Los genes también tienen algo que decir en las redes
sociales digitales. Un reciente estudio ha demostrado que la capacidad para
hacer amigos es, en parte, hereditaria.
¿Usted es una persona sumamente sociable o prefiere
mantenerse al margen en su grupo de amigos? De cualquier forma, sus genes y
evolución jugarían un papel clave, informaron investigadores estadounidenses.
Aunque no resultaría sorprendente que los genes ayuden a explicar por qué
algunas personas tienen muchos y otros pocos amigos, los investigadores
señalaron que sus hallazgos van un poco más allá.
"Algunas de las cosas que descubrimos son realmente
extrañas", dijo Nicholas Christakis, de la Harvard University en
Massachusetts, quien ayudó a realizar el estudio. "Hallamos que el modo en
que alguien se conecta con sus amigos depende de sus genes", indicó.
"Algunas personas tienen cuatro amigos que se conocen
entre ellos y otras tienen cuatro amigos que no se conocen entre sí. (Por
ejemplo) Que Dick y Harry se conozcan entre ellos depende de los genes de
Tom", agregó el investigador.
Christakis y su colega James Fowler, de la University
of California en San Diego, son reconocidos por sus estudios en los que
demuestran que la obesidad, el tabaquismo y la felicidad se expanden en redes.
Para esta investigación, ambos expertos y Christopher Dawes emplearon
información nacional que comparaba a más de 1.000 mellizos y gemelos.
Debido a que los mellizos comparten el ambiente, los
estudios en los que participan son buenos para mostrar el impacto que tiene la
genética en varios temas, dado que los gemelos comparten todos sus genes,
mientras que los mellizos sólo la mitad. "Hallamos que parece ser una
tendencia genética presentar a los amigos unos con otros", dijo
Christakis.
Podría haber buenas razones evolutivas para esto. Las
personas en medio de una red social tendrían conocimiento de chismes útiles,
como la ubicación de la buena comida y las mejores opciones de inversión. Pero
también correrían el riesgo de contraer gérmenes de todos lados, y allí la
ventaja residiría en una conducta social más cautelosa, escribió el equipo en Proceedings
of the National Academy of Sciences.
"Se trataría de que la selección natural actúa no sólo
en cosas como si podemos o no resistir un resfrío común, sino además en con
quién entraremos en contacto", indicó Fowler.
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