Hemos confiado la vida al intelecto. Sí, lo hicimos
como cultura, aquí en occidente. Fíjate que en nuestro sistema educativo, las
actividades intelectuales priman, mientras que el rol de la intuición se ha
minimizado y descuidado por completo.
Pero los seres humanos son intuitivos por naturaleza, los
niños son muy intuitivos si no se les impulsa intelectualmente. La
intuición es, además, muy importante en la vida. Yo he cometido errores
financieros graves y he hecho inversiones desacertadas cada vez que dejé de
lado mi intuición y analicé y razoné demasiado las decisiones.
La investigación biográfica de los ricos y famosos, sean
artistas, músicos, emprendedores, escritores, banqueros, o cualquier otra
profesión, revela que todas estas personas dejaron de confiar en la doma
intelectual a la que se sometieron en el colegio y supieron que debían confiar
en su intuición más que en cualquier otra cosa. Yo soy uno de ellos. En el
colegio era perezoso. Logré mi bachillerato gracias a mi intuición, tal y como
lo hice más adelante en la educación superior, adivinando las preguntas que se
iban a hacer en el examen, y adivinaba alrededor del 90%. La intuición siempre
implica presciencia de los sucesos y esta es una de las razones por la que es
tan importante.
El razonamiento, como muestra Edward de Bono en sus libros,
es circular y no produce nuevas ideas. De Bono decía: «El cerebro solo puede
ver lo que ya sabe». Así que su acercamiento llamado ‘Creatividad Seria’, que
va más allá de la estructura repetitiva del intelecto, del pensamiento,
abriendo así la puerta a ideas nuevas a través del uso inteligente de la
intuición.
El rol de la voluntad
Creo que la voluntad siempre se basa en subrayar el deseo
con prisa de realizarse. En mi observación de los niños, la mayoría tiene una
mediocre fuerza de voluntad y solo los líderes naturales tienen una fuerza de
voluntad fuerte o de hierro. También he observado que las nuevas
generaciones, estas que ahora están en la escuela infantil, tienen más fuerza
de voluntad que, por ejemplo, mi generación.
Esto puede tener que ver con el hecho de que se les
permite tener voluntad, lo que era imposible para muchos de mi generación,
con las torturas educativas que teníamos que padecer. Mi voluntad se quebró
totalmente tan pronto como entré en la escuela infantil.
Ahora, ¿cómo relacionamos esto por un lado con el intelecto
y por otro con la intuición? Pienso, de nuevo, que es el deseo el que
desarrolla gradualmente la fuerza de voluntad y está más cerca de nuestra mente
intuitiva que de la racional. En cierto sentido, podría estar saliéndome por la
tangente y tú podrías haberme preguntado si hay un deseo ‘cultural’, por
decirlo así, que saque ese foco obsesivo del intelecto.
En este ámbito, hubo una voluntad, una voluntad colectiva
por llamarla de alguna manera, desde aproximadamente la segunda mitad del siglo
XVII y el advenimiento de la ‘Revolución Industrial’.
También hubo una voluntad
de ‘conquistar el mundo’, que llevó directamente al Colonialismo y la
Esclavitud.
Esta voluntad estaba directamente ligada al impulso
intelectual que no tenía una relación de pertenencia con la naturaleza pero
quería dominar y conquistar la naturaleza. Los resultados los podemos comprobar
hoy, calentamiento global, una peligrosa reducción de las especies a nivel
mundial, polución, desastres naturales y problemas sexuales de todo tipo.
Lo
que ocurre con el impulso intelectual es que el sexo es la única respuesta
creativa a una vida automatizada y esto fomenta el clásico foco obsesivo con el
sexo del mundo occidental. Es uno de los resultados directos de una educación
que impulsa de forma temprana el intelecto.
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