La comprensión
lectora: propuestas para la atención a la diversidad en el aula: Esta obra
fruto maduro de un dilatado y minucioso trabajo de un equipo de investigación
de profesores de la Universidad de Cádiz nos ofrece una amplia serie de
principios lingüísticos, de criterios de análisis y de pautas didácticas que
fundamentan, estimulan y orientan la más compleja e inaplazable de las tareas
pedagógicas en los diversos niveles y en los diferentes ámbitos disciplinares
de la enseñanza: la de desarrollar la competencia lectora que, como es sabido,
abarca, no sólo la destreza interpretativa, sino también la pericia crítica y
la habilidad valorativa.
Para calibrar el
alcance de la aportación científica y técnica que nos proporciona este
instrumento, hemos de partir de dos supuestos que, a nuestro juicio, son
fundamentales: el primero, que aprender a leer correctamente los textos es la
senda más directa para alcanzar una visión adecuada de la vida humana, y el
segundo que enseñar a leer es una labor difícil que exige el dominio de
diversas técnicas especializadas.
La lectura es una
de las actividades intelectuales que más contribuyen a ensanchar y a
profundizar nuestra existencia: nos proporciona un conocimiento supraindividual
y nos abre unos caminos anchos, dilatados y divertidos; nos descubre unas
esperanzadoras avenidas del tiempo que cada uno ha de recorrer palmo a palmo y,
en consecuencia, nos acerca a la libertad verdadera; es un inagotable motor de
superación personal y un mecanismo impulsor de cambios saludables y de
ilusiones nutritivas; es un lazo que liga el pasado con el presente y con el
futuro e, incluso, es una práctica terapéutica que nos ayuda a reconciliarnos
con nosotros mismos y nos empuja, amigablemente, a luchar para no ser presas
prematuras de una muerte inevitable.
La lectura de estos
textos, tan adecuadamente seleccionados y tan minuciosamente preparados, puede,
efectivamente, ayudar a desentrañar sus misterios internos y, si está
correctamente dirigida, pueden estimular a los alumnos para que no se limiten
simplemente a transitar por la vida sino que se esfuercen en examinarla
detenidamente, en digerirla y en vivirla.
A algunos, incluso, les descubrirá
nuevos mundos, los relacionarán con personas insólitas con las que, unas veces,
llegarán a identificarse y con las que, otras veces por el contrario,
discreparán.
Otro de los
objetivos de este método es lograr que la lectura estimule la reflexión sobre
las diferentes maneras de ser y de actuar, sobre las distintas sendas que
conducen a la realización humana. Estoy convencido de que, en cierta medida,
este libro servirá también para educar el buen gusto y para enseñar a valorar
la belleza.
Si lo leemos de manera exigente, si lo explicamos y aplicamos de
forma adecuada, servirá también para que los alumnos, al mismo tiempo que
aprenden, disfruten. Es posible, incluso, que sirva también para que al mismo
tiempo que desarrollan la capacidad crítica y racional, tomen conciencia de su
existencia y mantengan tensa esa inquietud por el crecimiento espiritual, por
la palabra precisa, por la imagen bella y, en resumen, por la perfección
estética.
La lectura que nos
hace herederos de inmensas fortunas que superan toda nuestra limitada capacidad
de disfrute es la escuela más grata para la niñez, es el taller y el hogar más
acogedor para el adulto y es el asilo más confortable para la vejez.
Es la
flecha que dirige nuestros anhelos; es el arco que impulsa y concentra en una
armoniosa unidad las múltiples voces de los personajes. Es la voz que hace
imposible el olvido y, por lo tanto, el silencio definitivo.
La lectura agrupa
los mundos complementarios de la imaginación y de la realidad en el universo
unificador de la palabra y, cuando es atenta, proporciona una felicidad más
intensa, más honda, más completa y mejor repartida entre los hombres.
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