La inteligencia
emocional es un término acuñado por los psicólogos Peter Salovey y
John Mayer pertenecientes a la Universidad Yale en 1990 y difundida a
todo el mundo por el psicólogo, periodista y filósofo Daniel Goleman en 1996 a
través de su libro con el mismo nombre y en inglés “Emotional Intelligence”.
Pero, ¿qué es
realmente este tipo de inteligencia? es la capacidad del individuo para
identificar su propio estado emocional y gestionarlo de forma adecuado.
En
palabras del mismo Goleman “es una
forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y
engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia,
la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental.
Ellas configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la compasión o el
altruismo, que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación
social”.
Existen personas
que parece que tengan un don especial aunque no destaquen por su inteligencia
académica saben enfrentarse a los cambios en su vida a superar obstáculos y ver
las dificultades de la vida como un reto. Estas personas viven bien con los demás
y consigo mismas teniendo bien desarrolladas sus habilidades relacionadas con
la inteligencia emocional.
Tradicionalmente la
medición de la inteligencia y el teórico éxito futuro de las personas se ha
basado en el llamado coeficiente intelectual (IQ) que mide el raciocinio
lógico, habilidades matemáticas, especiales, la capacidad analítica, etc. Pero
desde el estudio del concepto de la inteligencia emocional (IE) el éxito se ha
demostrado que también depende en gran medida de la emocional.
Los dos tipos de
inteligencia no son opuestos si no que son complementarios. Una persona con un
alto coeficiente intelectual alto es analítica y lógica, es frío en la toma de
decisiones y utiliza más el hemisferio izquierdo. Por otro lado una persona con la inteligencia emocional alta se
relaciona con facilidad con la gente, le gustan las ideas nuevas, es rápida,
espontánea, cree en sus sensaciones, es cálida y utiliza más la parte derecha
del cerebro.
La capacidad de
cada persona para identificar y gestionar de manera adecuada su propio estado
emocional es la clave para optimizar la inteligencia emocional. El desarrollo
de esta habilidad afecta de una manera muy positiva a las personas que lo
poseen ya que controlan y entienden sus impulsos y facilitan las relaciones con
los demás.
Según el propio
autor de libro la inteligencia emocional se puede organizar en cuanto a cinco competencias o capacidades
fundamentales:
-Conocimiento de las
emociones propias: Capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento en
que aparece. El conocimiento de las emociones por parte de estar personas les
lleva a dirigir mejor sus vidas.
-Capacidad de
controlar las emociones: Habilidad para controlar nuestros sentimientos y
utilizarlos en el momento preciso. Ya que no podemos ni evitarlas ni elegirlas.
-Capacidad de
motivarse: Saber utilizar el potencial existente en una mismo para conseguir
resultados óptimo y no conformarse con la situación actual. Aumenta la
productividad y eficacia de las personas.
-Reconocimiento de
las emociones ajenas: saber ponerse en el lugar de los demás que se denomina
empatía cuya capacidad principal reside en la detección de los sentimientos y
pensamientos ajenos que no se hayan expresado verbalmente.
-Aprender a
gestionar las relaciones: tener un trato adecuado con los demás, reconocer
conflictos y saber solucionarlos.
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