¿Qué hacer para trascender? ¿Qué hacer para lograr mi misión
en la vida? Nacer, crecer, multiplicarse y morir parecieran ser sólo las etapas
que los seres humanos viven como nos enseñaron en la primaria; pero no es tan
simple.
Somos seres conformados por redes de afectos, de gustos, de miedos, de
búsqueda, de encuentros y desencuentros, de amor y desamor que nos convierten
en seres complejos.
Muchas personas sentimos que llegamos a este mundo para
cumplir una misión, sin embargo, en ocasiones tardamos toda la vida en esa
búsqueda, haciéndonos preguntas: ¿para qué y por qué estoy aquí?, ¿quién soy?,
¿para qué vivir, si de todos modos sé que voy a morir? Todos alguna vez en la
vida nos hemos cuestionado sobre lo que sigue después de la muerte.
“Buher y Levinas, y muchos otros filósofos contemporáneos,
no cierran la posibilidad de una vida futura. Si Dios nos crea como personas
significa que nos quiere como personas, no nos puede tratar como cosas que se
usan y se tiran.
Si el hombre no viviera para siempre, sería como una cosa que
una vez usada, se tira”.
Entonces, en dónde reside la importancia de trascender, de
ser feliz, de vivir en búsqueda. En septiembre de 2010 asistí a una conferencia
de René Mey, hombre de paz, que trabaja “con el fin de ayudar a que el país
cumpla su misión y pueda llegar a ser un ejemplo de amor para el mundo,
ayudándonos entre nosotros para dar el primer paso hacia el despertar de “la
nueva inteligencia del corazón”.
Me impactaron sus palabras sobre cómo encontramos nuestra
misión al ir caminando por la vida; los problemas son aprendizaje que conforman
a la persona que necesitamos ser para estar listos para cumplir nuestra misión.
Escuchar para comprender mejor, nunca juzgar, ir hacia dentro para
poder evolucionar y vivir como un hombre simple son sus máximas
de vida. René es ejemplo de alguien que ha trabajado por el ser, por
trascender. Queda claro que tenemos que hacer un trabajo interior para
lograrlo, para ser felices.
Sé que lo único que Dios, Alá, Buda, Jehová o como llames al
Ser Supremo que te protege y guía, quiere que seas feliz. Puedes hacer todo lo
que quieras en la vida, menos quedarte absorto, tienes que elegir, para bien o
para mal, pero elegir, porque si no lo haces la vida decide por ti y dejas que
la corriente de la vida te lleve para donde quiera, sin poner límites. Gracias
al don del libre albedrío puedes vivir de acuerdo con tus creencias y tus
principios, desarrollar la elección por el bien común, por el tuyo y por el de
tu familia.
Cuando llegue el momento de partir, cuando se desprenda tu
cuerpo de tu alma; dejarás la parte física de ti al que muchos llorarán y
añorarán. Decir adiós a quien se va, honrarlo y despedirlo, vivir
respetuosamente el duelo es importante para los que se quedan. Tus seres
queridos estarán más tranquilos si saben que viviste plenamente, si elegiste
para tu bien, si fuiste feliz.
El dolor de tu partida desaparecerá poco a poco
ya que tú trascenderás en el tiempo y espacio. Habrás sembrado recuerdos de
vida, semillas de amor, de ejemplo, en tu estirpe, en tu gente, en tu país.
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