Todos tenemos dos
mentes, la mente del espíritu que nos habla y nos dirige sabiamente y la mente
material o mente del cuerpo, aquella que pertenece a nuestro Ser inferior y
debido a que no puede percibir la verdad, nos perturba, infundiendo
continuamente miedo, inseguridad y preocupación. En un primer momento, en
nuestra existencia física permitimos que funcione a ciegas, dejando
principalmente al mando nuestra mente material, pero poco a poco la mente
espiritual se vuelve más y más despierta.
Cada persona avanza
a su propio paso, para algunos lo espiritual parece no haber despertado en lo
absoluto; otros han comenzado a abrir sus ojos y percibir parte de la
verdad – aunque aún hay muchos aspectos que parecen confusos- y finalmente
quienes están totalmente despiertos, ellos comprenden que en su interior existe
un inmenso Poder y que son los creadores de su propia realidad, por tanto han
aprendido a asumir la responsabilidad total por todo lo que sucede en su vida.
¿Cómo podemos
diferenciar la Mente Material de la Mente Espiritual? A continuación, veremos
siete características de cada una, que le ayudarán a diferenciarlas claramente:
La Mente
Material ve, piensa y
juzga completamente desde un punto de vista físico, cree que su cuerpo es todo
lo que es el Ser. La Mente Espiritual sabe que el cuerpo es el
instrumento que utiliza el Ser real, sabe que es mucho más que un cuerpo y que
este es sólo la parte más pequeña de lo que realmente existe.
La Mente
Material cree que para
tratar con la gente debe utilizar sus palabras o hacerlo a través de algún otro
medio como un mensaje, una carta, un email y que esta es la única forma de
lograr resultados. – La Mente Espiritual sabe que los
pensamientos que entretiene son transmitidos e influyen directamente en las
personas, estos pueden ayudarle o perjudicarle en sus asuntos.
La Mente
Material no considera
su pensamiento como un elemento real, tan real como el aire o el agua. – La
Mente Espiritual sabe que cada uno de sus miles de pensamientos
diarios son cosas reales que actúan sobre la mente de las personas a las que se
envían.
La Mente
Material cree que los
pensamientos no tienen ninguna influencia sobre el cuerpo. – La Mente Espiritual sabe
que todos los pensamientos se exteriorizarán en la materia y que por tanto al
sostener en la mente pensamientos positivos de amor, salud, paz y felicidad se
expresarán en nuestro cuerpo, llenándolo de vigor y salud. Por el contrario, si
mantenemos pensamientos de enfermedad, miedo, odio, resentimiento, se
expresarán en alguna dolencia física y enfermedad.
La Mente
Material piensa que
sus sentidos físicos de ver, oír y sentir constituyen todos los sentidos que
posee. – La Mente Espiritual sabe que posee otros sentidos en
su interior semejantes a los de la vista el tacto y el oído físico, pero de
mayor alcance.
La Mente
Material quiere seguir
en la misma rutina de vida y con las mismas ideas, le disgusta el cambio y se
apega a los viejos pensamientos sostenidos año tras año. – La Mente
Espiritual, está siempre en busca de crecimiento y acepta el cambio sin
poner ninguna resistencia, entendiendo que el nuevo pensamiento nos da nueva
vida.
La Mente
Material, después de cierta
edad, rechaza la idea de aprender nuevas cosas, cree que con los años es
difícil aprender y que su objetivo debe ser descansar la mente, se aferra a la
idea de ser “demasiado viejo para aprender.”
La Mente Espiritual sabe
que la edad no es impedimento para aprender nuevas cosas y que por el contrario
esto da más vida, disipa el cansancio, mejora la salud y aumenta el vigor de la
mente y el cuerpo. Sin importar la edad que tenga, la mente del espíritu le da
al cuerpo más habilidad y destreza en lo que desea aprender.
Para las personas
que no han despertado, su mente material no creerá en estas ideas y las
rechazará. Sin embargo, las ideas comenzarán a echar sus raíces e irán poco a
poco haciéndoles despertar.
Cuando la Mente Espiritual está completamente
despierta, toma el control y dominio total; la mente material se convierte
en el sirviente dispuesto, con gusto ayuda en todos sus deseos y sigue sus
ideas; al contrario de lo que sucede en una mente dormida, en la cual la mente
material actúa como Superior cuando es solamente la Inferior.
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