los líderes naturales tienen una fuerza de voluntad fuerte o de hierro. También he observado que las nuevas generaciones, estas que ahora están en la escuela infantil, tienen más fuerza de voluntad que, por ejemplo, mi generación.

Esto puede tener que ver con el hecho de que se les permite tener voluntad, lo que era imposible para muchos de mi generación, con las torturas educativas que teníamos que padecer. Mi voluntad se quebró totalmente tan pronto como entré en la escuela infantil.

Ahora, ¿cómo relacionamos esto por un lado con el intelecto y por otro con la intuición? Pienso, de nuevo, que es el deseo el que desarrolla gradualmente la fuerza de voluntad y está más cerca de nuestra mente intuitiva que de la racional. En cierto sentido, podría estar saliéndome por la tangente y tú podrías haberme preguntado si hay un deseo ‘cultural’, por decirlo así, que saque ese foco obsesivo del intelecto.

En este ámbito, hubo una voluntad, una voluntad colectiva por llamarla de alguna manera, desde aproximadamente la segunda mitad del siglo XVII y el advenimiento de la ‘Revolución Industrial’. 

También hubo una voluntad de ‘conquistar el mundo’, que llevó directamente al Colonialismo y la Esclavitud.

Esta voluntad estaba directamente ligada al impulso intelectual que no tenía una relación de pertenencia con la naturaleza pero quería dominar y conquistar la naturaleza. Los resultados los podemos comprobar hoy, calentamiento global, una peligrosa reducción de las especies a nivel mundial, polución, desastres naturales y problemas sexuales de todo tipo. 

Lo que ocurre con el impulso intelectual es que el sexo es la única respuesta creativa a una vida automatizada y esto fomenta el clásico foco obsesivo con el sexo del mundo occidental. Es uno de los resultados directos de una educación que impulsa de forma temprana el intelecto.


jueves, 1 de marzo de 2018

Economía Solidaria


Economía solidaria: la definición de un futuro más justo
Los conceptos relacionados con la economía pueden ser algo complejos y difíciles de entender para las personas profanas en la materia. Pero no te preocupes por eso, ¡hoy no vamos a hablar de nada que no forme parte de nuestra realidad más cotidiana! Y como verás, además de sencillo de comprender, lo que nos propone la economía solidaria nos afecta a todos y todas por igual.

Si queremos evitar palabrejas excesivamente técnicas, podemos definir la economía como una ciencia social que se ocupa, principalmente, de estudiar los distintos modos de satisfacer las necesidades humanas teniendo en cuenta los recursos disponibles.

Es evidente que esto da lugar a distintos tipos de economías, clasificadas según el modo en que se propongan satisfacer estas necesidades.

Desde los procesos de producción y/o extracción de materias primas, de producción de bienes, de transporte e intercambio hasta los modos de consumo, todo ello determina el tipo de economía del que estemos hablando
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Habitualmente, cuando pensamos en estos procesos, en su conjunto o en cualquiera de ellos en particular, imaginamos empresas y corporaciones trabajando para abastecer a los mercados de bienes y productos distintos, con el fin de cubrir las necesidades de la gente pero, por encima de ello, procurando obtener beneficios con sus actividades.

Frente a los tipos de economía que tienen como objetivo principal la obtención y la acumulación de riqueza por encima de cubrir las necesidades reales de las personas y garantizar su máximo bienestar, la economía solidaria propone invertir estas prioridades poniendo, en primer lugar, el respeto por los derechos humanos, la protección del medio ambiente y la dignidad de las personas. 

Es un tipo de economía con carácter ético

Esto, que en principio podría parecer utópico, se concreta con acciones y hechos muy reales, con consecuencias cada día más tangibles como prueba la expansión de las redes de comercio justo, el aumento de las cooperativas de trabajo y la apuesta creciente por procesos de producción, trabajo y distribución autogestionados, emprendidos por personas y comunidades de todos los rincones del planeta.

A estas muestras de economía solidaria también le podemos sumar el consumo colaborativo o economía colaborativa, el sistema económico que está creciendo a un ritmo vertiginoso en el que se comparten y se intercambian bienes y servicios a través de plataformas digitales.

Como has podido comprobar, hablar de economía solidaria es también mencionar el significado de ser solidaria o solidario. ¿Quieres saber cómo practicar este valor?

Ser solidario o solidaria, el significado del trabajo de voluntariado

Si te molesta la realidad que te rodea o las injusticias que ves, puedes seguir viviendo en un mundo que no te gusta o actuar, y ofrecer a tus hijos e hijas un lugar mejor donde habitar.

Tu firma, sumada a la firma de muchas otras personas que como tú saben que es posible construir otro tipo de sociedad y acabar con las barreras, discriminación o desigualdades que impiden a personas y colectivos participar plenamente de su comunidad, es un arma silenciosa y poderosa para que las organizaciones sin ánimo de lucro puedan enfrentarse a los gobiernos y lograr los cambios necesarios.

La economía solidaria abre las puertas a un futuro más equilibrado y justo para todas las personas, en el que todos y todas tengamos cabida. Colaborar con ello es muy sencillo, y solo requiere un pequeño cambio de mentalidad que transforme nuestros hábitos de consumo y oriente nuestras acciones en un mismo sentido. ¡Otro mundo es posible, si lo hacemos realidad entre todos!