“Donde hay soberbia, allí habrá ignorancia; mas donde hay
humildad, habrá sabiduría.”
-Salomón-
Las leyendas e historias populares dan grandes lecciones.
Contaba un fabulista famoso que había una vez una rana presumida que rechazó
con mucha soberbia a un sapo por considerarlo “poco” para ella. Contaba también
que más tarde la rana necesitó de la ayuda del sapo y que, con humildad, se vio
obligada a pedirle perdón y a asumir que ella no era más que cualquier otro
anfibio.
Lo que le ocurrió a la famosa rana de esta fábula es lo que
les ocurre a muchas personas, o lo que puede pasarnos a todos en algún momento
determinado de nuestras vidas. Además, están tan acostumbradas a que su actitud
sea consentida que no se molestan en disimularla.
Reconociendo que vivimos en una sociedad y que como tal
la integran personas de diversa formación, con mayor o menor edad, más
constantes o más inteligentes, etc. Con el respeto de unos hacia otros,
teniendo en cuenta esas particularidades se puede seguir siendo humilde.
Elogiando las
virtudes de los demás de una forma sincera: dice mucho de lo que somos el
ser capaces de reconocer las virtudes de los que nos rodean tanto
como lo hacemos con las nuestras. No es una forma hipócrita de acercarnos a
otros, sino de hacer saber que todos tenemos un valor preciado, ya sea
descubierto o por descubrir.
Teniendo en cuenta todo lo dicho, la humildad tiene
tanto valor que aquel que la consigue recordará siempre como mantenerla, porque
habrá sabido encontrar armonía y paz interior.
Además, habrá sabido alejarse de la vanidad y del apego material a las cosas.
La mariposa siempre recordará que fue gusano porque sabe que
puede caerse en algún momento del vuelo y, entonces, entenderá que no
es lo mismo ser humilde que tener una baja autoestima. La humildad
desbordada es muy bonita, siempre que sepamos cuáles son los límites a los que
hay que llegar, porque de lo contrario podemos hacernos daño.
La humildad logra que nos perfeccionemos, que sean amables y
fraternales con nosotros, que encontremos a gente auténtica que
nos quiera de verdad, que valoremos el esfuerzo por conseguir lo que nos hace
felices, que huyamos del ego…
“Un hombre debe ser lo suficientemente grande como para
admitir sus errores, lo suficientemente inteligente como para aprovecharlos y
lo suficientemente fuerte para corregirlos”.
-Khalil Gibran-
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ResponderEliminar¡LEE ESTO!
Las tres cosas que te alejan y
Las tres que te acercan a Dios
- El exceso de alcohol te aleja de Dios
- El exceso de drogas te aleja de Dios
- El exceso de sexo sin amor también te aleja de Dios
Las tres que te acercan a Dios
- Ama a tu prójimo como a tí mismo
- Aprende a perdonar y
- A ser humilde
Eternamente
Joaquín Gorreta Martínez 62 años